Donald Trump y Alí Jamenei. Represalia de Irán sólo simbólica
La ejecución –mediante un misil lanzado desde un dron de EE.UU.- del jefe de la red terrorista internacional de Irán, el finado general de las fuerzas especiales de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, Qasem Soleimani, tuvo lugar el pasado viernes, día 3 de enero, tal como expuse en un artículo del día 6 de enero, al que se accede por el vínculo de arriba.
Inmediatamente el Líder Supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, anunció una “dura venganza” contra EE.UU.
El mundo entero se estremeció, esperando que el régimen teocrático llevaría a cabo un baño de sangre entre militares estadounidenses.
Esta masacre, a su vez, tal como advirtió enseguida el Presidente Trump, desencadenaría una “firme y rápida respuesta militar” de EE.UU., ciclo que podría repetirse una y otra vez hasta poder desembocar en una guerra abierta entre ambas potencias.
Nada de eso es lo que realmente ha sucedido … al menos, por el momento.
“Hemos matado a 80 militares estadounidenses”
El miércoles, día 8 de enero, la TV estatal iraní anunció que 80 militares estadounidenses habían sido matados en los ataques de Irán con misiles, contra dos bases en Irak.
Los sectores radicalizados e identificados con el régimen de la sociedad iraní tenían ya su “baño de sangre”. La dignidad del sistema islamista quedaba salvaba. Además, se había conseguido en muy poco espacio de tiempo. En fin, ¡un gran éxito de la Repúbica Islámica!
Pero hay un problemilla en todo esto: que en realidad no ha sido más que una operación meramente de propaganda, para consumo interno.
Ataques con unos quince misiles a dos bases en Irak, los hubo y –además- fueron disparados desde territorio iraní. Pero ni un solo soldado estadounidense fue víctima mortal; ni tan si quiera uno salió herido. Por cierto, tampoco fue herido ningún soldado iraquí, ni de los otros países de la coalición contra el Estado Islámico, presentes en dichas bases.
Una de las bases está al oeste de Bagdad y otra en Erbil, la capital del gobierno Regional del Kurdistán, al NE del país.
Además, fuentes militares iraquíes –es de suponer que aquellas que están en contra de un mayor sometimiento de su país a Irán- han hecho saber que las fuerzas del vecino país les avisaron del ataque a tiempo para que todos los soldados se pusieran a salvo.
Lo que realmente está sucediendo: Teherán retrocede
¿Qué significa este aparente absurdo? Sólo admite una interpretación: los dirigentes iraníes se tomaron muy en serio la amenaza de Trump, en caso de que uno sólo de sus soldados muriera, tras la eliminación de Soleimani.
Después de la excelente operación contra el general Soleimani, nadie –especialmente en Oriente Medio- piensa que Donald Trump habla por hablar. Sus amenazas han pasado a ser muy creíbles y, por consiguiente, muy temidas.
Esto sólo es el segundo acto de este conflicto y nadie puede saber qué pasará en las próximas semanas. Pero, por el momento, el Presidente Trump se ha apuntado un importante éxito en política exterior: que EE.UU. sea respetado y temido por sus enemigos históricos, como el régimen que en 1979 asaltó la Embajada de EE.UU. en Teherán y retuvo como rehenes a 52 de sus funcionarios durante año y medio.
Esta ha sido una espina que el pueblo estadounidense ha tenido clavada durante estos 40 años y que ahora ha logrado, en parte, librarse de ella por primera vez, devolviendo el golpe apropiado a aquella gran humillación de 1979.
Naturalmente, repetimos, habrá que aguardar a los futuros sucesos violentos entre ambas potencias, que los habrá, pero esta primera victoria tiene relevancia.
La amenaza creíble está funcionando para detener al régimen iraní. El apaciguamiento de Obama solo denotaba indecisión y debilidad
Se ha dicho estos días, acertadamente, que a lo largo de estas cuatro décadas ha habido en todo momento una situación de guerra fría en EE.UU. y el régimen islámico iraní. Ya saben que durante todo este tiempo se han mantenido rotas las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Ha sido la Embajada de Suiza la que representa los intereses de EE.UU. en Teherán.
Por el momento, como dicen los editorialistas del diario The Wall Street Journal, “Parece ser que el Apocalipsis no nos ha llegado“, en alusión a la absurda mención en los medios de izquierda a una posible III Guerra Mundial, como forma de atemorizar a los ciudadanos de EE.UU. sobre las consecuencias de haber matado al general Soleimani.
Los editorialistas de este diario de derecha añaden: “La lección tras los ataques de Irán con misiles a las bases en Irak con soldados estadounidenses … es que la disuasión [esto es, actuar militarmente con determinación, pero de manera calculada] parece estar funcionando” con el régimen teocrático iraní.
Los medios pretenden que quien está reculando no es Irán sino el Presidente Trump
El diario de centro-izquierda The Washington Post, por ejemplo, tras los inofensivos ataques iraníes a bases en Irak, empezó su crónica de ayer día 9, del siguiente modo:
“El Presidente Trump se apartó el miércoles de una potencial guerra con Irán …”
¿Cómo va a “apartarse” Trump de una guerra que él mismo descartó el día 3 de enero, al anunciar el ajusticiamiento de Soleimani?
“Esta acción [militar] no es para iniciar una guerra, sino para evitarla”, declaró Trump el día 3.
En España, el diario de izquierda dura El País, intentó la misma manipulación informativa, titulando su crónica del día 9 del siguiente modo:
“Trump renuncia a una escalada militar con Irán y anuncia más sanciones”.
Pero Trump siempre había condicionado una escalada a que Irán matara a soldados de EE.UU. Y, de momento, esta amenaza condicionada está funcionando, evitando la muerte de estadounidenses.
Abierta perspectiva para una futura negociación
En dos declaraciones durante esta pasada semana, el Presidente Trump ha expresado su deseo de poder llegar a negociar con el régimen iraní un nuevo acuerdo nuclear, mucho más exigente que el de Obama de 2015.
Dicho acuerdo debería cubrir también la limitación del programa de misiles balísticos (potenciales portadores del arma nuclear, que alcanzarían varias capitales europeas) y un recorte sustancial de las injerencias de Irán en los países de la región.
Naturalmente, el ayatolá Alí Jamenei ha rechazado ya esa posibilidad, pero ya veremos qué sucede si Trump revalida su mandato este mes de noviembre. Además, a medida que pasan los meses las sanciones comerciales y financieras de EE.UU. contra Irán seguirán ejerciendo una gran presión sobre el régimen. Los tres países europeos que suscribieron el acuerdo de 2015 (Francia, Reino Unido y Alemania), deberían irlo abandonando y sumarse a la iniciativa de Washington.
En palabras del columnista del Wall Street Journal, Daniel Henninger: “La mesa ha quedado reordenada para [emprender, en algún momento] una dura negociación –a cara de perro- sobre el futuro de Irán. Si la Unión Soviética, que era una potencia mucho más poderosa, acabó haciéndolo [bajo Mijail Gorbachov], lo mismo puede suceder con Irán”.
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