Noviembre de 2015. Los Balcanes
El Pacto Mundial sobre Migración -el primero de su género-, auspiciado por Naciones Unidas, será adoptado formalmente por la gran mayoría de los países del mundo los próximos días 10 y 11 de diciembre en la Conferencia de Marrakech (Marruecos), pacto cuyo texto fue acordado de modo provisional por la casi totalidad de los Estados Miembros de las NNUU el 13 de julio de 2018, salvo por EE.UU. Pero, a diferencia de lo que suele suceder en este tipo de conferencias internacionales, en Marrakech se manifestará una importante oposición internacional -aunque minoritaria-.
Los gobiernos de los siguientes Estados ya han anunciado que no suscribirán este pacto: Estados Unidos, Austria, Polonia, Chequia, Hungría, Croacia, Letonia, Bulgaria, Australia, Chile, Israel …
Y en los países que se indican a continuación se están produciendo intensas discusiones internas sobre la postura a adoptar. No cabe duda de que hay mucho en juego en este asunto. Al final del artículo se repasan las objeciones a este acuerdo.
En Australia, el Gobierno de la derecha (el Partido Liberal) prácticamente ha acabado con la inmigración ilegal por barco desde 2014, y no quiere verse forzado a debilitar su exitosa política por el Pacto Mundial. Al comienzo de mi artículo del pasado 7 de septiembre, se alude a aquella política de tolerancia cero con la inmigración ilegal.
Divisiones en otros países
Los Gobiernos de Italia y Suiza han decidido no suscribir ahora el Pacto en Marrakech y retrasar su decisión hasta que se celebre una discusión suficientemente profunda en sus respectivos parlamentos.
El parlamento de Eslovaquia votó el 29 de noviembre pedir al gobierno que no suscribiera el Pacto Mundial, aunque no es una decisión vinculante. De los 150 diputados, 90 apoyaron la propuesta, mientras sólo 15 (el 10%) estuvieron conformes con el pacto.
Esta decisión provocó la dimisión del Ministro de Asuntos Exteriores, al tiempo que su Primer Ministro Peter Pellegrini ha manifestado que su Gobierno “nunca” aceptará el Pacto Mundial, ya que “contradice la voluntad de Eslovaquia de diferenciar entre los inmigrantes” legales e ilegales.
La derecha en Francia y Alemania
En Francia, el partido de la derecha (de Nicolas Sarkozy, etc.), Les Républicaines (LR), ha expresado su oposición al Pacto Mundial, habiendo pedido al Gobierno que permanezca al margen de su adopción. Naturalmente, el partido de Marine Le Pen (le Rassemblement national – RN) tiene una posición de mayor rechazo.
El diputado de Les Républicaines, Éric Ciotti -especialista de cuestiones de seguridad-, ha declarado lo siguiente: “Este texto nefasto producirá una llamada mundial e instaurará una especie de derecho internacional a la migración. En nombre del interés de [nuestro] Estado y de su soberanía, llamo a Emmanuel Macron a no participar en este Pacto”.
El diputado de la derecha (LR) Pierre-Henri Dumont, encargado de las cuestiones de inmigración en su grupo parlamentario, se ha expresado del siguiente modo: “A pesar de que el texto [que va a adoptarse] no es vinculante [para los Estados], la señal que va a darse [al mundo en desarrollo] es catastrófica”. “No puede haber un derecho global a la migración. Corresponde sobre todo a cada Estado elegir quien puede entrar en su territorio, según las necesidades de dicho Estado”.
También hay una intensa discusión en Alemania, donde dos de los tres aspirantes a suceder a Angela Merkel son partidarios de modificaciones importantes al texto del pacto. Se trata de dos ministros: Jens Spahn y Friedrich Merz.
Además, la corriente WerteUnion (“Unión de Valores”), integrada por varios miles de miembros del Partido Cristiano Demócrata (CDU) y de su partido hermanado de Baviera (la CSU), mantiene una crítica mucho más intensa al Pacto Mundial. Naturalmente, el partido Alternativa por Alemania (AfD) es totalmente contrario al pacto.
Oposición en otros países de Europa y América
En Bélgica, el principal partido flamenco de la coalición de gobierno (el N-VA) no acepta que el Gobierno nacional suscriba el pacto en Marrakech, poniendo en peligro la coalición gubernamental nacional.
En Canadá, el nuevo jefe del opositor Partido Conservador, Andrew Scheer, es opuesto a la adopción del pacto. Este partido gobernó Canadá por última vez entre 2006 y 2015.
El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, quien tomará posesión el día 1 de enero de 2019, ha anunciado que sacará a su país del Pacto en 2019.
La Administración Trump claramente alejada del Pacto Mundial
El desmarque de la Administración Trump hace un año (2 de diciembre de 2017), retirándose del proceso de negociación del Pacto Mundial, ha debido facilitar que otros Estados se hayan atrevido en los recientes meses a expresar su desacuerdo con este pacto mundial.
De este modo, han logrado escapar a la unanimidad del pensamiento y las políticas buenistas, que son las dominantes en la organización de NNUU y compartidas casi siempre por la Comisión Europea. Un multilateralismo exacerbado.
La Embajadora de EE.UU. ante Naciones Unidas, la Sra. Nikki Haley (hija de inmigrantes de India, quien ahora está a punto de dejar voluntariamente su cargo), declaró en diciembre de 2017 que “numerosas disposiciones (del Pacto Mundial) son incongruentes con las políticas de EE.UU. en materia de inmigración y refugiados y con los principios de inmigración de la Administración Trump”.
Nikki Haley. Embajadora de EE.UU. ante NN.UU.
La Sra. Haley añadió que “Estados Unidos está orgulloso de su herencia (procedente) de la inmigración” y que es el país que más ayuda a los inmigrantes en el mundo (desde hace décadas, puede añadirse).
No hay otro país que cada año venga aceptando la entrada legal -con visado- de alrededor de 1 millón de personas para trabajar; sin contar quienes consiguen colarse ilegalmente -unos 280.000 anuales- o quienes se quedan en EE.UU. tras la expiración de su visado -alrededor de 500.000 cada año-. Estos 3 grupos totalizan aproximadamente 1,8 millones de personas al año. (Consultar el final de mi artículo de febrero de 2018)
La Sra. Haley tiene mucha razón en lo que declaró y quienes repiten que EE.UU. es un país xenófobo e insultos similares faltan a la verdad … pero eso ya lo saben ellos, claro.
La base electoral del Presidente Trump recibió con gran satisfacción la decisión adoptada, dado su fuerte rechazo a la inmigración ilegal.
Traspiés de la apisonadora global
A fines de este pasado mes de octubre, Austria hizo pública su retirada del proceso, lo que también tuvo una considerable repercusión internacional, ya que es el país de la UE que ostenta actualmente la Presidencia rotatoria semestral. Durante noviembre, le siguieron en su retirada otros varios otros Estados de la UE y de otros continentes.
Parece que la apisonadora global de lo políticamente correcto, por fin está quedado debilitada, en la arena multilateral, gracias a la Administración de Donald Trump y a las de otros países importantes como Australia, Polonia, Austria e Italia.
Principal contenido del Pacto Mundial
A pesar de la denominación de “pacto”, el acuerdo que va a ser firmado en Marrakech no es un tratado internacional, ya que carece de carácter jurídicamente vinculante, no puede ser aducido ante los tribunales. Eso sí, obliga a los Estados en el sentido político.
Su nombre oficial es el de Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, lo que queda muy bonito. Abreviadamente, y de forma bastante indicativa, se le denomina también “el acuerdo de los derechos de los migrantes”.
Comenzó a negociarse en 2016, justo después de la gravísima crisis de inmigración en Europa desde el otoño de 2015, en la que más de un millón de personas se colaron ilegalmente en nuestros países. El entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, respaldó la iniciativa desde el primer momento.
El texto español del Pacto puede obtenerse pinchando aquí.
La explicación oficial de la Comisión Europea, puede consultarse pinchando aquí.
El Pacto establece 23 objetivos. Cada objetivo contiene un compromiso y una serie de acciones y buenas prácticas.
El acuerdo se refiere exclusivamente a los inmigrantes, ya que para los refugiados hay una normativa internacional específica: la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, de 1951.
Este acuerdo parte de lo que considera grandes oportunidades de la inmigración para las sociedades de acogida.
El Pacto fija la obligación de respetar y proteger los derechos humanos de todos los migrantes, independientemente de su condición migratoria, o sea, legal o ilegal. Se menciona también el respeto a la soberanía nacional.
Principales objeciones al Pacto Mundial
Actualmente no es jurídicamente vinculante
A) Aunque el Pacto no es -actualmente- jurídicamente vinculante, es bien conocida la dinámica que se impone en este tipo de acuerdos internacionales.
Primero se fijan “acciones concretas” para cada Estado, aun siendo voluntarias. Luego, se pone en marcha un mecanismo multilateral de verificación del cumplimiento de dichas acciones voluntarias. Más tarde, se “aumenta la ambición” del acuerdo, introduciendo algunas obligaciones vinculantes. Etc.
Entre tanto, algunos tribunales se inspiran en las disposiciones del Pacto para dirimir contenciosos sobre inmigración, aunque no obliguen aún a los Estados. NNUU y la Comisión Europea presionan para “perfeccionar” el Pacto, con “más ambición”, más “directrices” … el cuento de nunca acabar.
Quien dude de esta inercia en los organismos internacionales, en la actualidad, que examine las conferencias y acuerdos contra el cambio climático.
El primer paso (Marrakech), trae detrás esta cola, en la dirección equivocada.
Las principales damnificadas por esta dinámica sería la soberanía nacional de los Estados participantes en este Pacto Mundial y la protección de sus fronteras.
B) El Pacto Mundial probablemente sentaría la base para crear -de hecho, aunque no de iure- un “derecho a la inmigración” que, en un momento favorable, pasaría a ser considerado “un derecho humano”, lo que ataría las manos de los Estados de acogida.
Restricción de la libertad de expresión y de información
C) Tal como está redactado el pacto (ver el Objetivo nº 17) sería muy sencillo promover una interferencia con el ejercicio de la libertad de expresión y de información, tal como se está haciendo ya con las leyes de la ideología de género, que serían su modelo.
“… promover un discurso público con base empírica para modificar las percepciones de la migración” … “Promulgar, aplicar o mantener leyes que penalicen los delitos motivados por prejuicios y los delitos motivados por prejuicios con agravantes cometidos contra los migrantes …”
“Dejar de asignar fondos públicos o apoyo material a los medios de difusión que promuevan sistemáticamente la intolerancia, la xenofobia, el racismo y otras formas de discriminación contra los migrantes, pero respetando plenamente la libertad de los medios de comunicación”. Esto último -que queda tan bien- suele estar enunciado en las leyes de la ideología de género que, en realidad, hacen justo lo contrario.
De este modo, por cualquier crítica a las erróneas políticas de inmigración de gobernantes como Angela Merkel o Pedro Sánchez, por ejemplo, podría acabar uno en la cárcel o con otras penas no menores.
D) La redacción del Objetivo nº 17, por otra parte, da siempre a entender que el racismo y la violencia únicamente puede proceder de las sociedades de acogida, siendo así que la experiencia viene indicando más bien lo contrario.
Apenas diferencia entre inmigrantes legales e ilegales
E) El actual Primer Ministro de Australia, Scott Morrison, ha apuntado a otro de los graves inconvenientes del Pacto. Este acuerdo “fracasa en hacer una distinción adecuada entre personas que entran en Australia de modo ilegal y quienes han venido por el procedimiento apropiado, particularmente en lo que respecta a las disposiciones de la asistencia sanitaria y de otros beneficios” (sociales) a proporcionar a los inmigrantes.
El Primer Ministro australiano concluía que “esto (el Pacto) es contradictorio con la administración del robusto y ordenado programa inmigratorio (actual) de Australia …”
Limitación a las fuerzas policiales
F) Otros oponentes del Pacto se han referido a que sus disposiciones limitarían las condiciones en que las fuerzas de seguridad podrían deportar a los inmigrantes irregulares, con respecto a las prácticas que consideran necesarias en el presente.
Efecto llamada
G) Un acuerdo como el que define el Pacto Mundial, producirá un intenso efecto llamada entre los cientos de millones de personas del mundo en desarrollo que están inclinadas a abandonar sus países de origen, hacia Europa, EE.UU., Australia …
Según NNUU, en la actualidad en torno a 250 millones de personas en el mundo están intentando emigrar a economías más desarrolladas.
A diferencia de las políticas firmes, aplicadas de manera sistemática, los traficantes ilegales de personas detectan enseguida las muestras de debilidad, como las contenidas en este Pacto, que presiona para ampliar los derechos de los inmigrantes en los países desarrollados: mayor acceso a los sistemas sanitarios, a los otros sistemas sociales de la red de asistencia, etc.
El texto del acuerdo postula que el acto de emigrar viene a ser “una decisión individual”, que los Estados han de acompañar y asegurar, pero no tratar de desalentar.
Afirmación del multicultaralismo
H) El acuerdo peca claramente de un buenismo angelical, como en su Objetivo nº 16. Se propone “promover el respeto mutuo de las culturas, tradiciones y costumbres de las poblaciones de acogida con las tradiciones y culturas de los inmigrantes”. Pero, como pusieron de manifiesto de manera inapelable los inmigrantes que entraron en masa en Alemania a fines de 2015, su comportamiento la noche de Fin de Año en la ciudad alemana de Colonia, donde decenas de mujeres locales fueron agredidas y molestadas por los inmigrantes, no basta con enunciar un bonito objetivo, para que se haga realidad.
Por tanto, el Pacto Mundial incorpora los errores y riesgos del multiculturalismo: una equiparación de las culturas de los inmigrantes con la del país de acogida, como si fuesen iguales, y ambas debiesen hacer un mismo esfuerzo de adaptación.
I) El Objetivo nº 5, apartado i), crea la obligación de “Facilitar el acceso a los procedimientos de reunificación familiar para los migrantes, sea cual sea su cualificación”.
Riesgo para la soberanía nacional
J) Los Gobiernos y las fuerzas políticas opuestas al Pacto, desean por encima de todo conservar su total autonomía para que sus Estados decidan por sí mismos los criterios por los que personas extranjeras puedan ser admitidas en sus territorios como inmigrantes. Por los antecedentes de otros acuerdos internacionales, ven el riesgo de que el proclamado respeto a la soberanía nacional que figura en el texto del Pacto, vaya quedando en papel mojado.
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