Copia del informe del banco Coutts de la banquera woke, contra Nigel Farage, quien aparece en esta composición fotográfica. (Fuente: The Telegraph).
Finalmente, la impresentable consejera delegada del gran grupo financiero británico privado NatWest, Alison Rose, ha dimitido hoy miércoles tras tener que reconocer que fue ella quien había filtrado información a un periodista de la BBC (Simon Jack) sobre las cuentas de uno de los clientes de su banco, contraviniendo una de las reglas de oro de los servicios bancarios: la confidencialidad de la información de los clientes. Además, había mentido descaradamente en esa filtración para intentar desacreditar al cliente en cuestión, por discrepar de sus opiniones políticas.
El banco Coutts, que forma parte del grupo privado NatWest, es del que estamos tratando. Desde comienzos de este siglo -hasta 2020- se llamaba The Royal Bank of Scotland.
El cliente en cuestión es un conocido político, hoy prácticamente inactivo: Nigel Farage. Farage, un convencido y activo partidario del Brexit, esto es de que Reino Unido abandonara la Unión Europea, es un personaje polémico, a veces estrambótico, cuyas ideas pueden resultar discutibles, pero nada de esto puede justificar que nadie y menos un banquero, organice por ese motivo una campaña de descrédito y de perjuicio a sus intereses económicos.
Las ideas políticas del cliente “no concuerdan con los valores del banco”. Si George Orwell levantara la cabeza …
El principal diario conservador británico, The Telegraph, informa de que el ¨comité de riesgos para la reputación del banco¨, tras estudiar detenidamente al cliente Nigel Farage (en base a un informe ¡de 40 páginas!), decidió cerrar sus cuentas porque “sus ideas [políticas y morales] no concuerdan con los valores del banco”. Ya de entrada, ¿no les suena a Vds. esto a las pesadillas totalitarias imaginadas por el escritor británico George Orwell en su novela “1984”? ¿Pero qué se han creído estos banqueros woke que atacan la libertad de expresión y la libertad económica de sus clientes?
¿Y que ideas del cliente Nigel Farage ha tenido en cuenta este Comité de la Verdad para cerrarle las cuentas? Según recoge The Telegraph, en base al informe presentado a la reunión de aquel comité orwelliano (ainforme que aparece en la foto de portada de este artículo), han sido las ideas de Nigel Farage sobre el Brexit, su amistad con Donald Trump, sus opiniones sobre el colectivo LGBT, su [supuesta] xenofobia, su [supuesto] racismo …
¿Va a cerrarnos nuestras cuentas la “nueva banca”, la “banca del s. XXI” (de la que muchos estamos hasta las narices) a todos aquellos que discrepamos de la tiranía ideológica progre que está arrasando nuestros países occidentales? No tienen el más mínimo derecho a hacer nada de este tipo, ni al cliente Nigel Farage, ni a miembros de su familia, ni a ninguno otro.
Las liberticidas y hipócritas personas woke no paran de cacarear sobre la “inclusión” pero sus políticas son uno de los principales orígenes de la división política hoy exacerbada en Occidente.
El banco británico NatWest no ha parado nunca de prestar servicios a mafiosos y oligarcas rusos
Dicho sea, de paso, estos supuestos moralistas del pensamiento woke del grupo NatWest no han tenido ningún inconveniente, hasta el mismo día de hoy, de gestionar miles de millones de libras esterlinas de miles de oligarcas rusos, capos de la mafia internacional y de otras personas de semejante ralea.
Además, la caza del discrepante ya la había empezado de hecho el banco NatWest/ Coutts: tres miembros de la familia de Nigel Farage ya fueron sometidos hace algunas semanas a la “limpieza ideológica woke”.
Una vez más se comprueba que la hipócrita ideología de extrema izquierda a la que se da la denominación de pensamiento woke, es radicalmente liberticida: odia a los discrepantes políticos y trata de negarles su libertad de pensamiento y sus derechos económicos.
Estos banqueros woke -porque hay muchos más- actúan de un modo similar a como hacen los gestores de la banca en la República Popular China o, hace décadas, en la Unión Soviética. Como es sabido, en China el Partido Comunista ha organizado el llamado “sistema de crédito social” por el que una institución estatal, agregando todo tipo de informaciones sobre las ideas, ingresos y el modo de vida de los ciudadanos y las empresas, les asigna una calificación crediticia. Calificación que no sólo condicionará sus solicitudes de préstamos, sino otros varios aspectos de la vida de los chinos: empleos, posibilidad de viajar al exterior, capacidad para suscribir contratos, etc.
Esta señora no es la única partidaria de la persecución ideológica en la City de Londres
En los días que han precedido a la dimisión de aquella censora, cuando su responsabilidad en el escándalo estaba ya bastante clara, el consejo de administración del grupo financiero NatWest renovó su confianza en ella, lo que muestra la amplitud y gravedad de la actual degradación política y moral del sistema de la City londinense. La anterior reacción del conjunto del consejo del banco muestra que esta mala hierba, la consejera delegada Alison Rose, es sólo la punta del problema.
Una casualidad ha permitido que la censora haya tenido que dimitir
En realidad, fueron las presiones políticas procedentes del exterior del banco las que han determinado la caída hoy de la consejera delegada, venciendo la resistencia que la cúpula del banco estaba dispuesta a mantener. Muchos diputados y otros políticos conservadores, el líder de la oposición laborista Keir Starmer y, ya ayer martes por la tarde, el propio Primer Ministro Rishi Sunak (conservador) y su Canciller del Exchequer, eso es, su ministro de Economía y Hacienda, dieron a entender que la consejera delegada debía abandonar su cargo.
La explicación de esta interferencia política en una compañía privada es muy sencilla y no tiene nada de escandaloso: tras la crisis financiera de 2008, NatWest fue reflotado con un gran paquete de ayuda pública, por lo que hasta el día de hoy diversas entidades públicas ostentan un gran porcentaje del capital del grupo. Dicho de otro modo, el Estado británico es uno de los principales accionistas del NatWest, con el 39% de su capital, por lo que tiene todo el derecho a hacer valer sus opiniones en esta crisis bancaria y política. ¡Dios salve al Rey!
La ya exconsejera delegada mintió al periodista
En su filtración al periodista de la BBC, la ahora dimitida consejera delegada afirmó claramente que su banco había cerrado las cuentas de Nigel Farage porque este cliente tenía un saldo muy insuficiente, dando a entender que estaba pasando por serias dificultades financieros, con lo que parecía perseguir desacreditar a aquel político. Esta explicación se vino abajo cuando el propio Farage consiguió el informe escrito sobre él que había manejado el comité de marras, donde apareció la verdadera causa del cierre de sus cuentas: que el banco deseaba censurar sus opiniones.
Ya se sabe, actualmente para los progres en general y para los woke en particular, “todo vale” para sacar adelante sus intolerables políticas.
Pero, ante tanto atropello por parte de la cúpula del banco NatWest, su valoración bursátil perdió 850 millones de libras esterlinas en las horas que precedieron a la dimisión de Alison Rose; toda una caída histórica.
Tras la dimisión de la banquera woke, todo el consejo de administración debe seguir el mismo camino hacia la calle
Ya que sólo 24 horas antes de la dimisión de la ya exconsejera delegada Alison Rose el conjunto del consejo del banco le había renovado su confianza, el órgano de gobierno del banco debe asumir las consecuencias de tamaño desmán, presentando la dimisión de todos sus miembros.
El propio cliente Nigel Farage ha sido el primero en reclamar este paso de asunción de responsabilidades colectivas y cuando alguien como él emprende una campaña no parará hasta conseguir lo que considera lógico y justo.
La pandilla progre de la City de Londres nunca había tenido que hacer frente a una revuelta semejante de sus clientes, de la opinión pública en general y de la clase política contra sus deprabados excesos.
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