Robert Mueller y Donald Trump ¿Quien parece más satisfecho? Se exonera a Trump
El viernes, 22 de marzo, por la tarde, tras el cierre de los mercados financieros, el fiscal especial Robert Mueller entregó al Fiscal General (esto es, al Secretario del Departamento de Justicia) su informe definitivo sobre la supuesta complicidad (collusion) del equipo de campaña de Trump con las autoridades de Rusia para interferir en la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre de 2016.
La entrega del informe pone fin al mandato del fiscal especial Mueller, desmantelándose en las próximas semanas el amplio equipo que ha dirigido durante 22 meses, desde el 17 de mayo de 2017.
La principal conclusión del informe ha sido exonerar a Trump y a su equipo de campaña de colaboración con el Estado de Rusia (no solo con su gobierno). Mueller, ni si quiera tenía un conejo en la manga respecto a esto. Como diría ese astuto pensador patrio: “No es No”, no hay ni atisbo de colaboración con Rusia. Esto ya no volverá a discutirse, a menos que surgieran nuevas evidencias, lo que es muy improbable; así se hace en ese país.
El segundo punto sobre el que ha investigado Mueller –si Trump había obstruido la acción de la justicia al despedir al anterior director del FBI, James Comey- el informe de Mueller ni le acusa de ello ni le exonera de este delito.
Claridad frente al barullo y la confusión generales
A finales de agosto de 2018, cuando la prensa de izquierda de EE.UU. y prácticamente toda la de España (empezando por El Mundo y El País) creaba mucha bulla sobre la supuesta colaboración sistemática entre Donald Trump y el Presidente Putin, afirmé lo siguiente:
“… la investigación no ha conseguido a día de hoy NINGUNA prueba de la supuesta colusión entre colaboradores de Trump y las autoridades de Rusia. Por tanto, ningún colaborador de Trump ha sido acusado [formalmente] por Robert Mueller hasta la actualidad de ponerse de acuerdo con el Estado ruso [no solo con su gobierno] para influir sobre las elecciones de 2016”.
Y continué manteniendo lo mismo , a pesar de toda la confusión que creaban intencionadamente los medios, según los cuales -usando medias verdades o mentiras de cuerpo entero- las pruebas contra Trump no dejaban de acumularse. Repetí aquella conclusión en noviembre de 2018 y también el 27 de febrero de 2019.
Comparación con importantes investigaciones en España
Pero, desde hace meses los abrumadoramente mayoritarios medios de izquierda en EE.UU., conocedores del fracaso que les iban filtrando, han ido preparando nuevas campañas de agitación y confusión con otros aspectos del asunto. La “complicidad con Rusia” -antes calificado de asunto trascendental, “el” asunto- ahora se pretenderá que nunca ha encerrado mucho valor.
Su empeño es obstruir todo lo posible la acción de gobierno de la actual Administración, por mucho que esto perjudique a los intereses del país, manipulando con ello a la opinión pública -una vez más- para tratar de ganar las presidenciales de 2020.
La izquierda estadounidense busca ahora “la verdad” tanto como aparentaban anhelarla los fanáticos manifestantes españoles de izquierda la tarde del día 12 de marzo de 2004.
Pero, desde que el PSOE ganó las elecciones el domingo 14 de marzo -de modo tan inesperado como ilegítimo, con la violencia ejercida organizadamente a nivel nacional por el PSOE contra las sedes del PP la víspera de las elecciones y con sus canallescos gritos de “¡Aznar asesino!” y “¡Acebes asesino!”-, se olvidaron radicalmente hasta hoy de todo lo relativo a la verdad.
Atrapar el poder de un modo bastardo, ya que lo tenían perdido en todas las encuestas -incluso en la de El País de tres días antes, que aún conservo en papel- era en lo único en que demostraron estar interesados.
Cómo se le pagó al infame Jorge Dezcallar
Se olvidaron, además, … no fuera que alguno de los suyos (como el felón que estaba al frente del CNI, nombrado por Aznar, Jorge Dezcallar) quedara en evidencia por su ocultación al gobierno legítimo de España de los planes de atentado que sus agentes (El Pollero y Cartagena) le habían informado desde hacía meses, según publicó El Mundo, que es mi fuente y la de millones de españoles que sí queríamos saber quién ordenó la masacre y quienes colaboraron por omisión, desde dentro del Estado. Verdad que seguimos desconociendo.
Rodríguez Zapatero le pagó a Dezcallar semejante infamia con la Embajada en Washington, cuyo mural de prestigio en la planta baja con las fotos de todos embajadores de España ante EE.UU. (en su inmensa mayoría, personajes dignos y fieles servidores de España) está deshonrado por la foto de Dezcallar. Mural ante el que yo tuve que pasar todos los días laborales para subir a mi despacho por la escalera, comenzando mi jornada con el estómago revuelto, pero con el importante recordatorio de que la libertad hay que ganarla una y otra vez, contra sus enemigos externos e internos.
Consumada la carnicería en los trenes de Atocha (la mayor en Europa occidental desde la Segunda Guerra Mundial) y el consiguiente vuelco electoral -que era de lo que se trataba-, Zapatero debería haber respondido a Dezcallar como hizo el cónsul romano Escipio, en Lusitania, en el año 150 A.C., a unos rufianes: “Roma no paga traidores” … pero para eso hace falta saber que es la dignidad.
Principal contenido del informe Mueller. Se exonera a Trump
Ayer domingo, día 24 de marzo, el nuevo Fiscal General William Barr, como es su obligación, remitió a los cuatro jefes de las comisiones de asuntos judiciales de ambas cámaras del Capitolio una una carta resumen de 4 folios.
La mayoría del texto es de su cosecha, de Barr, pero incorpora frases del propio informe Mueller, como que “La investigación no ha establecido que miembros del equipo de campaña de Trump hayan conspirado o colaborado con el Estado ruso en sus actividades de interferencia en las elecciones”; Mueller dixit. Esto equivale a una total exoneración de culpabilidad en éste asunto, el central de la investigación.
En coherencia con lo anterior, Mueller no ha anunciado ahora ninguna nueva acusación judicial, más allá de las ya conocidas y que yo recogí en mi artículo de finales de febrero de 2019, cuadro que reproduzco a continuación.
En el siguiente enlace con el diario de centro-izquierda The Washington Post, se encuentra la misma información del cuadro de arriba, con más detalle.
Los grandes medios empleados por Mueller en su investigación
En la propia carta-resumen, el Fiscal General Barr informa que Mueller ha contado (a tiempo completo) con 19 abogados y fiscales y unos 40 agentes del FBI, auditores contables, forenses, analistas de inteligencia y otros profesionales de alta cualificación.
También reproduce Barr que se han efectuado interrogatorios a unas 500 personas, se han tramitado 13 peticiones de información a autoridades de otros países, se han emitido más de 2.800 citaciones (subpoenas) para que diversas personas se personaran a declarar, se han ejecutado unas 500 órdenes de registro (search warrants), etc.
Creo que a esto se le puede llamar una investigación sistemática, a fondo y amplia.
El Fiscal General Barr vuelve a citar directamente la literalidad del informe Mueller, al referirse a la posible comisión por Trump de un delito de obstrucción a la justicia, por haber destituido en mayo de 2017 al desleal director del FBI nombrado por Obama, James Comey. Mueller dice que “si bien este informe no concluye que el presidente ha cometido un delito, tampoco le exonera del mismo”.
¿Bajo qué Administración tuvo lugar la seria injerencia rusa?
El informe Mueller si ha encontrado bastantes pruebas de los intentos de incidencia ilegal de Rusia en la opinión pública de EE.UU. por medio de las redes sociales.
También de que empresas ligadas al Estado ruso fueron las que consiguieron hackear los sistemas informáticos del Comité Demócrata Nacional y del equipo de campaña de Hillary Clinton, haciendo públicos cientos de emails comprometedores.
Por ello Mueller ha emitido demandas judiciales contra 12 informáticos y espías rusos, todos ellos residentes en dicho país. Ellos y sus jefes rusos, son los únicos responsables de la injerencia en EE.UU., no Trump.
Aquellas campañas de desinformación y de ataques cibernéticos rusos tuvieron lugar a lo largo de 2016, enteramente bajo el mandato de Barack Obama quien no dejó la Casa Blanca hasta el día 19 de enero de 2017.
Luego sería a él a quien habría que investigar por fracasar tan estrepitosamente en su deber de defender la integridad de las elecciones presidenciales. Pero esto se deja siempre fuera del ámbito de cualquiera de las investigaciones que ha emprendido la izquierda.
La manipulación de esta fingida inquietud por las elecciones ha sido descomunal.
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