Castigo del electorado a Biden, quien se muestra preocupado
El martes, día 2 de noviembre, tuvieron lugar elecciones en unos cuantos estados y ciudades del país, al mismo tiempo que se sometieron al voto del electorado una serie de propuestas municipales.
El resultado electoral más destacado de esa jornada ha sido que un candidato republicano, Glenn Youngkin, se haya alzado con el puesto de gobernador del estado de Virginia, tras dos mandatos del Partido Demócrata, y tratándose de un territorio que ha ido desplazándose desde comienzos de este siglo hacia los demócratas.
Además, este cargo hasta hace muy pocos meses parecía estar asegurado para el candidato de izquierda, Terry McAuliffe. Más adelante, trataremos sobre este vuelco y del relevante papel que ha jugado la preocupación de la mayoría de los padres respecto al adoctrinamiento de sus hijos en las escuelas públicas de Virginia.
Como a estas alturas todo el mundo ha podido observar, quien fuera hace años un político de orientación moderada, Joe Biden, se ha echado ahora totalmente en brazos del ala extremista de su partido (esto es, del senador socialista Bernie Sanders –admirador del régimen castrista- y de la Quad), haciendo suyas casi todas las políticas de este conglomerado de fanáticos.
Por ello, no supone exageración alguna adjudicar a Joe Biden las derrotas sufridas el día 2 por los candidatos más progresistas y por las reformas más irresponsables que se votaban en algunas ciudades como, por ejemplo, en la ciudad de Mineápolis la propuesta de disolver su fuerza policial municipal y sustituirla por una especie de “cuerpo de agentes sociales para prevenir e intermediar en los conflictos” que surgieran en la ciudad …
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La popularidad de Biden y Kamala Harris se ha hundido en sólo ocho meses. Biden está casi al mismo nivel que Trump en 2020 y que Jimmy Carter 17 sept. 2021.
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¡A esto han llegado los concejales demócratas de Mineápolis, que dominan totalmente el consistorio! Fueron ellos quienes propusieron formalmente esta disolución.
“Dejar sin presupuesto a la Policía” (Defund the Police)
Ésta de aquí arriba fue la principal exigencia –y la consigna más repetida- de los extremistas de izquierda, negros y blancos, durante las violentas e inaceptables revueltas, incendios y saqueos que organizaron durante el verano de 2020 (a lo largo de casi 4 meses), tras el asesinato en la ciudad de Mineápolis de un ciudadano negro, George Floyd, por unos policías municipales de esa ciudad.
Exigencia que los ayuntamientos gobernados por los demócratas han ido satisfaciendo, en menor o mayor medida, en Nueva York, San Francisco, Chicago, Filadelfia y varias decenas de otras importantes ciudades … hasta la actualidad, como demuestra el referéndum que se acaba de celebrar en Mineápolis. Y seguirán haciéndolo en los próximos meses y años, si el presidente no introduce un cambio de rumbo, lo que no parece nada probable.
Demanda perentoria –Defund the Police– que ha ido adoptando diversas formas en las distintas ciudades dirigidas por el Partido Demócrata, siempre encaminadas a reducir las fuerzas policiales municipales, maniatar la actuación de los agentes, amenazarles con sanciones ante la mínima denuncia, desproveerles de autoridad y, como en Mineápolis, la propuesta del propio Ayuntamiento de pura y simplemente ¡disolver el Departamento de Policía!
La dirección nacional del Partido Demócrata no se ha opuesto a la propuesta de Mineápolis
Quien haya escuchado o leído alguna declaración del Presidente Biden o de su radical vicepresidente, la señora Kamala Harris, que nos lo haga saber, porque nadie hemos escuchado ni una sola palabra de sus bocas desautorizando semejante irresponsabilidad.
Tampoco lo hemos escuchado de la jefe de la Cámara Baja del Congreso, la Sra. Nancy Pelosi, ni del jefe del Senado, Chuck Schumer, ambos altos dirigentes nacionales de dicho partido.
No puede obviarse la relevancia de este referéndum, como si se tratara de un asunto puramente local, ya que de haber salido adelante hubiera sido la primera vez que una ciudad de EE.UU. hubiera tomado análoga demencial decisión y seguramente habría estimulado a otras ciudades a seguir su mismo camino hacia la anarquía.
Estos ataques a las fuerzas policiales y la creciente impunidad de los criminales han disparado los homicidios en EE.UU. desde 2020
La colaboración –casi alianza- entre los gobernantes municipales demócratas y los movimientos radicales y violentos con la excusa racial (entre los que destaca la organización racista antiblancos Black Lives Matter) seguro que logró desgastar electoralmente a Donald Trump y aportó bastantes votos a Joe Biden en noviembre de 2020.
Pero, el precio de este oportunismo político de la izquierda y de su ideología buenista hacia los delincuentes, inevitablemente, ha hecho dispararse la criminalidad y el número de homicidios en todas aquellas ciudades, desde los alborotos iniciados a finales de mayo de 2020.
Los datos del FBI
Este pasado mes de septiembre el FBI publicó su estadística de criminalidad del año 2020. Como recoge el diario conservador The New York Post:
“El número de homicidios en EE.UU. experimentó en 2020 el mayor incremento jamás habido, en un solo año, desde que el FBI comenzó a elaborar su estadística nacional de criminalidad en 1960” … En 2020 “hubo 5.000 homicidios más que el año anterior, totalizando unos 21.500”, lo que supone “un incremento de [casi el] 30%”, frente al “récord previo del año 1968, en el que el aumento fue del 12,7%”.
Cambio en el número de homicidios en EE.UU. respecto al año precedente
Fuente: The New York Times (NYT). Datos: estimaciones del FBI.
El New York Post puntualiza, a partir de los datos del FBI, que “fueron las grandes ciudades [con más de 250.000 habitantes] las que se llevaron la peor parte con un incremento de los homicidios del 35%”.
¿Quién puede extrañarse de que este grave empeoramiento de la seguridad ciudadana se haya convertido en una de las principales preocupaciones de los ciudadanos en general y, en concreto, de quienes participaron en las votaciones de este pasado día 2 de noviembre?
Bajo Trump los homicidios en el país se mantuvieron muy bajos
La presidencia de Donald Trump fue entre comienzos de 2017 y final de 2020. Ya he explicado las causas del enorme salto en 2020, que nada tiene que ver con la actuación de Trump.
Pero en sus 3 primeros años -2017 a 2019- el número de homicidios se redujo sensiblemente, como puede apreciarse fácilmente en el gráfico de arriba. Sin embargo, bajo el progresista Barack Obama, en sus dos últimos años (2015 y 2016) también se produjo un despunte del número de homicidios.
Como es sabido, el Presidente Trump expresó desde su campaña electoral un apoyo decidido a las fuerzas policiales, lo que estimuló el tesón y la confianza de los agentes y desanimó a los criminales.
… pero los votantes de Mineápolis, sí que han rechazado este día 2 de noviembre la disolución de su Policía?
Casi el 57% de los ciudadanos que intervinieron en el referéndum se opusieron a la medida propuesta por el propio Ayuntamiento, frente a algo más del 43% que lo respaldaron: una diferencia de casi 14 puntos … aunque, de todos modos, aquel 43% no deja de resultar preocupante.
También los votantes en otras ciudades y estados se han opuesto a la inseguridad ciudadana este día 2 de noviembre
Los editorialistas del principal diario conservador nacional de EE.UU., el Wall Street Journal (WSJ, al que sólo se accede –plenamente- mediante suscripción), han resaltado la honda preocupación ciudadana actual por la violencia reinante en todo el país que han expresado los resultados electorales del día 2, con el siguiente titular:
“Los votantes han cancelado la guerra contra la Policía”
En EE.UU., desde hace tiempo, se viene denominando como “guerra contra la Policía” las demandas anarquistas del movimiento radical negro y multitud de reformas parciales que los alcaldes progresistas vienen adoptando para impedir que las fuerzas policiales puedan ejercer eficaz y plenamente sus responsabilidades, sin el temor a todo tipo de sanciones por sus superiores.
Por otro lado, el término “cancelado” de aquel titular del WSJ supone darle la vuelta al nombre que usa la izquierda extrema para su postura de desacreditar e intentar destruir a relevantes personajes históricos (como uno de los padres fundadores de EE.UU., Thomas Jefferson –cuya estatua va a ser retirada del salón de plenos del Ayuntamiento de la ciudad de Nueva York), incluso el mismísimo George Washington, Cristóbal Colón o personajes más recientes, como el primer ministro británico que se enfrentó con éxito al avance imparable de Hitler, Winston Churchill. A esta actitud antiestadounidense y antioccidental la llaman “Cancel culture”, que podríamos traducir por cultura de la cancelación [histórica] o revisionismo histórico izquierdista.
El acoso a las policías municipales ha provocado miles de dimisiones y la extrema prudencia de quienes siguen siendo agentes
No hay que olvidar –con respecto a los efectos de la guerra contra los policías– que en muchas ciudades, tras la ofensiva extremista contra las fuerzas policiales municipales de 2020, muchos miles de agentes han dejado sus puestos ante la falta de respaldo de sus superiores. Los agentes que no han dimitido, ahora actúan con pies de plomo ante la anarquía imperante, por las abiertas amenazas contra ellos por alcaldes demócratas como el nefasto Bill de Blasio, de Nueva York, quien afortunadamente acaba de concluir su mandato.
Como subtítulo de su editorial, el Wall Street Journal ha escrito:
“Desde Seattle [en la costa del Pacífico] hasta Long Island [junto a la ciudad de Nueva York], los americanos han votado en contra del desorden público” existente.
Así ha sucedido realmente, aunque repasar aquí en detalle las diversas votaciones que se han celebrado por el país, abrumaría en detalles a los lectores de España.
Elegido un gobernador republicano en Virginia
La victoria del candidato republicano, Glenn Youngkin, al puesto de gobernador de este estado, siendo además la primera vez que se presentaba a una elección política, derrotando a Terry McAuliffe –que había sido gobernador de Virginia, en el pasado-, ha constituido la noticia más destacada y comentada de las elecciones parciales del 2 de noviembre.
Como se puede ver en el cuadro de aquí abajo, hace sólo doce meses el Presidente Biden ganó fácilmente a Donald Trump en este estado, por más de 10 puntos porcentuales de diferencia. Por tanto, hace una semana se ha producido un vuelco de los votantes de 12,6 puntos, en favor del candidato conservador al puesto de gobernador.
En Nueva Jersey el candidato republicano acortó mucho la diferencia con el demócrata, respecto a 2020
También el pasado día 2, para elegir al gobernador del estado de Nueva Jersey, se produjo un vuelco muy amplio: 13,5 puntos, con respecto a los comicios de 2020.
Nueva Jersey es un estado de un predominio histórico demócrata más acusado que Virginia. En 2020 Biden lo ganó por casi 16 puntos frente a Trump. Además, como la dirección republicana veía prácticamente imposible una victoria en Nueva Jersey, apenas se dedicaron recursos a esta campaña.
Por tanto, es indudable que el serio vuelco en estos dos estados pro-demócratas debe responder a factores más allá de los puramente locales.
El principal diario de izquierda dura de EE.UU. el EE.UU. el New York Times (NYT), tuvo que admitir en el titular de su crónica sobre Virginia que el resultado era “revelador”; añadiendo en el subtítulo que “esta victoria podría indicar la forma en la que los republicanos quizá ganen el próximo año [en las parlamentarias generales de 2022] en estados azules” [esto es, de tradición demócrata].
Por otro lado, en Virginia los demócratas también han perdido la mayoría que tenían en la cámara baja del estado (55 a 45), alzándose los conservadores con su control, aunque sea por la mínima: 51 a 49.
Cuál ha sido la fórmula ganadora en Virginia
La forma en que el candidato republicano ha ganado el puesto de gobernador de Virginia, en palabras de los editorialistas del Wall Street Journal, es “centrándose en las cuestiones sobre la calidad de vida [de los ciudadanos], tales como la educación, la seguridad pública y el coste de la vida”.
Más arriba ya hemos tratado sobre la gravísima situación de inseguridad ciudadana reinante en el país.
El coste de la vida ha pasado a un plano destacado en las preocupaciones de los votantes –a nivel nacional-, por el rápido despunte de la inflación de precios bajo el Presidente Biden desde comienzos de 2021, debido al enorme aumento del gasto público federal y el que se está tramitando aún en el Congreso.
El fuerte aumento de los impuestos federales que todo el mundo espera del Presidente Biden, supone asimismo una intranquilidad para las clases medias y de trabajadores.
La educación escolar de sus hijos ha hecho bascular el voto de muchos electores en Virginia
Pero, además de los anteriores asuntos, ha sido la cuestión de la educación (preuniversitaria) y de los derechos de los padres sobre la misma la que ha jugado un papel muy destacado en la victoria conservadora en Virginia.
Probablemente, uno de los asuntos educativos que haya hecho variar su voto a muchísimas personas, es que el candidato demócrata, Terry McAuliffe, cometiera el error de que se le escapara en un debate público lo que, actualmente, creen casi todos los políticos demócratas estadounidenses:
“Pienso que los padres no deben poder decir a los colegios [públicos] que es lo que deben enseñar a sus hijos”.
Los padres conservadores y muchos de los centristas o independientes de Virginia interpretaron inmediatamente que el candidato demócrata no quiere que el sistema escolar público –que es competencia del Estado, no de la Administración federal- tenga que tener en cuenta, para nada, las opiniones de los padres, en ciertas materias problemáticas.
La reacción ciudadana en contra que se produjo, fue muy amplia, intensa y duradera.
Los padres reclaman una mayor voz sobre el sistema educativo y en cada colegio
Una crónica del Wall Street Journal (WSJ), recoge las siguientes declaraciones de quien es el jefe de la bancada republicana en la Cámara Baja del Congreso nacional, Kevin McCarthy:
“Si las elecciones en Virginia nos han mostrado algo, es que los padres están demandando disponer de más control sobre [lo que sucede] en las aulas escolares y más exigencia de responsabilidades” a los directores de los colegios y a las administraciones escolares de los condados o school boards.
Seguidamente, el dirigente republicano nacional, McCarthy, anunció que su grupo parlamentario va poner manos a la obra para la elaboración de una “carta de derechos de los padres” para las enseñanzas primaria y secundaria, referido específicamente a los centros públicos.
No al adoctrinamiento en las aulas
Además, el candidato ganador conservador, había apoyado en diversas ocasiones a grupos de padres de diferentes colegios de Virginia que se habían opuesto a que a sus hijos se les enseñase una teoría de raíz marxista (la teoría crítica de la raza o critical race theory) según la cual todos los blancos son racistas en EE.UU. –salvo los demócratas- y todas las instituciones del país siguen adoleciendo de racismo sistemático contra los negros y otras minorías. Muchos padres, en definitiva, se oponen activamente a que sus hijos sean adoctrinados en las aulas y, en particular, sobre asuntos relativos a valores personales, y a que se tergiverse la realidad social actual de su país.
Además, el candidato republicano, Youngkin, había criticado durante la campaña que su contrincante demócrata, cuando había sido gobernador años atrás, “vetó una ley estatal que hubiera permitido que los padres decidieran excluir a sus hijos de clases que comprendieran materiales con referencia explícita a cuestiones sexuales” (según cuenta el WSJ), a ciertas edades. Esto es algo análogo a lo que en España se denomina la reclamación de implantar un PIN parental, mediante el que los padres puedan decidir la presencia o no de sus hijos en cierto tipo de clases o actividades extracurriculares.
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Grave aumento de homicidios en EEUU que Joe Biden no parece dispuesto a frenar 8 febrero 2021
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