En 2019 será el mayor productor de petróleo del mundo
EE.UU. es ya el principal productor de petróleo y el mayor productor de energía
Según muestra el gráfico, que procede de la EIA (Administración de Información de la Energía, de EE.UU.), tras un veloz incremento de su producción gracias al fracking, en enero de 2018 -del que todavía no está disponible la cifra- seguramente se habrá superado el anterior máximo histórico de EE.UU. de noviembre de 1970: 10,044 millones de barriles de petróleo producidos cada día.
Por otro lado, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), en enero de 2018 Estados Unidos ha debido superar la producción mensual de Arabia Saudí, colocándose como segundo productor mundial. La IEA prevé que a finales de 2018 o comienzos de 2019 EE.UU. habrá sobrepasado también a Rusia, convirtiéndose en el mayor productor de petróleo del mundo.
Desde 2009, en solo 8 años, Estados Unidos ha doblado su producción diaria de crudo, que había caído a menos de 5 millones de barriles (mb/d). En noviembre de 2017 superó los 10 millones de barriles por día (mb/d).
Prácticamente la totalidad de este incremento es debido a la extracción mediante la técnica de fracturación hidráulica, también conocida como fracking, que empezó a extenderse en ese país a partir de 2009. Hasta ese año, puede decirse que casi únicamente se empleaban los procedimientos convencionales, lográndose cada año volúmenes totales decrecientes desde hace 47 años: 1971.
(En julio de 2019 he publicado un artículo sobre la conversión de Estados Unidos en el primer productor de energía. En diciembre de 2018 publiqué un artículo sobre la resistencia del oleoducto de Alaska a un terremoto de magnitud 7,0 que se había producido)
Seguridad de suministro
Por otro lado, Estados Unidos ha ganado mucho en cuanto a la seguridad de suministro del muy abundante volumen de crudo que consume. En 2009 el petróleo extraído en EE.UU. únicamente suponía en torno al 37% de las necesidades del país, debiendo importar el resto de zonas inestables, como Oriente Medio y Venezuela. En 2017 la producción nacional aportó ya el 54% del consumo total.
Además, gracias al desarrollo del sistema de oleoductos, Canadá -que representa una gran fiabilidad mercantil y política- se ha convertido en el principal suministrador a EE.UU., desplazando parcialmente a Oriente Medio. En 2009 sólo el 21% del crudo importado era canadiense, casi duplicándose (al 41%) en 2017.
Gracias a la Administración Trump el 1 de junio de 2017 el oleoducto Dakota Access comenzó a transportar crudo de las arenas bituminosas de Canadá a refinerías en el Midwest de EE.UU. El Presidente Obama había impedido, arbitrariamente, su finalización Obama durante casi medio año. Dicho oleoducto llegará a trasladar unos 500.000 barriles por día.
En segundo lugar, el oleoducto Keystone XL, cuya construcción la Administración Obama paralizó a lo largo de sus dos mandatos (8 años), Donald Trump retiró los obstáculos federales en un par de meses de 2017. El promotor de esta infraestructura ha cerrado ya contratos de compra del crudo para 20 años y tiene programado emprender la construcción a mediados de 2019.
El crudo para el oleoducto Keystone XL procede de Alberta (Canadá) y su capacidad es también de aproximadamente de medio millón de barriles por día. El oleoducto podrá entrar en operación a finales de 2021, a menos que los ecologistas consiguiesen paralizarlo.
Finalmente, en octubre de 2017 la Administración Trump (concretamente, el Departamento de Estado) dio su aprobación a ampliar la capacidad del oleoducto Enbridge’s Line 67 (the Alberta Clipper) en unos 340.000 barriles diarios. Este conducto ya está trasladando crudo de Alberta (Canadá) a refinerías en el Midwest (Wisconsin).
Estos proyectos garantizan que en los próximos años aumentará la participación de Canadá como origen de la importación de crudo por parte de EE.UU., mejorando la seguridad de su suministro.
El fracking se expandió a pesar de Barack Obama
Como se observa en el gráfico, el gran despegue de la producción de petróleo de esquisto (extraido mediante fracking) en Estados Unidos ha tenido lugar al tiempo de los mandatos presidenciales de Barack Obama: de 2009 a 2016. No obstante, como se ha explicado en anteriores artículos, la explosión del fracking tuvo lugar a pesar de la Presidencia de Obama, no gracias a ella.
La política oficial y declarada de Obama fue encarecer y dificultar con excusas medioambientales la extracción de petróleo y de gas. Su propósito era que dichos hidrocarburos permanecieran bajo tierra, sin ser explotados. Donald Trump, por el contrario, ha hecho de la expansión del sector de hidrocarburos una de sus prioridades y ya empiezan a sentirse los resultados positivos de esta política. Ahora, tanto el sector privado como la Administración federal reman en la misma dirección.
Mayor productor de petróleo del mundo en 2019
Conforme a la Agencia Internacional de la Energía (IEA) EE.UU. habrá pasado a ocupar el segundo puesto entre los productores de crudo a finales de 2017. El sector de energía de la agencia Reuters, da como cierto este sobrepaso en enero de 2018.
La IEA acaba de difundir su opinión de que “para finales del actual año (2018), (EE.UU.) puede aventajar también a Rusia, colocándose como líder mundial” de la producción de crudo, tras resaltar que “en sólo tres meses, hasta noviembre (de 2017), la producción (estadounidense) de petróleo aumentó en un colosal 846.000 barriles por día”.
Producción de petróleo de Rusia, Arabia Saudí y EE.UU.
(En millones de barriles por día. Mb/d. Enero 2005 a enero 2018)
En enero de 2018 EE.UU. ha superado a Arabia
Esta extraordinaria evolución de la extracción de petróleo en EE.UU. está transformando el mercado internacional de crudo, colocando al cartel de la OPEP y a Rusia en una posición defensiva frente a los logros de las compañías petroleras estadounidenses -que están abaratando continuamente sus costes (en las operaciones de fracking)- que, como Donald Trump se ha propuesto, están pasando a ocupar una “posición de dominio”.
Cada vez, los gobernantes de EE.UU. se sienten menos preocupados por la situación en Oriente Medio, desde la perspectiva de sus suministros energéticos, de modo que sus intervenciones diplomáticas se verán mucho menos condicionadas por una dependencia económica que cada año se aminora.
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