Las áreas mostradas en verde son aquellas en las que la vegetación ha aumentado desde 1982, intensamente en varias áreas. La Tierra se reverdece y la península Ibérica y toda Europa se benefician de ello. Infografic: Boston University.
“En plena discusión sobre una inminente catástrofe planetaria debida a las emisiones de dióxido de carbono, un hecho es ignorado frecuentemente: el reverdecimiento del planeta está teniendo lugar más deprisa que el cambio climático. El volumen de vegetación en crecimiento en la Tierra ha venido aumentando con el tiempo durante -al menos- 30 años. La evidencia procede de la medición mediante satélites de la tasa de crecimiento de las plantas” en el mundo.
El autor de ese párrafo es el británico Matt Ridley, quien estudió zoología en la Universidad de Oxford y en los años 80 emprendió una carrera de periodista sobre asuntos científicos, que ha proseguido hasta nuestros días en The Economist, la BBC y The Times. Además, ha escrito numerosos libros sobre temas científicos. También ha sido director de un pequeño banco londinense.
Pinchando aquí accederá a un vídeo con una explicación de Matt Ridley sobre el reverdecimiento del planeta. En este otro enlace, el autor expone toda una serie de consideraciones sobre el cambio climático.
El fenómeno del reverdecimiento del planeta está científicamente documentado desde 2001, aunque se intuía desde mucho tiempo antes. Si la concentración de CO2 en la atmósfera estaba elevándose por la combustión de los combustibles fósiles, ¿cómo no iba a producirse un mayor crecimiento de la vegetación de todo tipo, que tiene en el CO2 uno de sus principales ingredientes para prosperar, por su efecto de fertilización?
Sin embargo, unos 20 años después, casi nadie en los países occidentales ha leído ni oído hablar de este trascendental fenómeno botánico global, de que la Tierra se reverdece.
Los medios de comunicación y el ecologismo se han encargado de restringir todo lo posible la divulgación de esta excelente noticia. Algunos medios de izquierda, como el diario español El País, publica una noticia sobre este asunto cada dos o tres años, para cubrir el expediente -esto es, para que no puedan echarle en falta que lo ignora totalmente. Y eso es todo.
Lo anterior muestra el grado de manipulación -casi de censura- que los ecologistas radicales han logrado imponer sobre nuestras sociedades, con la ayuda interesada de los medios de comunicación de izquierda y la colaboración – acomplejada- de la mayoría de los medios conservadores.
Esta excelente noticia está pasando casi desapercibida, porque minaría el alarmismo al uso.
El primer estudio sistemático
En la edición de septiembre de 2001 de la revista estadounidense Journal of Geophysical Research se publicó un artículo, con Limig Zhou como autor principal, dando cuenta de la primera teledetección (en el infrarrojo) desde satélites de las variaciones de la vegetación en el hemisferio norte, entre 1981 y 1999. Estudio que fue financiado por la NASA.
Las mediciones climáticas de todo tipo desde satélites, de cobertura mundial, comenzaron en 1979.
El principal resultado del estudio fue que “aproximadamente el 61% de la zona con vegetación entre los paralelos 40º y 70º norte, en Eurasia, mostró un aumento persistente en la temporada de crecimiento … a lo largo de un espacio contiguo desde Europa central, a través de Siberia, hasta la meseta Aldan”, al norte del lago Baikal y Mongolia.
Franja que tiene una longitud de unos 6.000 km. El paralelo 40º corresponde aproximadamente a Madrid y a la ciudad de Tesalónica (Grecia); en China, dicho paralelo pasa cerca de Beijing. El paralelo 70º se sitúa en el extremo norte de la península Escandinava. En definitiva, aquella franja comprende toda Europa y casi todo el inmenso territorio asiático de la antigua URSS.
Respecto a Norteamérica, los investigadores encontraron una pauta menos homogénea, aunque grandes áreas (de los bosques del SE y de las praderas del Midwest superior) también habían experimentado el reverdecimiento.
El estudio más reciente y amplio acerca de que la Tierra se reverdece
Se publicó en la edición de abril de 2016 de la revista Nature – Climate Change. Los investigadores Zhu y Myneni fueron los principales autores del artículo, cuyo título es “Greening of the Earth and its drivers” (El reverdecimiento de la Tierra y sus impulsores).
32 investigadores , que representaban a 24 instituciones científicas de 8 países, participaron en dicho estudio sobre que la Tierra se reverdece.
El estudio ha manejado datos de cerca de treinta años: 1982 a 2009. Para algunas variables, han dispuesto de datos hasta 2014. Como todo indica que este fenómeno ha continuado hasta nuestros días, el reverdecimiento del planeta ha tenido lugar durante no menos de 36 años, más de un tercio de siglo: por lo menos, de 1982 a 2019.
Se ha analizado la vegetación de toda la superficie firme de la Tierra, tanto el hemisferio norte como el sur.
Al comienzo de su artículo, los autores sintetizan los principales resultados de su investigación, del siguiente modo:
Hemos encontrado “un incremento persistente y amplio del reverdecimiento (greening) entre el 25% y el 50% de la superficie global con alguna vegetación, mientras que tan sólo el 4% del planeta muestra un retroceso” del volumen de vegetación, al que denominan browning: incremento de las zonas de color marrón. Naturalmente, respecto a la diferencia restante hasta el 100% de la superficie, consideran que no ha variado su capa vegetal, permaneciendo estable.
Para simplificar, puede decirse que en el 37,5% de la superficie firme de la Tierra está aumentando su volumen de vegetación, frente al 4% en que está disminuyendo. La tendencia general, está muy clara.
¿Dónde queda la supuesta gran expansión de la desertización del planeta que, en su momento, proclamaron Greenpeace y los demás lobbies ecologistas?
Según recientes declaraciones del Dr. Benny Peisser, director del GWPF, el aumento producido en la biomasa verde mundial, equivale a dos veces la vegetación existente en EE.UU., esto es, la biomasa adicional corresponde a la de cerca de 18 millones de kms cuadrados. ¿Da esto idea de una flora mundial enferma y en peligro de no sé qué?
Al comienzo de aquel estudio conjunto (de 2016), los autores muestran los principales factores que -según ellos- están impulsando el fenómeno del reverdecimiento global:
A) el efecto fertilizador del CO2, por el incremento de su concentración en la atmósfera: 70%;
B) la deposición de nitrógeno (elemento que es un conocido abono) sobre las tierras: 9%. Las deposiciones de N desde la atmósfera pueden ser en forma de gas o arrastrado por las precipitaciones. El origen de dicho nitrógeno atmosférico extra -con sus efectos positivos sobre la fertilidad de las tierras- es la combustión de combustibles fósiles. Según el estudio (pág. 4) “hay considerable evidencia de que en muchas partes de la Tierra existe una limitación [al crecimiento] de la vegetación por [insuficiencia del] nitrógeno”;
C) el cambio climático, esto es, el pequeño calentamiento global que se ha producido desde 1982 y el consiguiente aumento de las precipitaciones: 8%. Es bien sabido que cualquier calentamiento alarga las temporadas de cultivo o de crecimiento de la vegetación silvestre. El efecto positivo de las lluvias más intensas no es preciso explicarlo. Los investigadores atribuyen una influencia mayor de estos dos factores en las tierras situadas a altas latitudes (cerca del Ártico, como la franja norte de Siberia), y en la gran meseta tibetana. Y
D) cambio en el uso de la tierra (LCC, del término en inglés): 4%. Comprende, sobre todo, la fertilización de los campos de cultivo por el hombre, así como el riego artificial de una superficie más extensa y de modo más continuado. Circunstancias que los investigadores han apreciado particularmente en las zonas del sudeste de China.
“Las regiones [del planeta] con unas tendencias más intensas a reverdecerse … son el sudeste de EE.UU. [Alabama, Georgia, Carolina del Sur …], el norte de [la cuenca del] Amazonas, Europa, África central y el sudeste asiático”. (Esto puede leerse al comienzo de la pág. 2 del estudio)
Consecuencias e implicaciones de que la Tierra se reverdece
Este fenómeno global y duradero (de más de tres décadas) supone un serio cuestionamiento del alarmismo extremado sobre el que se sostienen hoy en día los lobbies ecologistas y sus enormes intereses particulares, empezando por los miles de millones de dólares que reciben cada año, procedentes de subvenciones de organismos públicos y de donaciones privadas.
El incremento del CO2 en la atmósfera, al que se atribuye todo tipo de catastrofismos -incluida esa ridícula posible desaparición de la Humanidad-, ha resultado científicamente comprobado que durante décadas está produciendo efectos de signo contrario: muy beneficiosos para los hombres, los animales y las plantas.
El fenómeno del que hablamos es una realidad verificada, y una realidad global y duradera. Esto es un agudo contraste con las principales justificaciones empleadas por el ecologismo radical para forzar un trastocamiento del modo en que vivimos los humanos y hundir las economías. Estas justificaciones no pasan de augurios sobre el futuro; augurios que nunca llegan a materializarse y entonces vuelven a atemorizar con que “dentro de 10 o 12 años” … vendrá la hecatombe.
Como ha afirmado recientemente el periodista científico Matt Ridley, al que me referí al comienzo de este artículo, “el reverdecimiento de la Tierra significa más alimento [vegetal] para los animales y mayor rendimiento de cosechas para los humanos. ¿Por qué nadie habla de esto?” Y cabe añadir, que ese reverdecimiento supone en sí mismo una mejora de casi todos los sistemas vegetales del planeta y del medio ambiente, en general.
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Otro artículo sobre este asunto:
El suministro mundial de alimentos no deja de aumentar. National Geographic continúa mintiendo
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Si la mayoría de las sociedades occidentales cayeran en la cuenta de que las terribles amenazas con que intentan quitarles el sueño los ecologistas -y muchos gobiernos- deberían rebajarse por 20 o por 30, ¿para qué iban a consentir que con el dinero de sus impuestos se mantenga el lujoso entramado de muchas decenas de miles de aprovechados activistas y directivos de los lobbies que viven -con excelentes condiciones económicas- de este cuento del lobo?
Siguiendo con Matt Ridley: “El reverdecimiento global ha influido sobre todos los ecosistemas, desde la tundra de las zonas árticas, a los arrecifes de coral, al plancton [de los océanos, del que se alimentan las ballenas y multitud de peces], a las selvas tropicales. Pero es en las áreas áridas, como la región del Sahel [justo debajo del Sahara], donde más sobresalen los efectos [del reverdecimiento], habiéndose revertido en gran parte la desertización” que se estaba produciendo hasta los años 70 y que se preveía que provocaría la ampliación del Sahara cientos de kilómetros más hacia el sur.
Región del Sahel. La Tierra se reverdece
El Sahel se extiende desde la costa atlántica de Mauritania y Senegal hasta las costas del Mar Rojo, en Sudán y Eritrea. Una franja de unos de 5.500 km. de longitud (y unos 300 km de ancho), cuya escasa vegetación está recuperándose sensiblemente, en lugar de convertirse en desierto, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes y de los animales presentes.
Las falsedades de la Comisión Europea
Los burócratas de la la Comisión Europea no paran de jugar con las palabras para hacer poco comprensibles sus falsas previsiones, que siguen fracasando año tras año.
“Está previsto que el cambio climático aumente la frecuencia, duración y severidad de las sequías en muchas partes del mundo … Dichas cambiantes condiciones empeorarán globalmente el estrés sobre el uso de la tierra … Esto podría conducir a una aceleración del ritmo de degradación de la tierra y a la desertización …”
No es fácil de entender, ¿no? Está hecho así a propósito, desde luego. Es el lenguaje engañoso de los burócratas. Pero lo que claramente quiere dar a entender la Comisión Europea, es lo siguiente: “está previsto … que se acelere globalmente la degradación del suelo y la desertización”.
Pues, se equivocan -por enésima vez-. La desertización no está avanzando globalmente, sino sólo en determinadas zonas y, desde luego, no en el Sahel: de 5.500 km. de longitud y unos 300 km. de ancho, lo que da 1,6 millones de km2, equivalente a más de las superficies de España, Francia e Italia, juntas. La Tierra se reverdece, no se desertifica.
Echemos mano, nuevamente, del británico Matt Ridley: “el reverdecimiento … significa mayores rendimientos para los agricultores [de la mayoría de las tierras cultivables del planeta]. De hecho, este efecto [de fertilización] probablemente ha añadido unos 3 billones [continentales] de dólares a la renta de los agricultores [de la Tierra], a lo largo de los 30 últimos años”. Aquella mejora de la renta agraria equivale a más de dos veces el PIB de España de 2018.
Para concluir, interesa llamar la atención sobre otra falsa asunción del ecologismo radical, que muchísimas personas han asumido ya como cierta: que el crecimiento económico siempre lleva aparejado un perjuicio para el medio ambiente. Su visión, siempre es retrógrada y reaccionaria.
Aquello puede suceder -y sucede- en el corto plazo, pero con la elevación del nivel de vida las personas acaban demandando la preservación de condiciones favorables del aire que respiran y el agua que beben y -además- existe dinero para poder hacerlo.
La mejor solución para conservar el medio ambiente en el mundo es elevar el nivel de vida de los habitantes de los países pobres -con un mayor crecimiento económico-, cuanto más rápido mejor; además de que existen otras varias poderosas razones para propugnarlo, en cualquier caso. Y mientras tanto, la Tierra se reverdece cada día que pasa.
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