El apremio con que el primer ministro de Suecia llamó a actuar al Parlamento Europeo en contra del cambio climático, apoyándose en los alarmantes efectos del deshielo de Groenlandia, no está justificado ya que sus consecuencias no se apreciarán en varios milenios.
El primer ministro sueco y el deshielo de Groenlandia
GJ 15 de diciembre 2009 Publicado en Libertad Digital – Ideas.
El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, ocupa la Presidencia del Consejo Europeo durante el actual semestre. En el Parlamento Europeo ha dado a entender que en los próximos años o décadas el nivel de los océanos podría elevarse hasta dos metros por el deshielo parcial de Groenlandia, lo que provocaría el desplazamiento de cientos de millones de personas que habitan cerca de las costas. Pero esto únicamente podría, quizás, ocurrir dentro de 5.000 años.
Ante el pleno del Parlamento Europeo, Fredrik Reinfeldt hizo las siguientes afirmaciones, el pasado 15 de julio 2009: «Nuestro mundo tiene fiebre. Y la fiebre va en aumento». «Las capas de hielo de Groenlandia se están reduciendo en más de 100 kilómetros cuadrados cada año». «Sabemos que el retroceso de la capa de hielo en Groenlandia por sí solo puede provocar una elevación del nivel de los mares de hasta dos metros». «Los efectos serán dramáticos. Incluso si la elevación del nivel de los océanos de todo el mundo fuese de un solo metro, sólo en Asia cien millones de personas se verían obligadas a abandonar [sus lugares de residencia]». Y para resaltar la prontitud con que podrían producirse estos catastróficos sucesos concluía proclamando que «queda poco tiempo», debemos actuar «ahora».
El Sr. Reinfeldt debería haberse informado de que en torno al 80% de la superficie de Groenlandia, lo que resulta ser 1,7 millones de kilómetros cuadrados, se encuentra cubierta por una muy gruesa capa de hielo. Al ritmo de reducción de la superficie helada al que él hizo referencia (100 km2 por año), el completo deshielo de Groenlandia se produciría dentro de 17.000 años.
Los activistas climáticos argumentarían que en el futuro el ritmo del deshielo podría aumentar, pero también podría disminuir. Lo que muy pocos científicos discuten hoy son dos cosas:
1) El deshielo está produciéndose exclusivamente en los bordes del enorme casquete de hielo, cerca de las costas de Groenlandia, donde el grosor es menor: de varias decenas a unos pocos cientos de metros;
2) En casi toda la zona central –que ocupa 1,1 millones de km cuadrados–, el hielo no retrocede sino que, por el contrario, su grosor está aumentando de año en año. Por otro lado, como el espesor en toda esta zona es de entre 2.000 y 3.000 metros, llevaría muchos más años su eventual deshielo en comparación con el fenómeno que está produciéndose en las áreas costeras.
En conclusión, los 17.000 años es una estimación aceptable –mil años más, mil años menos– del momento en el que podría llegar a desaparecer el casquete helado de Groenlandia, incluso si se aceleraran las actuales tendencias al deshielo en las zonas costeras.
Está calculado que el deshielo total de Groenlandia ocasionaría una elevación de los océanos de unos seis metros y medio. Por tanto, el aumento de dos metros a que ha aludido el primer ministro de Suecia requeriría la reducción del hielo existente en Groenlandia en una tercera parte, lo que traducido en tiempo equivaldría a unos 5.000 años.
¿Cómo puede el Sr. Reinfeldt proponer seriamente –sin que se le caiga la cara de vergüenza- que actuemos sin demora, “antes de que sea demasiado tarde” para evitar la inundación de las poblaciones donde viven cientos de millones de personas, lo que únicamente podría producirse dentro de 5.000 años?
Para preservar la credibilidad de su país y de la Unión Europea, que actualmente preside, el primer ministro sueco no debería rebajarse a emplear los mismos trucos de manipulación de datos que utilizan habitualmente personajes deshonestos como Al Gore. En su engañosa película Una verdad incómoda, el ex-vicepresidente de EE.UU. representaba las playas South Beach de Miami inundándose hasta cubrir seis metros sus famosos hoteles art decó, dando a entender que esto se producirá en un futuro próximo si no se adoptan sus medidas contra el cambio climático. Ni que decir tiene que su catástrofe anunciada, si es que llega a materializarse algún día, sería dentro de varios milenios; por eso Al Gore se cuida mucho en no mencionar un plazo preciso; le es suficiente con insinuar su inminencia. Los espectadores, caerán en el engaño.
Los estudios científicos sobre el ritmo de deshielo del casquete de Groenlandia confirman sistemáticamente lo reducidísimo de su actual influencia sobre el nivel de los océanos. El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático) de la ONU es el principal exponente de la teoría del cambio climático. A pesar de ello, en su Informe de 2007 (cuadro 5.3, pág. 419, del Grupo de Trabajo I, en su versión inglesa) afirma que el deshielo de este casquete está elevando el mar 0,21 milímetros al año. En otras palabras, al ritmo presente Groenlandia contribuiría a aumentar el nivel del mar en 2,1 centímetros en cien años. Nada tienen que temer los cientos de millones de asiáticos que pueblan las costas de su continente.
Un grupo de investigadores del Laboratorio de Procesos de la Hidrosfera, del Centro Goddard de la NASA, ha publicado en la revista Science (vol. 289, nº 5.478, año 2000) un estudio sobre la variación de la capa de hielo de Groenlandia basado en miles de kilómetros de vuelos con altímetros laser para medir la profundidad del casquete en dos años diferentes («Greenland Ice Sheet: High-Elevation Balance and Peripheral Thinning»). Su cálculo dio una incidencia sobre la subida del mar de 0,13 milímetros por año, o 1,3 centímetros por siglo, al ritmo actual, tomando en cuenta la totalidad del casquete de hielo de Groenlandia.
Considerando todos los factores conocidos que incidirían sobre el nivel de los océanos, además del casquete de Groenlandia, el problema podría hacerse más serio (entre 18 y 59 centímetros de elevación en 2100, si los cálculos del IPCC fuesen correctos); pero seguiría siendo un problema perfectamente manejable con la tecnología y los recursos económicos actuales. Entre 1860 y 2000 el nivel del mar subió 29 centímetros y prácticamente nadie le tuvo que prestar mayor atención. Ni siquiera se enteraron.
Se le está poniendo una nariz de Pinocho muy larga, Sr. Primer Ministro, aunque se haga Vd. el sueco.
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