La Jefe de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, inició el proceso de destitución de Trump
Un procedimiento de impeachment a un presidente en EE.UU. es, ante todo, un proceso político, no judicial, que lleva a cabo el órgano de la representación ciudadana, el Congreso. Por tanto, sólo puede prosperar si se crea realmente un ambiente adverso al presidente en cuestión entre los ciudadanos, no sólo los del partido de la oposición (en este caso, los demócratas), sino entre un considerable sector de los votantes del partido del presidente, los republicanos actualmente.
En segundo lugar, a medida que aumentase la insatisfacción de los propios votantes del presidente, o que las pruebas que surgieran en su contra fueran sólidas y claras, los congresistas y senadores del partido presidencial irían apartándose del presidente y tomando posición en favor de su recusación (impeachment).
Ninguno de estos dos movimientos políticos apenas se ha producido en EE.UU. desde que la jefe demócrata de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, iniciara el impeachment contra Trump el pasado día 24 de septiembre, hace dos meses, lo que abordé en un anterior artículo.
Por este motivo, es altamente improbable que Donald Trump vaya a ser apartado del poder, antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020.
La opinión de los ciudadanos
La izquierda presenta a diario los resultados de encuetas que le son favorables. Por ejemplo, reflejando la postura mayoritaria en bastantes encuestas en favor de que se haya abierto el impeachment contra Trump. Pero ocultan que casi siempre la mayoría de los encuestados se muestran contrarios a que Trump sea apartado del poder. Esto es, desean que el Congreso investigue su actuación en Ucrania, pero nada más.
La destitución de Trump no será aprobada por el Senado
Los demócratas, que están más radicalizados que en ningún otro periodo desde hace varias décadas, con seguridad sacarán adelante la votación en favor del impeachment en la Cámara Baja, donde cuenta con mayoría.
Además, conscientes de un cierto hartazgo de una buena parte de los ciudadanos respecto a una acusación que no da más de sí, seguramente efectúen la votación antes de Navidad.
Pero, como dije en mi artículo de comienzos de octubre, “es también imprescindible el refrendo del Senado y por los dos tercios, esto es, [al menos] 67 votos de los 100 senadores”.
Como la izquierda únicamente cuenta con 47 senadores, “haría falta que, por lo menos, 20 senadores republicanos les apoyase, lo que actualmente resulta enteramente imposible”.
Eso era imposible a principios de octubre y también lo sigue siendo ahora, dos meses después del espectáculo que ha montado la izquierda.
Como veremos a continuación, el asunto por el que están intentando destituir (recusar) a Trump no ha convencido bastante a los votantes de derecha -ni a los independientes- ni, por lo tanto, a los senadores republicanos. Difícilmente más de seis senadores republicanos apoyarán el impeachment.
El proceso de destitución morirá en el Senado, y por bastante margen de votos.
Cuando esto suceda, probablemente esta nueva maniobra de la izquierda habrá incrementado las posibilidades electorales de Donald Trump en 2020. Desde luego, el (moderado) precandidato demócrata Joe Biden se habrá visto perjudicado por este intento fallido, como veremos a continuación.
Aunque aún quedan doce meses, hoy por hoy Donald Trump es quien cuenta con más posibilidades de ganar las elecciones de 2020.
La campaña mediática está fallando para la destitución de Trump
Los diarios de izquierda, como los españoles El País y El Mundo, resaltan que existe un gran interés en la sociedad estadounidense por las audiencias que -finalmente- se están realizando públicamente en la Cámara de Representantes, incluso retransmitidas en directo por TV.
Eso es inevitable, sobre todo por parte de la audiencia contraria a un presidente que esté siendo investigado. No obstante, no se aprecia la tensión colectiva, la intensidad social, que se conoció durante los procesos contra Richard Nixon y Bill Clinton.
En primer lugar, porque estándose a un año de las próximas elecciones presidenciales muchas personas opinan que lo acertado hubiera sido dejar que los votantes por sí mismos resolvieran este asunto -político- en noviembre de 2020.
Además, el comportamiento por el que se está buscando la destitución de Trump carece de la suficiente gravedad para anular el resultado de la anterior elección, apartando a quien salió elegido.
El asunto del impeachment carece de suficiente relevancia
Apartando la paja, lo sustantivo de la acusación consiste en que el Presidente Trump presionó a las autoridades de Ucrania el pasado verano para que investigaran a una gran empresa de gas natural ucraniana -Burisma- en la que fue nombrado como consejero en abril de 2014 Hunter Biden. Esta persona es hijo de quien entonces era Vicepresidente de EE.UU. -Joe Biden- y que en la actualidad es uno de los precandidatos del Partido Demócrata a las presidenciales de noviembre de 2020.
Esto es, Trump habría empleado su cargo presidencial para favorecer su relección dentro de doce meses.
Exvicepresidente Joe Biden y su hijo Hunter Biden
Por otro lado, había aspectos turbios en aquel nombramiento en la empresa del gas. El Vicepresidente Joe Biden se estaba ocupando entonces de las relaciones con Ucrania y, además, su hijo Hunter carecía de toda experiencia en el sector energético. No obstante lo cual, Hunter recibió un sueldo de 50.000 US$ mensuales.
Ante aquella actuación incorrecta de Trump, la pregunta pertinente es: ¿Qué presidente de EE.UU. no ha empleado en algún momento su cargo para beneficiar sus posibilidades de reelección?
Lo de Barack Obama fue mucho peor
Desde luego, su antecesor Barack Obama sí que lo hizo y sobre una cuestión infinitamente más delicada y grave que la de Trump en relación a Ucrania.
El modo en que Trump presionó al nuevo presidente de Ucrania, el pasado verano, fue retrasando unos pocos meses la transferencia de los fondos de ayuda militar que EE.UU. entrega cada año a Ucrania.
Lo que Barack Obama hizo -valiéndose de su cargo- fue retirar de Irak todas las tropas de EE.UU., contra la opinión unánime de sus propios responsables políticos del Pentágono. Esta retirada se produjo en octubre de 2011. Un año después, en noviembre de 2012, Obama fue reelegido presidente, que es lo que él buscaba con dicha retirada.
En relación a la ayuda militar a Ucrania, tras dos o tres meses de retraso, Ucrania recibió dichos fondos. Esto es, Trump hizo caso a las opiniones de los generales implicados. Lo que no ocurrió con Obama. La retirada total de Irak en 2011, facilitó que el estado iraquí quedara sometido a una gran influencia del régimen islamista de Irán. Lo que fue peor, la decisión de Obama -mantenida durante más de cuatro años- permitió la rápida expansión del Estado Islámico (ISIS) cuando inició su ofensiva en Irak en junio de 2014.
Las declaraciones en el Capitolio sobre el impeachment, la semana pasada, de varios altos cargos del Departamento de Estado (Asuntos Exteriores) sobre el retraso en entregar la ayuda militar a Ucrania no tienen en realidad tanta importancia. La relevancia se la han intentado dar los medios de izquierda.
En definitiva, que Trump retrasara la ayuda militar a Ucrania unos meses no fue correcto, pero en modo alguno justificaría la destitución de un presidente.
… y al delator se le sigue manteniendo oculto
Tanto los congresistas del Partido Demócrata como medios de comunicación de izquierda continúan negándose a revelar la identidad del delator (whistleblower) en base al cual los congresistas de izquierda pusieron en marcha el proceso de impeachment a finales de septiembre.
Creo que hay pocos países democráticos en los que se hubiera permitido semejante tomadura de pelo.
Sólo se sabe que es un agente de la CIA, pero tu identidad es esconde bajo diez candados. No se puede conocer a qué responde su denuncia -sobre una conversión entre Trump y el presidente de Ucrania-, ni cuales sean sus motivaciones y conexiones.
Al parecer, varios medios de izquierda saben ya quien es el delator, pero quieren hacer el juego al Partido Demócrata. ¿Cuántos segundos habrían retenido dicho nombre si su publicación favoreciera al Partido Demócrata?
Finalmente, hace una semana, apareció un nombre en YouTube, pero los medios como The New York Times, el Washington Post, etc. siguen oponiéndose a su divulgación. Por cierto, los administradores de YouTube -también de izquierda- están haciendo todo lo posible por retirar ese nombre de su plataforma.
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