George Bush, hijo. Al Gore no reconoció su derrota hasta el 12 de diciembre.
Hablamos de las elecciones presidenciales del 7 de noviembre del año 2000. El candidato republicano –que resultó ganador- era George Bush, hijo. El candidato del Partido Demócrata era el político ecologista Al Gore. Pues bien, el candidato de la izquierda prosiguió su batalla judicial hasta el día 12 de diciembre, cuando el Tribunal Supremo de EE.UU. sentenció que no debía efectuarse un nuevo recuento de las papeletas del estado de Florida, donde los resultados estaban muy igualados.
¿Qué hizo entonces la prensa estadounidense de izquierda?: desaprobar que no se volvieran a contar -una vez más- los votos en Florida. Ahora, sin embargo, esa misma prensa no deja de repetir que no tiene sentido ningún recuento, a pesar de la escasa diferencia de votos entre los candidatos en varios estados.
Esto es, cuando a un candidato progresista le interesa, los medios de izquierda llaman a más y más recuentos de los votos. Cuando –como está sucediendo ahora- es un candidato republicano quien solicita el mismo tipo de recuentos, el New York Times, la CNN y los demás medios de izquierda ponen el grito en el cielo, como si se tratara de un abuso de poder, si es que no de un «golpe de estado«. La hipocresía de los medios de izquierda no tiene límites en la actualidad.
Lo que es todavía peor, es que los medios españoles que se consideran de derecha, se comporten como perritos falderos de la izquierda y exijan también que el Presidente Trump reconozca su derrota ya, a una semana de las elecciones y renuncie a lo que la ley le permite solicitar.
Los recuentos de votos están previstos en las leyes estatales
En unas elecciones que han sido muy reñidas y cuyo resultado –estado por estado- depende de unos pocos miles de votos, el recuento es apropiado y aceptable, además de legal, si lo pide el candidato que, de momento, es el perdedor, esto es, Donald Trump.
Si hubo recuentos hace veinte años a petición del demócrata Al Gore –quien tenía derecha a hacerlo-, no cabe duda alguna que lo mismo puede reclamar ahora Donald Trump, ante lo ajustado de los resultados obtenidos en varios estados.
En la edición en español del portal BBC World, el 14 de diciembre 2000, se relataba lo siguiente:
“En la tarde del miércoles [día 13 de diciembre] Gore instruyó a su equipo dedicado al recuento en Florida que abandone la tarea. De esta manera, daba el primer indicio de que la batalla por la Casa Blanca llegaba a su fin“.
Y, con respecto al candidato ganador -George Bush-, la BBC decía lo siguiente:
“Finalmente, tras cinco semanas de dura lucha judicial, George W. Bush pudo dar su discurso como presidente electo de Estados Unidos”.
Esto es, George Bush respetó el proceso judicial y las normas –elementales- que obligan a dar por abierto un proceso electoral hasta que no se hayan resuelto las demandas judiciales planteadas por el candidato que, de entrada, es el perdedor.
Sin embargo, estos días, los medios progresistas ya presentan a Joe Biden como el ganador, como el presidente electo, pretendiendo que lo que decidan los tribunales resulta irrelevante y que son los medios -progresistas- los que tienen que proclamar al ganador. Desde luego, en la práctica eso no es así. Mientras no haya sentencias de los tribunales federales no puede hablarse con propiedad de presidente electo.
Las diferencias en los estados en disputa ahora
El día 10 de noviembre, según el diario de centro-izquierda The Washington Post, las diferencias de voto eran las siguientes:
Arizona (11 votos electorales). Diferencia a favor de Biden: 14.746 votos. 1.648.642 frente a 1.633.896. El 0,4% de los votos emitidos.
Georgia (16 votos electorales). Diferencia a favor de Biden: 12.578 votos. 2.469.724 frente a 2.457.146. El 0,3%.
Pensilvania (20 votos electorales). Diferencia a favor de Biden: 47.260 votos. 3.369.626 frente a 3.322.490. El 0,7%.
Nevada (6 votos electorales). Diferencia a favor de Biden: 36.274 votos. 670.613 frente a 634.339. El 2,7%.
Casi todos los analistas, incluso los conservadores, consideran que va a ser prácticamente imposible que los recuentos que está solicitando el equipo de campaña de Trump puedan concederle la victoria en todos estos estados y, por consiguiente, en el conjunto del país.
Pero, a diferencia de los sistemáticos ataques que la izquierda está lanzando al Presidente Trump, el efecto general de sus demandas judiciales será positivo para el país. Como todos sabemos, hace casi veinte años (en torno al 2000) que la sociedad estadounidense está más dividida y polarizada que nunca antes en muchas décadas.
Por ello, dándose ahora unos resultados electorales bastante ajustados aquí y allá, independientemente del comportamiento de Trump, grandes sectores de los ciudadanos que le han apoyado podrían sentir que “les han robado la presidencia”. En consecuencia, que se lleven a cabo recuentos sistemáticos donde proceda, en plazos acotados y que los tribunales determinen la validez de los resultados en disputa servirá para “reforzar la confianza [ciudadana de que han habido] unas elecciones justas”, como afirma el consejo editorial del Wall Street Journal. Con ello, los votantes perdedores no dudarán del buen funcionamiento de las instituciones, en un momento tan crítico.
La izquierda autoritaria acusa a los republicanos de autoritarismo
Es de sobra conocida la extensión en la actualidad de las posiciones autoritarias entre la izquierda estadounidense, con su intento de imponer a toda la sociedad –por cualquier medio- su visión del mundo, esto es, lo políticamente correcto, la ideología de género, el feminismo radical, etc., cercenando la libertad de pensamiento en las universidades y fuera de ellas.
También hemos presenciado la aproximación de sus dirigentes más o menos moderados –como Joe Biden- al programa del ala izquierdista del Partido Demócrata: Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Alexandra Ocasio-Cortez (AOC) …
Ante esta evolución de la izquierda estadounidense contra el liberalismo político –al que abrazó durante décadas-, resulta un tanto hipócrita que columnistas de medios progresistas, como el Washington Post, hablen ahora de que “dirigentes republicanos estén apoyando la negativa de Trump a reconocer [su derrota] encaja con el creciente autoritarismo [de la derecha]”.
La izquierda actual sólo considera “democráticos” a los republicanos si claudican a sus políticas en cada momento. Afortunadamente, en EE.UU. eso sólo sucede muy pocas veces y, con el Presidente Trump, nunca.
Principales fechas del proceso de transición
Las administraciones estatales tienen hasta la próxima semana –el día 20 de noviembre– para certificar los resultados electorales en sus territorios. Finalmente, el Colegio Electoral se reunirá el 14 de diciembre para llevar a cabo la votación que determinará oficialmente quién va a ser el próximo presidente de EE.UU. Como se ve, hay todavía margen de tiempo disponible. Naturalmente, como siempre, el 20 de enero dicha persona tomará posesión, en la escalinata del Capitolio, haga buen tiempo o caigan chuzos de punta.
¿Por qué no se han producido protestas violentas?
Desde hace meses, los medios de comunicación han venido informando de que diversas fuerzas policiales venían preparando los operativos y los protocolos de actuación ante los previsibles tumultos de la noche electoral, del 3 de noviembre.
No sólo se prepararon las fuerzas policiales, los propietarios (grandes y pequeños) de negocios en las zonas céntricas de muchas ciudades –empezando por Nueva York- colocaron paneles de madera tapando sus escaparates. Muchas oficinas bancarias tomaron la misma precaución.
Todos ellos recordaban los intencionados destrozos que durante meses este verano les habían causado –a menudo con la pasividad policial por orden de alcaldes demócratas- los vándalos del Black Lives Matter y los salvajes grupos antisistema que se hacen llamar Antifas (antifascists), aunque ellos son los únicos fascistas presentes.
Pues bien, finalmente no se ha producido ninguna violencia destructiva.
¿Será eso porque va camino de ganar el candidato Joe Biden y que los únicos responsables de las destrucciones organizadas de estos pasados meses son los grupos de extrema izquierda, como Black Lives Matter y los Antifas?
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