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En el mes de febrero se ha creado un número especialmente elevado de empleos en EE.UU.: 313.000. Se trata de una cifra desestacionalizada (depurada de variaciones mensuales sistemáticas). Durante los 8 años del Presidente Obama, sólo en 6 meses se produjo una cifra superior a aquella. Tomando exclusivamente el periodo de expansión económica (que oficialmente comenzó en julio de 2009, tras la anterior crisis), la media de creación de empleos bajo Obama ha sido de unos 160.000 al mes (hasta fines de 2016). Durante los 14 meses del Presidente Trump (enero de 2017 a febrero de 2018) la media se ha situado en unos 195.000 nuevos empleos al mes. De momento, por tanto, el saldo de nuevos empleos de Trump está siendo más positivo que el de Obama. Y, lo que podría ser aún más importante, los datos más recientes apuntan a una mejora de la situación actual, aunque habrá que esperar a las cifras de los próximos meses para confirmarlo. Ni uno ni dos meses crean una tendencia.
A finales de diciembre de 2017 el Congreso aprobó la bajada de impuestos y la reforma fiscal del Presidente Trump, lo que parece haber sido el punto de inflexión para la mejora del empleo en EEUU.
Un segundo factor explicativo de la actual mejora del mercado laboral es la progresiva reducción de las reglamentaciones federales que se ha ido llevando a cabo desde el comienzo mismo de la nueva Administración, a principios de 2017.
La estadística laboral de febrero muestra también otro cambio de gran trascendencia. La llamada tasa de actividad, esto es el porcentaje de la población en edad laboral que está empleada o que busca activamente empleo, creció en febrero. 800.000 personas se incorporaron al mercado laboral, que es el mayor aumento mensual desde 1983.
En el terreno económico se le ha criticado a Obama que sus políticas redistributivas han tenido como consecuencia una constante contracción de la tasa de actividad, según muestran las cifras oficiales. Lo anterior reduce la oferta del factor trabajo y ralentiza el crecimiento económico de forma permanente.
En febrero de 2018 ha aumentado dicha tasa y mientras siga haciéndolo será posible intensificar el ritmo de actividad económica. Además, se retrasaría el momento en que aparezcan presiones inflacionistas en los salarios.
En febrero de este año la retribución salarial media por hora en el sector privado de la economía se incrementó un 2,6%, con respecto a febrero del año pasado. Durante la etapa de Barack Obama, los incrementos fueron muy inferiores, durante años, lo que ocasionó una gran insatisfacción entre los trabajadores.
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Se acelera en febrero la creación de empleo en EEUU
En el mes de febrero se ha creado un número especialmente elevado de empleos en EE.UU.: 313.000. Se trata de una cifra desestacionalizada (depurada de variaciones mensuales sistemáticas). Durante los 8 años del Presidente Obama, sólo en 6 meses se produjo una cifra superior a aquella.
Tomando exclusivamente el periodo de expansión económica (que oficialmente comenzó en julio de 2009, tras la anterior crisis), la media de creación de empleos bajo Obama ha sido de unos 160.000 al mes (hasta fines de 2016). Durante los 14 meses del Presidente Trump (enero de 2017 a febrero de 2018) la media se ha situado en unos 195.000 nuevos empleos al mes.
De momento, por tanto, el saldo de nuevos empleos de Trump está siendo más positivo que el de Obama. Y, lo que podría ser aún más importante, los datos más recientes apuntan a una mejora de la situación actual, aunque habrá que esperar a las cifras de los próximos meses para confirmarlo. Ni uno ni dos meses crean una tendencia.
Como aparece en el gráfico de más abajo, a lo largo de los dos últimos años de Barack Obama la creación de empleo fue descendiendo con respecto a 2014, que fue el año más positivo de su presidencia en este aspecto (250.000). En 2015 se crearon 226.000 nuevos empleos al mes, y en 2016 195.000.
En el primer año del Presidente Trump (2017) prosiguió dicha evolución descendente, ligeramente, situándose en 182.000 nuevos empleos al mes.
A finales de diciembre de 2017 el Congreso aprobó la bajada de impuestos y la reforma fiscal del Presidente Trump, lo que parece haber sido el punto de inflexión para la creación de puestos de trabajo.
La media de enero y febrero de 2018 (276.000) supone un intenso incremento respecto a los meses anteriores.
Estos datos proceden de la oficina federal de estadísticas laborales (Bureau of Labor Statistics. BLS). Como es habitual, comprende tanto empleos privados como públicos y los de todos los sectores económicos, salvo los agrarios (nonfarm payrolls).
Aunque la reforma fiscal se considera el impulso decisivo, la mayoría de los analistas valoran como un segundo factor explicativo de la actual mejora del mercado laboral es la progresiva reducción de las reglamentaciones federales que se ha ido llevando a cabo desde el comienzo mismo de la nueva Administración, a principios de 2017.
El gran aumento del mes de febrero no ha estado concentrado en algún sector, sino que ha comprendido varios de ellos, en este orden: construcción, distribución comercial, industria, administraciones locales (educación), etc. Esto refleja un amplio movimiento.
La estadística laboral de febrero muestra también otro cambio de gran trascendencia. La llamada tasa de actividad, esto es el porcentaje de la población en edad laboral que está empleada o que busca activamente empleo, creció en febrero. 800.000 personas se incorporaron al mercado laboral en febrero, que es el mayor aumento mensual desde 1983. Muchos de ellos saltaron directamente a ocupar un empleo, sin pasar por la habitual fase intermedia de varios meses de búsqueda de un puesto.
Al haberse producido simultáneamente un aumento en el número de empleados y en el de integrantes de la fuerza de trabajo, la tasa de desempleo permaneció, por quinto mes consecutivo, en un bajísimo 4,1%, que casi constituye una situación de pleno empleo.
A lo largo de los dos mandatos de Barack Obama (menos el último año), en el terreno económico se le ha criticado constantemente que sus políticas redistributivas han tenido como consecuencia una constante contracción de la tasa de actividad, lo que reduce la oferta del factor trabajo y ralentiza el crecimiento económico de forma permanente. El gráfico de abajo muestra esta evolución; el periodo de Obama va de enero de 2009 a diciembre de 2016.
Tasa de actividad
(% empleados y buscan trabajo / población 16 años y más, no militares.
Civilian noninstitutional population)
Fuente: Bureau of Labor Statistics (BLS)
De una tasa de actividad de 65,8% en enero de 2009 (al tomar posesión Obama), se llegó al 62,7% en diciembre de 2016. En febrero de 2018 se ha situado al 63%, lo que quizá signifique un cambio de tendencia.
Mientras siga aumentando esta tasa, será posible intensificar el ritmo de actividad económica. Además, se retrasaría el momento en que aparezcan presiones inflacionistas en los salarios. El banco central (la Federal Reserve) no tendrá que acelerar su anunciada política de elevación de los tipos de interés, permitiendo más margen para el crecimiento económico.
En febrero de este año la retribución salarial media por hora en el sector privado de la economía se incrementó un 2,6%, con respecto a febrero del año pasado. Como los empleadores necesitan más trabajo, se ha alargado la jornada media retribuida.
Aquel 2,6% de aumento salarial medio todavía no pone en peligro una espiral inflacionista, pero viene a ir solventando la insatisfacción que se creó durante la época Obama por el estancamiento de los salarios medios de las capas inferiores de la sociedad que, en buena medida, condujo a la elección de Donald Trump.
La evolución económica reciente también está empezando a remediar otro de los motivos de insatisfacción de bastantes trabajadores: se está acelerando la caída del número de personas que no conseguían trabajar tantas horas como querrían, a quienes se les denomina “part-time workers for economic reasons”.
Por otra parte, el anterior fenómeno también permite a los empresarios ampliar su producción durante algunos años, aprovechándose de la formación que ya han adquirido quienes están en dicha situación. Esto, por tanto, también retrasa la aparición de presiones inflacionistas en la economía. En resumen, el empleo en EEUU prosigue mejorando.
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