Producción mundial de cereales (FAO). Suministro mundial de alimentos
Los cereales son la base de la alimentación de la Humanidad desde hace siglos y lo siguen siendo, también, en la actualidad. A comienzos de este siglo representaban en torno al 58% de la ingesta calórica diaria de los habitantes de los países en desarrollo, según la FAO (Organización de la Agricultura y la Alimentación, de Naciones Unidas). Las carnes (de todo tipo) suponen una destacada aportación de proteínas y suponían casi el 6% de las calorías consumidas diariamente, en aquellos países. Entre ambos alimentos, se alcazaba casi las 2/3 partes de la dieta calórica diaria en los países en vías de desarrollo.
La realidad, como veremos a continuación, es que la producción mundial de ambos alimentos no ha dejado de crecer en décadas (más de medio siglo), salvo parones o pequeñas caídas pasajeras. Además, las previsiones de futuro son positivas, en contra del catastrofismo ecologista que, en este caso, ha sido expresado –entre otras organizaciones y lobbies- por la «prestigiosa revista» National Geographic.
Desde 1961, año desde el que la FAO ofrece una serie histórica homogénea sobre la producción mundial de cereales, ésta ha crecido casi todos los años.
Los cereales comprenden, por orden decreciente del peso anual de su producción en la actualidad, las siguientes variedades: maíz, arroz y trigo, que son siempre los principales. Un segundo grupo está formado por la cebada, el sorgo, el mijo, la avena y otros.
En esos 58 años, la producción mundial de cereales se ha más que triplicado (3,4 veces), a pesar de los turbios agoreros malthusianos / ecologistas, que llevan décadas anunciando cientos de millones de muertos por hambre, cada año. De 805 millones de toneladas de cereales en 1961, se ha pasado a 2.702 millones de toneladas en 2018.
Hace más de dos años, en diciembre de 2017, ya mostré el comportamiento muy favorable de las cosechas de cereales durante los anteriores 10 años.
La producción mundial de cereales se ha más que triplicado
Como ya dije, de 805 millones de toneladas de cereales en 1961, se ha pasado a 2.702 millones de toneladas en 2018: un aumento de 3,4 veces.
El cuadro mostrado a continuación, con los datos de la FAO, recoge las cifras desde 1975 a 2018, últimas disponibles. La tendencia ascendente ha sido innegable e intensa, a lo largo de estos 44 años. En torno al año 1995 se experimentó un parón y, más recientemente, en 2018 una caída del 2,2%, con una producción menor en 61,4 millones de toneladas a la del año anterior.
Como en ese mismo periodo de tiempo (1961 a 2018) la población mundial ha crecido 2,5 veces, el aumento de 3,4 veces en la producción de cereales implica que la producción per capita no sólo no ha disminuido, sino que se ha incrementado durante más de medio siglo.
¿Aprecian Vds. algún motivo de preocupación en dicha larga serie de datos o, más bien, una fundada confianza?
Fuente: Elaboración propia.
Datos: FAO STAT. Crops. World + (Total). Cereals (Rice Milled Eqv) + (Total)
http://www.fao.org/faostat/en/#data/QC
Casi todo el aumento de la producción se ha debido a una gran mejora de la productividad, no a la superficie cultivada
Una de las muchas objeciones del ecologismo al aumento de la población mundial y a la mejora de la alimentación humana, es su creencia de que satisfacerlos requeriría un gran incremento en la superficie de suelo dedicado a las tareas agrícolas, con el consiguiente retroceso de la superficie donde mantener los bosques y otros ecosistemas originarios y autóctonos.
Ahora bien, no es eso lo que ha sucedido durante los pasados 58 años, cuando ha tenido lugar el más rápido aumento de la población global de toda la historia de la Humanidad: de 3.092 millones de habitantes del mundo en 1961, se ha pasado a 7.795 millones en 2018, lo que supone un aumento de 2,5 veces, en 58 años.
Pues bien, la superficie mundial de suelo dedicado al cultivo de cereales, tan sólo ha crecido un 12,4%, en aquel periodo de 58 años. En 1961, fueron 648,0 millones de hectáreas. En 2018 había aumentado en 80 mill hect., alcanzado los 728,1 millones de hectáreas.
Estos datos proceden de la base FAOSTAT, eligiendo las siguientes opciones: Crops. World + (Total). Cereals (Rice Milled Eqv) + (Total). Area harvested. Los años deseados.
La misma base de datos de la FAO confirma la total primacía del incremento en el rendimiento por hectárea (Yield). De 12.424 hg/ha (hectógramos, 100 gramos / por hectárea) en 1961, se llegó a 37.117 hg/ha en 2018. Por consiguiente, el crecimiento del rendimiento casi ha supuesto triplicar en 2018 el de 1961.
¿En qué está consistiendo la revolución agraria?
La explicación de esta Revolución Agraria, agrícola y ganadera, podemos encontrarla en la obra del danés Bjorn Lomborg, El ecologista escéptico (2001. Págs. 114 y sgtes., edición española).
“Esta revolución incluye básicamente lo siguiente:
1) Cosechas de alto rendimiento.
2) Riego y suministro controlado de agua.
3) Fertilizantes y pesticidas.
4) Técnicas de gestión agrícola”.
“La característica principal de estas modernas variedades de semillas consiste en su temprana germinación, su crecimiento más rápido y su mayor resistencia frente a las enfermedades y la sequía”.
“El hecho de que las plantas germinen antes y crezcan más deprisa significa que en muchas partes del mundo es posible obtener dos y hasta tres cosechas al año”, donde antes una sola era la norma tradicional, salvo en las mejores tierras.
Por otro lado, “por ejemplo, el nuevo maíz puede crecer en una franja 800 kilómetros más ancha alrededor del mundo, lo que ha supuesto una gran ventaja para países como Canadá, Rusia, China y Argentina”.
“El porcentaje de tierra de regadío [mundial] casi se ha duplicado, pasando del 10,5% de 1961 a más del 18% en 1997. El riego aumenta la fertilidad de los campos … [y] también permite recoger dos e incluso tres cosechas al año … Este es el motivo por el que las tierras de regadío producen hasta el 40% del total de la comida del mundo, a pesar de ocupar únicamente el 18% del terreno cultivado“.
Respecto al sector ganadero, “los pollos y los cerdos producen ahora más del doble de carne de la que obtenían hace sesenta años [los años de 1940], y las vacas proporcionan el doble de leche”.
El aumento del CO2 en la atmósfera está contribuyendo al crecimiento de la producción de alimentos
Como relaté en mi artículo de julio de 2019:
“El fenómeno del reverdecimiento del planeta está científicamente documentado desde 2001, aunque se intuía desde mucho tiempo antes. Si la concentración de CO2 en la atmósfera estaba elevándose por la combustión de los combustibles fósiles [lo que es evidente], ¿cómo no iba a producirse un mayor crecimiento de la vegetación de todo tipo [incluidas las cosechas], que tiene en el CO2 uno de sus principales ingredientes para prosperar [mediante la fotosíntesis], por su efecto de fertilización?”
“Para simplificar, puede decirse que en el 37,5% de la superficie firme de la Tierra [de ambos hemisferios] está aumentando su volumen de vegetación, frente al 4% en que está disminuyendo”.
“El reverdecimiento del planeta ha tenido lugar durante no menos de 36 años … desde [por lo menos] 1982 a 2019”.
La producción mundial de carne se ha multiplicado casi por cinco desde 1961
Como se aprecia claramente en el gráfico de abajo, durante los 58 años de los que se dispone de estadísticas homogéneas (de la FAO), la producción global de carne no ha dejado de crecer intensamente, más que en dos o tres años a mediados de los años 90, en que hubo un pequeño retroceso.
Además, este incremento ha estado presente en todos los continentes, aunque –con gran diferencia- el mayor crecimiento se ha producido en Asia que, de ser la tercera productora, desde mediados de los 90 se colocó en cabeza. Ahora, Europa y Norteamérica le siguen, a gran distancia.
El consumo de carne está creciendo, a medida que el mundo va elevando su nivel de riqueza. Además, también crece el consumo de leche per capita.
Producción global de todo tipo de carne (Por continentes)
(En millones de toneladas)
(Orden decreciente 2018: Asia. Europa. N. América. Sur Amér. África)
Fuente: Our World Data ( https://ourworldindata.org/meat-production )
Datos: Organización de la Agricultura y la Alimentación (FAO) 2020.
La FAO también indica que la cantidad de carne producida por un cierto tipo de animal varía mucho entre diferentes países, en función de sus distintos sistemas de producción.
Además, el mundo produjo alrededor de 800 millones de litros de leche al año, en 2018, lo que es más del doble de la cifra de hace medio siglo (en 1969).
Las cifras de la producción cárnica mundial
Hay que tener en cuenta que la siguiente estadística, en el cuadro de más abajo, se presenta por años naturales, mientras que –otras veces- se muestran por campañas agrícolas del cereal: de septiembre de un año a agosto del año siguiente, como en el gráfico de portada de este artículo.
En 2018 el mundo produjo 4,8 veces más de carne que hace 58 años, en 1961 (cuando arranca la serie estadística homogénea de la FAO). Los 342,4 millones de toneladas de carne producida en 2018, únicamente eran 71,4 mill. ton. en 1961.
http://www.fao.org/faostat/en/#data/QL
Opciones a elegir: Livestock Primary. Production Quantity. World + (Total). Meat, Total + (Total). Años.
En 2014, cada persona consumió unos 43 kilógramos de carne. Cifra que se estira entre los 100 kg en EE.UU. y Australia, a los sólo 5kg en India.
Los tres principales tipos de carne producida en el mundo son, en orden decreciente (por su peso), la de aves de corral, cerdos y bovinos y búfalos. La primera de ellas, es la que más viene creciendo desde mediados de los años 90. La cabaña porcina global también está aumentando intensamente.
Producción mundial de carne, por tipo de carne. 1961-2018
(En millones de toneladas)
(En orden decreciente: Aves de corral. Porcino. Bovino y Búfalos)
(En mucho menor cantidad: Ovino. Gansos. Caballos. Patos. Caza)
Fuente: Our World Data ( https://ourworldindata.org/meat-production )
Datos: Organización de la Agricultura y la Alimentación (FAO) 2020.
Toda la ancha banda de color rojo, en el gráfico de arriba, correspondiente a los bovinos y los búfalos, es la que los ecologistas quieren eliminar de la faz de la Tierra, para salvar al Planeta, debido a la alta presencia de metano en sus flatulencias y ventosidades.
Son “animales en peligro de eliminación”, por la única voluntad de los ecologistas. ¿Quién les ha concedido autoridad para dictar, por si mismos, estas sentencias de muerte a toda una especie animal?
National Geographic desfigura gravemente la situación alimentaria mundial
Hasta aquí, hemos repasado el asombroso resultado –positivo- que ha producido la combinación del capitalismo (capitalismo de estado, mixto, en el caso de China) con el sistema de libre comercio internacional. O sea, el resultado del “modelo económico” que los ecologistas radicales (que en gran medida son los sucesores de los comunistas, de antaño) tanto critican y desean poner patas arriba, sustituyéndolo por no se sabe bien qué modelo de su laboratorio social.
Durante 2018 National Geographic estuvo envuelto en un escandaloso caso de manipulación informativa, que logró engañar a 2.500 millones de personas. Para su campaña contra el “desbastador cambio climático”, que “amenaza al Planeta”, empleó imágenes de un oso en estado de completa decrepitud … que en realidad padecía un cáncer. Mantuvo esta mentira 8 meses en su web y, en agosto, se medio disculparon por el “error”. La fotógrafo dijo que, no obstante, la campaña en sí había sido un gran éxito. Eso es el ecologismo actual.
La crisis alimentaria. Nuestro mundo hambriento y recalentado podría enfrentarse a una carencia de alimentos crónica.
El título de aquí arriba, es también el título de un largo artículo que National Geographic ha publicado hace poco tiempo, en abril de 2018.
¿Alguno de Vds. podría encontrar alguna afinidad entre las frías cifras expuestas más arriba, con este tendencioso titular?
Entre las muchas técnicas de embuste y manipulación empleadas por los ecologistas, figura la de colocar en la cabecera de un artículo una afirmación –como esa-, que en absoluto se corresponde con las varias anécdotas y anotaciones que el autor reunió en varios de sus viajes. Todo el sentido ideológico de este artículo está concentrado en su título tergiversador.
El autor, Joel K. Bourne, Jr, es un colaborador frecuente de National Geographic. Es licenciado en agronomía, por cuanto tiene que ser perfectamente consciente de la falsedad de sus afirmaciones y, en concreto, de aquel titular suyo.
Joel K. Bourne, Jr.
Artimañas empleadas por este cantamañanas y los de su misma ralea. Según el diccionario Collins, Profesor Bourne, cantamañanas se traduce por bullshitter; para que conozca como debe ser llamado.
1) Afirmar de entrada, como quien no quiere la cosa y sin sentir necesidad alguna de -luego- sustentarlo, que existe “una crisis alimentaria”, que se sobreentiende que es mundial, general, no de algunas regiones sólo. Nadie, serio ni profesional, se atreve a efectuar hoy en día esa afirmación palmaria, en el contexto de progreso agrario general que hemos expuesto. Resulta una obviedad, que en cualquier panorama mundial, existen claroscuros según en qué países o comarcas se fije uno, en cada momento.
2) Repite el mismo tipo de engaño al afirmar que nuestro mundo actual es un “mundo hambriento”, como si eso definiera la situación de conjunto o si se hubiera agravado con el tiempo. Pero todos los indicadores apuntan a que nunca antes, incluso con poblaciones mundiales muy inferiores en número, el porcentaje de personas que padecen hambre ha sido más bajo que ahora.
% de malnutrición en los países en desarrollo (1970 – 2015)
(Principal indicador de la malnutrición, de la FAO)
Fuente: Our World in Data. https://ourworldindata.org/hunger-and-undernourishment
Datos: FAO.
Hay que resaltar que este cuadro viene expresado en porcentajes y, además, que se refiere específicamente a la población de los países en desarrollo. Aquellas cifras serían algo inferiores si se compararan con la población mundial total. Aunque lo importante es su tendencia.
El porcentaje de malnutridos entre la población de los países en desarrollo ha caído históricamente de cerca del 35% en 1970, al entorno del 13% en 2015. ¡Toda una crisis general!
En ningún otro periodo de la Humanidad ha habido una reducción del hambre en el mundo, ni si quiera parecida, a la que estamos contemplando en este gráfico.
¿Cómo se atreve aquel embustero profesional de National Geographic a hablar del nuestro, como de “un mundo hambriento”?
3ª artimaña) Darle un sentido claramente premonitorio a lo que es una remota posibilidad, entre otras muchas que, además, no concuerda en absoluto con la experiencia del pasado medio siglo: “Nuestro mundo … PODRÍA enfrentarse a una carencia de alimentos crónica”.
Claro, y nuestro mundo podría recibir el impacto de un asteroide que destruyera todo el planeta.
4ª artimaña) En su texto, este “científico” sigue empleando un argumento que quedó totalmente desacreditado hace diez años, en enero de 2010: que “Los glaciares del Himalaya están retrayéndose más rápidamente que en cualquier otra zona del mundo y … la probabilidad de que desaparezcan completamente en el año 2035 es muy elevada”.
En realidad, la probabilidad de que esta terrible tragedia se cumpliera, para 2035, es del 0%. Y lo mismo podría decirse para otros muchos años y décadas posteriores.
Pero, si una mentira es útil y la gente se la sigue creyendo, sería una torpeza dejar de repetirla … es lo que deben pensar los activistas al uso que no cesan de repetir que actúan en función de los dictados de la ciencia.
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