Adoctrinamiento LGBT en las aulas de EE.UU. Profesora-activista del condado de Orange (California) proponiendo a sus alumnos que juren lealtad a la bandera del orgullo gay, en vez de a la bandera estadounidense.
Hace un par de días se ha manifestado en el estado de Florida un elocuente caso que forma parte de la reacción conservadora general que se está desplegando a lo a largo y ancho de la sociedad estadounidense, en diferentes campos (educación, criminalidad, inmigración ilegal, debilitamiento de las fuerzas policiales, inflación de precios, desenfrenado intervencionismo público …). Este vasto movimiento supone una respuesta ante los innumerables excesos izquierdistas del primer año de la Administración Biden.
El 8 de marzo el Senado de Florida aprobó un proyecto de ley, que ya había sido secundado por la Cámara Baja del estado (por un amplio margen, 69-47), prohibiendo el adoctrinamiento de la ideología LGBT y, en general, de la teoría de la identidad de género, en los colegios públicos del estado. La votación en el Senado fue de 22 a 17.
En los próximos días, el Gobernador republicano Ron DeSantis firmará este proyecto de ley, que entrará en vigor en julio.
Como expondremos más adelante, esta iniciativa de Florida no constituye un caso aislado, sino que se enmarca en un amplio movimiento en EE.UU. para poner coto al lavado de cerebro que los lobbies LGBT –con el indispensable respaldo activo del Partido Demócrata, ahora radicalizado- han impuesto, a las bravas, en el conjunto del sistema escolar de EE.UU. Algo muy semejante ha sucedido también España, hasta un grado inadmisible de intromisión en los valores de las familias.
Esta sectaria imposición –a la que llaman “inclusiva”-, se basa en el simpático principio de algo así como que “los niños no pertenecen a los padres”, como en España declaró con todo desparpajo la nefasta Ministra de Educación Isabel Celaá (del PSOE), en 2020.
Los electores estadounidenses ya rechazaron la intromisión estatal en la educación de sus hijos, en noviembre de 2021
En las elecciones parciales en Estados Unidos de noviembre de 2021, a ciertos cargos estatales, el candidato demócrata, Terry McAuliffe, que parecía tener asegurada su victoria como Gobernador de Virginia, fue derrotado por el candidato del Partido Republicano Glenn Youngkin –que era un primerizo-.
Una de las causas que se manejaron para explicar este inesperado resultado, es que el candidato progresista declaró lo siguiente en la campaña:
“Pienso que los padres no deben poder decir a los colegios [públicos] que es lo que deben enseñar a sus hijos”.
En Virginia, los padres estaban movilizados contra el adoctrinamiento de sus hijos en el racismo antiblancos, al que denominan teoría crítica de la raza -que forma parte del pensamiento marxista actual-, según la cual el conjunto de los ciudadanos blancos y todas las instituciones estadounidenses, todavía en la actualidad, se caracterizan por su carácter racista sistemático.
Como expresé en mi artículo sobre dichas elecciones parciales de noviembre, citando las declaraciones de quien es el jefe de la bancada republicana en la Cámara Baja del Congreso nacional, Kevin McCarthy:
““Si las elecciones en Virginia nos han mostrado algo, es que los padres están demandando disponer de más control sobre [lo que sucede en] las aulas escolares y más exigencia de responsabilidades” a los directores de los colegios y a las administraciones escolares de los condados o school boards”.
Es bien sabido que en EE.UU. la mayoría de los profesores escolares, así como de las autoridades de los colegios públicos, es progresista y quieren “hacer de su capa un sayo”, como está sucediendo desde hace décadas.
La nueva ley de Florida es muy razonable
Para empezar, la prohibición de adoctrinamiento escolar se circunscribe a los niños en los jardines de infancia y hasta los 8 o 9 años de edad (tercer grado de primaria).
Respecto a los niños de primaria de más de 9 años, la ley se limita establecer que las clases sobre identidad de género y orientación sexual podrán ser prohibidas cuando no resulten apropiadas a la edad de los alumnos o a su grade de desarrollo emocional, en función de lo que establezcan las normas estatales sobre los estándares académicos requeridos para cada nivel de primaria.
En el principal diario conservador nacional, The Wall Street Journal (WSJ), se explica lo siguiente:
“Quienes respaldan este proyecto de ley, dirigidos por el Partido Republicano que controla ese Senado, afirman que su intención es proporcionar un mayor control de los padres sobre la educación de sus hijos, excluyendo de las aulas ciertos contenidos inapropiados. Los demócratas, los [llamados] grupos de derechos civiles y otros opositores, que denominan la ley como “No digas que eres gay”, sostienen que supone una censura para la discusión sobre las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales, y que provocará el aislamiento de los niños LGBT, que son vulnerables al acoso”.
Los padres deberán ser informados sobre sus hijos y poder actuar ante los directores escolares que incumplan esta ley
Por otro lado, el WSJ añade que el proyecto de ley “no autoriza a que los ¨consejos escolares¨ (school districts) oculten a los padres información [a la que hayan tenido acceso] sobre la salud mental, emocional o física de los alumnos, incluyendo asuntos relativos a la identidad de género”, que es algo que viene sucediendo de manera extendida.
Finalmente, el diario WSJ informa de que el proyecto “permitirá a los padres demandar [judicialmente o por vías de conciliación] a los consejos escolares sobre posibles violaciones a lo dispuesto por esta ley”.
El cinismo de los progresistas
La cadena televisiva conservadora FOX News nos informa que la jefe de la minoría demócrata en el Senado de Florida, la Sra. Lauren Book, ha declarado en la cámara, sin asomo de sonrojo, lo siguiente:
“Puedo asegurarles [, señorías,] con absoluta certeza … que los enseñantes de Florida no están adoctrinando a los niños pequeños con materias que sean inapropiadas para su edad … Tampoco están introduciendo, de modo encubierto, las cuestiones de la agenda gay, de la agenda trans, ni [en general] de la agenda woke [esto es, del progresismo extremista actual]”.
Como decimos en España, con cierta chulería: ¡Pero qué me cuentas, morena!
A impedir el adoctrinamiento ideológico, lo llaman “censura”
El postmodernismo y, después, el pensamiento políticamente correcto, hoy devenido en pensamiento woke (ultraprogre) han tenido siempre una vocación autoritaria, de exclusión y condena radical de cualquier otra forma de pensar, aunque –cínicamente- lo denominan una actitud “inclusiva”.
Conforme a esos planteamientos, de raíz marxista (asumidos por los partidos comunistas durante décadas), desarrollados en los años 70 del pasado siglo en Europa, tal como –por ejemplo- por el intelectual francés de extrema izquierda Jacques Derrida, únicamente son aceptables las posiciones políticas por ellos definidas.
Ellos han universalizado la concepción de que cualquier idea que se aparte de sus planteamientos es, no sólo equivocada, sino detestable e –incluso- perseguible por la ley; para lo cual han ido introduciendo en las legislaciones nacionales –como la de EE.UU. y la de España-, de la mano de los consabidos tontos útiles de la derecha, leyes que criminalizan cualquier discrepancia con el lobby LGBT, feminista, abortista, etc.
Esta progresía liberticida es la que ahora tiene el descaro de acusar a quienes cuestionan su dictadura del pensamiento de “censores”.
Del rechazo al racismo antiblancos al del adoctrinamiento LGBT en los colegios
En una reciente crónica de la agencia de noticias de negocios estadounidense Bloomberg, se decía: “los esfuerzos [en estos primeros meses de 2022] por restringir en los colegios la discusión sobre la identidad de género y la orientación sexual, están creciendo en los Congresos de los estados al calor del movimiento en contra de la enseñanza de la teoría crítica de la raza [o racismo antiblancos]”, que se ha venido desplegando desde hace varios años y, en particular, durante 2021.
Quien lea esta crónica de Bloomberg y muchas otras, verá que también esta empresa se ha subido íntegramente al carro del progresismo radical, aunque las formas en que lo expresa son de corte moderado.
De momento, además de Florida, otros 8 estados están discutiendo leyes semejantes
La ley de Florida en favor de los derechos de los padres y en contra del adoctrinamiento LGTB en los colegios va a ser la primera en entrar en vigor, pero –durante este comienzo de 2022- varios otros estados han comenzado a tramitar leyes semejantes.
Concretamente, otros 8 estados –por el momento- están siguiendo los pasos de Florida en este importante asunto. Se tratan de Indiana, Kansas, Oklahoma, Iowa, Misuri Carolina del Norte, Carolina del Sur y otro. Como se ve, son estados del centro del país, del Midwest, y de la costa sudeste (las Carolinas).
Varios de estos proyectos de ley establecerían una mayor “transparencia curricular”, lo que equivale a que los profesores informen a los padres de todos los materiales docentes sobre asuntos de orientación sexual e identidad de género que vayan a emplear en sus clases. Como la mayoría de los profesores en los colegios públicos son progresistas (como también ocurre en España), están muy enfadados con esta elemental medida, a la que denigran como una forma de censura.
Otras veces, se fija la obligación de que haya un teléfono al que los alumnos menores puedan dirigirse para informar si un profesor ha incumplido algunas de las instrucciones de dichas leyes. ¿Acaso no se han creado multitud de teléfonos para denunciar “discriminaciones” de todo tipo, empezando por las ínfimas e incluso ficticias, pero que a ellos “les molestan”?
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