Los bancos pequeños se beneficiarían mucho de la reforma del sector financiero
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El pleno del Senado aprobó el 14 de marzo un proyecto de ley que aligera una serie de restricciones y obligaciones aplicables sobre varios miles de bancos medianos y pequeños, que Barack Obama introdujo en su ley Dodd-Frank en 2010, tras la crisis financiera de 2008. Este proyecto de reforma del sector financiero fue respaldado por casi todos los senadores del GOP y 16 demócratas, constituyendo la principal iniciativa legislativa aprobada de manera bipartidista en esta legislatura.
La izquierda se enzarzó en una agria disputa interna a cuenta de esta votación, por primera vez desde que Trump llegó a la presidencia. El proyecto ahora pasará a la Cámara Baja, donde –en caso de sufrir importantes cambios, más liberalizadores- tendría que regresar al Senado. La Casa Blanca aprueba el proyecto tal como está ahora. Este proyecto de ley se enmarca en la política general de la Administración Trump de descargar el peso de las múltiples regulaciones que introdujo Barack Obama en numerosos sectores económicos.
El proyecto modifica aspectos importantes de la ley Dodd-Frank, pero deja en vigor gran parte de dicha ley, que fue una de las 4 o 5 leyes estrella de la presidencia de Barack Obama.
Es preciso tener presente que en EE.UU., a diferencia de lo que sucede en casi toda Europa occidental, existen literalmente miles de bancos comerciales y las diversas autoridades financieras (federales, estatales, …) desean que persista un gran número de bancos locales y comarcales. En 2016 había 5.102 bancos. Cuanto más descentralizados se encuentren las hipotecas y otros préstamos, menor será el riesgo para el conjunto del sistema.
Principales elementos de la reforma del sector financiero
Quienes respaldaron el proyecto de ley afirman que estimulará la concesión de nuevos préstamos, acelerando el crecimiento económico nacional. También creen que las complejas reglamentaciones establecidas por la ley Dodd-Frank penalizan especialmente a los bancos pequeños y medianos, acelerando su cierre. Para ellos, la ley de Obama creó unas regulaciones excesivas e innecesarias.
Los detractores del proyecto de reforma del sector financiero sostienen que éste aumentaría los riesgos del sistema financiero y perjudicaría a los consumidores, especialmente a los de raza negra.
El principal contenido del proyecto es el siguiente:
a) Los bancos que solo concedan cada año 500 o menos hipotecas, quedarán exentos de rellenar (y remitir al regulador federal) la mayor parte de los numerosos aspectos sobre las mismas que figuran en los extensos formularios que estableció la ley Dodd-Frank.
b) Los bancos medianos y pequeños, por otra parte, serán investigados por la Reserva Federal menos frecuentemente que hasta ahora, sus requerimientos de capital serían aliviados y recibirán varias otras ventajas.
c) Existe un régimen de supervisión bancaria muy exigente, frecuente y costoso para los mayores bancos. Ahora afecta a 38 grandes bancos, que pasarían a sólo 12 con el proyecto de ley. Los 26 que saldrían de aquel régimen, funcionarían con más agilidad y eficacia, aumentando la competencia entre ellos y con los mayores.
Una de las senadoras demócratas que votó a favor del proyecto, Heidi Heitkamp, aseguró que: “Desde que entró en vigor la Dodd-Frank los grandes bancos se han hecho aún mayores, mientras que los pequeños van desapareciendo”. El actual proyecto busca, entre otros objetivos, aminorar el cierre de pequeños bancos y la expansión de la actividad de los existentes.
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El Senado aprueba un proyecto de reordenación del sector financiero y de la ley Dodd-Frank
El pleno del Senado aprobó el 14 de marzo un proyecto de ley que aligera una serie de restricciones y obligaciones aplicables sobre varios miles de bancos medianos y pequeños, que Barack Obama introdujo en su ley Dodd-Frank en 2010, tras la crisis financiera de 2008.
Este proyecto de ley se enmarca en la política general de la Administración Trump de descargar el peso de las múltiples regulaciones que Barack Obama introdujo en numerosos sectores económicos. Esta sería la principal medida de reforma financiera tomada bajo Donald Trump hasta este momento.
Este proyecto de reforma del sector financiero fue respaldado por casi todos los senadores del GOP y 16 demócratas centristas y constituiría la principal iniciativa legislativa aprobada hasta ahora de manera bipartidista en esta legislatura. La votación fue de 67 a 31.
El proyecto modifica aspectos importantes de la ley Dodd-Frank, pero deja en vigor gran parte de dicha ley, que fue una de las 4 o 5 leyes estrella de la presidencia de Barack Obama.
El diario digital privado de centro-izquierda The Hill, que se centra en las noticias sobre la vida parlamentaria del Capitolio, ha declarado que “el proyecto es el producto de años de conversaciones entre los republicanos y los demócratas moderados preocupados por el impacto de la ley (Dodd-Frank) sobre los pequeños bancos y las cooperativas de crédito (credit unions)”.
Subsisten miles de bancos medianos y pequeños
Es preciso tener presente que en EE.UU., a diferencia de lo que sucede en casi toda Europa occidental, existen literalmente miles de bancos comerciales y las diversas autoridades financieras (federales, estatales, …) desean que persista un gran número de bancos locales y comarcales. En 2016 había 5.102 bancos en el país. Entre otras razones, se alude al papel positivo que puede jugar este tipo de banca en la concesión de hipotecas y otros tipos de préstamos, por su conocimiento y cercanía a las diversas circunstancias existentes en las diferentes áreas geográficas (case-by-case local knowledge).
Quienes respaldaron el proyecto de ley afirman que estimulará la concesión de nuevos préstamos, acelerando el crecimiento económico nacional. Para ellos, la ley de Obama creó unas reglamentaciones excesivas e innecesarias.
Por otro lado, aquellos mantienen que las nuevas exigencias y complejas reglamentaciones establecidas por la ley Dodd-Frank penalizan especialmente a los bancos pequeños y medianos. La gran banca dispone de un personal numeroso y especializado, y disfruta de economías de escala a la hora de hacer frente a la muy abundante reglamentación de la ley Dodd-Frank.
Los detractores del proyecto sostienen que éste aumentará los riesgos del sistema financiero y perjudicará a los consumidores, especialmente a los de raza negra.
Descripción de las principales disposiciones de la reforma del sector financiero
El principal contenido del proyecto es el siguiente:
a) Los bancos que solo concedan cada año 500 o menos hipotecas, quedarán exentos de rellenar (y remitir al regulador federal) la mayor parte de los numerosos aspectos sobre las mismas que figuran en los extensos formularios que estableció la ley Dodd-Frank. El propósito de toda esa información es, para los demócratas, posibilitar que el regulador examine la posible discriminación contra los prestatarios de raza negra y de otras minorías.
Los bancos pequeños han tenido que ampliar su personal hasta en un 50% para cumplimentar lo exigido por la ley Dodd-Frank, forzando a muchos de ellos a dejar de operar con hipotecas.
Robert G. Wilmers, el Consejero Delegado del M&T Bank (NY), declaró que tras la aplicación de las normas de la Dodd-Frank, a los 37 empleados que tenía, tuvo que añadir 18 a tiempo completo para poder rellenar toda la información reclamada por dicha ley. El nuevo proyecto impulsará particularmente a los bancos medianos y pequeños y a las cooperativas de crédito (credit unions), recortando el número de los que desaparecen año a año.
Normas menos exigentes para los bancos medianos y pequeños
b) Los bancos medianos y pequeños (los que cuentan con menos de 10.000 M$ de activos), por otra parte, serán investigados menos frecuentemente que hasta ahora por la Reserva Federal, sus requerimientos de capital serían aliviados en tanto mantengan ratios razonables de capital-activos y se les eximiría de la llamada norma Volcker que prohíbe a los bancos comerciales tomar excesivos riesgos contra su capital; los bancos pequeños nunca lo hacen mas que cuando es preciso para proporcionar ciertos servicios a sus clientes.
Además, estos bancos quedarán exentos de las normas que la ley Dodd-Frank exige para el reaseguro de las hipotecas, siempre que las conserven en lugar de venderlas en Wall Street.
La supervisión más estricta aliviada para 26 de los grandes bancos
c) Existe un régimen de supervisión bancaria muy exigente y costoso para los mayores bancos, definidos como aquellos cuyo activo supere los 50.000 M$. Cada año dichos bancos deben pasar un stress test por parte de la Reserva Federal –para comprobar que estén en condiciones de soportar una eventual nueva crisis-; están sometidos a requisitos de capital más exigentes y, finalmente, han de someter regularmente a la Reserva Federal su llamada “declaración de últimas voluntades “ (living will), detallando el modo en que llevarían a cabo la liquidación del banco en cuestión, para evitar causar daños mayores al conjunto del sistema financiero.
El proyecto de ley del Senado elevaría el umbral del activo de los 50.000 M$ actuales a 250.000 M$, lo que dejaría a sólo 12 grandes bancos sometidos al régimen más estricto, frente a los 38 de la actualidad. Estos 26 grandes bancos recibirían un régimen intermedio, entre los mayores y el régimen general para los otros miles de bancos.
Entre estos 26 bancos figuran American Express, Fifth Third, Barclays y otros. A este tipo de grandes bancos se les denomina con frecuencia “bancos regionales”, ya que operan en grandes áreas del país pero a menudo no reciben la consideración de bancos nacionales.
De todos modos, la Reserva Federal conservará la facultad de investigar más a fondo a los bancos con activos entre los 100.000 M$ y 250.000 M$, cuando aprecie elementos de riesgo excesivos.
Los bancos regionales y comunales serían los más beneficiados
En el siguiente enlace se encuentra una enumeración más completa (del Wall Street Journal), de las principales disposiciones del proyecto de ley, pero sólo se accede mediante suscripción.
El editorialista del Wall Street Journal del 17 de marzo opinó que “los bancos regionales y los comunitarios (pequeños y medianos) que se verán más beneficiados por el proyecto (de ley) no representan un riesgo sistémico” para el sistema financiero de EE.UU.
Por otro lado, el periódico de centro-izquierda The Washington Post, se hace eco de los representantes del sector bancario, quienes han opinado que “levantar [ahora varias de] las restricciones ahorraría al sector varios miles de millones de dólares en gastos para el cumplimiento” (compliance costs) de la ley Dodd-Frank.
División de la izquierda
Durante la tramitación en el Senado de este proyecto de ley la izquierda se enzarzó en una agria disputa interna a cuenta de esta votación, lo que es la primera vez que sucede esto desde que Trump llegó a la presidencia.
Esta disputa estuvo protagonizada, sobre todo, por la senadora Elizabeth Warren, del ala más de izquierda de su partido que, por otra parte, fue la principal inspiradora de la ley Dodd-Frank. Elizabeth Warren podría presentarse a las elecciones presidenciales de 2020.
De todos modos, ambos bandos defendieron con denuedo sus posiciones. Subyacen diferencias políticas y las elecciones a mitad de mandato (mid-term) a finales de este año.
De los 16 senadores de izquierda que votaron en favor del proyecto de ley de reforma del sector financiero, que por lo general son centristas, varios de ellos deben renovar su escaño en noviembre, a menudo en estados con predominio de votantes republicanos.
Sobre los efectos que ha tenido la ley Dodd-Frank sobre el sistema financiero, la senadora demócrata Heidi Heitkamp aseguró que: “Desde que entró en vigor la Dodd-Frank los grandes bancos se han hecho aún mayores, mientras que los pequeños van desapareciendo”.
La tramitación se desplaza a la Cámara de Representantes
El proyecto de ley del Senado pasará ahora a la Cámara Baja, donde bastantes congresistas republicanos han expresado ya su decisión de incluir nuevas disposiciones liberalizadoras, desmontando más del entramado de la ley Dodd-Frank. Esto no es extraño, ya que el impulso para la reforma de dicha ley nació hace años de la Cámara Baja, en la que en 2017 se aprobó incluso un proyecto de ley propio, la Choice Act, que iba mucho más allá que la del Senado.
Ahora bien, en caso de que el proyecto del Senado no se acepte en su forma actual, el proyecto que salga de la Cámara Baja habrá de ser votado en el Senado –tras una conferencia de ambas cámaras para unificar un solo texto-, donde los senadores demócratas podrían cambiar el sentido de su voto, tanto por el excesivo desmontaje de la ley de Obama, como por el enrarecimiento que se ha producido dentro del grupo de izquierda del Senado, lo que podría dar al traste con todo este intento de reforma financiera.
Los editorialistas del Wall Street Journal, quienes están muy al tanto de las negociaciones en curso, opinan que a pesar del riesgo general existente, hay que permitir que la Cámara Baja incluya varias de sus disposiciones, aquellas que menos chirríen a la sensibilidad de los demócratas.
Ahora bien, el Wall Street Journal recuerda a los representantes del GOP que varias de sus propuestas de 2017, tras ser divididas en multitud de disposiciones separadas, se han ido colando en diversas leyes que ya están en vigor, por lo que deberían atemperar sus deseos de reforma del sector financiero.
El Presidente Trump dispuesto a firmar el proyecto de ley
Justo después de la aprobación por el Senado de su proyecto de ley la Casa Blanca anunció que el presidente está dispuesto a firmarlo, si prospera, o a considerar el que salga de la Cámara Baja. En cualquier caso, apoya los esfuerzos de los congresistas republicanos para sacar adelante un proyecto de reforma del sistema financiero.
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