El Archipiélago Gulag llegó a tener 500 campos de concentración. Los horrores del comunismo. Kolymá estaba al NO de Magadan, casi en el extremo oriental de Siberia. Este mapa sólo comprende los mayores campos, con más de 5.000 detenidos cada uno.
Hace 50 años -en 1973– se publicó, en Paris, la magna obra de investigación del disidente ruso Aleksandr Solzhenitsyn Archipiélago Gulag. No se trata de una novela “basada en hechos reales”, sino de la exposición estructurada de los relatos vividos por el autor (quien pasó once años en un campo de concentración) y por otras 227 personas que también sufrieron internamiento en alguno de los cientos de campos de trabajo forzado. Muchas de estas personas consiguieron hacer llegar -clandestinamente- a Solzhenitsyn manuscritos con sus propias vivencias; otros, se las contaron de viva voz, actuando siempre de un modo encubietrto, ya que la KGB (policía política y servicio de inteligencia) seguía actuando y no desapareció hasta 1991 (con el hundimiento de la URSS). No hay ficción alguna en aquel libro.
Aclaremos que el término Gulag procede de las iniciales del nombre en ruso de un organismo soviético responsable, durante un tiempo, de dichos campos. La referencia a un archipiélago se comprende mirando el mapa de aquí arriba. Fue Solzhenitsyn quien acuñó el término Archipiélago Gulag.
Aleksandr Solzhenitsyn.
Solzhenitsyn escribió esta obra a mano entre 1958 y 1968. Al final, tres copias completas estaban escondidas en distintos lugares de Moscú. La KGB encontró y se incautó de una de ellas; de haberse hecho con las otras dos copias la obra nunca hubiera visto la luz.
Pero una copia microfilmada logró llegar a Paris, adonde se publicó a finales de 1973, causando un enorme revuelo en Occidente. La mentira de la URSS como el paraíso del proletariado quedó herida de muerte, para siempre, a pesar del esfuerzo de miserables intelectuales franceses defensores de la Unión Soviética, como Jean-Paul Sartre.
Jean-Paul Sartre.
Origen y extensión temporal del Archipiélago Gulag
La obra de Solzhenitsyn lleva en portada la referencia a un periodo histórico: 1918 – 1956. Esto significa dos cosas:
1) que el Gulag fue creado en 1918, apenas unos meses después de la revolución bolchevique de octubre de 1917. Por tanto, el creador del Gulag fue Vladimir I. Lenin, quien dirigió el nuevo régimen político hasta su muerte en 1924. A Lenin le corresponde todo el mérito del alumbramiento de los modernos campos de concentración, más de 15 años antes que el Tercer Reich de Hitler (que comenzó a hacerlo en 1933, en una versión todavía no extrema y con muy escaso número de presos).
Los modernos y antiguos comunistas, así como los tontos útiles que siempre les han hecho el juego, han tratado en todo momento de desvirtuar el alcance y significado de la monstruosa red de campos de trabajos forzados haciendo alusión al “sistema de terror de Stalin”, a “los campos de concentración del estalinismo”, etc.
Pero, el predecesor de Stalin, el gran Lenin, puso en pie esta aberrante red a los pocos meses de hacerse con el poder. Una política de terror generalizado, sin la que Lenin no habría podido hacer sobrevivir su delirante sistema de dictadura total de un único partido, el Partido Bolchevique, con la ilegalización de todos los demás partidos y con la persecución implacable y el encarcelamiento de casi todos sus dirigentes.
En consecuencia, la implantación del terror en su grado sumo fue consustancial al nacimiento del régimen soviético y a los primeros 36 años de su existencia. El terror no se trató de ningún tipo de “desviación pasajera” respecto al auténtico y benévolo régimen comunista.
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Los 100 millones de muertos del comunismo … que Hollywood sigue encubriendo. Civiles muertos en la Guerra Civil española. 3 de abril de 2023.
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El Gulag no desapareció completamente hasta 1987
2) La fecha de 1956 (en la portada del libro) no indica el final del Gulag, tras la muerte de Stalin (1953). Simplemente corresponde al año final al que se refieren los testimonios de la obra de Solzhenitsyn. El sucesor de Stalin, Nikita Jrushchov, redujo el número de los campos de concentración y de los detenidos, suprimió algunos de sus aspectos más crueles, lo que debió disminuir mucho el número anual de muertes que se habían estado produciendo en los campos de trabajos forzados bajo Stalin, durante décadas.
Nikita Jrushchov. 1953.
A pesar de lo dicho, no sería hasta 1987, bajo el último dirigente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, cuando se puso fin verdaderamente a este terrible sistema de represión generalizada. El Archipiélago Gulag dejó de existir aquel año de 1987.
Mijaíl Gorbachov. 1990.
En la URSS, los campos de concentración en la versión más extrema duraron 38 años, (1918 a 1955), prolongándose otros 33 años con un régimen menos cruel (1956 – 1987): 71 años en total.
En la Alemania Nazi, la gran multiplicación de las ejecuciones sólo tuvo lugar durante 3,5 años: desde 1942 (con la adopción de la “Solución final del problema judío”) hasta la primavera de 1945, al ser derrotado el III Reich. Con anterioridad, de 1933 a 1941 (9 años), el número total de detenidos -en cada momento- no había pasado de unas pocas decenas de miles, siendo relativamente reducidas las ejecuciones, quiero decir de algunos miles.
Campos de trabajo forzado
A diferencia de en la Alemania Nazi, en la URSS no se instalaron campos de exterminio (de judíos, etc.), propiamente dichos. Todos los campos de concentración soviéticos comportaban la realización de duros trabajos públicos forzados, como construcción de líneas férreas, largos canales, minas, etc.
Por otro lado, gran parte de estos campos se encontraban situados en la inmensa Siberia …, en donde las condiciones climáticas eran extremas. Cabe destacar la zona minera de Kolymá, casi en la punta oriental de la URSS, donde las temperaturas invernales alcanzaban fácilmente los 40 y 50 grados centígrados, bajo cero.
La mala construcción de los barracones de los campos, la muy insuficiente dieta alimentaria, el trabajo excesivo, la casi ausencia de atención médica …, dio lugar a una altísima tasa de fallecimientos. Según la Enciclopedia Británica, “decenas de miles de prisioneros morían cada año en los campos”, debido a las insufribles condiciones imperantes.
Según distintas fuentes, referidas en dicha Enciclopedia, el número total de prisioneros que llegaron a los campos oscila entre 10 millones y 40 millones, para el conjunto del periodo 1918 a 1987. Como reconoce la propia Enciclopedia, a pesar de que ciertos datos han sido desvelados tras caer la URSS, “las cifras verdaderas son desconocidas”. Por tanto, podría tomarse 25 millones de personas como el total de personas que fueron destinadas a los campos, por la URSS.
A finales de los años 20, había ya en total 100.000 prisioneros en el Gulag (Enciclopedia).
Aunque se trata de otro parámetro, ¿es preciso recordar que durante unos 90 años el -excesivamente denostado- régimen zarista, según los registros judiciales, ejecutó a sólo 3.932 personas por sus opiniones o acciones políticas (El Libro Negro del Comunismo. Pág. 30)? Los bolcheviques superaron dicho número en unos pocos meses.
La masificación de los años 30 con campesinos, opositores políticos y supuestos saboteadores
Durante los años 30, coincidieron dos circunstancias: a) tuvieron lugar los grandes (y amañados) procesos judiciales contra supuestos conspiradores que planeaban asesinar a Stalin. Además, b) en este periodo es cuando “Stalin aplicó [de forma despiadada] la colectivización agraria”. Como resultado -nos cuenta la Enciclopedia Británica– “en 1936 el Gulag acogía 5.000.000 millones de prisioneros”. Esta publicación añade que “aquella cifra [de 5 millones] fue probablemente igualada o superada durante cada uno de los subsecuentes años hasta la muerte de Stalin en 1953 [esto es, a lo largo de 17 años]”.
El Libro Negro del Comunismo (pág. 317), estimaba una cifra similar a la anterior: 4,7 millones de presos en el Gulag en 1953 (año de la muerte de Stalin).
La Enciclopedia nos explica quiénes acababan en semejantes prisiones. “Además de campesinos acomodados o refractarios a someterse a la colectivización [de sus tierras, en favor del Estado], quienes fueron enviados al Gulag comprendía a militantes del Partido Comunista purgados, a oficiales de las fuerzas armadas [soviéticas], prisioneros de guerra alemanes (durante la II Guerra Mundial), integrantes de minorías étnicas sospechosas de deslealtad [al régimen, como los cosacos, tártaros, etc.], soldados soviéticos que hubieran estado en prisión a manos de los alemanes [por si se hubieran pasado al enemigo] … [personas rusas] sospechosas de ser saboteadores o traidores, disidentes intelectuales, criminales ordinarios…”.
Aunque resulta del todo imposible conocer con certeza el número de prisioneros que murieron en los campos de concentración, en sus 70 años de existencia, suele manejarse la cifra de casi un millón de personas fallecidas en el Gulag soviético.
Muchas de las personas hambrientas también terminaron en el Gulag
La Enciclopedia Británica olvida especificar un numeroso grupo de represaliados que se encuadraban en la categoría de ¨criminales ordinarios¨: centenares de miles de personas condenados al Gulag por haber robado -al Estado – para comer, o para poder vender pequeñas propiedades del Estado con las que acceder a comida. Como relata El libro negro del comunismo (pág. 311) “Dos decretos promulgados por el Gobierno el 4 de junio de 1947 … estipulaban que cualquier ¨atentado contra la propiedad del Estado o de un koljoz [granja colectiva]¨sería castigado con una pena de 5 a 25 años de campo de concentración”. Fíjense en la pena mínima: 5 años en un campo de concentración.
No hay que olvidar que en aquellos años, tras la II Guerra Mundial, “el país contaba con 25 millones de personas sin techo”.
Por otro lado, El Libro Negro del Comunismo (pág. 311) nos informa que precisamente en aquel periodo, en 1946 y 1947, se produjo una desastrosa cosecha en la Unión Soviética que “causó al menos 500.000 víctimas mortales”.
A la anterior tragedia, se sumó otra, causada por el poder soviético: 380.000 personas fueron condenadas al Gulag por los nuevos decretos, tan sólo en el segundo semestre de 1947. Como relata aquel mismo libro (pág. 311) “Por haber robado algunos kilos de centeno, la condena normalmente era de ocho a diez años de campo de concentración”.
En seis años (1947 a 1953) 1.300.000 personas fueron condenadas a un campo en aplicación de aquellos decretos, llegando a representar casi el 40% del número total de los detenidos en dicho periodo.
También nos informa aquel libro (pág. 312) de que “Entre las personas condenadas por robo figuraban numerosas mujeres viudas de guerra, madres de familia con niños de corta edad, reducidas a la mendicidad y al hurto”.
Las perlas de Jean-Paul Sartre sobre la URSS
En 1954, tras un viaje a Moscú, Sartre declaró al diario Libération que “En mi opinión, los ciudadanos soviéticos disponen de una luchan contra las formas de explotación”. Algunos años más tarde, este demócrata-de-toda-la-vida se despachó declarando que “todo anticomunista es un perro”.
Sartre no negaba la existencia del Gulag, pero rechazaba emplear este hecho para cuestionar el régimen soviético. En 1950 declaró que “Sea cual sea el carácter de la presente sociedad soviética … la URSS se sitúa grosso modo del lado de aquellos que luchan contra las formas de explotación que conocemos”. Ciertamente, la tiranía y explotación del régimen totalitario por excelencia, el de la URSS, constituía una nueva modalidad ante la que palidecían las anteriores, como la del régimen zarista en Rusia.
Recién acabada la Segunda Guerra Mundial, en 1947, Sartre se pronuncia sin ambigüedad: “La situación histórica actual nos incita [a los escritores] a unirnos al proletariado para construir una sociedad sin clases”. ¿Cómo llamaría este genio a la reducida clase dominante comunista de la Unión Soviética que disfrutaba de todo tipo de comodidades y lujos y negaba hasta la más mínima libertad a todos los habitantes, incluidos los obreros?
Referencia bibliográfica de Solzhenitsyn
Tras Archipiélago Gulag, Solzhenitsyn escribió una serie de relatos novelados sobre el terror soviético, recibiendo el Premio Nobel de Literatura. La primera de estas novelas lleva por título Un día en la vida de Iván Denísovich y, en este caso, precedió a su gran obra.
Esta novela resulta de más fácil lectura que Archipiélago Gulag y constituye un vivo relato sobre veinticuatro horas en la vida de un obrero en uno de los campos de trabajos forzados estalinistas.
Nikita Kruschev, el sucesor de Stalin, que estaba llevando a cabo una relativa apertura del sistema de terror que había implantado Stalin, aprobó la publicación de esta novela en 1962. Los ciudadanos soviéticos, que no habían podido leer nada sobre los campos, acudieron masivamente a las librerías, formando largas colas para adquirir aquella novela.
Las autoridades soviéticas no permitieron la publicación en el país de Archipiélago Gulag hasta 1990, al calor de la perestroika de Mijaíl Gorbachov.
Otros artículos de mi blog sobre estos temas:
Los 100 millones de muertos del comunismo … que Hollywood sigue encubriendo. 3 de abril de 2023.
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