Polonia acoge a millones de refugiados ucranianos. Fila de automóviles esperando para entrar en Polonia desde la provincia de Lviv.
Según el Alto Comisionado para los Refugiados de NNUU (en una web que se actualiza constantemente), en este momento (a las tres semanas de la invasión rusa) Polonia acoge a 2 millones de refugiados ucranianos y Hungría 280.000. Esto es, entre ambos países se están haciendo cargo de las 3/4 partes del total de ucranianos (3 millones) que se han visto forzados a abandonar su país por la invasión rusa que, cada día que pasa, se dirige más claramente a provocar muertes entre la población civil ucraniana.
Para Polonia, dicha cifra de refugiados corresponde al 5% de toda su población: 38 millones.
Ningún país UE (Unión Europea) de la zona occidental (Alemania, Francia, España, Holanda, etc.) ni siquiera ha recibido aún ni 2.000 refugiados de Ucrania, cada uno.
Sin embargo, hace una semana, el 10 de marzo, el pleno del Parlamento Europeo (en el que los países más occidentales constituyen la inmensa mayoría) votó a favor de que se bloquee todo tipo de transferencias de fondos de la Unión Europea destinados a Polonia y Hungría, incluidas las cuantiosas ayudas económicas para hacer frente a las consecuencias de la pandemia del covid-19.
Tanto el gobierno de Polonia como el de Hungría habían presentado ante el parlamento una propuesta para eludir esta decisión o, cuando menos, aplazarla.
Los fondos comunitarios son muy importantes para el equilibrio de las finanzas públicas de Polonia y Hungría
Ambos países –como hace décadas sucedía con España, por ejemplo- reciben grandes flujos netos de fondos comunitarios, al tener un nivel de desarrollo económico claramente inferior a la media de la UE.
Dicha votación significa que esos países no recibirán fondos de la UE, pero tendrán que seguir efectuando las aportaciones financieras a Bruselas que les corresponde, lo que supone un verdadero estrangulamiento financiero.
En 2020, Polonia recibió 19.000 millones de euros de la UE y aportó 5.800 m.€.
¿Es este el momento para que la UE dirima sus diferencias políticas con Polonia y Hungría?
La decisión del Parlamento Europeo se basa en un nuevo mecanismo de la UE, de 2020, (relativo al artículo 7 del Tratado de Lisboa) por el que el desembolso de fondos a los estados miembros se condiciona a que éstos cumplan las reformas que, en cada caso, las instituciones de la Unión (Comisión Europea y Consejo Europeo) hayan definido como necesarias para –en su opinión- “respetar el funcionamiento del Estado de derecho” … aunque el Tratado de Lisboa no define exactamente qué debe entenderse por Estado de derecho.
Los diferendos de la –mayoría- de la UE con Polonia y Hungría sobre una serie de leyes adoptadas por estos países en cuestiones relativas al “imperio de la ley” proceden de hace unos cuantos años.
En palabras del diario digital europeo Euroactiv (especializado en asuntos de la UE), aquel nuevo mecanismo “prevé sanciones [financieras] a los estados miembros cuando se aprecie un claro riesgo de vulneración de los valores europeos”. Esta última expresión corresponde al texto del mencionado artículo 7 del Tratado de Lisboa.
Sin entrar aquí, ahora, sobre el fondo de estas discrepancias políticas, ¿puede alguien argumentar que justamente este es el momento de sancionar a Polonia y Hungría por “estar vulnerando los valores europeos”?
Las acusaciones contra Polonia
En el caso de Polonia esas discrepancias tienen que ver, entre otros asuntos, con la sentencia del Tribunal Constitucional polaco sobre la preeminencia de las leyes nacionales sobre las de la UE. También se refieren a la manera en que son elegidos los magistrados de este tribunal y de otros.
A lo que Sebastian Kaleta, Viceministro de Justicia polaco, viene respondiendo que la actuación de la UE “supone un ataque contra la Constitución y la soberanía de Polonia”.
Añadamos que Polonia y otros estados del Este son partidarios de una unión de naciones soberanas, en contraste con una Unión cada vez más centralizada, donde los Estados ceden casi todos los elementos de su soberanía nacional y quedan sometidos a la burocracia de Bruselas, que se empeña en inmiscuirse en todos los campos y regularlo todo.
Por cierto, ¿alguien puede creer que es ejemplar para el respeto de la ley la forma en que son elegidos la mayoría de los magistrados del Tribunal Supremo y del Constitucional en España?
Las acusaciones contra Hungría
Las críticas contra Hungría proceden de mucho antes, concretamente desde la aprobación de una nueva Constitución en 2011, bajo el Primer Ministro Viktor Orban.
La Comisión Europea cuestiona el modo de elección de algunos miembros del Consejo Judicial Nacional y del Tribunal Constitucional. El Consejo de los Medios de Comunicación también se encuentra bajo sospecha de la UE, por una posible concentración mediática. La posición relativa de la legislación húngara y la de la UE, es asimismo un punto de fricción.
Aunque esto no figura en la lista oficial de denuncias de la Comisión Europea, en el trasfondo también ha operado su disgusto por las acertadas medidas adoptadas por Budapest para evitar el adoctrinamiento LGBT en los colegios, que asola Occidente y que la Comisión Europea y los gobernantes convencionales de Europa occidental han asumido en su integridad.
La despiadada decisión del Parlamento Europeo profundiza un cisma en la UE, contra los países discrepantes
Entre la avalancha de noticias sobre la guerra en Ucrania, la votación del Parlamento Europeo ha pasado prácticamente desapercibida, pero va a tener hondas y duraderas consecuencias negativas en la Unión Europea.
Imponer sanciones tan graves, en el peor momento imaginable, puede que logre poner de rodillas a aquellos dos países, pero será recordado con rencor durante décadas por gran parte de los políticos y ciudadanos de Polonia y Hungría, así como de otros países miembros de la UE que antaño sufrieron el sistema comunista y que hoy en día se están resistiendo a las políticas e ideologías progresistas de la Comisión Europea.
No hay que olvidar que en ambos países las fuerzas políticas gobernantes cuentan con un apoyo electoral muy amplio (del 44% en Polonia y casi el 50% en Hungría), lo que les proporciona mayorías parlamentarias y les ha mantenido en el poder de modo duradero: en Polonia el Partido Ley y Justicia dirige el gobierno desde 2015 y en Hungría el partido Fidesz desde 2010.
Por consiguiente, las sanciones aprobadas ahora por el Parlamento Europeo van dirigidas no sólo contra los gobiernos actuales, sino que también se proponen romper la resistencia ciudadana en Polonia y Hungría.
Conviene recordar que, en octubre de 2020, la impresentable dirigente socialdemócrata alemana, Katarina Barley, quien actualmente ocupa una de las vicepresidencias del Parlamento Europeo, declaró abiertamente que el propósito de las actuaciones contra Polonia era “someterle por asfixia financiera” (finanziell aushungern).
El programa político de la UE es el progresista
Un artículo aparecido en la revista digital conservadora estadounidense National Review, expone lo siguiente:
“La izquierda política ha conseguido que las instituciones europeas hayan hecho suyo el programa [progresista]” … Lo que resulta evidente para cualquiera que haya estado en contacto con la Comisión Europea durante años, como ha sido mi caso.
“El núcleo de la agenda europea [consiste en] un estado europeo centralizado, energía verde con cero emisiones de CO2 y una ideología obligatoria que comprende el pensamiento políticamente correcto, el paquete woke de la ideología de género …, el matrimonio homosexual, el [derecho al] aborto …”
“El Partido Popular Europeo (que abarca partidos convencionales como la CDU alemana, el PP español, etc.), que antaño suponía una alternativa conservadora a la izquierda, prácticamente ha capitulado y ha dejado de lado las posiciones de derecha. [Por tanto] Hoy, lo que existe en [las instituciones de] Europa es una situación fáctica de monopolio político e ideológico”.
Otros artículos de mi blog sobre la invasión rusa de Ucrania
Los países democráticos de Europa tienen sobrada capacidad económica y humana para hacerse cargo de la crisis de Ucrania. 22 de febrero de 2022.
¿Qué se propone Rusia en Ucrania? El expansionismo ruso. 18 de febrero de 2022.
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