Llegadas ilegales a Lampedusa. 15 sept. 2023. Grave crisis migratoria en Europa.
En una semana, en la diminuta isla italiana de Lampedusa (situada al sur de Sicilia, a solo 150 km. de Túnez) desembarcaron -a mediados de septiembre- unos 12.000 inmigrantes ilegales procedentes de Túnez, en unas doscientas pequeñas embarcaciones. La población local es la mitad de aquella cifra: unas 6.000 personas. Las infraestructuras montadas estos años en la isla por el Estado italiano para acoger a unos 400 inmigrantes, han estado totalmente desbordadas.
Según la agencia de fronteras de la UE, Frontex, el 80% de los inmigrantes que entran irregularmente en la UE son hombres jóvenes. Y las fotos de grandes grupos -como la de portada, aquí arriba- lo atestiguan.
Como referencia de la magnitud de estos 12.000 desembarcos ilegales -en una semana-, puede decirse que en España en todo el año 2022 fueron poco más de 31.000.
Este episodio en Lampedusa constituye una verdadera invasión, organizada por las mafias para desbordar y debilitar al nuevo gobierno de Italia, de la Primera Ministra Georgia Meloni, que ha expresado desde el comienzo su radical oposición a este tipo de entradas ilegales.
Escasas entradas por España y de carácter pasajero
Siguiendo con estas comparaciones geográficas, conviene tener en cuenta que la llamada “ruta occidental” de entrada ilegal a la UE (esto es, a través de España) es la menos activa, rondando el 14 % del total en la UE aunque, naturalmente, aquí se hable mucho en los medios de la entrada de inmigrantes ilegales en España.
La “ruta central” (la de Italia) viene suponiendo la inmensa mayoría, en torno al 70%. El resto corresponde a la entrada por el Mediterráneo oriental, desde Turquía; no obstante, esta “ruta oriental” también está alimentada por personas procedentes de los Balcanes (que es tierra europea), como Albania y la vecina república de Kosovo.
Además de lo anterior, es relevante indicar que únicamente una reducida parte de los inmigrantes ilegales que entran por Canarias o por las costas del sur de España permanecen en nuestro país.
La mayoría de ellos -en realidad- emplean España como trampolín para desplazarse a otros países con mayores ayudas sociales -como Francia (aparte de que muchas de estas personas son francófonas)- o a países con mejores perspectivas laborales, como Alemania, Gran Bretaña y Suecia. País este último que ha experimentado un gran crecimiento de la preocupación ciudadana respecto a la entrada masiva de inmigrantes de culturas muy alejadas de la sueca; por cierto, hace doce meses se formó, por primera vez, un gobierno sueco que refleja este sentir de una gran parte del electorado.
La presión migratoria sobre Europa no va a dejar de incrementarse a lo largo de décadas, no es un problema pasajero
En los meses finales de 2015 y principios de 2016 Europa se asomó al abismo, como nunca antes lo había hecho en toda su historia: más de un millón de inmigrantes entraron en Europa de manera ilegal, procedentes de los países de Oriente Medio y África, muy principalmente.
Entradas ilegales en la UE (2008 – Hasta agosto de 2023, antes de Lampedusa)
(Ruta oriental, en azul obscuro. Ruta occidental, en amarillo)
Fuente: Consejo de la UE.
Para hacerse una idea, aunque somera, sobre las perspectivas de los flujos migratorios que van a presionar sobre los países europeos durante las décadas venideras, digamos que en los próximos 17 años, de aquí a 2040, la población de África va a aumentar en más de 600 millones de personas: de los 1.460 millones de 2023 a 2.093 millones en 2040.
Resulta innegable que el futuro de nuestras sociedades va a depender, en gran medida, de cómo respondan ahora nuestros países a esta muy real y alarmante perspectiva.
Así de pasada, sin dedicarle más espacio, es aconsejable no olvidar cual fue uno de los planteamientos radicalmente equivocados que se produjeron entre no pocos de los dirigentes de la UE, de aquel momento, que ya en 2015/2016 estaban imbuidos hasta el tuétano del “buenismo” y del entonces conocido como “pensamiento políticamente correcto”, al que hoy llamaríamos pensamiento woke. Me refiero a la funesta canciller de Alemania, de entonces, Angela Merkel, y su fatídico eslogan del “Welcome refugees!”. Consigna que rebelaba que Merkel había hecho suya la devastadora consigna de que “lo único moralmente correcto es abolir las fronteras” … de los países occidentales.
El coladero del asilo político
Ya en el episodio de invasión a Europa de 2015-2016 se fue comprobando que alrededor del 90% de aquel millón de personas solicitaron -en varios países europeos- el estatus de refugiado. A comienzos de 2016 la cadena pública BBC reproducía también aquella estimación acerca del 90% de peticiones de asilo, así como la web del Parlamento Europeo.
Lo mismo viene sucediendo desde 2016, año tras año.
Esta vía jurídica ofrece la mejor posibilidad de permanecer en un país europeo a aquellos cientos de miles de personas que, tras haber eludido la tramitación ordinaria de un permiso de inmigración por razones económicas (laborales), acudiendo a los consulados europeos en sus países de origen, buscan luego forzar su aceptación permanente en las naciones de Europa.
Entre otras bases jurídicas para justificar su condición de refugiado, se invoca a menudo la Convención del Refugiado, de Naciones Unidas, del año 1951. El texto entonces aprobado definía, correctamente, que tan sólo quien sufriera una persecución en su país de origen, quedaba legitimado a solicitar asilo. Con el paso de las décadas y la expansión del buenismo, la definición inicial ha ido siendo suplantada, paso a paso, por la de sufrir alguna “discriminación” … de casi cualquier tipo. El coladero está, así, servido.
Por otro lado, fuerzas políticas europeas que buscan suprimir los resquicios jurídicos (loopholes) que vienen amparando la concesión inapropiada y excesiva de asilo político, señalan también a menudo al Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH), de 1950. Entre otros, este es el caso -actualmente- del gobierno conservador británico que está considerando retirarse de este Convenio para poder aplicar una definición más estricta y limitada del derecho de asilo.
El Pacto Mundial sobre Migración de 2018 nació mal enfocado y con el rechazo de importantes países
Aunque venía fraguándose desde hacía tiempo, la enorme crisis migratoria en Europa en 2015/2016 proporcionó el impulso final para el primer Pacto Mundial sobre Migraciones, impulsado por la decadente organización de Naciones Unidas, fue suscrito por muchos países en diciembre de 2018, en Marrakech.
Estados Unidos (bajo Donald Trump), Australia, Austria, Italia, Suiza, Polonia, Chequia, Hungría, Croacia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Chile, Israel y otros países no suscribieron este pacto mundial, lo que supuso un serio revés para su futuro, algo que no sucedía desde hacía mucho tiempo, sea en uno u otro campo de los acuerdos internacionales. Las élites globalistas y progres empezaron a perder su monopolio de las anteriores décadas.
Entre las numerosas objeciones respecto a este acuerdo de NN.UU., cabe destacar que apenas se diferencia entre inmigrantes legales e ilegales, que va a sentar la base para crear -de hecho, aunque no de iure– un “derecho a la inmigración”, que la soberanía nacional de los Estados participantes y la protección de sus fronteras se va a ver seriamente limitadas, etc. Todo esto lo expuse con algún detalle en uno de mis artículos, de diciembre de 2018.
En ausencia de una de una satisfactoria respuesta común de la UE, sálvese quien pueda
En junio de 2023, los ministros de Interior de la UE llegaron a un acuerdo migratorio -que para algunos es parcial-, tras casi 10 años de agrias discusiones, sobre el modo en que se deberá tramitar y distribuir por países a los demandantes de asilo que lleguen a las costas europeas de modo ilegal, como ayuda a los países que están en primera línea. Los medios lo llamaron un “acuerdo histórico”.
Ahora bien, este acuerdo necesita la aprobación del Parlamento Europeo, lo que no ha sucedido todavía, a día de hoy.
Por otro lado, únicamente 21 de los 27 países de la UE estuvieron conformes con aquel acuerdo. Esto es, se manifestó una seria división por parte de seis países, protagonizada por Polonia y Hungría.
Este acuerdo provisional fija la cuantía de demandantes de asilo que cada miembro de la UE deberá aceptar, forzosamente, a medida que vayan llegando a los países de primera línea: Italia, Grecia, España, etc.
Es esta obligatoriedad de recibir a dichos demandantes de asilo, llegados ilegalmente, lo que determina la oposición de Polonia, Hungría y otros países
No hay que olvidar que, por ejemplo, Polonia ha sido motu propio el país que más refugiados de Ucrania ha acogido, con gran diferencia: en torno a un millón. Ahora, no acepta tener que acoger a africanos y asiáticos … que se declaran refugiados, aunque en realidad vienen buscando un sueldo más elevado que en sus países.
La cuestión decisiva de los países adonde poder enviar fuera de Europa a los demandantes de asilo rechazados en la UE
Uno de los triunfos que consiguió al final la Primera Ministra Georgia Meloni en sus tensas negociaciones del pasado mes de junio, fue en torno a las condiciones en que expatriar fuera de Europa a los demandantes de asilo que no hayan podido demostrar su condición de “perseguido” en su país de origen. Incluso cuando los inmigrantes ilegales hayan ocultado su verdadero país de origen, en el futuro podrían ser enviados -fuera de Europa- a un “tercer país seguro”, por ejemplo en África o Turquía, con el consentimiento del país en cuestión, tras firmar un acuerdo específico con la UE y recibir unas cuantiosas cifras de dinero en concepto de gastos de acogida de los inmigrantes.
Actualmente, tan sólo uno de cada cuatro personas no europeas que son ordenadas por un tribunal a que abandonen la UE (cerca de medio millón, cada año), llegan a ser efectivamente expulsadas por las autoridades.
Como un ejemplo de este asunto de adonde enviar a los inmigrantes ilegales que no identifiquen su verdadero país de origen, puede mencionarse lo que ha está haciendo el actual gobierno conservador británico, de modo totalmente independiente a la UE, claro está. Ha negociado un acuerdo específico con Ruanda para que, en el futuro, acoja a los inmigrantes ilegales rechazados de Gran Bretaña. Se ha estimado que este país ofrece unos mínimos de seguridad y se están construyendo toda una serie de campamentos adonde alojar a los expulsados del Reino Unido. También se ha diseñado un programa de formación y reinserción laboral en Ruanda.
Otros ingredientes necesarios de la política europea de inmigración hoy ignorados o insuficientes
Como vimos, algún sistema de reparto de los inmigrantes ilegales que lleguen a los países de primera línea -tales como Italia o España- entre los diversos países de la UE es algo necesario. Por otro lado, organizar mucho mejor el procedimiento de ejecutar las ordenes de expulsión de la UE, dictadas por sus tribunales, es también un aspecto relevante, que apenas está resuelto. Estos dos asuntos tienen que ver con cómo gestionar los inmigrantes que vayan llegando a las costas europeas.
Ahora bien, es asimismo decisiva la tarea de reforzar drásticamente el dispositivo de vigilancia marítima frente a las costas del norte de África para imponer el regreso a las playas de origen de muchas las embarcaciones que efectúan el traslado de los inmigrantes. Esto es, hay que incidir de un modo efectivo en reducir intensamente el flujo de inmigración ilegal.
Ese dispositivo de vigilancia marítima existe desde hace unos años, gestionado por Frontex pero, evidentemente, apenas ha conseguido detener la travesía del Mediterráneo desde el norte de África.
Hace un par de semanas, tras la invasión de la isla de Lampedusa por 12.000 inmigrantes ilegales, transportados por unas 200 pequeñas embarcaciones, la Primera Ministra Georgia Meloni volvió a reclamar el refuerzo de la vigilancia marítima, incluso con la intervención de buques militares si fuese necesario.
Ayer, tuvo lugar en Malta una Cumbre de los 10 países del Sur de la UE, donde se asumió aquella tarea, aunque queda por ver si se dan los pasos efectivos para llevar la vigilancia “al origen”, frente a las costas del norte de África, lógicamente en colaboración con los gobiernos de esos países (Túnez, Libia, Marruecos, Turquía, etc.). Participaron la dirigente italiana Georgia Meloni, el Presidente Macron, los primeros ministros de Grecia, Croacia y Portugal, etc. España estuvo representada, tan sólo, por un Secretario de Estado.
Junto a la política conjunta de la UE, medidas migratorias nacionales de los estados miembro
La adopción de una respuesta conjunta de la Unión Europea ante el grave y permanente problema de la inmigración ilegal es trascendental. Pero no se agotan ahí las medidas que cada país miembro de la UE puede tomar para hacer frente a esta cuestión.
Fuerzas políticas conservadoras de países como Francia e Italia proponen que se estudie cómo se debería actuar para modificar los acuerdos internacionales que suponen trabas a sus políticas nacionales. Como ya mencioné, las principales de estos acuerdos obstruccionistas son el Convenio Europeo de Derechos Humanos (1950) y la Convención del Refugiado de NNUU (1951).
En el ámbito estrictamente nacional de la legislación sobre inmigración y asilo, varios de estos partidos solicitan medias como las siguientes:
— Expulsar a los inmigrantes ilegales que cometan delitos graves o crímenes.
— Tal como se hizo durante décadas, recuperar el significado original del derecho de asilo al que podía acogerse varios miles de personas cada año, pero no cientos de miles, fijando -de una u otra forma- un tope anual en cada país. La idea buenista de que los países europeos deben acoger a todos los inmigrantes ilegales «que lo necesiten» ha sido siempre equivocada y ahora es, además, totalmente insostenible.
— Únicamente admitir las solicitudes de asilo que sean presentadas como es debido, esto es, en los consulados de un país europeo en el país de origen de cada solicitante.
— Establecer la prioridad de los ciudadanos del país UE frente a las solicitudes de inmigrantes ilegales para el acceso a viviendas públicas y a la contratación laboral.
— Aplazar unos años el acceso al conjunto de los servicios sanitarios del país desde la llegada del inmigrante a dicho país, manteniendo durante ese periodo el acceso a la asistencia sanitaria de urgencia.
— Alargar unos 5 años los procesos de naturalización, proceso que debería basarse exclusivamente en los criterios de mérito e integración efectiva.
Otros artículos de mi blog sobre estos temas:
Seria oposición al Pacto Mundial sobre Migración. 8 de diciembre de 2018.
La inmigración ilegal está pasando al primer plano de la política en Europa. El buenismo está siendo cuestionado. 11 de octubre de 2023.
El buenismo del Presidente Biden está provocando un efecto llamada y una crisis inmigratoria en EE.UU. 23 de enero de 2021.
El muro en la frontera con México, se inició en 1993. 6 de febrero de 2018.
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