Alexandria Ocasio-Cortez (AOC). La podemita ilustrada
Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), procedente del barrio del Bronx, de Nueva York, hija de un matrimonio de Puerto Rico, de 29 años, graduada cum laude por la Universidad de Boston, ganó en noviembre de 2018 -contra todo pronóstico- el puesto de congresista federal por Nueva York. Se autodenomina socialista democrática, desea transformar EE.UU. en un país socialista, extendiendo como nunca antes el alcance del sector público a bastantes actividades económicas y sectores sociales, multiplicando varias veces el peso impositivo que soportan empresas y ciudadanos. Esta podemita ilustrada está viviendo una carrera ascendente vertiginosa dentro del muy radicalizado Partido Demócrata.
Cuanta más notoriedad siga ganando AOC en estos dos años, más posibilidades tendrá Donald Trump de derrotar en 2020 al candidato demócrata que se elija en las primarias, que en ningún caso será esta joven.
Alexandria define a su familia como de clase trabajadora, y esto es cierto. Por otro lado, su bella piel mestiza (¡o quizá prefiera definirse como negra, piel roja, oriental, esquimal …, vaya Vd. a saber!) la cualifica para el cupo de las minorías, en este Partido Demócrata obsesionado de modo enfermizo con las cuestiones de identidad.
La joven congresista ha repetido comentarios antisemitas
Si alguien piensa que se trata de una meritoria reformista, preocupada por los problemas de la gente, una idealista y demás garambainas, creo que bastará informarles sobre su identificación podemita con el dictador venezolano, Nicolás Maduro, en sus momentos más represivos y despreciables -como es actualmente-, cuando finalmente existe la posibilidad real de derrocarlo.
La receta de Alexandria Ocasio-Cortez para resolver el conflicto en Venezuela consiste en “ayudar a Uruguay, Méjico y el Vaticano para alcanzar un acuerdo negociado y levantar las sanciones [de EE.UU.] que están agravando la hiperinflación”.
Levantar las sanciones y volver a intentar un acuerdo con la dictadura comunista, auspiciado por sus aliados izquierdistas (los presidentes de Méjico -López Obrador- y Uruguay -Tabaré Vázquez-), es exactamente lo mismo que propone un tal Jose Luis Rodriguez Zapatero y que Maduro asume como política propia. O sea, seguir concediendo tiempo al régimen para que aplaste a la oposición y pueda recuperarse de su grave crisis actual.
El Papa Francisco y los tiranos de izquierda
Por cierto, desde que este Papa Francisco, argentino de izquierda de toda la vida, ocupa el sillón de San Pedro, el Vaticano suele colocarse en la lamentable posición de favorecer las dictaduras y fuerzas totalitarias de izquierda, con actitudes de apaciguamiento y sumisión. Que se lo pregunten a los valerosos obispos católicos de la República Popular de China, que han sido entregados por el Papa Francisco al régimen comunista y su “Iglesia Patriótica”, tras décadas de resistirse a hacerlo. Cuanto se echa de menos a Papas como Benedicto XVI y Juan Pablo II (quien contribuyó a derrumbar la Unión Soviética, sin que se disparara ni un tiro de pistola).
Además, este desolador Papa Francisco ha apoyado hasta el final el canallesco acuerdo de paz del expresidente de Colombia Juan Manuel Santos con la narcoguerrilla de las FARC, concluido a mediados de 2016 -que concede todo tipo de privilegios e impunidad a los asesinos-, aun después de que el pueblo colombiano lo rechazase en un referundum nacional (el 2 de octubre de 2016), que Santos ignoró, con el apoyo -entre otros- del Papa Francisco y del Gobierno de Mariano Rajoy. ¿Cuándo dejará la Santa Sede de ser arrastrada por el fango, una y otra vez?
Otras posiciones de la podemita ilustrada
La aguda analista del Wall Street Journal, Kimberley A. Strassel, describe del siguiente modo la ideología de la joven AOC. (Al WSJ digital sólo se accede mediante suscripción)
“En unos pocos meses ella [Alexandria] ha pasado de ser una desconocida empleada de un bar en Nueva York a la socialista democrática preferida de la izquierda y de los medios que les apoyan … Los republicanos no saben si aplaudir o reír. La mayoría hacen las dos cosas”.
“¿Qué es lo que no les podría gustar [de esta situación]? Ella, junto con su jefe de gabinete, Sikat Chakrabarti, ha iniciado esta semana una guerra fratricida en la izquierda arremetiendo contra los ¨conservadores radicales¨ que mantienen ¨secuestrado¨ el Partido Demócrata. Ha estrechado relaciones con el [extremista y desfasado] líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn … [Alexandria] ha calificado de ¨inmoral¨ el sistema estadounidense de creación de riqueza y cree que el Estado tiene la obligación de proporcionar ¨seguridad económica¨ [esto es, un subsidio mensual] a las personas que ¨no estén dispuestas a trabajar¨”… ¡fantástica idea!, digna de Rodríguez Zapatero.
El New Deal Verde (Green New Deal)
La Srta. Ocasio-Cortez ha presentado hace unos días un proyecto de ley en la Cámara de Representantes -que no tiene posibilidad alguna de salir adelante- para llevar a cabo en tan sólo 10 años, a todo correr, la total transformación -y ruina- de la economía. ¡Ah!, le ha buscado el bonito nombre de New Deal Verde (Green New Deal).
El propósito es desplazar completamente el uso de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón, que suponen el 81% del total) por las energías renovables, en 10 años, reduciendo casi a cero las emisiones de CO2 a la atmósfera de EE.UU., que es el segundo emisor mundial, sólo por detrás de China.
El New Deal de Franklyn D. Roosevelt
Con aquel nombre (Green New Deal), Alexandria intenta amparar su propuesta en la autoridad del Presidente Franklyn D. Roosevelt (FDR) quien, a los pocos años de desencadenarse la Gran Depresión en septiembre de 1929 -la mayor crisis económica que ha padecido EE.UU. en toda su historia- puso en marcha un programa de inversiones públicas de enormes dimensiones. FDR era un político de izquierda. A aquella política de inversiones públicas de los años 30 del pasado siglo se la denominó el New Deal, el nuevo pacto (social).
No hay que dejar pasar por alto que la intención de la joven podemita es que el nuevo plan verde, cuyas inversiones ascenderían a varias decenas de billones (españoles, de 12 ceros) de dólares por año, debería acometerse directamente por el Estado [Government].
Sigamos, nuevamente, la explicación de la Señora Kimberly Strassel, del WSJ.
“El New Deal Verde agrupa todo aquello que los estadounidenses temen del sector público [Government] …”
El plan de la joven AOC “supondría [prácticamente] la abolición de los vuelos aéreos, la prohibición de la carne roja, la obligación de todos los propietarios de viviendas de adaptarlas [a normas reforzados de aislamiento térmico], llevando al paro a todos los mineros, trabajadores de las plataformas de explotación [de hidrocarburos], ganaderos y empleados de estaciones de servicio, y gastando varios billones [continentales, con 12 ceros] [anuales] de dólares provenientes de impuestos”.
Para quien no esté al tanto de la histeria climática, les informo de que los animales vacunos emiten cantidades considerables de gas metano (un potente gas de efecto invernadero) en sus eructos y ventosidades. Lógicamente, los sabios ecologistas radicales desean conseguir la extinción de estos animales de la faz de la tierra … ¡para Salvar al Planeta!
Muchas prohibiciones e interferencias en decisiones personales
A lo anterior, hay que añadir la prohibición de que circulen automóviles y otros vehículos con motores de gasolina o gasóleo a partir de 2029 … y otro largo etcétera de disparates.
Al ecologismo extremista lo que más le coloca es directamente “prohibir” formas de vida generalizadas y “obligar” a que decenas o cientos de millones de personas adopten comportamientos que no les gustan pero que la tiranía ecologista se propone imponer.
El ecologismo radical es la nueva forma y la nueva cara de la planificación económica estatal que practicó la URSS y compañía. El control estatal de (gran parte de) los medios de producción. El socialismo real, cuyo estrepitoso fracaso ya se experimentó durante buena parte del siglo XX.
En uno de sus últimos libros, hacia 2003, Margaret Thatcher afirmó directamente que la teoría y las políticas del cambio climático suponen el mayor ataque global a la economía de mercado, desde la caída de la URSS, en 1991.
Por otro lado, si, lo han acertado. La joven Alexandria no está ni mucho menos sola en esta locura. La comparte con el presidente francés Emmanuel Macron (transición energética), con la decadente Canciller Angela Merkel (Energiewende – transición energética) y el izquierdista español Pedro Sánchez (transición ecológica): el funesto propósito de eliminar los combustibles fósiles de toda la economía.
La socilización de la economía no gusta en EE.UU.
Lo que sucede es que Estados Unidos no es Europa. Allí, esta socialización de la economía, su imprescindible multiplicación de la carga impositiva sobre toda la sociedad, etc. no es que levante ronchas en la derecha, sino también en casi todos los independientes y en bastantes de los ciudadanos de izquierda.
Las políticas propuestas por esta joven podemita ilustrada son el desarrollo al absurdo, al extremo, de lo que viene propugnando la activa ala izquierda del Partido Demócrata y, concretamente, del Senador (independiente) por Vermont Bernie Sanders, quien en 2016 fue el único oponente interno de la señora Hillary Clinton. Fue el primer político estadounidense de cierta notoriedad en autodefinirse de socialista democrático. Y, asombrosamente, muchos le están siguiendo.
De hecho, Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) trabajó intensamente en la campaña de Bernie Sanders en 2016.
Lo dicho: ¡mucha suerte Alexandría en propagar tu cruzada verde … y lo demás también!
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