Macron es el candidato fluido. 21 junio 2018: Fiesta de la Música en el Elíseo, con bailarines LGBT, en actitudes lascivas; delicioso trans, abajo a la izquierda. Fiesta organizada por el Presidente Macron, el narcisista infantil, y su mujer Brigitte … tal para cual. La opción “continuista” a la presidencia de Francia.
Como viene siendo habitual, en España apenas nos han informado –los medios convencionales– de bastantes aspectos significativos de lo que ha supuesto realmente el quinquenio macronista en el país vecino, aquí al lado.
Quizá, tampoco se preocupen lo suficiente los españoles hoy en día por informarse de lo que sucede “más allá de los Pirineos” (la cadena montañosa que nos separa de Francia, para los lectores hispanoamericanos); porque se ha extendido en España la disposición no muy acertada de únicamente mirar “para adentro”, con la excusa de que eso es lo indicado “con la que está cayendo aquí, en España”. Pero no lo es, si se lleva hasta el presente grado de una visión insular.
Una nueva manera de interpretar la contienda política y electoral en Francia
El análisis del comportamiento de los múltiples partidos políticos existentes en Francia resulta de más en más enrevesado y contradictorio: la candidata Le Pen formula propuestas de política económica socialistas; el centrista Macron, en realidad, ha venido practicando políticas plenamente izquierdistas, como las de identidad de género, climáticas, educativas … Además, quien salga elegido a la Jefatura del Estado habrá recibido un considerable número de votos tanto de izquierda como de derecha. Sin embargo, en España, por ejemplo, eso es impensable.
Por ello, allí hay un cierto movimiento hacia nuevas formas de examinar qué significan dichos partidos políticos. Desde hace unos pocos años, en Francia, está siendo cuestionada la utilidad de la divisoria clásica de derecha e izquierda como modo de encasillar a los partidos, buscando otros criterios de clasificación.
Sin entrar en detalle en este complejo asunto, puede ser útil –al menos- mencionar desde estos nuevos conceptos cuál es el significado de las dos candidaturas para la 2ª vuelta de las presidenciales, el domingo 24 de abril: Macron y Marine Le Pen.
El relativismo moral y político es la base del programa de Emmanuel Macron
El principal diario de derecha (convencional), Le Figaro, titula del siguiente modo su entrevista al escritor y especialista en relaciones públicas Erwan Barillot:
“La Francia líquida contra la Francia sólida, la nueva forma de clasificar [a los dos candidatos]”
“La actual elección supone el último paso en la conmoción política en curso desde hace cinco años [la elección de 2017]: el paradigma izquierda/derecha ya no constituye el determinante del voto [de los ciudadanos franceses]”.
“El concepto de ¨sociedad líquida¨ [o fluida, está relacionado con los de] ¨modernidad¨, ¨flexibilidad¨ y ¨agilidad¨¨”, [de los que] Macron es el principal representante [en Francia]”.
El entrevistado prosigue: “Macron es quien ha declarado que ¨no existe una cultura francesa, sino una cultura en Francia, que es diversa¨…”
Dicho de un modo más amplio, “Macron reniega de cualquier legado [histórico y cultural] anterior … de cualquier tradición que le condicione”.
Esto es, “En nuestro mundo postmoderno, las estructuras que antaño estuvieron bien fundadas (nación, ley, familia, fronteras, escuela …) se hacen precarias …”.
La conclusión parece nítida: el ideario que inspira a Macron supone un radical relativismo moral y político.
Volviendo a la entrevista, el actual presidente “se ha propuesto fluidificarlo todo … y, por su voluntad, hacer de Francia una nación startup” que se reinvente continuamente, sin constricciones de ningún tipo.
Otro ejemplo más: “El matrimonio ha de ser tan líquido como el capital, perfectamente libre de moverse hacia donde sus protagonistas deseen llevarlo”, entre dos hombres, dos mujeres … ¡quién sabe entre qué dos sujetos más!
Y es que “el concepto de liquidez es transversal … representando un anti-modelo para la sociedad, del que Macron sería su representante”.
Semejante relativismo, sin embargo, va de la mano del comprobado autoritarismo del Presidente Macron
¿Quiere aquello decir que Macron es partidario y ha practicado un poder blando? En absoluto, porque los franceses conocen de sobra su clara tendencia a gobernar con modos autoritarios, lo que ha soliviantado a amplios sectores de la sociedad –como el movimiento de los chalecos amarillos, etc.-… lo que volvería a suceder bajo un nuevo mandato de Emmanuel Macron.
Para los partidarios de semejante relativismo, esto supone una gran oportunidad para imponer sus decadentes “valores” desde un poder fuerte: la blandura y confusión moral de la sociedad permitiría una más eficaz manipulación por parte de gobernantes autoritarios, como Macron.
Conforme a la ideología de Macron, “los intereses económicos [de las personas y colectivos] son los reyes, mientras que los “valores” son relativos y la adaptación a aquellos deviene el imperativo categórico [, la máxima obligación para todos]”.
Marine Le Pen representa la candidata “sólida”, frente a la “fluidez” de Macron
En oposición a la “liquidez” relativista de Macron y de quienes le votan, Marine Le Pen representa a los votantes para quienes los valores y tradiciones nacionales, republicanas, suponen un firme anclaje, una referencia consistente para su proyecto de país.
Como se dice en aquella entrevista en Le Figaro, “los obreros y empleados [de categoría media e inferior] han colocado a Marine Le Pen en cabeza [de sus preferencias] (con el 36% de sus votos), después al [izquierdista] Jean-Luc Mélenchon (con el 23%), por delante de Macron, con el 18% [de aquellos votantes populares], según la encuesta de Ipsos”.
“Esta es una de las razones por las que los dos candidatos [a la 2ª vuelta] libran una competencia feroz por encarnar [el título de representante de] ¨el pueblo¨”.
“Sin embargo, estos empleados y estos obreros, más allá de su origen [nacional y étnico], de su religión y de cual fuese su sufragio en la 1ª vuelta, ocupan una posición similar en el sistema de producción: son aquellos que Carlos Marx llamaba una clase [social] en sí misma [esto es, como una clase social bien definida por sus rasgos característicos]”.
“Lo que está en juego en la 2ª vuelta será saber si este pueblo actuará como una clase para sí [o sea, una clase que actúa como tal], consciente de sus intereses comunes, en oposición al ¨Presidente líquido¨ [Macron]”.
———————————————–
También puede leer: La Sra. Le Pen acaricia la presidencia de Francia. La construcción de la UE necesita ser seriamente reorientada y esta es la oportunidad. 11 de abril de 2022.
————————————————
El voto de los ciudadanos musulmanes
Llegado a este punto, debo aclarar algo acerca del amplio sector del electorado musulmán, de origen magrebí, en constante expansión y que se concentra en dos zonas de Francia: en la región parisina y en el sudeste.
Todas las encuestas indican que votaron al izquierdista Mélenchon en la 1ª vuelta, político que asume la reivindicación central de este colectivo, esto es, el “comunitarismo” (communautarisme, en francés): una versión extrema del multiculturalismo. Según esta visión profundamente antidemocrática, las personas musulmanas deben ser reconocidas esencialmente como miembros de su colectivo y regirse por normas propias, distintas a las definidas hasta ahora por la Constitución y las leyes francesas.
Pues bien, todo indica que este domingo, día 24, los votantes musulmanes darán su voto en bloque a Macron, quien podría verse fácilmente tentado a «retribuir» su apoyo, de alguna manera, en caso de revalidar su cargo. No olvidemos que en junio se celebran las importantes elecciones a la Asamblea Nacional.
El “bloque de las élites” frente al “bloque popular”
En otro artículo del Le Figaro, Jérôme Sainte-Marie, realiza una caracterización más clásica.
“Tras la elección de Emmanuel Macron [en 2017], una nueva forma de lucha de clases ha reemplazado al tradicional enfrentamiento derecha / izquierda. Por un lado, un “bloque de las élites”, encabezado por Macron. Por el otro, un “bloque popular” encarnado en el movimiento de los chalecos amarillos, del que la Agrupación Nacional [de Le Pen] sería su expresión electoral”.
“Las clases populares son más sensibles a la cuestión de la inmigración ya que se encuentran directamente afectadas por su condición social [a la competencia salarial con los inmigrantes]”.
Por otro lado, Jérôme Sainte-Marie “muestra que la coherencia del ¨bloque de las élites¨, dirigido por la élite empresarial y de la alta administración pública, guiados por la ideología europeísta, se apoya en la base sociológica y electoral de los directivos de empresa y de los jubilados más solventes, personificándose en la figura de Macron. Esto es lo que explica la solidez electoral del Presidente, a pesar de la coyuntura [presente], aparentemente desfavorable [para él]”.
El “¨bloque popular¨ en formación, puede apoyarse en una base sociológica real, constituida por lo que podemos denominar las clases populares, esto es, la alianza de los obreros, los empleados y de una parte de los artesanos y de los comerciantes modestos”.
A esta división de la sociedad en bloques, habría que añadir el que podríamos llamar el distanciamiento del campo y de la ciudad. Los habitantes de las áreas metropolitanas, particularmente los profesionales de mayor nivel y retribución, tienden a asumir el programa íntegro de las élites, incluido todo el paquete ideológico del pensamiento políticamente correcto.
Por el contrario, buena parte de quienes habitan en zonas rurales se inclinan
hacia las reivindicaciones de las clases populares.
Deja una respuesta