«Un sector público pequeño». Liberalización económica en EEUU
En mi artículo del 22 de mayo, sobre el proyecto de Ley de Cambio Climático, expuse la contumaz decisión del Gobierno izquierdista de España de adoptar la política que se ha dado en llamar “la salida verde para la reactivación de la economía”. En mi opinión, no cabe duda de que esta política empobrecerá a nuestro país, incluso a corto plazo, y alargará innecesariamente la recuperación de la economía nacional, prolongando una agobiante situación de desempleo generalizado, por su radical incapacidad de generar empleo.
Como es evidente, esta política supone la introducción de un gran número de nuevas reglamentaciones y la sustitución de los mecanismos de mercado por órdenes administrativas (obligaciones y prohibiciones) de las diversas administraciones.
La izquierda se aferrará al poder, una vez más
Por el momento, no conozco otro país occidental que –por decisión de su gobierno- se encamine a una senda tan disparatada, como insatisfactoria para la mayoría de su población.
Por lo tanto, es de temer que vayamos a conocer tiempos convulsos ante el secular reflejo de la izquierda española a agarrarse al poder con pies y manos, como una lapa: ¿será porque sólo les espera el paro, ya que ninguna empresa u organización seria les contrataría, como sucede con ese desaprensivo e inmoral personaje llamado Rodríguez Zapatero (quien fuera presidente del gobierno español entre el muy extraño atentado yihadista de 2004 –que invirtió los resultados electorales en favor del PSOE- y 2011)?
En los países más civilizados, de mayor tradición democrática, como el Reino Unido, se practica –a veces- el fair play político, y ante una crisis nacional y del propio partido gobernante, se deja paso a quien parezca más dotado para la gobernación del país en ese momento. Aquí, la crisis irá de mal en peor, hasta que in extremis, tenga que dimitir el actual gobierno, como hizo Rodríguez Zapatero en noviembre de 2011, cuando ya se estaba tambaleando, sin remedio posible.
Estados Unidos está representando la “alternativa perfecta” al desvarío ecologista del gobierno español
El contrapunto, optimista (dentro de la tragedia sanitaria y económica existentes), está siendo encarnada con claridad por Estados Unidos, haciendo suya la política de retirar –en vez de añadir- obstáculos regulatorios a una rápida recuperación de la actividad de las empresas y pequeños negocios.
El Presidente Trump firmó el día 19 de mayo una orden ejecutiva que, como casi todas ellas, suponen una instrucción dirigida a todos los departamentos ministeriales y a las muy poderosas y numerosas agencias federales. Por tanto, de entrada, comprende todos los sectores económicos. Quien quiera consultar el texto de aquella orden ejecutiva, pinche aquí.
Tras afirmar Trump, en el texto, que “la innovación, iniciativa e impulso de la sociedad estadounidense … es el mayor motor de prosperidad económica que el mundo jamás ha conocido”, daba la siguiente instrucción:
“Hacer frente a la emergencia económica mediante la rescisión, modificación o suspensión … de las reglamentaciones u otros requisitos [administrativos o de otra índole] que puedan inhibir la recuperación económica … Debe proporcionarse también a las empresas, especialmente a los pequeños negocios, la confianza que necesitan para reabrir …; [también se ha de] reconocer los esfuerzos que los negocios estén haciendo para ajustarse a las, a veces complejas, regulaciones …”.
La orden, también sugiere al conjunto de las administraciones que se abstengan de adoptar medidas sancionadoras “cuando [las empresas] hayan realmente intentado, de buena fe”, atenerse a las reglamentaciones en vigor.
Convertir en permanentes las medidas liberalizadoras provisionales
Además, como informa el único diario conservador nacional, el Wall Street Journal (al que sólo se accede mediante suscripción), “las agencias federales deberán revisar un total de 600 reglamentaciones [que han sido determinadas, para las que ya se había decidido con anterioridad su liberalización, pero sólo con carácter provisional] y ¨determinar cuáles de ellas promoverían la actividad económica en caso de hacerse permanentes¨”.
(En EE.UU. se llama “desregulation” a la liberalización de la economía)
Ejemplo actual de liberalización
Gracias a una medida tomada por el Departamento de Sanidad (HHS) los pacientes podrán efectuar consultas con sus médicos a través de servicios digitales, como FaceTime. Hasta ahora estaba prohibido hacerlo, por no cumplir unos requisitos de privacidad de las comunicaciones, que han sido suspendidos.
Los populistas siempre extienden los poderes públicos y los centralizan
Lo que Donald Trump está haciendo ahora, es lo contrario a la práctica sistemática de los gobernantes populistas en cualquier parte del mundo, a saber, ampliar los instrumentos públicos del poder y concentrarlos en las autoridades nacionales, que ellos controlen.
Trump está recortando, cuanto sea legalmente posible y aconsejable, el poder federal desde que llegó a la Casa Blanca y transfiriendo competencias a los estados; en EE.UU. –cuyo reparto del poder es realmente confederal, conforme al principio del federalismo – se plantea este asunto de modo casi inverso respecto a España.
No hay que olvidar que tanto Donald Trump como el Partido Republicano tradicionalmente, son partidarios de un sector público –relativamente- reducido: small government. Lo contrario sucede con los demócratas.
No son sólo los populistas clásicos quienes practican este tipo de jacobinismo extremo.
En EE.UU., los gobernantes demócratas suelen incurrir en ese mismo defecto, empezando por Barack Obama, que amplió cuanto pudo las competencias federales en detrimento de los estados. Obama también reforzó las potestades de las agencias federales, recortando la supervisión del Congreso sobre ellas, ampliando esas burocracias y haciéndolas semiautónomas (generalmente plagadas de directivos progresistas).
Esta burocratización de la Administración federal, allí se la conoce con el concepto de “administrative state”.
Amplia liberalización económica desde el inicio de esta Administración
Las medidas liberalizadoras parciales, pero numerosas, que se están poniendo ahora en marcha y estudiando otras nuevas, en realidad suponen la profundización de un plan general que Donald Trump emprendió desde enero de 2017, que yo resumí en octubre de 2018, al se accede desde el enlace de arriba.
“De acuerdo al informe de la Oficina OIRA, de la Casa Blanca … durante el año fiscal 2018
… Por cada nueva reglamentación “significativa” (de cierta cuantía o relevancia) que se introdujo, se adoptaron una media de cuatro medidas liberalizadoras “significativas””.
Lo más importante de esta amplia liberalización económica, esto es, la eliminación o recorte de reglamentaciones que afectan a empresas y consumidores, es que está constituyendo el segundo factor que, junto con la rebaja de impuestos de diciembre de 2017, ha acelerado el crecimiento económico de EE.UU.
Así, la tasa nacional de desempleo ha caído al nivel más bajo en 50 años: el 3,6%, a lo largo de la segunda mitad del año 2019 y hasta febrero de 2020.
¿Es preciso recordar que en España, en noviembre de 2019, la tasa de desempleo era del 14,2% (cuatro veces superior a la estadounidense)?
Hagamos una apuesta, ¿quién va a salir antes de esta crisis, España o EE.UU.?
Utilicemos la historia como guía de cara al futuro, aunque los posmodernos piensen que únicamente lo sucedido en los pasados 4 o 5 años tiene relevancia.
En la crisis financiera internacional de 2008-2009, desde el punto más bajo del valle (junio 2009), EE.UU. tardó 6 meses, hasta volver a colocarse al mismo ritmo de crecimiento anterior a la crisis, el 2,5% o más, en diciembre 2009.
En España, por desgracia, tanto entonces como ahora existía un poder político semejante, esto es, un gobierno dirigido por un PSOE (Partido Socialista Obrero Español) muy radicalizado, que desprecia y desconoce el capitalismo y fía todo al intervencionismo público. La comparación, por tanto, puede resultar bastante fiable.
En la anterior crisis financiera, desde el punto más bajo del valle (marzo 2009), España tardó 63 meses (5 años y 3 meses), hasta volver a colocarse al mismo ritmo de crecimiento anterior a la crisis, el 0,6%, en junio 2014.
Gracias a la “creativa” política económica de Rodríguez Zapatero (y de su Ministro de Economía, Pedro Solbes), España tardó 10 veces más que EE.UU. en recuperar el ritmo de crecimiento anterior a la recesión.
Me parece que voy a ganar la apuesta.
Y siguen siendo legión los ignorantes progres españoles que tienen la desfachatez de intentar dar lecciones a EE.UU. de cómo conseguir la “justicia social” y reducir la “creciente desigualdad”.
Por otro lado, mucho me temo que si los españoles no conseguimos forzar la dimisión de este gobierno, vuelva a repetirse ahora una evolución parecida a aquella, eso sí será muy verde, muy sostenible y muy eficiente, como se repite en la propaganda oficial en favor de la Ley de Cambio Climático.
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