1º encuentro de la Comunidad Política Europea (CPE): reúne a 44 países, en lugar de sólo a los 27 de la UE. Praga (República Checa). Fuente: AFP.
El 6 de octubre se ha reunido, por primera vez, en Praga (Chequia) un nuevo foro europeo de coordinación, que agrupa a los actuales 27 países miembros de la UE y a otros 17 países ajenos a la Unión Europea. Aunque también incorpora a representantes de la UE (como su presidente, Ursula Von der Leyen) este nuevo agrupamiento no forma parte de las estructuras propias de la UE.
Este nuevo formato de discusión se ha reunido a iniciativa del presidente de Francia, Emmanuel Macron, propuesta lanzada el pasado mes de mayo.
Entre los países ajenos a la UE, pero vecinos, los dos de mayor relieve son Reino Unido y Turquía. Pero, en las actuales circunstancias, Ucrania también adquiere un papel relevante. Además, Noruega -que no forma parte de la UE- también destaca.
Otros de los países que participaron en el encuentro en Praga son Armenia y Azerbaiyán (de la región del Cáucaso sur, ya en territorio asiático), que están enfrentados militarmente desde el desmembramiento de la URSS, y la prooccidental república de Georgia (que en 2008 sufrió una invasión parcial rusa de su territorio, que dura hasta hoy).
Por cierto, Armenia -aunque es casi el primer estado cristiano que existió en la Historia-, desde el final de la URSS actúa de obediente acólito de Rusia en la inestable región del Cáucaso sur, lo que resulta muy censurable.
De la zona de los Balcanes occidentales participan, entre otros, Serbia (que históricamente es un estrecho aliado de Rusia), Montenegro, Albania, etc.
Los únicos países europeos que han quedado excluidos de aquella Comunidad son Rusia y su cercano aliado Bielorrusia.
Otras características de este nuevo foro
A la sesión plenaria inicial del 6 de octubre siguieron -ese mismo y único día- una serie de grupos de trabajo sobre seguridad y guerra en Ucrania, energía y clima, situación económica y migración.
El propósito es que los gobernantes de estos 44 países se reúnan dos veces al año. No se constituirá una organización, con su propia burocracia.
Dada la gran heterogeneidad de los asistentes, no se emitirá ningún comunicado escrito al final de estos encuentros. Cada estado presente efectuará su propia valoración del encuentro.
La próxima reunión será en Moldavia, país situado en la frontera sudoeste de Ucrania, parcialmente ocupado por milicias secesionistas prorrusas y fuerzas rusas. La siguiente -dentro de casi un año-, en Madrid y luego, en Inglaterra, lo que denota su interés en este proceso.
“Incluso Macron ha aceptado que la UE no puede pretender hablar por [el conjunto de] Europa”
En el largo periodo de crisis generalizada en que se encuentra Europa, por una vez -y sin que sirva de precedente- puedo decir que la iniciativa de un presidente de Francia me parece que ha sido oportuna y positiva, dentro de sus limitaciones.
Como es evidente, este tipo de encuentros forman parte del ámbito del denominado soft power, esto es, de un ámbito secundario de las relaciones internacionales, sin implicar obligaciones para los participantes: se intenta ejercer un liderazgo e influenciar -ligeramente- la posición de otros estados, por ejemplo, respecto a la actual guerra en Europa.
La frase de aquí arriba procede del título del artículo de un joven comentarista del principal diario conservador británico, The Telegraph.
Como se dice en su crónica, “Al comienzo [el pasado mes de mayo, cuando Macron lanzó su propuesta] la nueva primera ministra británica, Liz Truss [entonces, Ministra de Exteriores], desechó la idea”.
Pero sus colaboradores le hicieron ver que, justamente, haber llevado a cabo el Brexit, abandonando la UE, planteaba a Reino Unido la posibilidad -entre otras- de “cooperar más estrechamente con otros estados nacionales independientes”. Incluso, por ejemplo, con estados abiertamente prorrusos como Hungría, Serbia y Armenia.
En consecuencia, Reino Unido ha participado en aquella reunión y se ha incorporado a este proceso informal de coordinación. Lo que implica que la nueva primera ministra británica considera la Comunidad Política Europea una oportunidad para restablecer su relación bilateral con los 27 miembros de la UE y, también, con los otros 16 países de su entorno.
De todos modos, Liz Truss preferiría que estos encuentros se denominaran “Foro Político Europeo”, en lugar de Comunidad Política Europea, para evitar malentendidos.
Francia también necesita a los británicos
Pero no sólo a Reino Unido le viene bien este tipo de encuentros europeos, sino que “Macron también necesita a los británicos”, ya que Reino Unido es el único aliado europeo de considerable peso militar para Francia.
Como ha dicho un ministro británico -y recoge el comentarista del Telegraph-, “los franceses trataron de dejarnos afuera, en el frio, tras el Brexit, pero ¿quién sino [nosotros] dispone de unas fuerzas armadas aptas para entrar en combate [con una capacidad sobresaliente]? Este razonamiento encierra una veracidad incuestionable.
Desde la retirada británica de la UE (a fines de enero de 2020) “la cuestión siempre ha sido cómo cooperar [con los países europeos], no si teníamos que hacerlo”.
Afortunadamente, para los británicos y para los países miembros de la UE, “el proyecto que vino proponiendo Macron [y los anteriores presidentes de Francia] de establecer una alianza militar UE, para minar la OTAN [y realzar el papel de Francia] ha fracasado [desde le comienzo de la guerra en Ucrania, el pasado 24 de febrero]”. Esto dejó abierto el camino a esta nueva propuesta, mucho menos ambiciosa, pero viable.
Sin entrar en más detalles aquí sobre lo anterior, sirva recordar que como expuse en un anterior artículo, del pasado mes de marzo, antes de la invasión rusa el único país europeo que proporcionó ayuda militar y armamentos a Ucrania -durante años- fue Reino Unido y algunos países de Europa oriental. Pero ni Francia, ni Alemania, ni Italia … ni las instituciones de la UE efectuaron ninguna entrega de armamento, ni entrenaron a los oficiales y a los soldados ucranianos, desde la anterior invasión rusa de Crimea en 2014.
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