La trascendencia de la elección del 8 de noviembre de 2016 se manifiesta en el renovado interés por indagar en sus causas que, la mayoría de los analistas de uno y otro lado del espectro político, sitúan en fenómenos que se pusieron en marcha hace bastantes años. Repasaremos por qué ganó Trump.
No es usual que al cumplirse un año de unas elecciones presidenciales en EE.UU. siga dándosele vueltas al interrogante: ¿Por qué ganó Trump? Pero en este caso continúa atrayendo la atención de los analistas y, en buena medida, de los ciudadanos de ese país y de otros muchos.
La noche del 8 de noviembre de 2016 prácticamente todo el mundo nos hicimos esa pregunta, de manera perentoria, inquietos … y no hemos dejado de plantearnosla. Una razón de ello es la tremenda sorpresa, la turbación que supuso -intuíamos que se podía estar abriendo una nueva fase de la historia del mundo occidental- y, por otra parte, no acabábamos de darnos por satisfechos con las razones explicativas que se circularon en aquel momento.
Un par de meses antes de aquellas elecciones, en septiembre de 2016, la socióloga progresista de Berkeley Arlie Russell Hochschild publicó la obra denominada “Extranjeros en su propia tierra. Ira y duelo en la derecha americana” (Strangers in their own land. Anger and Mourning on the American Right).
Una serie de diez artículos publicados a lo largo de 2016 por la columnista del Wall Street Journal Peggy Noonan, le valió la obtención del Premio Pulitzer por su contribución a comprender el movimiento socio-político que cristalizó en torno al candidato Donald Trump.
En marzo 2016 el escritor y polemista de izquierda Thomas Frank, sin abandonar sus convicciones políticas, realizaba una severa crítica del nuevo Partido Demócrata surgido en los últimos años, alejado de la clase trabajadora blanca (que había constituido su principal base social durante siglos), del que Hillary Clinton representaba la quintaesencia de la élite progresista hipócrita. Su obra se titula “Listen Liberal”, esto es, algo así como “Escucha, progre”.
Desde noviembre de 2016 han aparecido varios libros, como el “Lo que pasó” (What happened) de la derrotada candidata presidencial Hillary Clinton, publicado en septiembre de 2017.
Dicho lo anterior, sin embargo, a riesgo de parecer pedante he decidido mantener hoy las explicaciones -incompletas- que ofrecí el 15 de noviembre de 2016, en mi artículo “Lo que los estadounidenses rechazaron el 8 de noviembre 2016”.
En el próximo aniversario de las históricas elecciones tendremos más perspectiva para tratar de sintetizar lo aprendido durante este bienio y conocer mejor por qué ganó Trump.
De momento, limitémonos a decir que la hecatombe nacional, económica y diplomática, anunciada por la izquierda tras la elección de Donald Trump no se ha materializado durante este año, salvo en lo referente al comportamiento personal del presidente, lo que nadie niega que suponga un muy serio problema y que, probablemente, no vaya a resolverse durante su mandato. ¿Ha sido eso algo inédito? Alguien parece querer olvidarse del vergonzoso segundo mandato del presidente centrista Bill Clinton y de cierta becaria. Siempre es una tristeza que se produzcan situaciones como aquella y más en un gran país como Estados Unidos, pero es obligado recordarlo en las actuales circunstancias.
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