· Tras el presente RESUMEN, se reproduce el ARTÍCULO COMPLETO ·
El Presidente Trump firmó el día 23 de marzo la Ley Presupuestaria para el año fiscal 2018 (que finaliza el 30 de septiembre), tras haber considerado en el último momento no suscribirla por las numerosas concesiones que hubieron de ser aceptadas en el Capitolio para conseguir el voto favorable de una buena parte de los senadores y representantes demócratas. Esta importante ley del presupuesto federal ha adquirido un carácter bipartidista, lo que viene bien al Presidente Trump y, en noviembre, a los candidatos de ambos partidos.
El 7 de febrero los dirigentes parlamentarios de los dos partidos habían acordado las grandes líneas de los presupuestos de 2018 y 2019 –recibiendo la conformidad de Trump-.
El presupuesto federal para 2019 se negociará en estos próximos meses, dentro de las líneas acordadas en febrero, para que entre en vigor el 1 de octubre, antes de las elecciones del próximo noviembre.
La aprobación del presupuesto, como la mayoría de las leyes, requiere una mayoría cualificada de 60 votos en el Senado, del total de 100. La derecha cuenta con sólo 51 escaños, por cuanto ha sido obligado que los republicanos hayan negociado un acuerdo con los demócratas, que se han apuntado una serie de concesiones.
En el acuerdo presupuestario los republicanos han conseguido aquello a lo que más aspiraban: incrementar la financiación de las fuerzas militares. La izquierda también ha logrado su prioridad: ampliar el gasto en programas sociales.
Este tradicional procedimiento de toma y daca es uno de los ingredientes imprescindibles para la aprobación de leyes bipartidistas.
El importe definitivo del presupuesto federal de gastos de 2018 asciende a 1,3 billones (continentales) de dólares.
El gasto militar aumenta en 78.000 M$, respecto a 2017, mientras el resto del gasto lo hace en 52.000 M$.
El presupuesto de defensa de EE.UU. se vio reducido un 20% (en términos reales) a la largo de los ocho años de Barack Obama, que concluyeron en 2016. Trump y la derecha quieren recuperar cuanto antes los niveles anteriores.
Bastantes republicanos de la Cámara Baja han votado en contra de este presupuesto por el gran incremento que se produce en el nivel general de gasto, lo que provocará un elevado déficit y el consiguiente aumento de la deuda nacional.
La gran mayoría de los principales renglones y programas del presupuesto de 2018 son los que se explicaron en mi artículo del 15 de febrero, que se puede consultar pinchando aquí.
A continuación figuran los principales cambios con respecto al proyecto de febrero.
A.- Los demócratas apenas han presionado al final en favor de los dreamers (jóvenes inmigrantes ilegales), prefiriendo conseguir mejoras sociales que benefician a una variedad de colectivos; naturalmente, habrán sopesado la ventaja electoral que les proporcionaba lo uno y lo otro de cara a noviembre. La situación de aquellos 1,8 millones de personas –más o menos amenazados de deportación-, no ha cambiado nada.
B.- Trump únicamente ha logrado una fracción de lo que pidió para completar el muro. El presupuesto prevé 1.570 M$, para expandir o reforzar 150 km del muro.
C.- Los demócratas han conseguido que –en principio- no se amplíe la plantilla de la agencia ICE (que busca a los inmigrantes ilegales dentro del país, para su deportación). Pero al controlar el GOP la Administración, podrá efectuar traslados de otros fondos para extender aquellas fuerzas policiales.
D.- Financiación parcial de un nuevo túnel ferroviario entre las ciudades de N.Y. y Nueva Jersey. Es un asunto nuevo que no se contempló en el acuerdo marco presupuestario del 7 de febrero. Los republicanos y Trump desean que aquellos dos estados y esas dos ciudades aporten por lo menos la mitad de los fondos requeridos, financiando el resto con préstamos bancarios y una pequeña ayuda federal. Finalmente, el presupuesto federal aportará una cantidad simbólica: 650 M$ (el 5% del total).
E.- Otro nuevo gasto, introducido por ambos partidos, es el reforzamiento de la ciberseguridad de cara a las elecciones de noviembre, ante probables intentos de injerencia de Rusia.
· Artículo completo ·
Aprobado definitivamente el Presupuesto federal de 2018
El Presidente Trump firmó el día 23 de marzo la Ley Presupuestaria para el año fiscal 2018 (que finaliza el 30 de septiembre), tras haber considerado no suscribirla por las numerosas concesiones que hubieron de ser aceptadas en el Capitolio para conseguir el voto favorable de una buena parte de los senadores y representantes demócratas.
Esta importante ley del presupuesto federal ha adquirido un carácter bipartito, lo que viene bien al Presidente Trump y, en noviembre, a los candidatos de ambos partidos.
La tramitación parlamentaria
El 7 de febrero los dirigentes parlamentarios de ambos partidos habían acordado las grandes líneas de los presupuestos de 2018 y 2019 –recibiendo la conformidad de Trump-, pero ha llevado mes y medio ultimar la negociación sobre diversos aspectos y revisar las 2.230 páginas del presupuesto para 2018.
Aquella comprobación y actualización técnica de los presupuestos es muy laboriosa. El procedimiento habitual se desarrolla en paralelo en 12 subcomités de cada cámara, correspondientes más o menos a los 15 departamentos ministeriales. En esta ocasión, con medio año de retraso respecto al calendario normal, la negociación del conjunto del paquete ha supuesto la fusión de los 12 proyectos, dándosele el nombre de Ley Omnibus.
El presupuesto federal para 2019 (que debería arrancar el 1 de octubre de 2018) se negociará en estos próximos meses, dentro de las líneas acordadas el pasado 7 de febrero, para ser aprobado en el Capitolio bastante antes de las elecciones del próximo mes de noviembre, para que no interfiera con los comicios y con la renovación total de la Cámara Baja (que tiene lugar cada 2 años) y de alrededor de una tercera parte del Senado.
El 21 de marzo (ya de madrugada) alcanzaron un acuerdo sobre el Presupuesto para 2018 las cuatro personas dirigentes del Congreso: el jefe (republicano) del Senado, Mitch McConnell; el jefe de la oposición, el senador Chuck Schumer, el jefe (republicano) de la Cámara Baja, Paul Ryan, y la jefe de la oposición, la congresista Nancy Pelosi.
Como suele suceder en el Congreso de EE.UU. (para su descrédito ante la opinión pública), este acuerdo sólo se alcanzó a menos de tres días del plazo en que finalizaba la anterior autorización a la Administración federal para continuar funcionando: a las 0h. del sábado, día 24 de marzo. Llegado a esa fecha y hora, la Administración hubiera quedado paralizada (government shutdown) temporalmente.
La aprobación del presupuesto federal, como la mayoría de las leyes, requiere una mayoría cualificada de 60 votos en el Senado, del total de 100. La derecha cuenta con sólo 51 escaños.
El día 22 por la mañana el pleno de la Cámara de Representantes aprobó (256 a 167) el proyecto de ley. A la mañana siguiente, del viernes día 23, el Senado lo sacó adelante, por 65 a 32. Por la tarde, el presidente firmó la ley presupuestaria.
Esta tramitación contrarreloj a menudo comporta que se cuelen errores en el voluminoso texto, que luego han de ser corregidos a través de otras normas con rango de ley.
Resumen del contenido del Presupuesto
Como afirmaba en mi artículo del 15 de febrero: “En el acuerdo presupuestario del 7 de febrero los republicanos han conseguido aquello a lo que más aspiraban: incrementar la financiación de las fuerzas militares. La izquierda también ha logrado su prioridad: ampliar el gasto en programas sociales”.
Este tradicional procedimiento de toma y daca es uno de los ingredientes imprescindibles para la aprobación de leyes bipartidistas. Otro elemento es la voluntad de colaborar, en vez del deseo de bloquear toda iniciativa del otro partido.
Añadía en aquel artículo que: “Este gran aumento del gasto ha sido posible porque el Congreso ha dejado sin efecto temporalmente el complejo mecanismo de limitación anual del presupuesto federal instaurado en 2011 (Budget Control Act), conocido popularmente como el sequester, superándose apreciablemente sus topes anuales de gasto”.
El importe definitivo del presupuesto federal de gastos de 2018 asciende a 1,3 billones (continentales) de dólares.
El gasto militar aumenta en 78.000 M$, respecto a 2017, mientras el resto del gasto lo hace en 52.000 M$.
Con respecto a los límites que derivarían del sequester, los gastos militares los sobrepasan en 80 miles de millones de dólares, y los demás en 63 MM$.
Todo el aumento del gasto militar lo pedían los republicanos, mientras que la mayoría de los aumentos en el resto del presupuesto lo reclamaron los demócratas. Los fondos para afrontar la crisis en el uso de los opiáceos, el incremento para la investigación médica del INH y la ampliación para cubrir las pérdidas por los huracanes de agosto – noviembre de 2017 y los incendios en California, los solicitaron ambos partidos.
El presupuesto de defensa de EE.UU. se vio reducido un 20% (en términos reales) a la largo de los ocho años de Barack Obama, que concluyeron en 2016. Trump y la derecha quieren recuperar cuanto antes los niveles anteriores y así lo proclamaron durante la campaña electoral, obteniendo el respaldo de los ciudadanos para llevar a cabo dicha política.
Bastantes republicanos de la Cámara Baja votaron en contra de este presupuesto por el gran incremento que se produce en el nivel general de gasto, lo que provocará un elevado déficit y el consiguiente aumento de la deuda nacional. Uno de ellos, el representante Mark Meadows, es el jefe del grupo autodenominado House Freedom Caucus, que comprende a unas tres docenas de congresistas que, ideológicamente, suelen estar próximos al presidente.
Principales cambios en el Presupuesto
La gran mayoría de los principales renglones y programas del presupuesto de 2018 son los que se explicaron en mi artículo del 15 de febrero, que se puede consultar pinchando aquí.
A continuación se recogen sólo lo que ha cambiado o se ha añadido en la versión final del presupuesto federal.
Finalmente, casi no ha entrado nada en el Presupuesto sobre cambios en inmigración.
A.- La izquierda no ha conseguido que se establezca una vía para legalizar a los 1,8 millones de jóvenes inmigrantes ilegales, que fueron introducidos en el país por sus padres no hace muchos años, los conocidos como “soñadores” (dreamers). En realidad, los demócratas apenas han presionado al final en favor de los dreamers, prefiriendo conseguir las mejoras sociales que benefician a una variedad de colectivos; naturalmente, habrán sopesado la ventaja electoral que les proporcionaba lo uno y lo otro de cara a noviembre y han dejado a los dreamers para más adelante.
B.- Por su parte, Trump únicamente ha logrado una fracción de los 25.000 M$ (a lo largo de 10 años) que solicitó para completar el muro y reforzar otras medidas de seguridad en la frontera. El presupuesto prevé para 2018, 1.570 M$ para este proyecto: la construcción de 53 km de nuevo muro y la sustitución o reforzamiento de otros 97 km, lo que totalizan 150 km (93 millas). La renovación del muro existente es menos problemático que la construcción de nuevos tramos. Lo que se ha incluido en el presupuesto para el muro, es lo que Donald Trump pidió hace un año, que luego elevó grandemente.
C.- Los demócratas han conseguido que no se amplíe la plantilla de la agencia ICE (que busca a los inmigrantes ilegales dentro del país), pero –a través del Departamento de Seguridad Interior- se contratarán 65 nuevos agentes y 60 nuevos fiscales especiales y otro personal. Además, al controlar el partido GOP la Administración, podrá efectuar –legalmente- otros traslados de fondos para extender las fuerzas policiales. Por último, la ley presupuestaria si aumentará el personal de las patrullas de frontera (Border Patrols).
D.– Asimismo, los demócratas han logrado que la Administración federal (parece que durante 2018) no intente sacar adelante nuevas penalizaciones para las llamadas “ciudades santuario” (como Los Angeles y Oakland, en California) cuyos ayuntamientos (dirigidos por la izquierda) se niegan a cooperar con los agentes federales de la ICE en la investigación de inmigrantes ilegales para ser deportados.
E.- Financiación parcial de un nuevo túnel ferroviario entre las ciudades de N.Y. y Nueva Jersey. Es un asunto nuevo que no se contempló en el acuerdo marco presupuestario del 7 de febrero.
Este nuevo túnel no se destinará sólo al movimiento de personas en aquella área metropolitana, sino al paso por esa zona del Corredor FC del Nordeste de EE.UU. El recorrido total en funcionamiento transcurre entre Boston y Washington, D.C., atravesando Nueva York. Aquellos dos estados y ciudades cuentan tradicionalmente con gobernadores y alcaldes demócratas y aún necesitan conseguir gran parte de los 12.700 M$ que costará el proyecto.
Los republicanos y Trump desean que aquellos dos estados y esas dos ciudades aporten por lo menos la mitad de los fondos requeridos, financiando el resto con préstamos bancarios y una pequeña ayuda federal. El Partido Demócrata reclama que la Administración federal corra con la mitad de aquel total, que Obama había comprometido, pero solo de palabra.
Finalmente, el presupuesto federal de 2018 aportará una cantidad simbólica: 650 M$ (el 5% del total). Por otro lado, la Casa Blanca podría detener más adelante la utilización de dicha cantidad.
F.– Otro nuevo gasto, introducido por ambos partidos, es el reforzamiento de la ciberseguridad de cara a las elecciones de noviembre, ante probables intentos de injerencia de Rusia. Una comisión federal de ayuda a los sistemas de recuento de los Estados, recibirá 380 M$. El FBI obtendrá 300 M$ para intensificar su labor de contrainteligencia de los hackers de Rusia.
G.– Entre las disposiciones adicionales de la Ley Omnibus, se ha añadido el proyecto de ley Taylor Force, que estaba estancada en el Capitolio. Esta ley recortará considerablemente el importe de la ayuda económica a la Autoridad Palestina, en tanto ésta siga proporcionando pensiones a las familias de los terroristas palestinos, como al que asesinó en Israel al estadounidense Taylor Force en 2016.
H.- En relación a la posesión de armas de fuego, los demócratas han aceptado redactar conjuntamente con la derecha una mejora en el sistema de verificación a priori de los antecedentes penales y médicos en las diversas administraciones, respecto a quienes vayan a adquirir armas. Por su parte, los republicanos han consentido en que puedan dedicarse fondos federales a investigar los casos de violencia con armas de fuego.
El Presupuesto militar
El Presupuesto de base del Pentágono para 2018 ha quedado establecido en 589,5 miles de millones de dólares. A esto se añade una partida para contingencias bélicas imprevisibles, de 65,2 MM$, que se destinará principalmente a las acciones bélicas en Irak, Siria y Afganistán.
En conjunto, las partidas militares de 2018 superan las de 2017 en 61,1 MM$, esto es, un 9,3%.
Por primera vez desde 2010, el personal militar va a recibir este año un aumento de sueldo del 2,4%.
El conjunto del personal militar en activo asciende a 1,3 millones de personas y 816,900 reservistas. En total, 2,1 millones.
El presupuesto de personal (137,7 MM$) representa el 21% del total.
Conforme a un informe publicado por el Wall Street Journal del día 23 de marzo, (nuevos) “barcos para la Marina y aeronaves de combate para diversas armas, son los conceptos que más van a beneficiarse del aumento del gasto”. Entre estos últimos “figuran aeroplanos, helicópteros, drones y aviones cisterna”.
Las nuevas aeronaves se destinarán a la Fuerza Aérea, la Marina y al Cuerpo de Marines, totalizando 23.000 M$. Casi la mitad de ese importe se destina a 90 cazas F-35, de un solo motor, que es el más avanzado del arsenal de EE.UU.
A los antiguos pero eficaces aviones de ataque a tierra A-10 Warthogs, de los que hay más de 250, se les cambiará las alas, para alargar su vida útil. Han resultado particularmente apropiados para las condiciones de Afganistán, cuyas fuerzas aéreas han recibido varios de estos pequeños aviones.
Aquel informe también indica que “el Presupuesto destina 23.800 M$ a 14 nuevas embarcaciones militares, (entre ellas) un nuevo portaaviones, dos destructores con misiles guiados y dos submarinos. Los jefes de la Marina vienen lamentándose de que carecen de suficientes embarcaciones, en particular para las misiones en el Océano Pacífico”, donde China más está expandiendo su presencia naval.
Por otro lado, los vehículos terrestres han sufrido un intenso desgaste en los 17 años de guerras en Irak, Siria y Afganistán, por cuanto “el Presupuesto prevé 2.200 M$ para mejorar y mantener vehículos como los transportes blindados de personal Strykers, los tanques Abrams y los vehículos de combate de infantería y caballería Bradley”.
Deja una respuesta