El 22 de diciembre quedó aprobada y sancionada la ley de reforma fiscal. El 80% de las familias pagarán menos impuestos. Las empresas tributarán por un tipo semejante a los de otros países competidores de EE.UU. Millones de pequeños negocios se beneficiarán de una fiscalidad más favorable. La reforma fiscal en EEUU impulsará la actividad económica.
El 22 de diciembre 2017 el Presidente Trump sancionó con su firma la ley de reforma fiscal que había sido finalmente aprobada por el Senado (51 a 49) y por la Cámara de Representantes (227 a 203), dos días antes.
Únicamente los senadores y representantes republicanos votaron en favor de la reforma fiscal en EEUU, si bien doce de los representantes de la derecha lo hicieron en contra, al pertenecer a Estados con una elevada imposición estatal (Nueva York, Nueva Jersey y California), en los que un cierto número de sus residentes sufrirán una subida en sus declaraciones federales.
Esta norma recién aprobada se denomina la Ley de Rebajas Impositivas y de Empleos (Tax Cuts and Jobs Act).
Puede acceder a las 505 páginas de la ley aquí, y a mis anteriores artículos en uno, dos, tres y cuatro.
La tramitación en el Capitolio se ha efectuado a toda prisa, en tan sólo 7 semanas, desde que se presentó la primera propuesta hasta su aprobación el 20 de diciembre. La experiencia negativa cosechada a lo largo de ocho meses de 2017 en el intento de reforma del sistema sanitario ObamaCare, ha condicionado esta tramitación exprés … y ha dado resultado.
Casi todas las compañías y negocios de Estados Unidos y la mayor parte de los declarantes personales se verán afectados por las nuevas disposiciones fiscales, por lo que supondrá la mayor revisión del sistema impositivo desde 1986, bajo Ronald Reagan.
Esta ley constituye la primera gran victoria parlamentaria de la Presidencia de Trump y de las mayorías republicanas en el Capitolio, en el primer año del mandato presidencial. Los centenares de republicanos que se presenten a las elecciones de noviembre de 2018 contarán con un gran triunfo que presentar a los votantes.
Conforme al senador republicano Pat Tommey, lo que ha hecho bien Trump ha sido destacar que la reforma debía comprender una gran bajada del impuesto de sociedades (para igualarse a otros países y como la gran reforma impulsora de la actividad económica nacional) y un amplio recorte impositivo para las clases medias, dejando la redacción de todo lo demás al Congreso.
En palabras del jefe de la Cámara Baja, Paul Ryan, copartícipe de esta gran victoria: “Propugnamos esta reforma durante la campaña electoral. Hemos dedicado buena parte de 2017 a perfilarla, y aquí está”. “Esta fue una promesa hecha y ahora cumplida”.
Mitch McConnell, jefe del Senado, ha sido el otro puntal de la victoria legislativa, manteniendo unidos a los 52 senadores de su bancada, lo que no suele ser nada fácil en otros temas (como la sanidad), pero sí –habitualmente-tratándose de recorte de impuestos.
El coste total de la rebaja de impuestos a lo largo de 10 años, estimado por la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), es de 1,46 billones (continentales) de dólares. Si la reforma no genera una seria reactivación de la economía, aquella cantidad pasará a agrandar la deuda federal.
Gran reducción del impuesto de sociedades (Corporate tax)
El tipo del impuesto de sociedades bajará del actual 35% al 21%, la mayor reducción jamás efectuada. Pero esto venía condicionado por una anomalía de origen en EE.UU.: ningún otro gran país occidental tiene una imposición tan elevada. El nuevo tipo le sitúa en una posición intermedia entre aquellos: sus competidores. Esta reducción supone una necesaria medida correctora, que los anteriores presidentes no consiguieron o no se atrevieron a acometer.
Es preciso tener en cuenta que en EE.UU., a diferencia de la gran mayoría de los países occidentales, todos los Estados –salvo seis- cuentan con impuestos propios sobre las sociedades. El de California asciende a 8,8%, el de Pennsylvania a 9,99%, los de Connecticut y Nueva Jersey el 9%, el de Massachusetts el 8% y en Nueva York el 6,5%.
Por consiguiente, al añadir el tipo medio de los Estados (5 puntos) al futuro 21% del impuesto federal, resultará una imposición media conjunta sobre las sociedades del 26%, que es el que debe compararse con el de otros países –que hasta ahora ha sido del 41% (como aparece en el gráfico de abajo)-.
En las primeras versiones de la reforma, en noviembre pasado, se había considerado fijar el tipo del impuesto federal en el 20%.
Ya que no se trata de una medida coyuntural, la bajada del tipo federal de sociedades es permanente, facilitando la programación a medio plazo de las decisiones de inversión de las empresas.
Este recorte se aplicará íntegramente desde el día 1 de enero de 2018, un año antes de la propuesta del Senado.
Cuando se manipula esta lógica decisión en términos demagógicos,(“la reforma sólo beneficia a las grandes empresas”) deberían explicar por qué las multinacionales de EE.UU. vienen “aparcando” en el extranjero una inmensa cantidad de sus beneficios, cifrada en 2,6 billones (continentales) de US$ desde 2004 (fecha de la última “vacación fiscal”). La excesiva imposición en EE.UU. ha sido el principal motivo; había un gran desajuste en el tipo de este impuesto.
Beneficios de multinacionales en el exterior
Por cierto, la reforma aprobada resuelve aquella situación ofreciendo, por una sola vez, la repatriación de beneficios a EE.UU. pagando el 15,5% (en lugar del 12% inicialmente propuesto en noviembre) por los activos líquidos, a lo largo de 8 años. Esta gran entrada de capitales –que puede llegar a ser de unos 1,6 billones de dólares- dinamizará la economía y tenderá a apreciar el dólar, al aumentar su demanda. Hasta ahora, las empresas estaban obligadas a pagar el 35% sobre todos sus beneficios obtenidos en el exterior por sus sucursales, pero no estaban obligadas a repatriarlos en un plazo determinado.
De cara al futuro, la ley de reforma fiscal en EEUU introduce una serie de disposiciones para tratar de impedir la repetición de la acumulación de beneficios en el exterior. La principal medida, quizás, sea adoptar el sistema tributario de base territorial, por cuanto las multinacionales estadounidenses no tributarán en EE.UU. por la gran mayoría de los beneficios procedentes de otros países, obtenidos en forma de dividendos de sus sucursales en el extranjero, cuando dispongan de al menos el 10% de su capital. Esta medida colocará a las multinacionales de EE.UU. en pie de igualdad con sus competidores occidentales.
Se dificultará (anti-avoidance tax, BEAT) la desviación de beneficios obtenidos en EE.UU. hacia países con baja imposición, como Irlanda o el Reino Unido, mediante una imposición del 10% (que resultará disuasoria en la mayoría de los casos).
Estas reformas de la fiscalidad internacional de Estados Unidos relativa a las empresas, ejercerán una gran y duradera influencia en retener actividad productiva en el país y en atraer inversiones extranjeras, de las que apenas se hace referencia en los medios contrarios a esta Administración.
Además de todo lo anterior, la rebaja del impuesto de sociedades, al abaratar el capital estimulará la inversión productiva en EE.UU., incrementará la demanda de trabajo, reduciendo el desempleo y mejorando los salarios en los próximos años.
El centro de estudios (think tank) conservador Tax Foundation ha estimado que cada uno de los próximos 10 años esta reforma fiscal incrementará el PIB nacional de EE.UU. en 0,29 puntos. A lo largo de aquel periodo el nivel nacional de los salarios aumentará 1,5 puntos, creándose 339.000 puestos de trabajo, equivalentes a tiempo completo. Por otro lado, durante dicha década los ingresos fiscales federales crecerán en torno a 600.000 millones de dólares (debido a la mayor actividad económica inducida), o incluso más, reduciendo el coste neto de la reforma a no más de 870.000 M$.
Finales de 2017
Resultados positivos inmediatos de la reforma fiscal en EEUU
En Wall Street se discute estos días qué parte de la notable mejora que la economía del país ha disfrutado en 2017 se ha debido a la expectativa de que la bajada del impuesto de sociedades prometida por Trump se hiciera realidad, como finalmente ha sucedido.
Por otro lado, ningún economista cuestiona que la bajada del impuesto de sociedades vaya a estimular más la actividad productiva nacional y el empleo en 2018. Lo que se debate es en cuánto aumentarán.
Pretender que las empresas dedicarán todo el ahorro en sus impuestos a aumentar los dividendos en favor de los accionistas, es una burda simplificación cuya falsedad ha empezado a mostrarse en los días siguientes a la aprobación de la reforma fiscal.
El gigante de las telecomunicaciones AT&T ha anunciado que pagará un bono de 1.000 $ a 200.000 de sus empleados. Al mismo tiempo, esta compañía dio a conocer que en 2018 se propone realizar inversiones por un valor de 1.000 millones de dólares que, lógicamente, llevarán aparejados nuevos empleos, no cuantificados.
La compañía Boeng, tras aprobarse la reforma, declaró una mejora de 300 millones de dólares en la formación de sus empleados y en nuevas inversiones.
Comcast, la gran compañía de telecomunicaciones que ofrece servicios por cable, pagará 1.000 $ a 100.000 de sus empleados, tras la reforma fiscal, y aumentará sus inversiones.
Sinclair Broadcast Group pagará un bono de 1.000 $ a sus 9.000 empleados.
El mismo día de la aprobación en el Capitolio de la reforma fiscal, varios bancos anunciaron planes para canalizar hacia sus empleados una parte de los nuevos beneficios, en cuanto el Presidente firmase la ley.
Bank of America (el 2º banco de EE.UU.) hizo público en una nota interna que dentro de doce meses pagará a sus empleados un bono de 1.000$.
Wells Fargo (el 3º banco de EE.UU.), Fifth Third Bancorp (con sede en Cincinnati) y el Western Alliance Bancorp WAL (de Phoenix) van a subir el salario a sus empleados peor pagados.
PNC Financial Services Group (octavo bando) pagará un bono de 1.000 $ durante el primer trimestre y aportará 1.500 $ a los planes de pensiones de sus empleados.
BB&T Corp. (el banco nº 15; de Carolina del Norte) pagará en enero bonos de 1.200 $ a las ¾ partes de sus empleados y, además, a quienes ganan 12$/hora les subirá el sueldo a 15$/hora.
Texas Capital Bank también pagará un bono de1.000 $ a casi todos sus empleados.
El banco Washington Federal subirá el sueldo un 5% a sus empleados que ganen menos de 100.000 $ al año.
AT&T y el gigante de la mensajería FeDex se han comprometido a efectuar nuevas contrataciones de personal en 2018. La extensa cadena de farmacias y supermercados CVS contratará 3.000 nuevos empleados.
Otros cambios fiscales relativos a las empresas
Amortización inmediata de muchas de las inversiones empresariales (Full expensing of investments o Accelerated depreciation). Se considera la inversión en maquinaria y equipos de corta vida, pero no en inmuebles de ningún tipo. La maquinaria y los equipos pueden ser usados, pero adquiridos por un nuevo empresario. Durante los próximos cinco ejercicios, entre 2018 y 2022, se permitiría la amortización de las inversiones de una sola vez, el mismo año de su realización.
La ley también permite facilita la amortización inmediata de una serie de inversiones de las pequeñas empresas (a través de la Sección 179 de la normativa fiscal –fiscal code-). En primer lugar, el tope a deducir aumentará de 510.000 $ a 1 millón de dólares. Por otro lado, el importe de la inversión subirá de 2 M$ a 2,5 M$.
El crédito fiscal por los gastos de investigación y desarrollo finalmente se ha mantenido, con la intención de fomentar el desarrollo de la propiedad intelectual de EE.UU.
Limitada la deducción por intereses (Business interest deduction). Se ha introducido un límite a los intereses netos que pueden ser deducidos. La Cámara Baja y el Senado proponían distintas formas de definir el techo del 30%; finalmente, en los cuatro primeros años ese tope se referirá al volumen del EBITDA (ingresos antes intereses, impuestos, depreciación y amortización). Más tarde se empleará el 30% del EBIT, esto es, los ingresos menos los intereses y los impuestos.
Queda suprimido el método de imposición alternativa mínima (AMT, de sus siglas en inglés) para las empresas, lo que simplifica el sistema tributario y facilita que las compañías puedan reducir sus cuotas por debajo del 21% que entrará en vigor, echando mano de diversas deducciones.
Desgraciadamente han sobrevivido bastantes de las subvenciones favorables a determinados intereses sectoriales (Special-interest subsidies), que en el primer proyecto de la Cámara Baja para la reforma fiscal en EEUU iban a ser eliminadas. Destacan las subvenciones a los vehículos eléctricos, la producción de energía eólica, la inversión en eficiencia energética para edificios, inversiones en nuevos mercados y otras.
Gran mejora de la tributación de los empresarios individuales (Sole proprietorships) y de las compañías colectivas y comanditarias (Partnerships)
A estos tipos de negocios se les denomina, desde el punto de vista fiscal, “pass-through businesses” y comprenden innumerables obreros especializados (pintores, soldadores, etc.), informáticos independientes, periodistas free-lance, abogados con bufete propio, talleres, propietarios de pequeñas pizzerías, etc. La mayoría son autoempleados, sin ningún contratado.
Los hombres de negocios y profesionales que operan bajo las figuras jurídicas arriba indicadas, son las que aportan la mitad de los ingresos tributarios federales por renta de la actividad empresarial, pero no tributan por el impuesto de sociedades. Hasta ahora, tributan sus negocios incorporándolos (pass-through) a su impuesto personal de la renta de las personas físicas, cuyo tipo máximo ha sido el 39,6% y que pasará al 37%.
La nueva ley mantiene este mismo sistema (abandonando la nueva figura propuesta por la Cámara Baja), pero concede una deducción del 20% sobre los ingresos de sus negocios –sometidos a ciertos límites-, resultándoles los tipos impositivos efectivos más bajos en 80 años para este tipo de empresarios, no muy distantes del 21% del impuesto de sociedades, que es lo que se ha buscado.
Estos millones de pequeños y medianos empresarios y profesionales van a resultar muy beneficiados con la nueva ley, que se aplicará desde enero de 2018, pero dejará fuera a unas pocas categorías de estos negocios (los relativos a la sanidad, los servicios jurídicos y los demás servicios profesionales –contables, arquitectos, etc.-).
En el portal del Jefe de la Cámara Baja, Paul Ryan, se dice que alrededor de la mitad de los trabajadores y contratistas del sector privado se encuentran en este tipo de negocios. En la declaración de 2014 casi 40 millones de contribuyentes declararon como negocios “pass-through” y ese número se incrementará mucho en el futuro para beneficiarse de la reforma fiscal en EEUU.
Se han definido procedimientos para evitar abusos en la aplicación de esta nueva gran deducción fiscal y que no se traslade a este concepto lo que son simplemente elevados salarios u honorarios de, por ejemplo, abogados o contables independientes con grandes cifras de negocio.
De todos modos, los expertos en fiscalidad señalan la posible utilización de esta medida para efectuar evasiones de ingresos, lo que dará lugar a una numerosa litigación de la hacienda contra prácticas consideradas abusivas.
Rebaja de la imposición sobre las personas (Income tax o Individual tax)
Se mantienen siete escalones, bajando en general los respectivos tipos, que entran el vigor el 1 de enero de 2018. A esto se suma que los nuevos tramos de ingresos suelen acoger a familias antes situadas en el escalón superior.
El tipo más bajo, 10%, casi dobla su tope superior de ingresos, ampliando mucho las familias comprendidas; estas últimas (de entre 9.326$ y 19.050$) pagarán a la hacienda federal (IRS) el 10%, en lugar del 15%. Algo parecido sucede a las familias de ingresos bajos y medios (entre 19.051$ y 315.000$), muchos de quienes tributarán por un tipo muy inferior respecto a la anterior legislación. Así, las familias con ingresos bajos-medios (entre 37.950$ y 77.400$) tributarán menos de la mitad, al 12% en vez de al 25%.
¿Cómo pueden afirmar los políticos de izquierda que la reforma fiscal en EEUU “sólo beneficia a los más ricos”? Los más ricos obtienen 2,6 puntos menos.
Los hogares con ingresos medios (entre 77.401$ y 315.000$) obtienen recortes de 3 o 4 puntos porcentuales, aparte de que muchos de ellos bajarán a un escalón inferior (como quienes se encuentren entre los 91.9001$ y 165.000$, que pasarán del 28% al 22%, 6 puntos menos).
El siguiente tramo, de ingresos medios-altos (entre 315.001$ y 600.000$) casi permanece igual. Finalmente, las familias con los ingresos más elevados (por encima de 600.000$) ganan 2,6 puntos, y tributarán al 37%.
El efecto de esta rebaja empezará a sentirse en febrero de 2018, cuando la hacienda federal (el IRS) haya hecho público el nuevo cuadro de retenciones fiscales a las personas contratadas.
El centro de estudios (think tank) Tax Policy Center, de orientación de izquierdas, ha efectuado las siguientes estimaciones. Más del 80% de los hogares de EE.UU. disfrutarán de una más baja imposición sobre la renta en 2018, mientras que el 5% verán incrementarse sus cuotas.
El Comité Conjunto sobre Tributación (JCT, de su nombre en inglés), del Congreso y bipartidista, ha calculado que en 2019 la reforma reducirá –por término medio- el impuesto personal soportado por cada uno de los grupos de renta, desplazando algo su incidencia hacia dos grupos: a) los de rentas situadas entre 100.000 $ y 200.000 $, y b) quienes ganan más de 1 millón de dólares al año.
Las indicadas rebajas en la imposición sobre las personas son temporales y, tras 8 ejercicios en vigor, desaparecerán –en principio- en 2025. No obstante, es bastante probable que llegados a aquella fecha el Congreso prolongue la vigencia de estos recortes, como ya hizo en 2010 y 2013 cuando iban a vencer anteriores rebajas de los impuestos sobre las personas. Seguramente será renovado este aspecto de la reforma fiscal en EEUU.
Deducción federal por impuestos pagados al Estado y al Ayuntamiento (State and local tax – SALT- deduction)
Se mantendrá esta cuantiosa deducción –cuya eliminación se había sopesado por el GOP en noviembre, para obtener más recaudación-, pero por primera vez la hacienda federal (el IRS) ha limitado su importe a 10.000 $ por declaración fiscal (tax return).
Esta deducción ha venido favoreciendo sobre todo a las personas que viven en Estados y Ayuntamientos que han expandido más sus gastos (y el nivel de su imposición) y que suelen tener gobernantes de izquierda, como California, Nueva York, Connecticut, Nueva Jersey, etc. Por su naturaleza, esta deducción beneficia más a las personas más ricas.
Con aquel techo que se va a introducir la mayoría de los votantes de rentas bajas y medias no pierden prácticamente nada, afectando sobre todo a las rentas más altas que vienen pagando a su Ayuntamiento elevadas cifras por sus propiedades inmobiliarias y por el impuesto personal de la renta del respectivo Estado (que se añade al federal, como sucede en España con las comunidades autónomas).
Este ha sido una de las cuestiones más controvertidas de la reforma fiscal en EEUU, por sus repercusiones políticas. Los Estados y Ayuntamientos más gastadores –de izquierdas, en su gran mayoría- se verán obligados a recortar sus servicios y obras.
Se reduce la deducción por los intereses de la compra de una vivienda (Mortgage deduction). Hasta ahora se han podido deducir los intereses correspondientes al primer millón de dólares de la hipoteca, cifra que se recorta a 750.000 $.
Las hipotecas contratadas hasta 2017 no se verán afectadas por este cambio.
Con el límite actual se han estado dedicando recursos federales para apoyar la construcción de grandes viviendas en la mayor parte del país, donde los precios no son tan altos como en las ciudades de Nueva York, San Francisco o Chicago.
Otras deducciones para las personas físicas
La deducción general (standard deduction), aplicable a todos los declarantes, sería casi duplicada. Para las declaraciones individuales pasaría de 6,350 $ a 12,000 $, y para las conjuntas de 12.700 $ a $24.000 $. Es sabido que las personas de rentas bajas y medias son las principales beneficiarias de una medida de este tipo. Se aplicará al ejercicio 2018. Este cambio contribuirá a que menos contribuyentes rellenen en el futuro la declaración ampliada (itemized return).
La deducción por hijo ha sido doblada, pasando de 1.000 $ a 2.000 $. Si una persona no estuviese obligada a declarar un año, recibiría de la hacienda federal un reembolso de hasta 1.400 $, lo que no ha sido posible hasta el presente. Además, la reforma fiscal en EEUU eleva considerablemente el nivel de renta familiar que da derecho a esta deducción, de 110.000 $ a 400.000 $, saliendo favorecidos varios estratos de rentas medias y medias-altas. En consecuencia, todas las personas de rentas baja y media pueden obtener esta deducción a partir de ahora.
Exención personal. Las dos mejoradas deducciones indicadas arriba se verán parcialmente contrarrestadas por la supresión de la denominada exención personal (personal exemption) que solicitan muchos contribuyentes, especialmente si tienen varios hijos. En 2017 la cantidad que podía deducirse una familia por este concepto era de 4.050 $.
La deducción por gastos médicos privados, que la Cámara Baja había previsto suprimir, permanecerá y será un poco más generosa en 2017 y 2018, regresando luego a la situación actual: son deducibles los gastos médicos en exceso del 10% de la renta familiar.
La deducción por aportaciones a organizaciones caritativas y otras sin ánimo de lucro se mantiene. Su posible supresión había movilizado a sus representantes, incluidos los de congregaciones religiosas. Pero indirectamente se verán perjudicadas ya que para que los donantes puedan desgravarse deben rellenar el formulario ampliado (itemized deductions) y con la reforma muchos menos contribuyentes lo harán.
Deducción por aportación del empleador a los planes de pensiones de sus empleados, conocidos comúnmente como planes 401 (k), por el apartado de la ley que los creó. Se emplea de forma muy amplia en EE.UU. Por su volumen los congresistas consideraron su limitación, siendo el Presidente Trump quien públicamente se opuso a cualquier recorte. La ley de reforma fiscal en EEUU, finalmente, no los ha tocado.
Quedan eliminadas varias deducciones ligadas a una declaración mediante un formulario ampliado (itemized deductions), salvo las relativas a los intereses de las hipotecas, las destinadas a organizaciones caritativas y sin fines de lucro y a los impuestos satisfechos a los Estados y Ayuntamientos (SALT).
Se reduce drásticamente el alcance del método de imposición tributaria alternativa (AMT) para las personas físicas que, de 5,2 millones de contribuyentes, se estima que sólo será utilizado en el futuro por unos 200.000. Este método se introdujo para evitar que los contribuyentes más ricos dejasen prácticamente de pagar a hacienda, valiéndose de numerosos créditos fiscales y otros resquicios legales.
Deducción por el pago de las tasas académicas (American Opportunity Credit).- El límite es de 2.500 $, descendiendo con la renta de la persona. Solo utilizable durante cuatro cursos universitarios. Se ha mantenido.
Deducción por Crédito de Aprendizaje Continuo (Lifetime Learning Credit).- También se ha mantenido y permite deducir 2.000 $ anuales o el 20% de los primeros 10.000 $ gastados cada año. Corresponde a estudiantes universitarios a tiempo parcial y a trabajadores en cursos de perfeccionamiento profesional.
Intereses de los préstamos a universitarios (Student loan interest deduction).- Durante el reciente proceso legislativo, los republicanos propusieron repetidamente suprimir esta deducción, pero finalmente la han mantenido en la ley. De este modo, las personas que estén devolviendo su préstamo de la universidad o por estudios de mejora profesional puedan deducirse por hasta 2.500 $ de los intereses pagados en cada declaración anual. Esta cifra disminuye a medida que la renta del individuo sea más elevada, hasta desaparecer del todo. Unos 12,4 millones de estudiantes recurren a esta deducción.
Trato fiscal de las rebajas de tasas a los estudiantes de pos-grado. (Graduate student tuition waivers).- Se ha preservado la consideración como ingreso no imponible de las rebajas de tasas (que pueden ser de hasta 20.000$ o 30.000 $ por año), que reciban estudiantes de pos-grado que trabajen en laboratorios o de otro modo para su universidad.
Impuesto de sucesiones (Federal estate tax)
Casi se dobla –a partir de 2018- la cantidad exenta de este impuesto, quedando fijado en 22 millones de dólares para las declaraciones conjuntas (frente a los 11,2 M US$ actuales), lo que favorece a las rentas medias y altas. Las pequeñas herencias ya están exentas de este impuesto desde hace tiempo. La elevación de la cifra exenta dejará fuera a casi todas las herencias de valores medios, de forma que se estima que tan sólo seguirán sometidas el 0,2% del total de herencias (estates).
Reformas adicionales en dos campos de la reforma fiscal en EEUU
Del mismo modo en que las leyes de presupuesto anuales en España a menudo incluyen disposiciones adiciones sobre diversas materias, los republicanos han incorporado a su ley de reforma fiscal dos importantes medidas adicionales: una sobre la extensión de la explotación de petróleo en Alaska y otra eliminando uno de los puntales del sistema sanitario ObamaCare.
Ambas medidas figuraban en el programa electoral de Donald Trump, al que el nuevo presidente se está ciñendo estrechamente, para satisfacción de sus votantes. Estas reformas suponen la supresión de sendas decisiones del anterior Presidente Barack Obama, como reclaman los ciudadanos conservadores.
A) La zona costera del Refugio Nacional de Naturaleza del Ártico (ANWR, de sus siglas en inglés) –dentro del círculo polar ártico, en Alaska– podrá ser licitada para su explotación petrolífera, lo que dará lugar al mayor yacimiento operativo en todo el territorio de EE.UU. (en torno a un millón de barriles diarios), que podrá estar activo unos 30 años. Existe ya el oleoducto que transportará el crudo a la costa sur de Alaska. Los 40 años de satisfactorio funcionamiento del oleoducto y del yacimiento en la costa norte garantizan la conservación medioambiental deseada. Será un importante paso hacia la total independencia petrolífera del país, a diferencia de lo que sigue pasando en Europa, rehén de los suministros de energía de Rusia.
B) La ley ObamaCare de reforma sanitaria estableció (en 2010) una discutible obligación, según la cual las personas que –cumpliendo ciertas condiciones- no dispongan de seguro de asistencia médica (público o privado) deben pagar una multa anual. En 2016 unos 6,7 millones de ciudadanos pagaron esta multa (según el CBO). Esta disposición es conocida como el “mandato individual” y recibió el rechazo generalizado de las fuerzas de derecha, como una intromisión en la libertad individual.
Los senadores republicanos introdujeron en la ley fiscal la derogación de este mandado, el Presidente Trump les dio su respaldo, así como la gran mayoría de las organizaciones y políticos de derecha estadounidenses.
Su entrada en vigor será en 2019.
Hay amplias diferencias sobre cuál será el efecto práctico de esta medida, pero en cualquier caso supone una importante victoria simbólica para los conservadores, que solivianta a la izquierda.
De todos modos, esta derogación hará más urgente la revisión general del sistema ObamaCare durante 2018, que es lo que persiguen los republicanos.
Según la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) esta medida elevará las primas de la asistencia sanitaria, trece millones de personas dejarán de estar aseguradas en diez años y la Administración federal se ahorrará 300 miles de millones de dólares durante aquel periodo.
Los republicanos deberán hacer valer la reforma fiscal
No cabe duda de que la reforma fiscal en EEUU constituye una importante ayuda para casi todas las empresas y los otros negocios del país y para la gran mayoría de las personas con ingresos bajos y medios. Sin embargo, por alguna razón, la opinión pública sigue teniendo una opinión predominantemente negativa de esta reforma. Una reciente encuesta del Wall Street Journal/NBC muestra que el 41% de los ciudadanos opinan que esta reforma es una mala idea, frente a solo el 23% para quienes ha sido una buena idea.
El 32% de los encuestados dijeron que sus familias pagarán más impuestos que antes, cuando en realidad serán alrededor del 5% quienes vayan a encontrarse en aquella situación.
Naturalmente, cuando los empleados empiecen a recibir sus nóminas con las nuevas retenciones saldrán de su equivocación, así como los millones de empresarios individuales y los contratistas independientes. Paul Ryan, el jefe de la Cámara de Representantes, ha declarado “no estar en absoluto preocupado” por estos datos demoscópicos, ya que “los resultados prácticos (de la reforma) van a hacerla bien vista” por la mayoría de la gente.
Es interesante destacar que en aquella encuesta de mediados de diciembre, preguntados por la buena marcha de la economía en 2017, el 40% opinaron que el Presidente Trump había contribuido favorablemente a aquel resultado, mientras que el 21% pensaban que su intervención ha sido negativa para la economía; el resto, no se pronunciaba.
De todos modos, el Partido Republicano y la Casa Blanca se proponen llevar a cabo una prolongada campaña de explicación de la reforma fiscal en EEUU, de cara a las elecciones de noviembre de 2018, incluyendo campañas multimillonarias a medida que la reforma vaya poniéndose en práctica, particularmente en los Estados y condados donde los escaños estarán más disputados en noviembre próximo.
Curiosamente, la primera reforma fiscal de Ronald Reagan, en 1981, tampoco recibió apoyo popular durante su tramitación, llevando tiempo para que los ciudadanos descubrieran que era favorable para ellos, y ahora se ve contempla como una realización histórica, que desencadenó casi una década de crecimiento económico nacional.
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