Universidades progres de EEUU, como Berkeley (bahía de San Francisco) y sus hordas “Antifascistas” del grupo anarquista Black Bloc. 2017
Actualmente, en Estados Unidos, “de manera habitual se están persiguiendo los objetivos políticos mediante el uso de la violencia. Con ello, nuestra civilización parece estar retrotrayéndose a estadios primitivos de nuestro desarrollo [como nación], a tiempos en los que las disputas se solventaban por la fuerza en lugar de hacerlo por la aplicación de normas [decididas colectiva y democráticamente]. [Estamos regresando] a épocas anteriores a la Primera Enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho a expresarse libremente acerca de las asuntos sociales y políticos de cada día”.
Así se expresaba recientemente el Catedrático excedente de literatura alemana de la Universidad de California (en Santa Cruz), John M. Ellis, de 82 años, en un artículo publicado en el Wall Street Journal (WSJ), con el título que yo he tomado prestado para este artículo: Woke Universities Lead America to a Primitive State.
A los lectores de España, que padecen unos medios de comunicación que en su mayoría, abierta o indirectamente, siguen la visión política de la izquierda, les resultará algo casi desconocido –si es que no algo imposible de creer- lo que va a relatarse a continuación.
Quien desee informarse más ampliamente de este problema, sobre la libertad de expresión en los centros universitarios de EE.UU. y los ataques que está recibiendo desde hace décadas, puede consultar las noticias y artículos que publica regularmente el portal de centro-derecha RealClearPublicAffairs, pinchando aquí. No obstante, para personas extranjeras la anterior fuente adolece de estar escrita principalmente para iniciados locales.
Entrevista en vídeo a John M. Ellis, junio 2020, en Fox News.
Regresión política, cívica y cultural
Sigamos con el Profesor Ellis. “Aún peor de que esté teniendo lugar aquella regresión social, es que el origen de ella esté siendo, precisamente, los centros universitarios, desde donde se está expandiendo a todo el ámbito cultural nacional” … “Las [actuales] universidades de partido-único [esto es, donde sólo los progresistas ostentan un dominio abrumador en la dirección y administración, del que además abusan] y un cuerpo profesoral de izquierda radical han definido [en dichos centros] una ortodoxia política que la caterva estudiantil se encarga de poner en práctica [dentro de las propias universidades]”.
Por otro lado, el conjunto de los hábitos políticos del país “están siendo envenenados, al llevarse con ellos los estudiantes el hábito que han visto en sus profesores de que las opiniones que difieran de las propias resultan malévolas y no deben ser toleradas”.
De este modo, “la ortodoxia política de izquierda [esto es, lo políticamente correcto] está desplazando el sentido cívico tradicional [de Estados Unidos]”.
“En 2018, el Woodrow Wilson National Fellowship Foundation llevó a cabo una encuesta entre la población del país, tomando como base las preguntas que deben superar los extranjeros que aspiran a convertirse en ciudadanos de EE.UU. Únicamente lo superaron el 19% de los [estadounidenses] de menos de 45 años, [a diferencia] de los mayores de 65 años, quienes aprobaron el 74% de ellos”.
En consecuencia, puede concluirse que “en la actualidad las universidades están provocando una regresión, a escala nacional, hacia la indigencia cívica” … y “el desconocimiento de la historia nacional”.
El papel que jugaron las universidades
“Las universidades estadounidenses desempeñaron un papel de vanguardia de una cultura avanzada … Encaminaban las diferencias de opinión lejos del encono, hacia un debate inteligente, conforme a normas bien establecidas. Se daba la bienvenida a opiniones excéntricas y las universidades expandían las fronteras del pensamiento y del conocimiento en todas las esferas … [También] preparaban a los estudiantes para desempeñar un servicio no partidista en las profesiones especializadas que requiere una sociedad moderna”.
“Nada de aquello persiste hoy en día” … “[Los progresistas] sienten desprecio por las limitaciones y reglas que definen una sociedad, tales como la neutralidad política y el carácter no partidista de las instituciones”.
Las libertades de expresión y cátedra gravemente amenazadas
Todo lo anterior se ha traducido, en particular, en una permanente y muy extendido comportamiento intolerante y fanático, por parte de los estudiantes y profesores progresistas de muchas universidades de EE.UU.
Ha llegado a ser, ahora, excepcional que cualquier tipo de orador de ideas conservadoras pueda conseguir dar su charla. De hecho, la libertad de expresión está ya seriamente cuestionada y restringida en las universidades, por la extrema izquierda, con la connivencia del establisment demócrata (incluido Joe Biden), que hace la vista gorda y hasta justifica los atropellos más extremistas.
Escritores o periodistas que cuestionen el supuesto “racismo sistemático” de la sociedad estadounidense hasta nuestros días, son inmediatamente tachados de “racistas” y “supremacistas blancos”. Oradores que discrepen del pensamiento único sobre los “derechos reproductivos”, esto es, sobre todo de la práctica del aborto, reciben la calificación de “enemigos de las mujeres”. Quienes defiendan la historia de Estados Unidos y sus principales personajes (como George Washington o Thomas Jefferson) reciben el calificativo de “amigos de los genocidas de los Nativo-Americanos”.
Quienes, como la excelente y bien informada investigadora sobre las cuestiones policiales, Heather Mac Donald, autora de la obra “Guerra contra los policías” (The War on Cops), 2016, critican de frente las actuales exigencias anarquistas de Defund the Police, esto es, reducir o poco menos que anular el conjunto de los presupuestos para las fuerzas policiales del país, son descalificados totalmente y acusados de “representar el supremacismo blanco y la ideología fascista”.
Cambiando de entorno geográico, en la universidad australiana James Cook (JCU), el profesor Peter Ridd fue despedido en 2018 por discrepar con la opinión dominante de que la Gran Barretra de Coral estaba evolucionando hacia su completa destrucción. Esto también constituía una directa agresión a la libertad de cátedra.
Se impide que hable una reputada investigadora sobre asuntos policiales
Cuando en abril de 2017 la Sra. Mac Donald iba a dar una charla en la Claremont McKenna College (California), los dialogantes radicales izquierdistas dieron las siguientes instrucciones –escritas- a sus seguidores: “venid vestidos de negro [color que identifica a los Antifa y a otros anarquistas] y traed a vuestros camaradas, porque vamos a cerrar el lugar” de la conferencia, o sea que se proponían impedir que se diera la conferencia y así fue. (Mirar esto, también, en el enlace de arriba con el Washington Post).
Quien quiera comprobar por sí mismo si la Sra. Mac Donald –de 64 años- “representa el fascismo”, puede contemplar la siguiente entrevista en vídeo en una universidad privada, conservadora, de Michigan (Hillsdale), en la que se comienza hablando del movimiento extremista y racista antiblancos llamado Black Lives Matter (BLM).
Un comentarista conservador no pudo dar su charla
En 2017, se impidió, mediante el uso de la violencia, que el comentarista conservador Milos Yiannopolous pronunciara su conferencia. Había sido invitado por un grupo de estudiantes republicanos y autorizado por la dirección del centro.
Izquierdistas en la Sproul Plaza del campus de la Universidad de Berkeley, tras haber impedido que el comentarista conservador Milos Yiannopolous diera su charla. Febrero 2017
Todo el mundo sabe que el tal Milo, con el tiempo, ha desarrollado un estilo un tanto provocador, tras las numerosas veces en que se le ha impedido hablar en los campuses de EE.UU. Pero, provocador es, por ejemplo, el actual Vicepresidente Segundo del Gobierno de España, el comunista de Unidas Podemos Pablo Iglesias y nadie le impide hablar en el parlamento español ni en tantos otros lugares.
Pinchando aquí, podrá ver un vídeo sobre los métodos empleados por los fascistas de izquierda que se hacen llamar Antifascistas –Antifas– en la californiana Universidad de Berkeley, en 2017.
Conclusiones finales
Las siguientes son algunas de las principales conclusiones a las que llega el Profesor John M. Ellis, quien es de origen británico.
“En el pasado, las universidades fueron indispensables para la preservación de la cultura de Estados Unidos, pero actualmente la están socavando y descomponiéndola” …
… “en el presente las universidades están atacando los principios básicos de la sociedad estadounidense … Más vale que decidamos como impedirlo”.
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