De momento, la administración de la Casa Blanca gana en unidad. seriedad y gira hacia el centro. Una vez Bannon deja la CasaBlanca, desde el exterior del poder, aunque debilitado, Bannon continuará encabezando la corriente nacionalista-populista, con la que sigue simpatizando Trump. Éste ha comprendido que Bannon obstaculiza una política nacional coherente. La administración presidencial da otro paso hacia una más eficaz gobernación y la reconstitución del papel dirigente de Estados Unidos en el ámbito internacional.
Stephen Bannon, el principal representante de la corriente nacionalista y populista en la Casa Blanca de Donald Trump, dimitió el 18 de agosto de su puesto de estratega principal.
Tras una declaraciones suyas a la revista Weekly Standard, en las que criticaba con dureza algunas de las posiciones mantenidas por la Casa Blanca (referente a Corea del Norte y otros asuntos), fue llamado al orden por el nuevo Jefe del Gabinete, John Kelly, acordando su salida de la Casa Blanca.
Según él mismo ha venido diciendo a sus amigos, siempre creyó que se vería obligado a abandonar la administración presidencial mucho antes.
Bannon se incorporó al equipo de la campaña presidencial de Trump con cierto retraso, pero muchos analistas le atribuyen el éxito a su aportación, posibilitando la victoria de Donald Trump. Bannon acabó de centrar al candidato en las preocupaciones de la clase trabajadora blanca, en su preocupación por la inmigración ilegal (simbolizada por el proyecto de concluir el muro en la frontera mejicana), en su profunda inquietud hacia los efectos de la liberalización comercial internacional, etc.
El consejo editorial del principal diario de derechas, el Wall Street Journal, valora la contribución de Bannon a la campaña electoral de Trump pero advirtiendo que tras sus siete meses en la Casa Blanca, como uno de los principales elementos “disfuncionales” en el funcionamiento diario de la misma, “millones de los seguidores de Trump han observado (en la realidad) que el estilo de Bannon ha fracasado … y no es apropiado para constituir una coalición para gobernar” el país.
Bannon fue el principal redactor del discurso inaugural de Trump del 20 de enero, un discurso intensamente anti-establisment, en el que no se contemplaba ninguna posibilidad de aproximación a parte de los congresistas de la oposición, como se ha comprobado que es casi imprescindible para sacar adelante el programa legislativo del nuevo presidente.
Bannon fue el principal impulsor de la primera orden ejecutiva para el reforzamiento de los controles sobre la inmigración, que tuvo que ser sustituida por una segunda orden preparada por el departamento de seguridad interior ante los excesos y errores de la primera.
Ha sido también Bannon quien la pasada semana aconsejó reiteradamente a Trump que realizara las erróneas declaraciones sobre los enfrentamientos sobre temas raciales en Charlottesville que causaron la muerte de una mujer y numerosos heridos a manos de un supremacista blanco, que arrojó su coche contra los manifestantes de signo contrario.
En definitiva, Bannon ha sido protagonista de varios de los más sonados fracasos del Presidente Trump.
Su salida de la Casa Blanca se une a la incorporación de John Kelly a comienzos de este mes como nuevo Jefe del Gabinete, favoreciendo la reforma del modo de operar de la administración presidencial, siempre que Trump haya extraido las lecciones apropiadas. Parece que el presidente ha percibido los serios inconvenientes de una excesiva división y lucha entre corrientes en la Casa Blanca. Mientras mantenga a John Kelly como Jefe del Gabinete estará bastante asegurado aquel equilibrio interno. Trump se inclina asimismo por una mejor comunicación de las iniciativas de su gobierno. No obstante, en ambas áreas, no está claro si la interferencia del propio presidente seguirá haciendo tanto daño como hasta ahora, poniendo en peligro el éxito de su Administración.
La Administración Trump constituye la integración de tres principales corrientes: la nacionalista-populista (encabezada hasta ahora por Bannon), la del establishment republicano y la corriente central del conservadurismo (de la que destacan el Secretario de Defensa Jim Mattis, el Consejero de Seguridad Nacional McMaster, John Kelly, el Secretario de Asuntos Exteriores Rex Tillerson …) y el sector de las grandes finanzas (destacando Gary Cohn, el director del Consejo Económico Nacional y principal consejero del presidente en este campo, y Steven Mnuchin, Secretario del Tesoro).
La dimisión de Bannon debilita a la primera corriente, pero varios de sus integrantes siguen ocupando puestos de segundo nivel. Ahora será bastante menos probable que se pueda desencadenar desde la Casa Blanca una guerra comercial con otras potencias económicas o una subida populista de impuestos.
Aunque Stephen Bannon deja la CasaBlanca no ha salido del todo de la escena política nacional. De hecho, seguirá a la cabeza de aquella corriente. Inmediatamente tras su dimisión, como si se tratara de algo esperado, Bannon anunció que se reincorporaba a su anterior puesto de primer ejecutivo de la cadena digital de noticias Breitbart, de marcado carácter nacionalista y antiestablishment. Bannon no ha roto en ningún momento su relación privilegiada con el Presidente Trump. Éste, por su cuenta, seguramente continuará atendiendo de vez en cuando los consejos del dimitido, desde el exterior. Cuando la Casa Blanca tome alguna decisión de relevancia contraria a los planteamientos de Bannon, éste y su potente red digital culparán a los consejeros del presidente. Al igual que a lo largo de estos siete meses, y ahora sin las ataduras de su anterior cargo, Bannon intentará demoler a todos aquellos que traten de conservar y reforzar el papel de EE.UU. como principal potencia global, empezando por todo el equipo de seguridad nacional y relaciones exteriores, así como los respectivos jefes republicanos del Senado y de la Cámara de Representantes, como miembros destacados del establishment de la derecha.
De momento, la administración de la Casa Blanca gana en unidad. seriedad y gira hacia el centro. Bienvenido sea.
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