Rostro tras medio-descubrir que los malos sueños son repudiados y la transición ecológica no es apoyada
A favor: 0 votos. En contra: 57 votos. Abstenciones (present): 43 votos. Este es el resultado de la votación del Senado, ayer día 26 de marzo, sobre la versión radical del plan climático extremista al que denominan el New Deal Verde (Green New Deal), que tanto ha ilusionado a la izquierda (y parte de la derecha) europea.
La autoría de semejante peligroso bodrio (que colocaría a EE.UU. en la ruina económica -la Argentina de los Kirchner- en unos pocos años) corresponde a la joven fanática, recién llegada al Capitolio en representación de Nueva York (Of course!), Alexandría Ocasio-Cortez (AOC). Esta “sangre nueva”, además, admira la Revolución Bolivariana de Venezuela. ¡Que joyita! ¿Por qué no se irá a vivir a Cuba?
No sólo ella, sino el conjunto del Partido Demócrata ha protagonizado ayer un estrepitoso ridículo. Seis de los senadores presentes, flamantes precandidatos progresistas a las presidenciales de 2020, no se han atrevido a votar en favor de la transición ecológica acelerada, aunque casi todos ellos dieron de boquilla su aprobación al plan hace unas semanas. Las palabras se las lleva el viento, pero los progresistas aún no han descubierto cómo borrar los registros de votaciones en el Capitolio.
Se trata de 4 mujeres: Elizabeth Warren (Mass.), Amy Klobuchar (Minesota), Kamala Harris (Calif.) y Kirsten Gilibrand (N.Y.), y dos hombres: Bernie Sanders (Vermont) y el sectario Cory Booker (N.J.).
Casi todos los senadores demócratas se abstuvieron
Todos los senadores de derecha (53) votaron en contra. Cuatro de los demócratas, también. El resto (43), se abstuvieron, votando simplemente present.
Es un truco muy viejo, en las democracias, adelantarse en acusar al contrincante de la falta que van a echarte en cara a corto plazo. Eso del presidente en funciones en España, Pedro Sánchez, de “quienes realmente dividen España son ….”. Eso hicieron ayer los derrotados demócratas; echar en cara a los republicanos y al eficaz jefe del Senado, Mitch McConnell, que “la votación ha sido una farsa”.
Ellos hablaron maravillas del plan de la que -hasta ayer- fue la estrella ascendente de la izquierda, AOC, pero nadie lo vota cuando tienen la oportunidad. ¿Quiénes son los farsantes?
La votación de ayer ha aclarado un poco la realidad del proceso de aparente radicalización extrema en que está sumido el Partido Demócrata, desde que Barack Obama lo empujó hacia la izquierda extrema. “Contra Trump” el proceso se ha intensificado, mediante la “Resistencia”, pero su origen es muy anterior.
Radicalización la hay, y es un peligro para el país, pero a la hora de la verdad el establishment demócrata parece seguir apartándose de las propuestas más radicales que no serían aceptadas por el sector moderado y centrista de los votantes que suele decidir las elecciones generales.
¿Cuál era el plan de transición ecológica que se votó ayer?
Repitiendo mi explicación del mes de febrero:
“El propósito es desplazar completamente el uso de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón, que suponen el 81% del total) por las energías renovables, en 10 años, reduciendo casi a cero las emisiones de CO2 a la atmósfera de EE.UU., que es el segundo emisor mundial, sólo por detrás de China”.
Salvo algún país pequeño (Noruega, Nueva Zelanda …) o Brasil, siempre por una enorme producción hidroeléctrica local (imposible de expandir más en otros países desarrollados por razones físicas, de orografía), ninguna de las grandes economías desarrolladas ha logrado alejarse de su dependencia de los combustibles fósiles: en torno al 75% u 80% de la demanda total de energía.
El organismo federal U.S. Energy Information Agency (EIA), en sus Previsiones 2019 (página 28), prevé que en 2050, los combustibles fósiles seguirán suponiendo un elevadísimo porcentaje, en torno al 78%, de la demanda primaria de energía en EE.UU.
Que el New Deal Verde se proponga reducir casi a cero aquella dependencia, en únicamente 10 años, no solo es totalmente irrealizable, sino que el intentarlo desbarataría el conjunto de la economía estadounidense.
Semejante intento provocaría una multiplicación de los precios de la energía, el hundimiento del sector del petróleo y el gas, el cierre de toda la minería del carbón, la huida de empresas industriales y el surgimiento de muchas decenas de millones de pobres energéticos, que no podrían calentar adecuadamente sus hogares, ni enfriarlos en las zonas calurosas del país.
“No hay que dejar pasar por alto que la intención de la joven podemita es que el nuevo plan verde, cuyas inversiones ascenderían a varias decenas de billones (españoles, de 12 ceros) de dólares por año [durante varias décadas], debería acometerse directamente por el Estado [Government]”, al carecer de rentabilidad privada.
Gran expansión del sector público
El sector público de la economía aumentaría enormemente, lo que emociona a los progresistas radicales (que nunca han creído en la economía de mercado), pero que es rechazado por el grueso de la sociedad de aquel país.
Allí apenas existe el estatismo que sigue predominando entre los españoles.
El plan de la joven congresista, AOC, “supondría [prácticamente] la abolición de los vuelos aéreos, la prohibición de la carne roja, la obligación de todos los propietarios de viviendas de adaptarlas [a normas reforzados de aislamiento térmico], llevando al paro a todos los mineros, trabajadores de las plataformas de explotación [de hidrocarburos], ganaderos y empleados de estaciones de servicio, y gastando varios billones [continentales, con 12 ceros] [anuales] de dólares provenientes de [nuevos] impuestos”.
También se propone sustituir los motores de gasóleo de las embarcaciones, pero como no existen alternativas “limpias”, para eliminar sus emisiones de CO2 habría que prácticamente paralizar el transporte marítimo, como el aéreo.
“A lo anterior, hay que añadir la prohibición de que circulen automóviles y otros vehículos con motores de gasolina o gasóleo a partir de 2029 … y otro largo etcétera de disparates”.
En este sector, la detención del transporte por carretera sería también la exigencia para conseguir una “economía neutra en emisiones”, ya que hasta la década de los años 2040 no es previsible que los automóviles eléctricos ofrezcan un sustituto satisfactorio de los motores de combustión interna de gasolina o gasóleo. Los camiones eléctricos, se retrasarán una o dos décadas más. Lo verán nuestros nietos.
¿Y a eso le llaman un plan “idealista”? Más bien es un programa de tintes soviéticos, lleno de prohibiciones e imposiciones a los ciudadanos y a las empresas.
Puestos a proponer sandeces
Algunos de los senadores republicanos (como Mike Lee, de Utah), consideraron ayer que no puede tomarse en serio semejante propuesta de poner patas arriba toda la economía y el país durante 10 años … y más.
Sobraban motivos para alcanzar dicha conclusión, por lo que ridiculizaron el plan con carteles como el de la foto de abajo, sobre las formas “sostenibles” de navegar sin emitir CO2 y sin perjudicar al Planeta: a lomos de esforzados caballitos de mar.
Y descubrimos que esta Señorita Alexandra carece -entre otras muchas cualidades- de sentido del humor.
¿Vieron Vds. en la foto de arriba que expresión tan hosca se le puso, por una pequeña derrota en la votación? Por el contrario, al senador Mike Lee se le ve muy relajado y confiado en su propuesta marítima, que ya estará patentando; esta gente tiene mucho sentido práctico.
Alternativa ecológica a los barcos con motor de combustibles fósiles
¿Cómo se les podría tomar en serio?
Bueno, en realidad, habría que analizar si esos animalitos marinos ventosean y -en caso positivo- si sus gases contienen metano. ¿Alguno de Vds. lo sabe?
Si lo emiten, también habría que exterminar los caballitos de mar, como las vacas y todos los demás bóvidos: bisontes, búfalos, toros, bueyes, gacelas, antílopes … todos aniquilados por orden de Greenpeace y de la muy ilustre Srta. Alexandria etc.
Cuando se proponen bobadas, uno se arriesga a que le tomen por el pito del sereno (que se decía antes en España, quizá ya no, pero creo que todo el mundo me entenderá).
Y se arriesga también a que se le quede a uno la cara ceñuda y descolocada como la de la foto de Vd., arriba del todo, congresista Ocasio. Ser mujer, de izquierda y jóvena no le da derecho a decir memeces (salvo en la barra de un bar) … ¿tampoco lo sabía Vd.?
Deja una respuesta