Andrew Cuomo y Bill de Blasio, Gobernador y Alcalde de Nueva York. Los demócratas han secuestrado la protesta
El lunes día 25 de mayo, el inocente hombre negro de 46 años de edad, George Floyd, que tan sólo intentó “colar” un billete falso de 20 dólares, fue detenido por unos policías de Minneapolis (Minnesota) y el trato recibido le causó la muerte a las pocas horas. La noche del día siguiente, el martes día 26, comenzaron actos de protesta, lo que resulta totalmente lógico y apropiado ante la innecesaria pérdida de una vida humana, en este caso, a manos de la policía. Protestas que se desarrollaron en un ambiente, naturalmente, tenso pero pacífico.
Al día siguiente, el martes, las movilizaciones ciudadanas fueron de tono semejante, pero se extendieron a otras varias grandes ciudades, casi siempre gobernadas por alcaldes demócratas, de estados con gobernadores en su mayoría de izquierda.
Sin embargo, a partir del jueves día 28, particularmente tras la puesta del Sol, las acciones de protesta tomaron otro carácter muy diferente. Comenzaron los actos de vandalismo, las quemas de pequeños negocios, edificios municipales y vehículos y el saqueo de todo tipo de tiendas. Parecía como si quienes intervenían fueran personas de muy distinto tipo a las de los días anteriores. Y así era.
La izquierda extrema ha secuestrado las protestas
Dominic Green es un historiador, crítico y uno de los editores de la revista estadounidense conservadora, digital, The American Spectator.
El 2 de junio apareció en el principal diario conservador británico, The Telegraph, un artículo de Dominic Green, con un título del que me he inspirado para el de este escrito mío: “Las protestas por George Floyd han sido secuestradas por el podrido progresismo americano”.
En su artículo, puede leerse que “al igual que los amotinados blancos, los [políticos] demócratas y los medios de comunicación que les apoyan están también explotando a los más desfavorecidos de entre sus conciudadanos. Están explotando el sufrimiento de las personas de raza negra con la esperanza de conseguir la victoria en las elecciones [presidenciales] de [este mes de] noviembre, presentando a Donald Trump como la reencarnación del [político racista y populista, del sur, de los años 80, del Partido Demócrata] George Wallace”.
La noche del lunes día 1 de junio casi se produjo la catástrofe
“Pero, [continúa], el lunes [día 1 de junio], la tragedia americana se acercó mucho a una catástrofe”. Los incendios de edificios se contaban ya por muchas decenas –algunos, eran viviendas de personas negras en los barrios pobres-, así como la quema de coches policiales en lo que parece una provocación calculada, “en busca de nuevos muertos”, con los que alimentar la espiral de violencia y locura. Entre los días 31 de mayo y 1 de junio, unos diez policías sufrieron disparos de los agitadores aunque, de momento, ninguno de ellos ha fallecido.
Prosigue Dominic Green: “Algunas grabaciones parecen sugerir que esta crucial segunda fase de los acontecimientos … fue alentada y explotada por la izquierda extrema [far Left]”. Naturalmente, los medios progresistas desviaban la responsabilidad hacia provocadores de extrema derecha (supremacistas blancos …), que aún no han aparecido.
El lunes, día 1 de junio, el Presidente Trump y otros altos cargos de su Gabinete, acusaban directamente a ese conglomerado de grupos violentos de extrema izquierda, que se hacen llamar “Antifascistas” (Antifas), a quienes proponía declarar como organización terrorista.
Volviendo a Dominic Green: “Ese es el motivo por el que la violencia debe cesar … Porque los acontecimientos en dichos cruciales momentos estaban siendo dirigidos por personas blancas de elevado nivel de vida [affluent whites] …“, pero la destrucción de propiedades y negocios estaban produciéndose en los barrios populares de las minorías étnicas. Barriadas populares “de los centros urbanos, que necesitarán décadas en recuperarse” de las actuales destrucciones.
La condición de los ciudadanos negros
En 2019 Shelby Steele, persona negra e investigador principal del centro de estudios Hoover Institution (Universidad de Stanford), efectuó unas reflexiones sobre la condición presente de los ciudadanos negros en EE.UU. Concluía, por ejemplo, lo siguiente:
“la opresión de los negros se ha acabado. Esta afirmación es políticamente incorrecta pero, no obstante, verdadera. Los negros, actualmente, somos personas libres …”
El grueso de la población negra se ha manifestado pacíficamente
Dominic Green continúa su relato del siguiente modo: “Casi la mitad de la población de Washington, D.C. es de raza negra. No obstante, en varias grabaciones sobre las turbas [mobs] que atacaron a la policía junto a la Casa Blanca y que prendieron fuego a la iglesia St. John, casi no aparecen rostros no blancos”.
“Aquí en Boston [donde yo vivo], pudimos contemplar una manifestación perfectamente ordenada [y pacífica] desde una barriada de gente de color al centro de la ciudad, encabezada por los líderes religiosos [del barrio]. Fueron personas blancas, vestidas de negro [al estilo Antifa], las que combatieron contra la policía tras el toque de queda”.
Algunos periodistas observaron que no pocos de aquellos vándalos blancos parecían ser estudiantes de las carísimas universidades privadas de la costa este, de la Ivy League: Harvard, MIT, Yale, Columbia … Diversas tribus izquierdistas y violentas universitarias, entre las que se encuentran quienes se autodenominan –de un modo ridículo- “luchadores por la justicia social” (social justice warriors), de esos de quienes los periodistas progresistas (y los tontos útiles de la derecha) dicen que son “jóvenes idealistas” …
Por su parte, como nos relata el escritor Dominic Green, “El lunes [día 1 de junio, cuando ya se habían producido infinidad de actos violentos y hasta criminales], Terrence Floyd, el hermano de George Floyd, el hombre de Minneapolis matado por un policía, llamaba a la calma”, lo que le honra y parece reflejar la actitud de la mayoría de los ciudadanos negros.
Los gobernantes demócratas de estados y ciudades consintieron el vandalismo
Diarios, revistas y canales de TV de orientación conservadora vienen señalando unánimemente este claro y generalizado comportamiento de los políticos de izquierda.
Por ejemplo, el principal (casi único) diario conservador nacional, The Wall Street Journal (WSJ), titulaba del siguiente modo su editorial de ayer día 2 de junio:
“Ciudades progresistas, alboroto radical” (Liberal Cities, Radical Mayhem). Y, para aclarar más el asunto, si es que hiciera falta, el subtítulo era: “Alcaldes y gobernadores demócratas parecen incapaces de detener la destrucción de sus ciudades”. Lo más significativo, es eso de que “parecen incapaces de detener …”.
“… cuando el sol de junio se elevó la mañana del martes [día 2] … [había] cristales rotos, tiendas saqueadas y edificios destrozados en Nueva York, Filadelfia, St. Louis [Misuri], Madison [Wisconsin] y otras ciudades [del país]. Sus gobernantes habían permitido a los amotinados, aprovechándose de la memoria de George Floyd, practicar el vandalismo en las calles”.
Los graves y generalizados destrozos en las ciudades fue una preocupación secundaria para los demócratas
Por ejemplo, “En Filadelfia … la policía fue amenazada por una turba [100 energúmenos atacaron el coche de un solitario policía e intentaron volcarlo], [otros] policías se defendieron [en otros incidentes] sin recurrir a medios violentos y el Alcalde [demócrata] Jim Kenney quiere investigar … a los policías. No es de sorprender que los amotinados se sintieran libres de actuar a sus anchas”.
En la ciudad de Nueva York, entre numerosísimos actos de barbarie y pillaje, “los escaparates de casi todas las tiendas de la zona baja de la Quinta Avenida fueron destrozados … Las cámaras de vigilancia han grabado cómo grupos de jóvenes actuando en equipo saqueaban una tienda, pasando luego a la de al lado [una y otra vez]. Los [escasos] policías desplegados no podían hacer más que blandir [impotentes] sus porras”.
Pero, ¿porque había tan pocos policías en las calles de Nueva York, que estaban sumidas en un vandalismo sistemático? Porque, la realidad, es que “el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) dispone de 36.000 efectivos”.
El gobernador del estado, Andrew Cuomo, y el alcalde, el nefasto Bill de Blasio, ambos demócratas, deberían dar explicaciones por semejante irresponsabilidad.
Análogas actuaciones de dejación de la autoridad se produjeron en St. Louis (Misuri), Chicago, Los Angeles, Atlanta, etc.
“Lo que todas aquellas ciudades tienen en común es que sus alcaldes son demócratas que parecen creer que son sus fuerzas policiales, no los disturbios rampantes, es el mayor problema existente” en la actualidad.
¿Estarían pensando en sacar provecho para las elecciones de noviembre, aunque sus ciudades quedasen hechas añicos?
Esta generalizada connivencia de los gobernantes estales y locales demócratas con los extremistas que están destruyendo las ciudades, ¿será simple confusión ideológica, pura corrección política o, quizá, un cálculo interesado para emplear los disturbios para incrementar sus posibilidades llegar a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre?
Es como si estuviesen diciendo a los ciudadanos de sus ciudades, mientras Donald Trump siga en la presidencia, no puede haber paz y tranquilidad. La culpa de todas nuestras desgracias, de la propia muerte de George Floyd, es del Presidente Trump y del Partido Republicano: ¡votad demócrata! en noviembre.
¿Acaso la izquierda española (el PSOE) tuvo el más mínimo reparo en llamar ¡Asesinos! a los miembros del Gobierno de España, del conservador Partido Popular, en las infames jornadas del 12 y 13 de marzo de 2004, tras los atentados yihadistas en los trenes en Madrid, que produjeron 193 víctimas mortales?
Parece que la extrema izquierda y los políticos demócratas de EE.UU. tomaron buena nota de ese exitoso ejercicio de manipulación política a gran escala.
El mito del racismo sistemático y de la brutalidad de las fuerzas policiales
Con este título, la investigadora de temas policiales (en el Instituto Manhattan) y abogada Heather Mac Donald, acaba de publicar (el 2 de junio) un buen artículo en el Wall Street Journal (WSJ), pero al que únicamente se accede por suscripción. Esta persona es frecuentemente invitada a programas informativos por Fox News, CNN y otras cadenas de TV y radio. En 2016 publicó la interesante obra “La guerra contra la policía” (The War On Cops. Encounter Books).
El subtítulo de su presente artículo, que resume su planteamiento, es el siguiente: “Pídase responsabilidades a los policías que ejerzan una fuerza excesiva. Pero no hay evidencia de un sesgo racial generalizado [entre las policías, en contra de los negros ni de las minorías]”.
“La muerte de George Floyd, en Minneapolis, ha revivido el discurso de la era Obama de que las fuerzas policiales son endémicamente racistas. [De hecho], Este viernes [día 29 de mayo], Barack Obama ha enviado un tuit afirmando que para millones de ciudadanos negros americanos, ser tratados de forma diferenciada por el sistema penal [policías, tribunales y prisiones] en razón de su raza, es algo “trágica, dolorosa y enloquecedoramente habitual”. Y yo puedo añadir, que la casi totalidad de los medios de comunicación de España, repiten mansamente esta falsedad, propia del pensamiento políticamente correcto.
En mi artículo de diciembre de 2017 examiné las cifras oficiales referidas a la matanza de ciudadanos negros en EE.UU., así como la actitud equidistante que adoptó Barack Obama entre las fuerzas policiales y los jóvenes negros participantes en actividades delictivas.
El precandidato demócrata Joe Biden incide en el buenismo
Por su parte, el casi seguro candidato del Partido Demócrata a las elecciones de noviembre, “Joe Biden, emitió un vídeo hace un par de días en el que declaraba que todos los afro-americanos temen por su seguridad debido a los “malos policías” y que los niños negros son aconsejados [por sus padres] tolerar la brutalidad policial para “poder llegar a casa” [a diario]” …
“Esa acusación de sesgo policial sistemático era erróneo durante los años de Obama y lo sigue siendo en la actualidad”.
“Por muy repulsivo que resulte el vídeo sobre el arresto de George Floyd [que ocasionó su posterior muerte], no es representativo de los 375 millones de interacciones anuales que los policías realizan con los civiles” …
“Los delitos [cometidos] y los comportamientos de sospechosos, no la raza [de aquellas personas], son los que determinan la mayoría de las intervenciones policiales”.
“En 2019 las fuerzas policiales mataron por disparos a 1.004 personas [según los datos recopilados por el FBI], la mayoría de los cuales estaban armados o resultaban peligrosos por otros motivos. Los afro-americanos resultaron alrededor de la cuarta parte del total de personas muertas por la policía –unos 235-, una tasa que ha permanecido estable desde 2015”, por tanto, también a lo largo de los tres primeros años de presidencia de Donald Trump.
Los delincuentes y homicidas negros suponen un porcentaje altísimo del total
Resulta oportuno recordar aquí que, como expuse en mi artículo de este pasado día 1 de junio, los homicidas de raza negra –según las estadísticas del FBI- suponen alrededor del 53% del total de homicidas, lo que da idea de la gran peligrosidad que supone para los policías actuar en ese medio. Por ello, no hubiera sido anómalo que el porcentaje del 25% de personas negras matadas por la policía estos últimos años hubiera sido bastante superior.
“En 2018, último año del que está disponible este tipo de datos, los afro-americanos … cometieron el 60% de los robos con violencia (robberies; Ver pág. 19), aunque suponen tan sólo el 13% del total de la población”, y el 16% si se suman los hispanos de raza negra, a lo que denominan el grupo extendido de raza negra.
“Las fuerzas policiales mataron por disparos en 2019 a 9 personas negras desarmadas y a 19 blancos desarmados, según la base de datos del Washington Post, lo que supone una [fuerte] caída con respecto a los 38 y 32, respectivamente, de 2015 [bajo Obama]”.
“En 2018 se produjeron 7.407 víctimas de homicidio de raza negra. Asumiendo [mientras no se publiquen] que en 2019 hubo un número semejante, aquellas 9 víctimas negras –desarmadas- por disparos de la policía, representan el 0,1% de todos los afro-americanos muertos violentamente en 2019”.
¿Dónde está la brutalidad generalizada de las fuerzas policiales contra los negros desarmados?
Estudio: No hemos encontrado un sesgo en contra de los negros por los policías blancos
La Sra. Heather Mac Donald menciona un reciente estudio (David J. Johnson et al; agosto 2019), publicado por la prestigiosa Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), que es una de las revistas científicas multidisciplinares más citada en el mundo.
En su presentación (Significance), los autores de aquel estudio concluyen lo siguiente:
“No hemos encontrado evidencia alguna de que hubiera un sesgo anti negros o anti hispanos en los tiroteos [analizados] y, por otro lado, los policías blancos no fueron más propensos que los no-blancos a la hora de matar civiles pertenecientes a minorías”.
Repito la pregunta anterior: ¿dónde está la brutalidad policial sistemática en contra de las minorías?
Que los medios de comunicación (incluidos muchos de derecha) repitan machaconamente esa grave y falsa acusación, no la convierte en verdad. La única verdad, es que los medios de comunicación insisten en actuar como maquinaria de engaño y manipulación, no como un medio de información.
Si la policía se aleja de los barrios de minorías la mayoría pacífica quedará indefensa
Y la Sra. Heather Mac Donald nos recuerda cual será la principal consecuencia de esta vergonzosa manipulación mediática y de los políticos de izquierda:
“La falsa narración sobre el sistemático sesgo policial [en contra de los ciudadanos negros] favoreció durante la presidencia de Barack Obama que los agentes de policía fueran tomados como objetivos” [de acciones criminales, siendo tiroteados muchos de ellos].
La Sra. Mac Donald, advierte: “Aquella pauta [de disparar desenfadadamente a policías, como una acción justiciera, comprendida por la izquierda], puede repetirse ahora”.
La investigadora, además, identifica a quienes serían las segundas víctimas de aquella errónea política, justificativa de la violencia contra la policía.
“Si el efecto Ferguson [que se vivió durante 2015 y 2016, bajo Obama], de unas fuerzas policiales que volvieran a dar un paso atrás, apartándose de las barriadas de minorías [donde viven y actúan a diario las bandas de criminales de raza negra] … los miles de afro-americanos respetuosos de la ley que dependen de las policías para disponer de seguridad, serán nuevamente las víctimas” de aquella connivencia de la izquierda con las pandillas de criminales de color.
La fatua pretensión de los políticos y medios progresistas de que son ellos quienes realmente se preocupan y quieren proteger a la población negra, es totalmente falsa e hipócrita. Lo que conseguirían es exactamente lo contrario, afianzar el dominio de los criminales sobre el conjunto de las pacíficas comunidades de negros y de otras minorías, como los hispanos.
Misma equivocación que respecto a los ciudadanos islamistas radicales de Occidente
Esta consecuencia perversa de las políticas buenistas frente a los radicales y criminales de raza negra en EE.UU., es la misma a lo que viene sucediendo en Europa con respecto a los sectores más extremistas de los inmigrantes originarios del mundo árabe.
Estas gravísimas políticas del pensamiento políticamente correcto en Europa, sobre todo en países como Reino Unido, Dinamarca, Alemania, Holanda, Suecia, etc. son hábilmente analizadas en la obra “Islamistas y Buenistas” (2008. Fundación FAES, colección Gota a Gota), del matrimonio Karen Jespersen y Ralf Pittelkow.
Ella, Karen Jespersen, fue varias veces ministra de gobiernos socialdemócratas (a fines de los 90 y comienzos de este siglo) en Dinamarca, hasta que dimitió por sus profundas discrepancias con las políticas de inmigración y respecto a la población de inmigrantes musulmanes. Él, Ralf Pittelkow, fue comentarista de varios diarios y cadenas de TV y asesor del primer ministro danés Poul Nyrup Rasmussen, a fines de los años 90.
Entre otras muchas informaciones interesantes, explican en su libro cómo una de las cosas que más preocupaban a estudiantes de secundaria musulmanes, moderados, en Dinamarca, y a los padres de estos alumnos (que solían coincidir con la actitud de sus hijos), es que las autoridades escolares (directores de instituto y delegados del ministerio de Educación) siguieran cediendo a las reivindicaciones de los estudiantes islamistas.
Cada cesión por parte de autoridades danesas frente a los estudiantes islamistas (y los correspondientes imanes del mismo signo, que les manejaban), éstos reforzaban su posición predominante sobre las familias de carácter moderado (que no eran muchas), que deseaban integrarse en la sociedad danesa, en vez de permanecer en comunidades musulmanas fragmentadas (aisladas) de su entorno social, incluso sin apenas aprender el idioma del país.
El movimiento “Black Lives Matter” no merece el más mínimo apoyo ni respeto
Como en cualquier situación conflictiva entre los humanos, resulta de todo punto decisivo determinar, con acierto, sin dejarse engañar por los medios, ni por los políticos, quien puede ser amigo o aliado de uno, y quienes son enemigos irreconciliables.
La organización extremista, racista, de activistas negros “Black Lives Matter (BLM)”, que justifica siempre los casos en que se ha empleado la violencia contras policías, incluidas sus muertes, no representa –en absoluto- al conjunto de la población negra de EE.UU.
La actuación y la ideología de Black Lives Matter perjudica gravemente la seguridad y el bienestar de los 53 millones de ciudadanos de raza negra (incluyendo a los hispanos de raza negra) que desean vivir con tranquilidad, respetando las leyes, mejorando las condiciones de vida de sus familias y contribuyendo al progreso de la sociedad estadounidense.
Ayuda que han prestado tantas veces en la historia de aquella gran nación. La primera vez, incorporándose al ejército de la Unión a partir de 1861, para derrotar a los esclavistas del Sur, que se habían sublevado para crear un régimen propio, que les garantizara el manteniendo de la esclavitud.
EE.UU. mantuvo esclavos a los negros hasta 1863 y un presidente republicano les emancipó
De todos modos, no puede olvidarse que aquella sociedad les sometió a esclavitud hasta 1863. En dicho año, a mitad de la guerra de secesión que iniciaron los estados del Sur de EE.UU., el Presidente Abraham Lincoln, del Partido Republicano, emitió una orden ejecutiva que contenía la Proclamación de Emancipación. A partir de dicho año desapareció legalmente la esclavitud en los estados del Norte y, tras la victoria de la Unión en mayo de 1965, se hizo extensiva la abolición a los estados confederados, del Sur.
158 años después del final de aquella terrible injusticia, esto es, ahora, en 2020, no puede aceptarse de ninguna manera el derecho a la represalia sistemática contra los blancos en general y contra la policía, especialmente, que Black Lives Matter desea ejercer de forma poco disimulada. Derecho a la impunidad que la irresponsable izquierda estadounidense se esfuerza por concederles, siempre que lo creen factible y poco costoso electoralmente.
“El mayor peligro para los jóvenes negros son los “policías”
Este movimiento extremista BLM proclama sin descanso que “el mayor peligro para los jóvenes negros de hoy en día son las fuerzas policiales (the cops)”, pero esto es absolutamente falso.
Como expliqué en 2017, y luego el 1 de junio de este año, a partir de los datos recopilados por el FBI, de unos 16.800 cuerpos de policía (federales, estatales, de condado, tribales, etc.), el 89% de los miles de personas de raza negra asesinadas actualmente en EE.UU., cada año, caen a manos de homicidas de su propia raza, en particular bandas de hombres jóvenes negros, activos en la distribución de drogas en sus barrios y en otras actividades delictivas.
Las ráfagas de disparos desde automóviles en marcha (drive-by shootings), hacia objetivos de bandas rivales, pero sin intención de ser muy precisos ante las víctimas que puedan caer, es uno de los métodos empleados más frecuentemente y, por ello, personas contra quienes no tengan nada, como mujeres, ancianos y niños, resultan muertas las más de las veces.
Como dice la Sra. Mac Donald en su libro de 2016 (pág. 5): “El recién formado movimiento Black Lives Matter está promoviendo la idea de que los hombres negros están siendo cazados y asesinados impunemente por policías blancos renegados”.
Ni un solo estudio, mínimamente serio, ninguna estadística avala semejante afirmación … ni les hace falta que lo haga. Su función, en realidad, es auto exculpatoria. Son sus amigos, de las bandas de delincuentes, quienes incurren en ese comportamiento, siempre que piensen que pueden salir impunes. Y, para justificarles, inventan que son los policías quienes juegan a ese macabro deporte.
¿Ha quedado impune el policía Derek Chauvin, quien mató al ciudadano George Floyd en Minneapolis? En absoluto. Y, ¿los otros tres policías locales que presenciaron los hechos? Tampoco.
Creencias sociales de BLM totalmente nocivas
Por cierto, como explica el periodista y abogado David French, en el semanario conservador National Review, las ideas que tiene este movimiento sobre otros asuntos de la vida social de las comunidades negras, no son tampoco nada recomendables.
“Nosotros [los miembros de BLM] estamos comprometidos con poner patas arriba [disrupt] el modelo de familia nuclear prescrita por Occidente [esto es, el modelo de las familias normales, de toda la vida], ayudándonos unos a otros, como una familia extendida y de los “poblados” [villages, o comunas] en los que colectivamente nos cuidemos unos a otros y, especialmente, a ¨nuestros¨ hijos …”
En diciembre de 2017, yo me planteaba el siguiente interrogante:
“¿Qué sucede con los llamados afro-americanos para que se comporten, muchos de ellos, de una manera tan criminal? Yo lo desconozco, pero hay un factor social que debe jugar un papel muy relevante: la familia tradicional, o sea la familia, casi ha desaparecido de las comunidades negras. En el 72% de los nacimientos de bebés negros, la madre no está casada, según la agencia federal Centers for Disease Control and Prevention (C.D.C.)”.
Y el movimiento BLM “está comprometido” con llevar al extremo este gravísimo problema … y sustituir las familias por comunas vecinales auto-gestionadas.
Jóvenes de familias desarticuladas para las bandas criminales
La declaración de principios, de más arriba, únicamente acierta en un punto: todas las experiencias históricas, de todo tipo de regímenes dictatoriales, coinciden en señalar cómo niños o jóvenes que no hayan vivido en el seno de una familia más o menos normal, constituyen carne de cañón para incorporarlos a sus actividades violentas. Los regímenes comunistas (el soviético, el de Nicolae Ceaucescu en Rumanía, etc.), que alimentaban sus organizaciones de provocadores o asesinos con niños procedentes de los orfanatos, fueron tan sólo el último ejemplo.
Por otro lado, el movimiento Black Lives Matter –como hacen también las feministas radicales-, practica “un doble juego”. Cuando se dirigen a periodistas moderados o a audiencias de personas a quienes consideran ingenuas, se colocan “una piel de cordero”. Y las almas cándidas y flácidas, caen en el engaño, ya que estaban muy predispuestos a hacerlo, en cualquier caso.
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