Amy Barrett supone un ejemplo
Como relataba en mi artículo de ayer, la juez Amy C. Barrett acaba de ser propuesta por el Presidente Trump para cubrir la plaza del Tribunal Supremo de EE.UU. que ha quedado vacante por el fallecimiento de la magistrada progresista Ruth Bader Ginsburg, de 87 años. Si triunfa su confirmación en el Senado, la actual mayoría conservadora (5 a 4) –creada bajo la presidencia de Donald Trump- quedaría sumamente reforzada (6 a 3), para un prolongado periodo de tiempo, quizá hasta cerca de mediados de este siglo.
Más allá de las cuestiones estrictamente políticas y judiciales que suscita esta cuestión -sobre las que traté en el artículo de ayer-, es de considerble interés la experiencia vital –familiar y laboral- que trae consigo esta juez.
Ayer contaba yo que Amy Barrett “Tiene 48 años de edad, está casada y tiene siete hijos, dos de los cuales son de Haití, adoptados”. Puede añadirse que su hijo menor tiene el síndrome de Down, a pesar de lo cual deseó seguir adelante con su embarazo. Como dijo el Presidente Trump, esta juez sería la primera magistrada del Supremo que se incorporaría mientras todavía tiene hijos pequeños a su cargo.
Su marido, Jesse Barrett, fue juez federal y desde hace tiempo ejerce la abogacía en un bufete privado.
Para mejor comprender las circunstancias en que se desarrolla su vida profesional desde 2017, conviene recordar que en dicho año fue nombrada por el Presidente Trump juez del Tribunal de Apelación, con sede en Chicago. Tribunal que al situarse justo debajo del Supremo acarrea una elevada carga de trabajo y responsabilidad.
Católica consecuente
También relaté que Amy Barrett “Es una católica consecuente y, por tanto, contraria al aborto”, por lo que “los necios sectarios de la sección internacional del diario español El Mundo, han cometido la sandez de calificarla de ¨ultraconservadora¨ y ¨ultracatólica¨.“
Desde luego, en el propio Estados Unidos también está arrancando una infame campaña de la izquierda para intentar el acoso y derribo de esta excelente juez conservadora.
Acosarla, ya lo están haciendo. Pero, probablemente, van a quedarse con las ganas de derribarla, porque parece resistente como una roca y cuenta con el apoyo decidido del presidente y de los senadores republicanos.
Desde comienzos de este siglo el Supremo se está orientando hacia el conservadurismo
Una serie de periodistas del Wall Street Journal han esbozado estos días los grandes ciclos de la evolución del Tribunal Supremo. Los autores son Jess Bravin, Brent Kendall y Jacob Gershman.
“La mayoría de los nuevos magistrados del Supremo desde 1969 … fueron nombrados por [presidentes] republicanos, [pero varios de estos magistrados eran en realidad centristas] … Aquellos [magistrados] conservadores apenas lograron reemplazar numerosas doctrinas legales progresistas que se fraguaron en los años 30 y que florecieron durante las décadas de 1950 y 1960, bajo la presidencia [del Supremo] de Earl Warren”. [La sentencia Roe versus Wade, sobre el aborto, de 1973, sería parte de esta adversa cosecha]
“Desde aquella era, los [magistrados] progresistas han mantenido una duradera minoría de 4 miembros, ralentizando el desplazamiento del Tribunal hacia la derecha y, eventualmente, asegurándose victorias [como la del matrimonio gay, en 2015] cuando alguno de los conservadores compartía sus planteamientos [las de los progresistas] en algún asunto”.
“La muerte de la magistrada Ruth Bader Ginsburg ha proporcionado [ahora] a los conservadores una oportunidad de afianzar su dominio [en el Supremo] … y redefinir la interpretación constitucional”.
“El Supremo ha ido adoptando una orientación conservadora, particularmente, desde que el magistrado Samuel Alito [accedió al Tribunal, en sustitución de un centrista] … en 2006”.
Los autores del artículo, concluyen lo siguiente:
“Caso de ser confirmada por el Senado, Amy C. Barrett podría culminar el prolongado proceso de búsqueda de una impronta conservadora sobre la legislación de Estados Unidos, que comprendería los siguientes asuntos: el papel del Estado [government] en la sociedad, los derechos individuales y la interpretación de conceptos constitucionales que están siendo objeto de un persistente debate tales como ¨una igual protección¨, el ¨debido procedimiento legal¨ (due process), etc.”
Artículo del WSJ sobre las condiciones de trabajo y familiares de la juez
El principal (y único) diario nacional de derecha de EE.UU., el Wall Street Journal (WSJ), acaba de publicar una interesante columna sobre esta juez titulada: “Amy Barrett supone un ejemplo para las madres que trabajan”. Pero sólo puede accederse a la integridad de su texto mediante suscripción. La autora, Kate Bachelder Odell, es una de los editorialistas del WSJ.
A continuación, reproduciré algunos de sus pasajes. Las negritas, notas explicativas entre corchetes y posibles errores de traducción, son míos.
“Lo que ella ha dicho a lo largo de los años sobre el trabajo y la familia no se ajusta [bien] a los perfiles [habituales] que aparecen en las disputas ideológicas” [que allí llaman, habitualmente, ¨guerras culturales¨, como las relativas al feminismo y al papel de la mujer en la sociedad].
“Ella [Amy Barrett] es un ejemplo andante de cómo pueden coexistir un trabajo intenso e hijos jóvenes, incluso diría que coexistir felizmente. Muchas mujeres deberían escuchar su mensaje de decoro [decency] personal e inconformismo”.
Preguntada sobre cómo logra compaginar sus obligaciones profesionales y sus siete hijos, “en 2019 … contestó que se beneficia [en el Tribunal de Apelación] de condiciones de trabajo flexibles, de un marido que colabora” y de “una ciudad de un tamaño manejable –South Bend, Indiana [de unos 100.000 habitantes]– adonde ella pasó más de una década como profesora en la Universidad Notre Dame. Solía tener en su despacho una cesta con juguetes para que sus hijos jugaran mientras ella trabajaba”.
“Desde que en 2017 fue investida juez, “Jesse [su marido] se está ocupando de más tareas [domésticas], incluido de “cocinar casi siempre” y de la mayoría de ¨las visitas a los médicos con los hijos y de otras obligaciones similares¨. ¿Suena esto a alguien que esté sometida a un patriarcado?”
Los senadores demócratas han de decidir si la atacan despiadadamente
“Los demócratas deberían pensarse bien si les resultaría beneficioso reprocharle [muchas cosas] a una madre trabajadora en televisión [en las sesiones de confirmación en el Senado que tendrán lugar próximamente]. Votantes femeninas, políticamente moderadas, podrían identificarse con una madre que ante un nuevo hijo ¨sienta gran ansiedad de si realmente está haciendo lo correcto¨ por estar [tanto tiempo] lejos de sus criaturas, en el trabajo. [Amy Barrett] ha dicho que ayuda mucho que las mujeres disfruten de más flexibilidad horaria y de mayores permisos retribuidos por maternidad …”.
“Posiblemente no todas las mujeres pueden reconocerse en alguien con un horario tan apretado, en lo personal y profesional, de quien se dice que se despierta entre las 4 y las 5 de la madrugada para hacer ejercicio. Por otro lado, es cierto que ella puede permitirse contratar ayuda doméstica …”
“Cuando sus hijos visitan su tribunal les gusta escribir procesamientos de unos contra otros … Se habla de que cuando a veces deja su trabajo va a participar en alguna actividad en los colegios de sus hijos”.
“Es digno de mencionar su mensaje a las mujeres, en el acto de 2019 en el Hillsdale College, de que son ¨realmente libres¨ para elegir su propio camino, aunque éste pueda ser ¨un poco diferente¨ [al de las demás]”.
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