Posible asalto al Tribunal Supremo
Integrantes del Tribunal Supremo de EE.UU., desde noviembre de 2018
Desde el nombramiento del magistrado conservador Brett Kavanaugh (el último de la derecha, atrás, en la foto de arriba) en octubre de 2018 (a propuesta de Trump y tras una despiadada batalla política), el Alto Tribunal ha pasado a tener una clara mayoría de inspiración conservadora: 5 a 4. Además, la magistrada progresista Ruth Bader Ginsburg (RBG) -de 85 años- podría tener que retirarse bajo la presidencia de Donald Trump; éste, no propondría a un centrista, sino que volvería a elegir a un candidato conservador, quien reforzaría la actual mayoría para muchos años.
La izquierda estadounidense actual no soporta dicha situación, cuestionando para ello su legitimidad: ya se sabe, sólo reconocen legitimidad a las instituciones por ellos controladas.
Las fuerzas progresistas quieren ahora cambiar las normas (tras 150 años de vigencia), para hacerse otra vez con el control del Supremo, por la puerta de atrás, si las elecciones de 2020 se lo permiten.
Muy elevados personajes de la izquierda judicial (entre otros, el último Secretario de Justicia / Fiscal General bajo Barack Obama, Eric Holder) están proponiendo estas semanas que si en 2020 resulta elegido un presidente de izquierda y si obtienen las mayorías parlamentarias necesarias, se aumente el número de magistrados de los habituales 9, a 11.
Planeado pucherazo de un nuevo presidente de izquierda
El nuevo presidente demócrata podría sacar adelante el nombramiento de los 2 nuevos magistrados, tomando la izquierda el control del Alto Tribunal para un largo periodo de tiempo.
Ha sido el principal diario nacional de la derecha, el Wall Street Journal (WSJ), el que ha dado con más fuerza la voz de alarma desde su Consejo Editorial (pero sólo puede accederse mediante suscripción).
El servicio de noticias de la principal cadena de TV de derecha, FOX News, también ha recogido la propuesta de Eric Holder. Una de las principales cadenas de TV de izquierda (de las muchas existentes), CNN, lo cuenta a su manera, disimulando su trascendencia.
Es la izquierda, no Trump, quien tantea medidas de asalto al Tribunal Supremo
Semejante paso podría ser legal, pero totalmente ilegítimo, un verdadero pucherazo, y acercaría a EE.UU. a la condición de una democracia iliberal.
Constituiría una auténtica actuación populista: debilitar y desprestigiar el sistema democrático estadounidense, en nombre de la consecución de más “avances” progresistas, feministas, ecologistas, en favor de los inmigrantes ilegales …
Antes de continuar, es imprescindible resaltar que el “gran populista”, el Presidente Donald Trump, en ningún momento ha propuesto tamaña cacicada, semejante ataque a la división de poderes en EE.UU.
Ya está bien de la manipulación progresista y de la confusión de la derecha, empezando por la europea (y la española), con respecto al significado político de Donald Trump.
Todos aquellos que han tenido el atrevimiento de meter en el mismo saco a Donald Trump con Vladimir Putin, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, la francesa Marine Le Pen, el turco Recep Tayyip Erdogan, el filipino Duterte, el Movimiento 5 Estrellas (en Italia), etc. deberían ahora retractarse, pedir disculpas y empezar a señalar al actual Partido Demócrata de EE.UU. para reconocerle un puesto entre tan distinguida compañía.
Prospere o no finalmente semejante plan, su simple consideración por altos representantes de la izquierda nacional supone ya un gravísimo daño al sistema democrático de EE.UU.
Dos de los actuales precandidatos del Partido Demócrata para 2020, se han expresado estos días en favor del plan. La senadora por Nueva York Kirsten Gillibrand, y el alcalde Pete Buttigieg, de una ciudad de Indiana.
Este reciente mes de enero se ha constituido un grupo de activistas de izquierda, para promover este plan, bajo la denominación de “Atiborrar los Tribunales” (Pack the Courts), cosechando unos 500.000 $ de donativos en unas pocas semanas, para influir sobre los precandidatos.
Un paso más del proyecto populista de izquierda, del Partido Demócrata.
La excusa de la izquierda que ellos mismos habían vulnerado años antes
En marzo de 2016, ocho meses antes de las elecciones presidenciales, Barack Obama propuso al juez Merrick Garland para ocupar el puesto que había quedado vacante el mes anterior, por la inesperada muerte de uno de los magistrados (Antonin Scalia, de derecha).
El jefe del Senado, el republicano Mitch McConnell, paralizó desde el primer momento el proceso para su confirmación, indicando que fuera el presidente que saliera de los comicios de noviembre de 2016 quien hiciera la propuesta. No hay que olvidar que casi nadie creía entonces en la victoria de Donald Trump. El que eso sucediera, es otra historia.
En relación a esta actitud de la mayoría republicana en el Senado durante 2016, el antiguo Fiscal General Eric Holder ha opinado que: “dada la parcialidad, obstrucción sin precedentes y desconsideración hacia la práctica histórica por parte del [jefe republicano] Mitch McConnell y de los senadores republicanos, cuando los demócratas retomen la mayoría deberán plantearse incrementar [el número de magistrados] del Tribunal Supremo, para restaurar las anteriores normas para el nombramiento de los magistrados”.
Lo que vienen a decir, es que la derecha les “había robado” un puesto de magistrado en los últimos meses de la presidencia de Barack Obama.
Entonces, ¿cómo llama la izquierda a exactamente la misma operación que ellos habían llevado a cabo ocho años antes, durante los últimos 17 meses -no los 8 meses de Obama- del segundo mandato de George Bush hijo, entre junio de 2007 y las elecciones de noviembre de 2008?
El cinismo de la izquierda no tiene límites.
Los demócratas hicieron lo mismo en el senado en 2007
Ante la vacante de una plaza en el Supremo existente a comienzos del verano de 2007, en julio el senador demócrata Chuck Schumer, quien actualmente encabeza la bancada de la izquierda en el Senado, se expresaba del siguiente modo, 17 meses antes de las siguientes elecciones presidenciales:
“el Senado no debe confirmar ningún otro magistrado bajo el Presidente Bush, ¨excepto en circunstancias excepcionales¨”.
Antes de 2007, ni republicanos ni demócratas habían actuado de este modo.
Como en 2007 y 2008, la derecha y la izquierda ostentaban más o menos la mitad de los escaños, y se necesitaban 60 votos para confirmar a un magistrado, Bush no puso cubrir el puesto libre, pasando a Obama este nombramiento: en 2009 nombró a Sonia Sotomayor, la magistrada que actualmente mantiene planteamientos más de izquierda.
La supremacía progresista en el TS. Los magistrados centristas
La delimitación de los siguientes periodos puede estar equivocada en uno o dos años, pero los periodos como tales son claros. De todos modos, constituye una cierta simplificación, para mejor entender la evolución.
A) Hasta, aproximadamente, la mitad de la Segunda Guerra Mundial (1942) fueron los magistrados conservadores los que mantuvieron una posición mayoritaria en el Tribunal Supremo, desde más o menos el final de la Guerra de Secesión (1865). Un largo periodo, de 2/3 de siglo.
B) Pero fue a partir de la restauración de la paz mundial, en 1945, cuando empezaron a producirse profundas transformaciones de la sociedad, principalmente de carácter positivo, como el reconocimiento de los derechos civiles de los ciudadanos negros, etc. Hasta 1971 (casi 30 años) hubo un predominio de magistrados propuestos por presidentes de izquierda.
C) A partir de 1971 hasta octubre de 2018 -con la incorporación del magistrado Brett Kavanaugh, a propuesta de Trump- (unos 46 años), ha sido el periodo decisivo de la experimentación social progresista, gracias a sentencias decisivas del Tribunal Supremo: derecho al aborto, derechos de los gays y lesbianas, derechos de los transexuales, aprobación del matrimonio entre homosexuales, la discriminación positiva, la expansión de la actividad de la Administración federal, etc.
A lo largo de este decisivo casi medio siglo (1971 – 2018), se ha dado una situación engañosa. Casi siempre, la mayoría de los 9 magistrados había sido propuesta por un presidente republicano. Pero tomó más relevancia que en otros periodos la figura del magistrado centrista, que trastocó el equilibrio ideológico y doctrinal en favor de la izquierda.
Los magistrados centristas
Me refiero a la existencia en varios momentos de uno, dos y hasta tres magistrados propuestos por un presidente de derecha que, al cabo de cierto tiempo empezaron a votar predominantemente con los progresistas en varios casos relevantes.
A menudo, la principal razón de dicho tipo de propuesta fue que el correspondiente presidente del GOP carecía de la suficiente mayoría (60 votos) en el Senado, para elegir un candidato cabalmente conservador. A veces, influyó también un error de juicio del proponente.
En 1975, el Presidente Gerard Ford propuso al magistrado John Paul Stevens, quien actuó como un centrista, hasta 2010: 35 años. Gerard Ford sólo contaba con 42 votos en el Senado, pero ahora parece que se equivocó.
Ronald Regan se vio obligado a proponer a Anthony Kennedy en 1988, al disponer de sólo 46 senadores. Afortunadamente, Kennedy se ha retirado ya, en 2018, tras 30 años.
El magistrado Daniel Souter entró en el Alto Tribunal en 1990, de la mano del Presidente George Bush, padre, permaneciendo hasta 2009.
Si alguien se está preguntando si no habrá sucedido el mismo fenómeno centrista por parte de presidentes de izquierda, puede responderse que en alguna ocasión si sucedió, pero en un número mucho menor.
La razón fue, en general, que los senadores republicanos actuaron -durante décadas- con mucho menos partidismo y sectarismo que los demócratas. Muchos de ellos votaron a los magistrados propuestos por la izquierda, aunque mantuvieran posiciones muy distintas a las propias.
La derecha a menudo confirmó a magistrados progresistas
El caso más llamativo (en absoluto el único) fue el de la actual magistrada Sonia Sotomayor, propuesta por Barack Obama en 2009 (nada más llegar a la Casa Blanca), quien es de origen hispano: sus padres eran de Puerto Rico.
Su visión extremista de la ideología de género era conocida antes de la votación en el Senado para confirmarla. La siguiente asombrosa frase ya la había retratado: “Tengo la esperanza de que una sabia Latina, con la riqueza de su experiencia, alcanzará en la mayoría de los casos una conclusión mejor que un hombre blanco que desconoce una vida semejante” … hay que echarle hilo a la cometa.
A pesar de semejante dislate, y de otros, 9 senadores de derecha apoyaron el nombramiento de Sonia Sotomayor. La votación fue 68 a 31.
Tres años antes, en enero de 2006, sólo 3 senadores demócratas votaron al conservador Samuel Alito.
Por otro lado, deseo rememorar que han sido presidentes republicanos quienes propusieron para el Tribunal Supremo a la primera mujer y a la primera persona de raza negra. La Sra. Sandra Day O’Connor fue propuesta por Ronald Reagan en 1981. A Clarence Thomas le propuso George Bush padre, en 1991.
El actual es el segundo intento de pucherazo de la izquierda al sistema judicial
El Consejo Editorial del WSJ nos lo explica del siguiente modo (pero sólo puede acce derse por suscripción). “La última vez que un presidente intentó abarrotar el Tribunal fue en 1937. Irritado por las resoluciones del Alto Tribunal en contra de sus programas del New Deal [para una gran expansión del sector público de la economía, en plena Gran Depresión], Franklin Roosevelt [demócrata] propuso que se legislara para permitirle nombrar seis nuevos magistrados”, incrementando su número de los tradicionales 9, a 15, lo que le permitiría controlar el Tribunal Supremo.
Actuando a través del Congreso, dicho cambio sería legal, ya que la Constitución no fija el número de magistrados. Fue una ley de 1869, una vez casi concluida la expansión territorial del país, la que estableció el número de 9 magistrados, habiendo permanecido ininterrumpidamente hasta hoy en día: 150 años.
Afortunadamente, los miembros más moderados del establishment demócrata, principalmente de los estados del sur, hicieron fracasar aquel peligroso proyecto en 1937.
Cuestión de terminología
Hablando de jueces es pertinente recordar que, según proclamó Camilo José Cela, cuando ya presintió al final de su vida la degradación en marcha hacia un “lenguaje inclusivo”, “feminista” y otras ocurrencias análogas:
“Hablaré de juezas, cuando a las nueces se las llame nuezas”, Cela dixit.
A ver si acaban enterándose las personas de derecha -incluidos algunos amigos- que parecen tan prestos a asumir las órdenes de la izquierda. “Es sólo cuestión de terminología”, dicen despreocupadamente, como si esto careciera de importancia.
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