Tras la aprobación definitiva del fracking en el Reino Unido por el equivalente al Tribunal Supremo británico, un pozo ha empezado ya las tareas de exploración, un segundo lo hará próximamente; seguirán otros proyectos. Numerosos actores políticos, económicos y sociales están reaccionando a la nueva situación.
(En septiembre de 2019 he publicado otro artículo sobre la aprobación definitiva del gobierno británico, al primer pozo de gas natural por fracturación hidráulica, o fracking)
¡Adelante con el fracking! El fracking obtiene la luz verde
El 20 de diciembre 2016 el Alto Tribunal de Londres(equivalente a un Tribunal Supremo) autorizó definitivamente el proyecto de fracturación hidráulica (fracking) para la extracción de gas de esquisto (shale gas) del promotor Third Energy. El proyecto se ejecutará en la zona conocida como Ryedale, en el Condado (análogo a una provincia) de Yorkshire del Norte, al nordeste de Inglaterra, mirando hacia el continente.
Esta va a ser la segunda explotación comercial a llevarse a cabo en el Reino Unido desde que en 2012 se levantara una moratoria (de un año de duración) para el fracking. Antes de 2011 solo se efectuaron en el país unas pocas perforaciones de exploración preliminar del subsuelo.
El Consejo de dicho Condado había aprobado el proyecto en mayo 2016 por una votación de 7 a 4. Los ecologistas (Friends of Earth) y asociaciones locales recurrieron la decisión, llegando el caso al Alto Tribunal.
El Alto Tribunal desestimó los argumentos de los ecologistas
Este tribunal no ha estimado los argumentos de los ecologistas sobre el supuesto efecto perjudicial de esta técnica para la salud de los niños de la comarca. Cabe mencionarse sobre esto que en Estados Unidos se han perforado varias decenas de miles de pozos (rigs)de este tipo desde hace una década, y se conocen muy bien los efectos negativos que producen y los que no.
El tribunal tampoco consideró suficiente el argumento de que el fracking afectaría al cambio climático del planeta … Añadamos, por nuestra parte, que la utilización de coches particulares y camiones tiene un efecto muchísimo mayor que el que se ha medido para el fracking y, sin embargo, no se ha estimado sensato prohibir su uso … de momento.
Cuando el ecologismo radical vuelva a intentar detener otros proyectos para la fracturación hidráulica en el Reino Unido, se encontrará que la pólvora de sus cartuchos está mojada: sus argumentos ya han sido desestimados en Londres.
Por ello, puede afirmarse que a partir de esta sentencia del Alto Tribunal la técnica del fracking para la extracción de gas está abierta en todo el Reino Unido. Otra cosa sería que algún promotor incumpliese un día las numerosas normas técnicas y medioambientales establecidas y su pozo, en particular, fuese paralizado por ello.
Cinco grandes yacimientos de gas de esquisto en el Reino Unido
Los yacimientos de gas de esquisto en Yorkshire del Norte son una pequeña parte de la gran formación geológica Bowland, que se extiende entre ambas costas del norte de Inglaterra.
En Gran Bretaña hay otras cuatro grandes formaciones de esquistos explotables: dos en el sudeste de Inglaterra (Wessex y Weald), una en el sur de Escocia y otra en Gales.
En 2013 el Instituto de Estudios Geológicos británico (BGS) estimó en 1.329 tcf (trillion cubic feet) la cantidad de gas contenido en la formación Bowland, lo que equivale a 800 años del consumo anual de gas del Reino Unido (41.700 KTOE).
Debido a los escasos pozos de exploración perforados hasta el momento en la región no se conoce aún el porcentaje aproximado de gas que resultará comercialmente recuperable.
Empleando un ratio muy conservador de 5%, resultarían de todos modos 40 años del consumo total de gas del Reino Unido, referido tan sólo a la formación Bowland. Esta es la riqueza que los ecologistas se empeñan en dejar enterrado para siempre en el subsuelo.
El Reino Unido está importando el 55% del gas que necesita
Tras el progresivo vaciamiento de los yacimientos en el mar del Norte (puestos en explotación en los 60s), el Reino Unido debe importar en la actualidad el 55% del gas que consume que, en buena parte, procede de un país inseguro como proveedor: Rusia.
El importe de las importaciones británicas de gas, que se sustituirían por la producción nacional, es de unos 8.000 millones de euros al año.
Por otra parte, en una época de subvenciones sin límite y sin fin para las renovables, es digno de mención que la explotación de estos yacimientos no convencionales de gas no requiere ni un céntimo de subvención pública.
En las semanas siguientes a aquella decisión judicial, una vez despejada la incógnita de cómo se pronunciaría el Tribunal de Londres sobre el otro proyecto, la compañía británica Cuadrilla inició los trabajos para la primera perforación horizontal en Reino Unido con fines comerciales el 5 de enero 2017. Su proyecto se encuentra en la costa noroeste de Inglaterra (Lancashire), en el proyecto conocido como Preston New Road para el que había obtenido la autorización gubernativa en octubre 2016.
La extracción comercial de gas comenzará a finales de 2017, en este emplazamiento. El Gobierno nacional revocó una decisión del consejo del condado contraria a la puesta en marcha de este pozo.
La decisión parece que cogió por sorpresa a las huestes ecologistas en el lugar donde se va a taladrar el pozo. Dicho día las huestes estaban constituidas por un único joven con su bicicleta, quien no pudo mostrar una imagen impactante de revuelta multitudinaria cuando las cámaras de televisión se acercaron al lugar para informar del comienzo de los trabajos.
Un tercer proyecto podría ser aprobado
Un tercer proyecto podría ser autorizado en los próximos meses, también de la empresa Cuadrilla, denominado Roseacre Wood, en el condado de Lancashire, cerca de la ciudad de Blackpool, próximo al otro proyecto al que ya nos referimos (Preston New Road) y cuyos trabajos acaban de arrancar en enero. Para este proyecto (Roseacre Woods), se está pendiente de que la compañía ofrezca solución a los problemas de tráfico que sus camiones provocarían en las carreteras comarcales.
Áreas aptas para el fracking en el Reino Unido
Reacciones ante el arranque del fracking en el Reino Unido
La aprobación por el gobierno en octubre de 2016 del primer permiso en Reino Unido para la puesta en explotación de un pozo de gas de esquisto, concedido a la empresa Cuadrilla, ha intensificado el debate nacional y las fuerzas afectadas han acelerado su toma de posición.
Por su parte, el gobierno conservador de David Cameron ya en 2014 introdujo reformas en favor del desarrollo de la fracturación hidráulica, esto es, del fracking para la extracción de gas.
Desde el verano de 2016 el nuevo gabinete tory de Teresa May –ante la perspectiva del Brexit que se acababa de votar en referendum- ha intensificado el apoyo a este nuevo sector de los hidrocarburos.
Sin ir más lejos, en octubre ejerció la supremacía competencial que le atribuyen las nuevas leyes frente al Consejo de Lancashire, que previamente se había pronunciado en contra del proyecto. Por otro lado, se ha instado desde Londres a los condados a acelerar los plazos de estudio de las solicitudes de las compañías mineras.
En agosto de 2016, el nombrado ministro (equivalente a un Secretario de Estado en España) del cambio climático y energía, Nick Hurd, se pronunció con rotundidad en favor del fracking.
Esta técnica proporcionaría una fuente nacional, segura, de energía abundante y barata; “resultaría irresponsable” de cara las futuras generaciones” ignorar ahora sus potencialidades.
Otro alto funcionario del gobierno británico señaló la incoherencia que supone negarse a la explotación nacional de gas natural, cuando ya en septiembre llegó al Reino Unido un primer cargamento de gas natural licuado, proveniente del shale gas de EE.UU., para una refinería en Escocia.
El primer cargamento de gas de esquisto de EE.UU., arribando al R.U. en septiembre de 2016
Sindicatos a favor del fracking en el Reino Unido
A lo largo del otoño de 2016, dos de los tres principales sindicatos británicos del sector siderúrgico (Community y GMB) tomaron postura claramente en favor del desarrollo del sector del gas de esquisto, a nivel nacional.
Con los miles de pozos que necesitará el sector, la demanda de tuberías metálicas para sostener las perforaciones se incrementará en gran medida durante años.
Además, el mayor de estos sindicatos (Community) ha firmado un acuerdo con la patronal del sector de hidrocarburos para favorecer el uso de tuberías de fabricación británica. La expansión del fracking podría crear 64.000 empleos, en varios sectores, a lo largo de los próximos años.
Esta actitud le ha acarreado a aquel sindicato duras fricciones con el Partido Laborista, que reiteradamente ha anunciado que prohibirá el fracking cuando llegue al poder. Los siguientes comicios generales serán en 2019 y, para entonces, los pozos se habrán multiplicado y serían más difícil de detener.
Disparates energéticos en Europa occidental
En Europa occidental abundan los disparates energéticos, como el parón nuclear en Alemania declarado por Angela Merkel en 2011 y la concesión ininterrumpida de miles de millones de euros de subvención al año a las renovables en toda la UE desde hace casi 20 años (1999).
A un escandaloso chorreo de subvenciones públicas a lo largo de dos décadas no se le puede denominar «ayudas a una industria naciente«.
¿Y cuándo va a llegar el parto de los montes y las renovables se sostendrán por sí solas, como todas las demás actividades productivas en una economía de mercado, no de planificación estatal como propugnan los ecologistas actuales?
Los condados (provincias) recibirían muchos recursos del fracking
Las empresas que exploten el gas de esquisto no solo no requieren subvenciones públicas, sino que aportarán con sus impuestos la totalidad de un fondo nacional soberano: el Shale Wealth Fund.
El Estado británico ha diseñado este fondo para proporcionar recursos financieros adicionales a los condados en los que se lleve a cabo el fracking. Una parte de dicho fondo podría distribuirse directamente a las personas más afectadas por las perforaciones, que habiten en las proximidades de las mismas.
Como era de prever esta medida de compensación está siendo considerada detenidamente por los consejos de los condados (equivalentes a las diputaciones provinciales, pero de elección directa).
La asociación de empresas del gas de esquisto está dando a conocer entre las localidades donde se efectuarán las perforaciones que en Estados Unidos existe una amplísima experiencia de operar pozos de fracking muy cerca de zonas habitadas, cuyas lecciones se usarán en el Reino Unido para minimizar los impactos negativos.
Entre 2000 y 2013, 9,4 millones de estadounidenses vivieron a menos de una milla (1,6 km) de un pozo activo de fracking en EE.UU.
La fuente de ese dato es la más ecologista de las administraciones federales: la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), en la página ES-5 de su informe de 2015. Entre 2011 y 2014 se perforaron cada año unos 25.000 nuevos pozos, en 25 Estados, resultando un total de unos 125.000 pozos. ¿Es esto una experiencia suficiente?
La situación en Escocia
El gobierno de Escocia (en manos de los nacionalistas del SNP, el PNV local) estableció en enero de 2015 una moratoria para la fracturación hidráulica, pero ha llevado a cabo varios estudios sobre el potencial económico de la formación de esquistos que hay al sur de su región, en el área denominada el Belt.
A medida que los estudios progresaron y que las posiciones en Londres y en el Alto Tribunal británico oscilaron claramente en favor del fracking, el gobierno de Edimburgo se ha ido inclinando en favor de explotar este recurso energético. Pero, en vista de las fuerzas contrarias a ello (el Partido Laborista, los Liberales y los ecologistas) no quiere pillarse los dedos y ha anunciado una consulta pública desde finales de enero hasta mayo. En la segunda mitad de 2017 el gobierno someterá al parlamento regional una propuesta.
La Iglesia de Inglaterra acepta el fracking, aunque eso no es competencia de las organizaciones religiosas
Por otro lado, la iglesia de Inglaterra –tras años de debate interno- anunció a mediados de enero que el fracking “puede ser moralmente aceptable”, siempre que se establezca una estricta reglamentación, se analicen regularmente los impactos ambientales que tengan lugar y se compense a las personas más afectadas.
Las empresas y organizaciones partidarias de la fracturación hidráulica han acogido esta toma de postura con mucha satisfacción pero lo cierto es que se trata de algo anómalo, como mucho de lo que rodea la polémica sobre el cambio climático.
No se alcanzan a vislumbrar las vertientes teológicas ni morales de esta cuestión como para que ni la iglesia anglicana, ni la católica, ni los rabinos mayores deban pronunciarse sobre ella, ni que sus opiniones gocen de especial autoridad en esta materia.
¿Se pronunciarán también las autoridades religiosas sobre los organismos genéticamente modificados o sobre la mejor manera de combatir la malaria en el mundo en desarrollo, teniendo en cuenta que más de un millón de personas –casi todas pobres- mueran cada año por esta enfermedad?
Aunque la siguiente cita esté un poco forzada, sería no obstante aconsejable seguir aquello de “dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios”.
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