Las políticas de Obama (2009-2016) y el mecanismo de la “sequestration” aprobado por el Capitolio que comenzó a aplicarse en 2013 redujeron el presupuesto de defensa el 20%, debilitando seriamente la disponibilidad para el combate de las diversas armas de las Fuerzas Armadas. Rusia y China le están superando en varios campos. Con Trump está comenzando la reconstrucción del poder militar de EEUU.
El ex-Vicepresidente Dick Cheney (2001-2009), junto a su hija Liz (actual congresista), sintetizaban del siguiente modo los diversos riesgos exteriores que amenazan la seguridad nacional de su país, así como al conjunto de Occidente, en un artículo publicado el 20 de junio de este año.
“Corea del Norte está consiguiendo preocupantes progresos en sus programas de misiles balísticos y de armas nucleares. Rusia y China se encuentran desarrollando y situando en el campo de operaciones sistemas armamentísticos avanzados contra los que EE.UU. quizá no sea capaz de responder. Al Quaida está operativo en un mayor número de países que nunca antes (aunque no realice de momento atentados llamativos, cabe añadir). El llamado Estado Islámico está centrando su ofensiva en países europeos y de Oriente Medio. Irán continúa dando su apoyo a organizaciones terroristas a lo largo y ancho del mundo, modernizando sus misiles balísticos y manteniendo su objetivo de llegar a fabricar armas nucleares”.
Entre las armas y equipos chinos que se encuentran más avanzadas que las estadounidenses, cabe citar las siguientes: aeroplanos anfibios (con capacidad de vuelo de hasta doce horas, muy apropiados para las condiciones de combate en el Pacífico occidental y en el Océano Índico), aviones hipersónicos (que vuelan a más de 5 veces la velocidad del sonido), los vehículos anfibios de asalto de infantería de China son de menor tamaño pero más manejables que los de EEUU, etc. Rusia se encuentra en la delantera, respecto a Estados Unidos, entre otros en los siguientes sistemas armamentísticos: aviones de combate de 5ª generación Sukhoi T-50 y bombarderos estratégicos Tupolev Tu-160M2; una nueva generación de misiles balísticos intercontinentales (Sarmat) y misiles hipersónicos –como los antibuque Tsirkon- que volando a cerca de 9.000 km/h no podrán ser detectados por los actuales radares, no existiendo formas de defensa contra ellos.
Los Cheney destacan que a pesar de que en la actualidad no existe un enemigo equivalente a la Unión Soviética durante la primera Guerra Fría, “América hoy debe enfrentarse a un conjunto de amenazas más complejo que en cualquier momento de los últimos 75 años”, esto es, desde mediados de la Segunda Guerra Mundial (antes de la invasión aliada del norte de África en 1942).
Varios de los más altos responsables de las Fuerzas Armadas estadounidenses han ofrecido, en los pasados cuatro meses, la siguiente imagen de pérdida de la supremacía militar de su país en varios campos y de debilitamiento general en relación a sus actuales enemidos, tras los 8 años de Presidencia de Barack Obama.
— El Jefe Adjunto del Estado Mayor del Ejército de Tierra, General Daniel Allyn, ha declarado que el Ejército está “superado, desfasado y con insuficiente potencia de fuego”, estando en disponibilidad de “combatir hoy mismo” únicamente 3 de las 58 brigadas de combate”.
— El Jefe Adjunto de las Operaciones Navales, Almirante William Moran, ha afirmado que la Armada es la de menor tamaño y la menos preparada para el combate de los tiempos modernos. Menos de la mitad de su aviación está en condiciones de volar, esperando las piezas de respuesto o su mantenimiento. Los buques militares son ahora 275, pero el último Jefe de la Marina bajo Obama estimaba necesarios 450 buques.
— El Jefe Adjunto de la Fuerza Aérea, General Stephen W. Wilson, la describió como la más anticuada (27 años, de vida media de los aviones) y de menor tamaño de las pasadas décadas (5.500 aviones, frente a los 8.600 que había al hundirse la URSS en 1991). Menos de la mitad de las fuerzas están listas para el combate inmediato.
— El Comandante Adjunto de los Marines, General Glenn Walters, ha considerado que el Cuerpo de Marines está insuficientemente dotado de combatientes y que sus aviadores no entrenan el tiempo mínimo fijado para mantener una buena preparación en todo momento.
A fin de cuentas, el presupuesto de defensa de EE.UU. se ha visto reducido un 20% a la largo de la Presidencia de Obama. Dos principales razones explican esta drástica reducción presupuestaria. Las políticas del ex–Presidente Obama que, entre 2009 y 2012, recortaron expresamente el presupuesto del Pentágono para poder elevar el gasto social (sanitario y otros). En segundo lugar, un complejo mecanismo para la contención del gasto público total (conocido como “sequestration” o la Ley del Control del Presupuesto, BCA son sus siglas en inglés) aprobado en 2011, y que empezó a aplicarse al ejercicio 2013, hasta la actualidad. El poder militar de EEUU se ha resentido seriamente.
Esta ley, aprobada por el Capitolio (de mayoría republicana) a propuesta de la Casa Blanca de Obama, establecía techos de gasto para los programas no estrictamente obligatorios (discretionary spending), a lo largo de 10 años, pero el Presidente recargó el recorte en los gastos de defensa, ya que insistió en que se le hiciera soportar el 50% del recorte total de cada año aunque éstos representaban tan sólo el 16% del gasto total.
Además del fuerte tijeretazo del importe anual, al quedar muchos de los programas de desarrollo de armamento fuera del ámbito de programas plurianuales –a pesar de durar más de una década-, se vieron sometidos a una gran incertidumbre que está retrasando muchos años su realización. Esto también ha perjudicado el poder militar de EEUU.
Aquellos altos mandos de las Fuerzas Armadas y otros muchos estiman que la reconstrucción de las defensas de EE.UU. requiere un amplio esfuerzo durante un largo periodo de tiempo, que debe comenzar de inmediato con la nueva Administración.
Donald Trump asumió sin ambages este compromiso durante la campaña electoral: recuperar el poder militar de EEUU. Ahora bien, cuando el pasado mayo la Casa Blanca presentó su proyecto de presupuesto federal para el año fiscal 2018 detuvo el recorte anual que se venía produciendo, pero tan solo propuso un aumento de 3%. Sin embargo, en el largo proceso de discusión parlamentaria los senadores y congresistas republicanos están planteando aumentos entre el 12% y el 14,5%.
En cualquier caso, bajo la Administración Trump va a ponerse en marcha el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, para que Estados Unidos recupere una clara hegemonía en todos los campos de la defensa como la que existió en los años finales de la Unión Soviética, los 80s.
Deja una respuesta