Se producen cada año más muertes por frío que por calor
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En Inglaterra este mes de marzo ha sido el más frio en 21 años (1997). A comienzos de abril continúa esta ola de frío. En España, estamos viviendo una parecida situación invernal prolongada, desconocida desde hacía varias décadas. Todos los modelos matemáticos del calentamiento global predicen que sería justamente en invierno cuando más subirían las temperaturas; no en verano. Cada invierno sería más benigno, mientras que los veranos apenas se calentarían más. Este invierno, también están fallando dichos modelos.
Para la próxima década -los años 2020- se ha previsto por el Servicio Nacional Sanitario (NHS) británico que podrían llegar a morir cada verano (por excesivo calor) hasta 1.700 personas (o quizá bastante menos), por encima de la media anual. Por el contrario, las cifras reales de la presente década de muertes por frio oscilan en torno a 24.000 fallecimientos, por demasiado frio, cada año, también por encima de la respectiva media.
Como puede verse, las muertes por frio en Inglaterra suelen ser unas 14 veces superior a las provocadas por las altas temperaturas en verano.
La conclusión, es que si realmente prosiguiera el calentamiento global (por la acción del hombre o por causas naturales) cada vez se producirían en Inglaterra menos muertes relacionadas con el clima. El calor provocaría no más de 1.700 muertes cada verano, pero unas 24.000 personas -que hubieran perecido con inviernos intensos-, sobrevivirían. Un saldo neto de 22.300 personas que sobrevivirían en Inglaterra cada año.
Y, lo que sucediera en Inglaterra, sería análogo a lo que tendría lugar en casi todas las tierras pobladas del Hemisferio Norte: Europa, Norteamérica, Rusia, China e India.
El artículo Economy-wide estimates of the Implications of Climate Change: Human Health, publicado en 2006, en la revista Ecologial Economics, 58 (3), cuyos autores son Bosello, F.; Roson, R. y Tol, R.S.J., muestra lo siguiente.
Si el calentamiento global prosiguiera hasta 2050, en total cerca de 1,4 millones de personas se salvarían cada año en el mundo, debido a la reducción de más de 1,7 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares (predominantemente, en invierno) y el aumento de 365.000 muertes más por desórdenes respiratorios (sobre todo, en verano).
En la ola de calor en Europa occidental durante el verano de 2003, en Francia murieron unas 15.000 personas. El Estado verificó que la principal causa fue la desatención existente durante esos meses, por las vacaciones veraniegas del personal médico y de atención a las personas mayores. Efectuada en adelante una ampliación del personal público necesario en verano, con un coste muy reducido, no ha vuelto a producirse ningún episodio de mortalidad ni siquiera parecido al de 2003.
Sin embargo, los ecologistas todavía siguen repitiendo que las temperaturas habidas en Europa occidental en julio–agosto de 2003 “serán las normales a partir de ese año” y que lo mismo sucedería con el número de muertes por calor habidas en aquel verano. 15 años después, no ha sucedido ni lo uno, ni lo otro.
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El frío mata a más personas que el calor. El caso de Inglaterra ahora
En Inglaterra este mes de marzo ha sido el más frio en 21 años (1997). A comienzos de abril continúa esta ola de frío. En España, estamos viviendo una parecida situación invernal prolongada, desconocida desde hace varias décadas. Todos los modelos matemáticos del calentamiento global predicen que sería justamente en invierno cuando más subirían las temperaturas; no en verano.
En Inglaterra la ONS (Oficina de Estadísticas Nacionales) mide el exceso de muertes por frio que se produce en invierno, con respecto a la media del resto del año. También se realiza un cálculo para los fallecimientos el verano, por encima de las medias.
Las muertes por frio y por calor en Inglaterra
Para la próxima década -los años 2020- se ha previsto por el Servicio Nacional Sanitario (NHS) que podrían llegar a morir cada verano (por excesivo calor) hasta 1.700 personas (o quizá bastante menos), por encima de la media anual. (Mirar la página 10 del informe en el anterior hipervínculo) Por el contrario, las cifras reales de esta década de muertes por frio oscilan en torno a 24.000 fallecimientos, por demasiado frio, cada año, también por encima de la respectiva media. Como puede verse, las muertes por frio en Inglaterra suelen ser unas 14 veces superior a las provocadas por las altas temperaturas en verano.
¿Cuál de estas dos cifras es más relevante?
Parece que está claro … pero la previsión de 1.700 posibles futuras muertes en verano (por más calor) apareció de forma destacada en todos los medios del Reino Unido, porque refuerza la hipótesis del calentamiento global. Por el contrario, la cifra real – 24.000 muertes por frio- del presente, no se recogió ni en la página más escondida.
Esa es la manipulación que practican la gran mayoría de los principales medios (impresos, audiovisuales, etc.) en todo lo relativo al denominado cambio climático.
La cifra de 24.000 exceso de muertes por frio es la que se ha estimado provisionalmente para el actual invierno, de 2017 – 2018 (de diciembre a marzo). Naturalmente, su valor fluctúa de uno a otro invierno. Por ejemplo, en el anterior invierno (2016 – 2017) la cifra definitiva de exceso de muertes por frio fue de 34.300. En el invierno 2014 – 2015, se produjo un máximo de 43.850 de exceso de muertes por frio.
Debe aclararse que dicha estadística, de la ONS, cubre Inglaterra y Gales, mientras que Escocia las elabora por su cuenta.
Esta estadística comenzó a elaborarse para 2004, tras la ola de calor en Europa de agosto de 2003, en la que tuvieron lugar muchos miles de muertes, a la que volveremos más adelante.
Como ya se ha apuntado, aquellas cifras de exceso de muertes en invierno (EWD, de las siglas en inglés) se calculan restando del número total de fallecimientos en los 4 meses de diciembre a marzo, la media de muertes en los otros 2 cuatrimestres del año.
Casualmente, aquella estimación provisional de unas 24.000 muertes en exceso de la media que se ha calculado para el presente invierno, es la media en torno a la que oscilan la estadística de cada año. 34.300, hace un invierno; 24.580, el anterior: 17.460, en 2013 – 2014, etc.
La conclusión de todo lo anterior, es que si realmente prosiguiera el calentamiento global (por la acción del hombre o por causas naturales) cada vez se producirían en Inglaterra menos muertes relacionadas con el clima.
Aumentaría un poco el número de muertes en verano por las enfermedades relacionadas con el calor, pero disminuiría mucho más el número de quienes se salvarían gracias a inviernos más benignos.
Y, lo que sucediera en Inglaterra, sería análogo a lo que tendría lugar en casi todas las tierras pobladas del Hemisferio Norte: Europa, Norteamérica, Rusia, China e India.
¿Cómo puede insistir, sin descanso, el complejo industrial-ecologista que el calentamiento global es perjudicial para la salud humana? El último apartado trata brevemente sobre esta cuestión.
Factores que afectan a las muertes por frío en Inglaterra
Las personas más vulnerables al frio son los mayores de 85 años, especialmente si sufren gripe o padecen de manera crónica enfermedades cardiovasculares, pulmonares, renales, diabetes y otras.
El segundo grupo vulnerable es el de personas entre 75 y 85 años, con aquellas patologías.
Ambos colectivos acaparan más del 80% de las muertes por frio en Inglaterra.
Además de las condiciones médicas apuntadas, influye en la mortalidad en invierno el aislamiento térmico de las viviendas y el precio accesible o no de la energía. Es sabido que el considerable encarecimiento de la electricidad en bastantes países occidentales, ha dado lugar a la expansión de la pobreza energética.
Cientos de miles de personas en cada uno de aquellos países (también en España) no pueden permitirse calentarse suficientemente, quedando sometidos a lo largo del invierno a un frio excesivo en sus viviendas. En casi todos los casos, aquel encarecimiento se ha debido a un excesivo uso de las carísimas energías renovables. Es el caso de Dinamarca, Alemania, Reino Unido, España y Australia del Sur, entre otros muchos.
Observando un ámbito mucho más amplio que el de las islas británicas, puede afirmarse que los mayores índices de mortalidad en invierno se presentan, como es lógico, en los países del sur de Europa: España, Portugal, Italia … En estos países las personas están menos habituadas a los rigores del invierno y las viviendas se encuentran mucho menos acondicionadas para el frio.
Finalmente, la mortalidad en invierno puede aumentar cuando se incrementa la extensión de una epidemia de gripe y, también, cuando en uno de estos inviernos la vacuna producida apenas tuvo efectividad.
El aumento de muertes en verano, por patologías relacionadas con el excesivo calor, responde a afecciones cardiovasculares y desórdenes respiratorios. Muchas de estas muertes, en personas ancianas, pueden producirse por deshidratación.
El clima no se comporta como predijeron los ecologistas
Lo que la totalidad de los modelos informáticos han predicho desde hace unos 30 años, es que cada invierno sería más benigno, mientras que los veranos apenas se calentarían más. Este invierno, también están fallando dichos modelos.
En poco más de 9 años (y 9 inviernos), se han producido 4 episodios de frio anormal en Europa.
— De mediados de diciembre de 2009 a mediados de enero 2010.
— A fines de enero y comienzos de febrero de 2012.
— En enero de 2017.
— Fines de febrero, hasta casi fines de marzo de 2018.
Durante estos 4 fenómenos invernales las temperaturas se situaron -a lo largo de dos a cinco semanas- muchos grados centígrados por debajo de las medias correspondientes a la media de un par de décadas, en grandes partes del continente. Frecuentemente estas bajas temperaturas fueron acompañadas de abundante precipitación de nieve.
Lo llamativo es que, por ejemplo, en Reino Unido el movimiento ecologista está pregonando desde hace décadas que “nuestros hijos van a crecer sin ver la caída de nieve en nuestras islas”. Esto no sería tragedia alguna, aunque lo presentan como si lo fuera; además, no está ocurriendo.
Como es sabido, los datos de 9 años no son suficientes para definir un cambio en el clima, de manera incuestionable (para lo que se precisan datos de 25 años), pero -en tanto se alcanza aquel plazo – lo que de momento hemos experimentado desde diciembre de 2009 apunta más bien a un progresivo enfriamiento de los inviernos en Europa que a lo contrario, que es lo que vienen repitiendo los ecologistas desde hace décadas. No tenemos certeza definitiva de aquello, pero si numerosos indicios de un cierto enfriamiento de los inviernos en Europa -y también en Norteamérica, aunque no se trate aquí-.
En mi artículo del 8 de abril de 2010 ya me hice eco de que “diversos científicos vienen advirtiendo que probablemente el clima mundial esté entrando en un periodo de enfriamiento que podría durar una o dos décadas”. “La causa de este enfriamiento serían los cambios cíclicos que se producen en las grandes corrientes oceánicas (principalmente en el Atlántico y el Pacífico), que lograrían contrarrestar la tendencia al calentamiento ocasionado por las emisiones de CO2”.
Muertes por frio y calor a nivel mundial
Hasta aquí hemos tratado exclusivamente la situación en Inglaterra y Gales. Sobre la realidad de conjunto, mundial, nos informa el economista y ecologista danés Bjorn Lomborg, en su obra “En Frio. La guía del ecologista escéptico para el cambio climático” (Espasa. 2008. Págs. 60 y 61).
“El primer estudio para todo el plantea se publicó en 2006, y lo que nos mostró muy claramente fue que el cambio climático no causará destrucciones generalizadas ni aumentará el número de víctimas mortales. De hecho, el impacto directo del cambio climático en 2050 significará menos muertes, y no en pequeñas cantidades. En total, cerca de 1,4 millones de personas se salvarán cada año, debido a la reducción de más de 1,7 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares [predominantemente, en invierno] y el aumento de 365.000 muertes más por desórdenes respiratorios [sobre todo, en verano]”. “Estos datos se cumplirían tanto en Estados Unidos como en Europa … incluso en China y la India … “. En África si aumentarían las muertes por el cambio climático, pero únicamente en una cantidad neta de 50.000 personas al año.
El estudio mundial al que se refiere Bjorn Lomborg es Economy-wide estimates of the Implications of Climate Change: Human Health, publicado en 2006, en la revista Ecologial Economics, 58 (3). Los autores son Bosello, F.; Roson, R. y Tol, R.S.J. Página 582.
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