Hubert Védrine: consecuencias del coronavirus para Europa
El principal diario de derecha de Francia, Le Figaro, ha publicado (el 22 de marzo) una entrevista a Hubert Védrine sobre el alcance de la presente crisis sanitaria internacional y, particularmente, sus repercusiones para Europa.
El título del artículo, es el siguiente: Hubert Védrine: «El choque del coronavirus está en proceso de pulverizar creencias muy arraigadas».
Por su interés, a continuación, reproduzco extractos de la entrevista. Los posibles errores de traducción son míos. Figuran entre corchetes algunas aclaraciones mías. También he sido yo quien ha resaltado frases colocando negritas.
La entrevista
Le Figaro: “Hubert Védrine (HV) fue Secretario General del Elíseo [esto es, de la Presidencia de la República francesa] bajo [el presidente socialista François] Mitterrand y, más tarde, Ministro de Asuntos Exteriores (1997 – 2002). [HV], por su pragmatismo, realismo y la agudeza de sus análisis … encarna una voz que es tenida en cuenta en los círculos diplomáticos y apreciada tanto por la derecha como por la izquierda [de Francia]”.
No existe una verdadera comunidad internacional. Se ignoraron las dependencias estratégicas
Le Figaro: “Según Vd., ¿qué revela la crisis del coronavirus en el plano internacional?”
HV: “Esta crisis global, sin precedentes desde las guerras [mundiales] revela o confirma la inexistencia aún de una verdadera comunidad internacional o que la misma no está todavía preparada para hacer frente a una pandemia mundial. Bill Gates [uno de los fundadores de Microsoft y, ahora, filántropo dedicado principalmente a mejorar los sistemas sanitarios en países en desarrollo] y los estrategas militares lo vienen diciendo desde la crisis del ébola [2014 a 2016]. Ya sabíamos [antes] que la globalización ha sido, sobre todo, hasta ahora, una desreglamentación financiera y una relocalización de la producción industrial a donde los costes salariales eran inferiores, a China, y a los demás países emergentes … obviando cualquiera otra consideración. [Ahora,] volvemos a constatar que las dependencias estratégicas que aquello comporta han sido consideradas algo de segundo orden. Estamos comprobando que no existe un sistema multilateral (NNUU, OMS, G7, G20 …) que sea suficientemente operacional. Y, por otro lado, estamos teniendo la confirmación de que la Unión Europea, el mercado único y la política [UE] de la competencia fueron concebidos para un mundo sin tragedias …
China supo aprovecharse de la globalización de la economía. Los Estados nación fueron postergados
Le Figaro: “Europa permanece ausente, China acude en socorro de Italia aportando material sanitario … en fin, ¿no indica todo esto un vuelco [del panorama internacional]?”
HV: “Totalmente, pero [es un cambio que] está en marcha desde hace tiempo a pesar de que los poderes establecidos, los occidentales, hacen lo posible por frenarlo … China se coloca como número uno y no lo oculta. No hay más que observar el gigantismo y la ambición de las “rutas de la seda” [esto es, de los grandes proyectos de infraestructuras que está promoviendo en diversas regiones del planeta] … No hay que echarles en cara a los chinos que se hayan aprovechado de la globalización. Somos nosotros, los europeos, quienes debemos cuestionarnos nuestra estrategia, nuestra ingenuidad. Esto resulta muy duro para los europeos, ya que se ven todavía como la vanguardia civilizatoria del mundo …”
Le Figaro: “Esta crisis ha puesto de actualidad una vulnerabilidad subestimada o apenas percibida hasta ahora: la dependencia económica de Francia [y de otros países europeos] con respecto a productos estratégicos, como los medicamentos”.
HV: “Es cierto y eso no sólo afecta a Francia. En el mundo de la economía global de mercado … casi ninguna cosa ha sido considerada como estratégica, a excepción de los equipos militares en sentido estricto. Y ello ha ido de la mano de la deslegitimación estruendosa, excesiva y nada razonable de la soberanía de los Estados y de su papel.
Las clases populares y medias de los países desarrollados quedaron relegadas
Le Figaro: “¿No corre el riesgo de quedar seriamente cuestionada una cierta idea de la globalización?”
HV: “Muchas de estas cegueras, exageraciones y derivas deberán ser cuestionadas. Incluso a pesar de que algunos tratarán de evitarlo. Lo anterior afectará, evidentemente, a la idea de una globalización feliz que ya tenía las alas cargadas de plomo. ¿Feliz? La ha sido durante un cierto periodo de tiempo, según el esquema: “para [beneficio de] los pobres de los países pobres y para [beneficio de] los ricos de los países ricos”. Hasta que la decepción de las clases populares y medias de los países desarrollados ha mudado en frustración y populismo”. [Esto debe hacer referencia al triunfo de Trump en 2016, a la victoria del Brexit en el referendo de dicho mismo año, etc.]
“Pero, más allá, ¿acaso no se trata de un modo de vida despreocupado, hedonista, individualista y festivo, que parece haberse convertido en el primero de los derechos humanos (mucho más, para algunos, que la libertad de prensa) que está siendo cuestionado? Este modo de vida se traduce, para toda o una parte de la Humanidad, por una movilidad permanente, sin límite ni trabas … Uniendo a los incesantes viajes de trabajo el turismo en masa (que en 2019 ascendió a 1.400 millones de turistas), resultan 4.000 millones de viajeros aéreos en 2017, que –antes de la pandemia- se esperaba que alcanzara en 2035 el número de 8.000 millones” …
El rechazo de las fronteras se convirtió en una especie de religión
Le Figaro: “Entre los dogmas que han reventado en esta crisis, ¿figura la relativa a la apertura de fronteras, que hasta el presente parecía incuestionable y muy presente en Europa?”
HV: “Este dogma ya había quedado muy cuestionado en el seno del espacio Schengen ante la ola de inmigración estos pasados años, tras la guerra de Siria. Pero es cierto que la crisis del coronavirus está pulverizando un cierto número de reflejos [sociales], ideologías y creencias muy arraigados”.
“Es curioso que la libre circulación [de personas] en el seno de la Unión [Europea] se haya constituido en un símbolo absoluto [de la UE]. Los acuerdos de Schengen arrancaron en 1985 (mientras que el Tratado de Roma es de 1957) … Poco a poco, a medida que pasaba el tiempo, [aquello] fue deviniendo un elemento central [de la UE], pero también ha quedado marcado, por desgracia, por una negligencia culpable en relación a las fronteras exteriores [de la UE], por motivos ideológicos, por [planteamientos de] “abajo las fronteras” … Como en el pasado habíamos evangelizado, colonizado, civilizado [otras tierras], se pensó en abrirnos [ahora] al mundo. [Lo cual resultaba una] actuación conmovedora, simpática, ingenua, pretenciosa y peligrosa a un mismo tiempo. …. El rechazo de las fronteras devino como una especie de religión que no podía ser cuestionado … Deberíamos poder volver al pragmatismo”.
Revisar el sistema de las organizaciones internacionales y regionalizar el comercio
Le Figaro: “¿Qué lecciones extrae Vd. de todo esto? ¿Puede esperarse el surgimiento de un “nuevo mundo” tras la crisis?”
HV: “Hay muchas lecciones a extraer y muchos cambios a introducir. Desde luego, hay muchas potentes fuerzas de inercia en lo económico, comercial y en lo relativo a los usos sociales, que exigirán la vuelta a “lo normal” … No habrá que ceder ante ellas …
«Será preciso crear un sistema operativo de cooperación internacional entre los Estados –lo que resultará más seguro que un evanescente “gobierno mundial”- para detectar con celeridad, alertar y organizar las medidas de precaución y los tratamientos de cara a las inevitables futuras pandemias” …
“Habrá que someter a escrutinio todo el sistema de Naciones Unidas y Bretton Woods [los acuerdos de Bretton Woods de 1944 crearon el sistema financiero internacional], el G7, el G20, etc.”
“Resultará necesario ecologizarlo todo, la agricultura, la agro-industria, la industria (incluida la química), los transportes, la construcción, el sector de la energía … Todo ello conducirá a regionalizar más las corrientes económicas [como en el seno de la UE, reduciendo la dependencia respecto a China, por ejemplo]. …
[La economía internacional] “habrá de ser descarbonizada … lo que requiere la reducción progresiva del carbono (¿cómo poder convencer [de ello] a los chinos, los indios, los polacos y los alemanes?) y la reanudación de la energía nuclear –que no emite CO2- “ …
Le Figaro: “Y, sobre la Unión Europea, ¿podrá también sacarse consecuencias de esta crisis?”
HV: [La UE] “va a sobrevivir y quizás, gracias a esta excepcional crisis, podrá encontrar los medios de librarse de ciertas orejeras y deficiencias constitutivas: combinando mejor –mediante [el principio de] la subsidiaridad– la soberanía nacional [de los estados miembro] y la soberanía europea, que ha de ser mejor delimitada”.
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