Demarcaciones de los 11+1 Tribunales de Apelación, del poder judicial
Sucede con cierta frecuencia que el más importante y duradero legado de un presidente de EE.UU. sea la impronta que haya dejado en los tres niveles del poder judicial federal: el Tribunal Supremo, los Tribunales de Apelación regionales y los jueces federales de distrito. Con Trump esto es casi seguro que vaya a suceder, como veremos a continuación. La reorientación de la Justicia federal hacia concepciones conservadores está siendo la más intensa en muchas décadas.
George Bush padre, por ejemplo, nunca contó con el Senado (en manos de la izquierda), por cuanto tuvo que proponer a jueces centristas. Además, este asunto va a constituir la segunda gran baza electoral de Trump -tras el fortalecimiento de la economía- para las presidenciales de noviembre de 2020. En ese país los ciudadanos son muy conscientes de la trascendencia de la composición del poder judicial y tendrán muy presente la actual transformación conservadora de los tribunales federales.
Los nombramientos del Presidente Trump para el poder judicial federal
A) Tribunal Supremo
En sus poco más de dos años de mandato, Donald Trump ha tenido la oportunidad de nombrar a dos magistrados del Alto Tribunal: Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh. Entre sus promesas electorales había destacado su compromiso ante los electores de elegir a jueces decididamente conservadores, y así lo ha hecho. Con ello, desde el otoño de 2018, se ha constituido una clara mayoría conservadora en el Supremo por primera vez en varias décadas: 5 a 4.
Hasta que el magistrado (Justice) centrista Anthony Kennedy se retiró en junio de 2018, él había sido el voto oscilante, que decidía varios de los asuntos más controvertidos, inclinándose hacia uno u otro lado. Por ejemplo, fue el voto decisivo para la aprobación del llamado matrimonio homosexual en junio de 2015.
Desde entonces, es el presidente del tribunal (Chief Justice), John Roberts, quien -más o menos- está desempeñando dicho papel equilibrador, para enfado de algunos de la derecha. Se trata de un magistrado conservador, pero en la nueva situación parece querer distanciarse algo de los votos más contenciosos, de vez en cuando. Roberts fue nombrado en 2005 por George Bush hijo para dicho puesto, tras el fallecimiento del anterior presidente del tribunal (William Rehnquist), siendo confirmado por el Senado. Permanecerá como jefe hasta que él decida retirarse o fallezca.
John Roberts (Chief Justice)
Además, la magistrada progresista Ruth Bader Ginsburg (RBG) tiene 86 años y no podrá prolongar mucho más su estancia en el Supremo. Es posible que decida abandonar la Corte bajo Trump antes de las presidenciales y, desde luego, tendría que hacerlo por fuerza durante la siguiente presidencia, a partir de enero de 2021. Hace años, bajo Barack Obama, intentaron los suyos convencerla de que dimitiera para que éste nombrara a su sucesor, pero se negó en redondo. Por otro lado, para hacerle la ola como estrella feminista, en 2018 CNN Films produjo un documental con el título RBG.
Ruth Bader Ginsburg (Justice)
B) Tribunales de Apelación federales (U.S. Appeal Courts)
Aunque sólo hubiera sido por aquellos dos nombramientos para el Tribunal Supremo, la incidencia de Trump sobre el poder judicial ya habría sido muy valiosa y perdurable. Por su edad -en torno a los 52 años-, aquellos dos magistrados permanecerán en su puesto no menos de 25 años. Pero, lo cierto es que el Presidente Trump está llevando a cabo también una excelente tarea de nombramiento de jueces para el segundo escalón del sistema: los Tribunales de Apelación, que desempeñan una función semejante a la de los Tribunales Superiores de Justicia autonómicos en España.
Trump, no sólo está actuando con diligencia -en conjunción con los senadores de la derecha y su jefe Mitch McConnell-, sino que está efectuando una selección de jueces muy acertada de profesionales experimentados y conservadores, de la mano -informalmente- de los directivos de la asociación profesional conservadora The Federalist Society.
Observando la desesperación de la izquierda, se confirma el acierto en este asunto. La asociación judicial progresista Alliance for Justice, tras repasar hace un par de meses los nombramientos de Trump, declaraba que “tomado todo esto en conjunto, equivale a una revolución judicial conservadora que puede afectar a todos los aspectos de la vida de los americanos”. ¡Bien, eso es lo que deseaban ardientemente los votantes de Trump! Para eso le llevaron a la Casa Blanca.
A la progresía sólo les resultan aceptables los cambios cuando van hacia su degradada visión de la sociedad. Por eso, aquella asociación judicial concluía que “nunca antes hemos presenciado semejante asalto contra el sistema judicial como el que se está produciendo desde que Donald Trump devino presidente”.
La izquierda prepara un asalto ilícito para controlar el Supremo
Pero es justamente la izquierda la que desde este mes de marzo está confabulándose para “cambiar las normas (tras 150 años de vigencia), para hacerse otra vez con el control del Supremo, por la puerta de atrás, si las elecciones de 2020 se lo permiten”, según expliqué en uno de mis artículos.
Al igual que ocurre en el Supremo, los jueces de apelación conservan sus nombramientos en tanto no decidan voluntariamente retirarse o fallezcan. No pueden ser cesados, salvo por recusación (impeachment) de ambas cámaras del Congreso. Sólo tras producirse una vacante el presidente del país puede proponer nuevos jueces, que deberán ser confirmados por el Senado.
El número total de jueces (titulares) en estas Cortes es de 179, como puede verse en el cuadro de abajo. Pues bien, en estos 2 años y 3 meses Trump ha podido nombrar a 41 de ellos (el 23% del total). Barack Obama, en sus ocho años, tan sólo pudo nombrar a 55 (el 31%).
https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_current_United_States_Circuit_Judges
Los nombramientos de Trump en los Tribunales de Apelación ya han conseguido que en el total sean muchos más los jueces conservadores que los progresistas: 95 frente a 80 (permaneciendo cuatro vacantes, que se cubrirán en estos meses).
Además, uno de estos tribunales (el número 3, con sede en Filadelfia) ha pasado a tener una mayoría conservadora. Otra de estas Cortes (la nº 11, con sede en Atlanta) ha pasado a una igualdad de jueces de ambas orientaciones.
Los tres tribunales más importantes para influir en el poder judicial
Los tres siguientes tribunales son los que la Administración Trump más desea reorientar, dotándoles de una mayoría conservadora: primero, el Tribunal de Apelación de D.C., ya que es el que interviene a casi todos los litigios sobre las medidas adoptadas por la Administración federal y casi todas sus agencias (como la poderosa de Protección Medioambiental – EPA).
El segundo objetivo, es el Tribunal nº 9 (de San Francisco), ya que abarca una población de muchas decenas de millones de ciudadanos. Además, California y los otros estados de la costa oeste (Oregón y Washington) suelen elegir gobernantes de izquierda; una reorientación de su Tribunal de Apelación serviría de contrapeso al extremado progresismo de sus administraciones estatales.
Por último, y el que parece estar más cerca de conseguirse, es el Tribunal nº 2, situado en Nueva York, por razones obvias, además de que su gobernador suele ser un demócrata, con mucho poder.
Antes de concluir, hay que llamar la atención hacia un Tribunal de Apelación muy desconocido; es el denominado Tribunal de Apelación del Distrito Federal, que podría confundirse con el del Distrito de Columbia (D.C.). En inglés se denomina U.S. Court of Appeals for the Federal Circuit. De hecho, en los medios no se le suele contar, hablándose de “los 12 tribunales”, cuando en total son 13.
Es la única de las 13 Cortes de Apelación que cubre todo el territorio nacional. Las otras 12 son tribunales territoriales, con su correspondiente demarcación, que aparecen en el mapa de portada. Su competencia viene delimitada por la naturaleza de sus casos. Entre otros, figuran los siguientes asuntos: militares, de los veteranos, propiedad industrial, las decisiones del Tribunal de EE.UU. sobre el Comercio Internacional (U. S. Court of International Trade), etc.
C) Tribunales federales de distrito (Primera instancia)
El total de Tribunales de Distrito (U.S. District Courts) es de 94, existiendo al menos uno por cada estado y por el D.C. Las sentencias de estos tribunales son recurribles ante el Tribunal de Apelación correspondiente a cada distrito.
El total de jueces es de 677. En total, durante sus dos mandatos Barack Obama nombró a 268, esto es, casi el 40% del total.
Hasta este 20 de mayo (en dos años y tres meses), el Presidente Trump ha nombrado a 68 jueces de distrito. Pero, en estos momentos, están pendientes de confirmación en el Senado el nombramiento de 63 jueces de distrito propuestos por Donald Trump. El jefe del Senado, el republicano Mitch McConnell, en colaboración con la Casa Blanca están dando prioridad a la tramitación de estos procesos de confirmación. Estos nombramientos dan lugar a jueces de por vida, jueces que -con el tiempo- irán efectuando su ascenso a los Tribunales de Apelación, ejerciendo una prolongada influencia en el poder judicial.
Además, en la actualidad hay otras 59 vacantes de jueces de distrito para las que todavía no ha presentado una propuesta la Casa Blanca.
En resumen, cuando acabe todo este proceso, previsiblemente antes de las presidenciales de noviembre de 2020, Trump habrá nombrado a unos 190 nuevos jueces, muy por encima de los que Obama efectuó en su primer mandato: alrededor de 134.
Los jueces federales de distrito tampoco pueden ser despedidos, salvo que medie una recusación (impeachment) por un mínimo de 2/3 de los miembros de cada cámara del Congreso nacional. No obstante, un cierto número de ellos decide abandonar esta carrera por voluntad propia.
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