El Tribunal Supremo autorizó, provisionalmente, el pasado 22 de enero que la Administración Trump ponga en práctica las normas para soldados transexuales que emitió el 23 de marzo de 2018, en un memorado ejecutivo. Algunos tribunales federales inferiores habían acordado la paralización (injunction) de aquellas disposiciones; ahora podrán aplicarse hasta que los tribunales de apelación sentencien y, probablemente, el caso llegue nuevamente al Supremo.
El tema de las nuevas normas restrictivas para soldados transexuales ya se trató en un anterior artículo.
La reforma Trump restituye casi toda la situación anterior a Barack Obama
La normativa en cuestión, básicamente devuelve el asunto a la situación que había existido hasta que Barack Obama fijó unas reglas excesivamente laxas a dichas personas, el verano de 2016; normas laxas que iban en detrimento de las necesidades del servicio.
La resolución del Supremo no es, por tanto, una sentencia propiamente dicha, ya que no ha entrado en el fondo del asunto.
La votación se produjo conforme a la división ideológica de los magistrados: los 5 conservadores, frente a los 4 progresistas.
Como dice la información del Wall Street Journal, no obstante, “la decisión del Supremo sugiere que una mayoría del tribunal puede estar inclinada a mantener las restricciones [de las normas de Trump] cuando el caso regrese” a esta corte.
Los soldados transexuales no son discriminados por las normas Trump
Algunos de los jueces de los tribunales inferiores habían bloqueado la aplicación de las normas por considerar que se trataba de una “discriminación global” contra este tipo de personas, pero eso no es así.
Por un lado, las normas restrictivas de Trump permiten la permanencia en las Fuerzas Armadas de los miles de personas transexuales que habían acabado su instrucción básica, para no perder la inversión financiera efectuada en ellas.
Además, se seguirá aceptando la incorporación de nuevos soldados transexuales, bajo ciertas condiciones.
Primero, siempre que alcancen los altos estándares físicos y de rendimiento existentes -que en la práctica se relajaron en la época final de Obama-. Segundo, mientras mantengan su sexo al nacimiento, no después de las operaciones.
Cualquier soldado no apto para el combate durante 12 meses será expulsado
Respecto a la permanencia de estas personas, se les someterá a la misma exigencia que el entonces Secretario de Defensa, el general retirado Jim Mattis, estableció para todos los soldados: quien durante 12 meses o más no esté disponible para ser desplegado al campo de batalla, será expulsado de las FFAA o de la reserva.
La única excepción contemplada es la de baja por herida de combate. Tampoco sería aceptable un embarazo con complicaciones posteriores, que inhabilitara 12 o más meses a la soldado.
Las restricciones de Trump fijan que las Fuerzas Armadas dejarán de pagar las prologadas y costosas operaciones de cambio de sexo, que Obama mandó cubrir presupuestariamente. La razón es no discriminatoria, ya que todo ese proceso de cambio de sexo comporta normalmente más de 15 meses, durante los cuales esas personas sufren grandes trastornos que los inhabilitan totalmente para el combate.
Hasta ahora, si conseguían incorporarse, luego solicitaban el cambio de sexo y entre unos y otros asuntos pasaban varios años necesariamente en la retaguardia, y más bien de baja médica, a costa de los contribuyentes.
Es falso que todos son igualmente aptos para el combate
Incluso en periodos distintos a los de dichas operaciones, este tipo de personas sufren frecuentemente serios desórdenes que convertiría en un gran riesgo su despliegue al campo de batalla.
Es indudable la falsedad de la repetida cantinela del “todos somos iguales”. Si estos desórdenes se produjeran durante 12 meses, la persona en cuestión –transexual o no– sería expulsada del ejército.
Como ha dicho la portavoz del Pentágono, la teniente coronel del Aire Carla Gleason, la política actual “no es una prohibición de servicio de las personas transexuales. Resulta decisivo que el Departamento de Defensa pueda adoptar las políticas de personal que considere necesarias para asegurar que [las FFAA de EE.UU.] sigan siendo las más efectivas y letales del mundo”.
Algunos de los tribunales federales inferiores que han estudiado las normas de la actual administración las aceptaron. De hecho, el Tribunal de Apelación del Distrito de Columbia -al que se considera el segundo tribunal más importante de EE.UU., tras el Supremo- las dio por buenas en una sentencia de 2018.
Desde que la relajación reglamentaria bajo Barack Obama entró en vigor, han pasado hasta ahora 30 meses en que unas 10.000 personas transexuales se han incorporado a las fuerzas armadas. Accedieron en aquellas privilegiadas condiciones., que suponían un reclamo para obtener todo tipo de privilegios.
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