Inundaciones en Alemania
“El diluvio derivó de una ¨pluma¨ de intensa humedad que, procedente del Mediterráneo, ascendió hacia Europa central el martes [día 13] y el miércoles [día 14 de julio de 2021] … alcanzando Bélgica, Holanda y Alemania”, según explican en el diario The Washington Post, sirviéndose del mapa de isobaras que reproduzco más abajo.
“… la cantidad de humedad en la atmósfera [en aquellas zonas de Europa central] … era comparable a las contempladas en a lo largo de costa estadounidense del Golfo de México durante la llegada de un huracán”.
Esto, como nos cuenta el Washington Post, fue posible por la conjunción de una serie de circunstancias meteorológicas excepcionales y muy poco frecuentes, como la aparición de una zona de altas presiones en Europa oriental, que en el mapa de abajo se ve sobre Rumanía y Bulgaria.
La enorme cantidad de lluvia caída sobre el oeste de Alemania y la zona fronteriza de Bélgica tuvo lugar en un corto periodo de tiempo: los días 14 y 15 de julio.
Mapa de isobaras del 14 de julio 2021, primer día de la tromba de agua
Fuente: European Centre for Medium Range Weather Forecasts (ECMWF). Publicado por el Washington Post, el 16 de julio de 2021.
Pregunta retórica: ¿puede semejante fenómeno –muy inusual- pasar inadvertido a los meteorólogos, durante los varios días en que se hizo patente su formación y traslado hacia el norte?
Evidentemente, no.
Diversos servicios meteorológicos europeos e internacionales fueron advirtiendo desde varios días antes –concretamente, el día 10 de julio– que se producirían unas muy intensas lluvias. Finalmente, las inundaciones ocasionaron casi 220 muertes, en varios países.
Estos sucesos caen en la categoría de fenómenos climáticos extremos … que han existido desde hace miles de millones de años.
La pérdida de vidas humanas estuvo muy localizada
El grueso de las precipitaciones en aquellos dos días tuvo lugar en una amplia área del oeste de Alemania y en una reducida franja fronteriza de Bélgica. También se vio afectada una pequeña zona del sur de Holanda, como se aprecia en el mapa de abajo.
Precipitación sobre Europa el día 14 de julio (24 horas)
Fuente: Global Forecast System de NOAA (EE.UU.). Publicado por BBC.
Los mayores destrozos materiales por inundaciones en algunas ciudades y en numerosos pueblos, se concentraron en las mencionadas zonas de Alemania y Bélgica.
De las 217 muertes confirmadas en el momento de escribir este artículo, todas menos tres (esto es, 214) corresponden a aquellos dos países: 177 en Alemania y 37 en Bélgica.
En Alemania, cito a Wikipedia (que toma la información del diario alemán Die Welt, del 22 de julio), “durante las inundaciones, 128 personas murieron en [el Lander de] Renania-Palatinado, todas ellas del distrito de Ahrweiler”.
Este distrito es sólo un poco más extenso que, por ejemplo, el territorio de la ciudad de Madrid: 790 km2 y 604 km2, respectivamente.
Una primera observación: las intensas lluvias afectaron a una extensa zona de varios países de Europa central, lo que da idea de un fenómeno climático generalizado, que es lo que han resaltado los políticos entregados a las políticas climáticas al uso. Ahora bien, en realidad, los impactos más destructivos estuvieron muy localizados, lo que alude a circunstancias locales y, por tanto, mucho más fáciles de controlar, si se actúa a tiempo y con eficacia.
Puede concluirse que casi el 60% de las vidas humanas perdida (aquellas 128 víctimas) en esta tragedia en los varios países afectados, se produjeron en una muy pequeña zona de todas las regiones afectadas.
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También puede leerse: NNUU predice catástrofes climáticas mundiales sin precedentes si no se detiene el calentamiento global “antes de 10 años”
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De haberse evacuado a la población cercana a ciertos pequeños ríos se hubiera evitado la mayoría de la pérdida de vidas
La principal conclusión que se desprende de lo anterior es que si se hubiese avisado a tiempo a las diversas poblaciones que se preveía que iban a verse impactadas por este fenómeno –lo que no se hizo- y, más precisamente, si se hubiese evacuado a los habitantes de las zonas más bajas y próximas al río Ahr en dicho reducido distrito (Ahrweiler) y de otras áreas semejantes también amenazadas –lo que tampoco se hizo-, el número de personas siniestradas hubiera sido menos de la mitad de las que realmente hay que lamentar.
La prueba de que lo que acabo de insinuar –esto es, que las muertes hubieran sido fácilmente evitables– no es ninguna elucubración es que, desde las inundaciones, se ha desencadenado un intenso debate en Alemania en torno a los clamorosos fallos del sistema de protección civil. (Pinchar aquí, también)
Este asunto, como es lógico, también se ha colado en la precampaña electoral que vive Alemania, de cara a los trascendentales comicios del 26 de septiembre.
Tras casi 16 años en el poder, la Canciller Angela Merkel ya no se presenta a estas elecciones y está en juego si el nuevo candidato conservador, de la CDU (Unión Demócrata Cristina) y la CSU [bávara], Armin Laschet, consigue conservar la jefatura del gobierno. Laschet es considerado un continuador de Merkel, lo que no resulta muy alentador y levanta recelos –especialmente- entre los conservadores bávaros, organizados en la Unión Social Cristiana (CSU).
“Un monumental fallo del sistema de protección civil”
El prestigioso diario centrista británico The Sunday Times, tituló del siguiente modo una de sus primeras crónicas sobre esta tragedia:
“Alemania supo que se avecinaban inundaciones, pero las advertencias no se consideraron”.
Como subtítulo, el Times añadía: “Los científicos de la meteorología afirman que un ¨monumental fallo del sistema¨ [de protección civil] es directamente responsable de las muertes y la devastación desencadenadas por unas lluvias equivalentes a las de todo un mes que cayeron en tan sólo dos días”.
El principal periódico centrista de España, El Mundo, a diferencia de su habitual alarmismo climático, en esta ocasión ha adoptado una actitud razonable en relación a las inundaciones. El titular de una de sus crónicas fue:
“Polémica en Alemania: nadie escuchó las alertas masivas sobre las inundaciones”
Puede leerse, en el diario español: “Fuertes críticas de la oposición a la actuación de los servicios gubernamentales en las inundaciones que han devastado el oeste de Alemania y petición de dimisión del ministro de Interior, Horst Seefoher. Ése es el ambiente político que se ha instalado en el país tras los fallos detectados en la cadena de protección civil, a partir de la máxima alerta emitida por el Sistema Europeo de Alerta de Inundaciones (EFAS) cinco días [antes] de producirse la tragedia”.
La web británica sobre cuestiones climáticas ClimateHome News, que agrupa a periodistas de pensamiento ecologista, titulaba:
“Las mortales inundaciones [en Alemania] ponen en evidencia las deficiencias en el sistema alemán de protección ante desastres”
Las alertas de los servicios meteorológicos no fueron tenidas en cuenta por los servicios de protección civil de Alemania
“El Sistema Europeo de Alerta de Inundaciones (EFAS) emitió una alerta 4 días antes de la catástrofe y transmitió su advertencia a los servicios meteorológicos alemanes. En los siguientes días, [EFAS] envió nuevas informaciones, incluidas acertadas previsiones sobre los lugares que iban a sufrir un mayor embate. Pero no hubo una respuesta activa [frente a estas informaciones]. Uno de los directores del Sistema de Alerta se refirió a un monumental fallo de las autoridades de Alemania. Da la impresión de que las autoridades federales y estatales [los Landers] no se pusieron de acuerdo en cuanto a cómo proceder”.
Así se expresó el periodista Wolfgang Münchau, quien durante años fue el corresponsal del Financial Times en Berlín.
No nos incumbe entrar en el debate político y entre diferentes administraciones que está en marcha en Alemania. Pero, el principal debate de fondo se basa, precisamente, en que la mayoría de dichas muertes hubieran sido fáciles de evitar de haber actuado como es debido los servicios federales, estatales y locales de protección civil.
Dicho de otra manera, las muertes no se debieron –ante todo- a un fenómeno climático insuperable y, por tanto, al consabido cambio climático, sino a la muy deficiente actuación de los poderes públicos en Alemania.
Lista de mortíferas inundaciones en Europa a lo largo de los siglos
“¡Sin precedentes!”, es el término que usan -sin cesar- los ecologistas radicales y los gobernantes que han asumido sus irresponsables políticas, para describir cualquier fenómeno climático que consideren que pueda “demostrar” el acierto de sus análisis.
Pero, ¿desde cuándo un solo suceso climático, por intenso que sea (como estas lluvias en Alemania), “demuestra” la existencia de un fenómeno global, como el supuesto cambio climático planetario?
Esta sistemática forma de razonar, no sólo no tiene nada de científica, sino que constituye un comportamiento anticientífico.
Dicho más claramente, supone un comportamiento de propaganda política, al estilo del que adoraba un tal Joseph Göbbels, Ministro para la Propaganda de Adolf Hitler: “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.
El principal diario izquierdista de EE.UU., The New York Times, (equivalente a El País en España y al Le Monde en Francia) ha querido –como siempre- dar la nota más alarmista: “Inundaciones como estas … no se habían conocido en quizás 1.000 años”.
Mentira. Por enésima vez, el New York Times miente en cuestiones climáticas y, en seguida, toda la fuerza acorazada del progresismo mediático occidental, reproduce esa mentira, sin inmutarse.
¿A quién extraña que amplios sectores de las sociedades occidentales estén dejando de confiar en los medios de comunicación convencionales?
https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_floods_in_Europe
Para consultar sobre las inundaciones de 1962 en Cataluña, pinchar aquí.
Muy numerosas grandes inundaciones fuera de Europa
He expuesto otras grandes inundaciones en Europa, con muchas peores consecuencias que la de la semana pasada en Alemania, que desmiente la rotunda afirmación del New York Times (NYT), sobre que estas inundaciones “quizás no hayan sido vistas antes en 1.000 años”.
Pero, en realidad, con la calculada engañosa ambigüedad que caracteriza a los manipuladores del ecologismo, los autores de dicha crónica del NYT no especifican de si hablan de las peores inundaciones en 1.000 años, en Europa o en el mundo. De hecho, justo al lado, dicen que “las inundaciones europeas son la última señal de una crisis de calentamiento global”.
Pues bien, veamos si fuera de Europa es o no real lo de los 1.000 años.
Marzo a mayo de 2020.- Hubo 450 muertos en inundaciones en el este de África: Ruanda, Kenia, Somalia, Burundi, etc.
Octubre 2020.- 233 muertes en las inundaciones en Vietnam central.
Marzo 2018.- Unos 500 muertos en África oriental (Kenia, Etiopía …).
Agosto 2017.- 514 muertes en Bihar (India).
Junio-sept. 2016.- 350 muertos en el sur de China.
Agosto 2016.- 525 muertes en el norte de Corea del Norte.
Noviembre 2015.- Unas 500 víctimas mortales en el sur de India.
Junio 2013.- 5.748 muertes en el estado de Uttrakhand (norte de India).
Enero 2011.- Unas 900 víctimas mortales en la zona montañosa del estado de Rio de Janeiro (Brasil).
Junio 2011.- 2.282 muertes en Tailandia, Filipinas, Vietnam …
Julio 2010.- 1.781 muertes a lo largo y ancho de la mitad oriental de Pakistán, a través de la extensa cuenca del río Indo.
¿Continuo …?
¿Cuál es el valor de los análisis del New York Times?
¿O sea, prestigiosos periodistas del New York Times, que las inundaciones actuales de Alemania han sido –“quizás”- las peores en 1.000 años?
Como se diría en inglés: Shame on you! (¡Debería darles vergüenza!)
Además, ¿qué hay de verdad en eso de presentar los desastres naturales en las pasadas décadas como demostración de que los fenómenos climáticos extremos están alcanzado actualmente un nivel sin precedente?
Ha habido fenómenos climáticos realmente extremos, infinitamente más virulentos que en la actualidad, desde que en torno al planeta Tierra se formó una atmósfera algo parecida a la actual (pero sin apenas oxígeno), también llamada atmósfera secundaria, hace unos 3.000 millones de años. Formación que se cree que fue debido, en gran medida, a una intensísima actividad volcánica en la corteza terrestre que se estaba solidificando.
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