Provisional triunfo de Erdogan (derecha), frente a Kemal Kiliçdaroglu.
En las elecciones presidenciales de ayer, domingo día 14 de mayo, Recep Tayyip Erdogan (pronunciado erdooán), que se presentaba al frente de una coalición de cuatro partidos, ha vencido a los ¨sondeos¨ que le habían ido colocando en segundo lugar, quedando en cabeza, aunque por un estrecho margen.
Como ninguno de los tres candidatos presidenciales ha alcanzado la mayoría de los sufragios emitidos, según las normas electorales vigentes deberá celebrarse una segunda vuelta a finales del presente mes, entre los dos mejor situados, los de la foto de cabecera.
[Nota: mis años de vida y trabajo en la embajada española en Ankara me facilita la comprensión de la vida política turca y de su importancia para Europa, lo que es muy poco conocido en España]
Erdogan, de 69 años de edad, se ha convertido ya en el gobernante de Turquía que ha estado más tiempo a la cabeza del poder político, 20 años ininterrumpidos, superando incluso al fundador de la República, el histórico líder Mustafá Kemal Atatürk.
Mustafá Kemal Atatürk. Fundador de la República de Turquía. 1923.
Cuando Erdogan accedió por primera vez al cargo de primer ministro, en 2003, la constitución turca venía definiendo una democracia parlamentaria en la que el presidente de la República jugaba un papel muy secundario.
Tras tres mandatos como jefe del gobierno, Erdogan venció en las elecciones presidenciales de 2014, logrando más del 50% de los votos en la primera vuelta. En 2017 sacó adelante un referendo nacional que transformó la constitución en presidencialista, acumulando Erdogan un gran poder en sus manos. Dicha reforma constitucional -lo que es sorprendente- suprimió el cargo de primer ministro, para realzar el dominio político de Erdogan.
Victoria ajustada de Erdogan
Como vencedor de esta 1ª vuelta de las presidenciales, Erdogan ha conseguido el 49,5% de los votos, frente al 45% de su contrincante Kemal Kiliçdaroglu (pronunciado kilichdaroolu). Las compañías de sondeos venían ofreciendo un resultado inverso a éste, colocando en primer lugar al aspirante al cargo. Ambos pasarán a la 2ª vuelta, el 28 de mayo, siendo bastante probable que Erdogan vuelva a lograr la victoria.
Nunca antes Erdogan había cosechado una victoria tan estrecha como la de ayer. En 2018 ganó por 22 puntos porcentuales; ayer, sólo por 4,5.
Kemal Kiliçdaroglu. Candidato opositor.
Lo cierto es que por primera vez desde hace años casi todos los partidos de la oposición han logrado superar sus diferencias y han constituido una amplia coalición electoral, apoyando a un mismo candidato frente a Erdogan: Kemal Kiliçdaroglu. Incluso el partido de la numerosa minoría kurda, curiosamente llamado el Partido Verde de la Izquierda (YSP), se ha integrado en la coalición opositora para intentar desbancar a Erdogan.
Aquel veterano político, de 73 años, viene siendo desde 2010 el líder del principal partido de la oposición: el Partido Republicano del Pueblo (CHP, de las siglas en turco) que es una formación nacionalista, de centro izquierda, directa heredera del partido de Kemal Atatürk, esto es, al CHP se le denomina un partido kemalista.
De momento, no se han sustanciado las denuncias opositoras de cierto fraude electoral. Ahora bien, como dije, Erdogan ha suprimido prácticamente todos los diarios y cadenas TV que le criticaban.
Es preciso destacar que en las pasadas elecciones locales, en 2019, el partido de Erdogan perdió las alcaldías de las dos mayores ciudades del país: Estambul (de 15 millones de habitantes) y Ankara (con 5 millones). Derrotas municipales que denotan el desgaste del partido de Erdogan, el AKP.
Razones de la pérdida relativa de apoyo electoral de Erdogan
Haberse formado la coalición electoral opositora unida está teniendo un considerable impacto en la opinión pública.
Ahora bien, la causa más poderosa de que Erdogan haya perdido cerca de 3.000.000 de votos (con respecto a los comicios de hace cuatro años) es la pésima gestión económica del país que ha realizado Erdogan, con constantes medidas intervencionistas para tratar de aumentar el ritmo de crecimiento, pero consiguiendo lo contrario. El crecimiento de la economía fue disminuyendo constantemente desde 2011 (11,2%) hasta el año anterior a la pandemia, 2019 (0,8%).
Más específicamente, la tasa de inflación, que siempre ha sido alta -como suele suceder con un país que se esté industrializando rápido-, se ha multiplicado por cuatro veces, desde el otoño de 2021, alcanzando un pico del 85% en el otoño de 2022: el 85%. La reciente desaceleración ha situado el aumento del coste de la vida en un -todavía- insoportable 55% (en febrero de 2023). Los presupuestos familiares de los sectores populares se han visto seriamente dañados.
Al aumentar el diferencial entre el aumento de precios en Turquía y en los países del euro, la divisa turca ha perdido valor a pasos agigantados. En abril de 2013, 2,3 liras turcas compraban un euro, mientras que diez años más tarde (abril 2023) se necesitan 21,2; por tanto, la lira turca ha perdido las 9 décimas partes de su valor de antaño. Todo lo que ha de ser importado en Turquía (bienes de consumo o maquinaria) comporta, ahora, un coste elevadísimo.
Depreciación de la lira turca frente al euro
(Abr. 1999 – Ab. 2023)
Fuente: European Central Bank (ECB).
Efectos del terremoto, autoritarismo e islamización
En tercer lugar, el grave terremoto del pasado mes de febrero, en el sudeste de Turquía (y el noroeste de Siria) en el que fallecieron 50.000 personas (en ambos países) ha erosionado la confianza en el actual Gobierno. Por un lado, se produjeron injustificados retrasos en la distribución pública de la ayuda a las áreas damnificadas. Además, salió a la luz que las administraciones habían permitido la construcción de numerosos edificios que incumplían las estrictas normas arquitectónicas en vigor, que hubieran evitado el hundimiento de aquellas construcciones.
Además, el progresivo autoritarismo del régimen de Erdogan -durante esta segunda década (2013-2023)- le ha enajenado el respaldo de muchos sectores de población urbana. Casi todos los medios de comunicación que le eran críticos (periódicos y cadenas televisivas) fueron cerrado (y así siguen hoy), reformas legislativas han penalizado la crítica al Presidente Erdogan, importantes ámbitos de la Administración pública (judicatura, mandos policiales, etc.) han sido purgados, etc.
Por último, a lo largo de esa misma segunda mitad del ejercicio del poder por Erdogan, éste ha ido imprimiendo un claro sesgo islamista a sus actuaciones, tanto en su política interior como en la escena internacional, comenzando por sus relaciones con grupos extremistas islámicos en Siria desde la expansión de la rebelión contra el dictador sirio, Bashar Al-Asad, desde 2012.
Esta progresiva islamización ha sido bien vista por los sectores más islámicos de la sociedad turca, pero viene alarmando a los ciudadanos más laicos y proeuropeos.
Algo parecido sucede con la posición de equidistancia que Erdogan ha ido adoptando en el tablero internacional desde comienzos de los años 2010. No ha cortado sus lazos con Occidente ni con la OTAN, pero se ha alejado de ellos ostensiblemente, colaborando abierta y repetidamente con las potencias antioccidentales, principalmente la Rusia de Putin.
Relevancia de Turquía
A diferencia de los países europeos, la población de Turquía es muy joven y experimenta un continuo crecimiento. Recientemente la población turca se ha convertido en mayor que la de cualquier país de Europa. Ha sobrepasado a la de Alemania. En 2022 había 85,3 millones de turcos, frente a 83,8 millones de alemanes, diferencia que se irá agrandando.
Durante siglos, el territorio de la actual Turquía (la meseta de Anatolia) ha sido un puente de relación entre Europa y el Medio Oriente, para lo bueno y para lo malo. Hoy, sigue siendo así. A fines de 2015 y principios de 2016 Turquía mostró que podía abrir la espita a enormes flujos de inmigrantes ilegales hacia Europa: más de un millón entraron en unos cuatro meses, pasando del territorio turco a Grecia, creando la más grave crisis de inmigración en nuestro Continente.
Militarmente, las fuerzas armadas de Turquía son las segundas en tamaño de la OTAN, 512.000 efectivos, sólo superadas por las de EE.UU. Las de Francia son 304.000.
Tras el rápido proceso de desarrollo que ha experimentado Turquía, en la actualidad el tamaño de su economía (PIB) prácticamente iguala a la mayor de toda la región: Arabia Saudí. Por otro lado, dobla a la de Egipto.
En conclusión, Europa tiene un enorme interés en la estabilidad de Turquía y en mantener unas estrechas y fluidas relaciones bilaterales con dicho país … aunque “cada uno en su casa”: la integración de Turquía en la Unión Europea sería un descomunal error.
Finalmente, podríamos añadir sobre la importancia internacional de Turquía que es por ello que estas elecciones atraen la atención mediática en toda Europa, Oriente Medio y en otros continentes, mientras que las elecciones generales de Grecia pasan totalmente desapercibidas.
Qué cambiaría si finalmente ganase el candidato opositor
La agencia de noticias estadounidense Bloomberg lo resumía hace escasos días del siguiente modo: “Kiliçdaroglu es favorable a la plena restauración del estado de derecho, enmendar las tensas relaciones [de Turquía] con Occidente y la vuelta a una política económica ortodoxa”.
Sin lugar a dudas, el candidato opositor hubiera sido la mejor opción para los países europeos y para EE.UU. Por el contrario, el presidente ruso Putin debe haber respirado al conocer el resultado de esta 1ª vuelta. De todos modos, como suele pasar, los cambios en la política exterior del país no habrían sido bruscos, sino progresivos y limitados.
En caso de que Erdogan vuelva a vencer el 28 de mayo, Turquía prolongará la agonía política y económica en que este dirigente ha embarcado al país -durante la segunda mitad de su prolongada estancia en el poder, entre 2013 y 2023-; eso sí, esta deriva de Erdogan ha contado con un sólido apoyo de la mayoría de sus habitantes, hasta ahora.
Distribución geográfica por provincias del voto según el predominio de Erdogan (naranja) o del candidato opositor (rojo) el 14 de mayo de 2023.
Fuente: Diario Yeni Safak (pro Erdogan).
Este gráfico muestra con claridad la preponderancia de las fuerzas opositoras en el (pequeño) territorio europeo de Turquía (el reducido triángulo situado al NO; Tracia), en toda la costa del Egeo y del Mediterráneo, que son áreas históricamente más abiertas al exterior, así como en la provincia de Ankara (en el centro del país) y en una provincia contigua. Resulta muy destacado el predominio opositor en el extremo oriental y sudeste del país, que corresponde a las provincias de mayoría kurda, cuyo actual partido (el YSP) participa también en la coalición electoral opositora en los presentes comicios.
Por el contrario, casi todo el interior del país y la prolongada costa norte, sobre el Mar Negro -que es un mar prácticamente cerrado-, son robustos baluartes del régimen político que ha instaurado Erdogan y que, según parece, va a lograr mantenerle en el poder cinbco años más (duración del mandatro presidencial tras la reforma constitucional plebiscitada en 2017).
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