¿Qué se propone Rusia en Ucrania?
Desde el pasado otoño, Rusia ha acumulado en las fronteras de Ucrania cerca de 150.000 tropas (según la más reciente estimación de la OTAN), además de miles de carros de combate, piezas de artillería, cientos de cazas y helicópteros militares y un largo etcétera de equipos e infraestructuras que permitirían que Vladimir Putin decidiera en cualquier momento la invasión de Ucrania.
Mientras aguardamos a ver si, finalmente, Putin lanza la invasión que casi todos los observadores –salvo los dirigentes franceses y alemanes- creen bastante posible que llegue a producirse, podemos plantearnos el importante asunto de ¿qué es lo que realmente se propone Rusia respecto a Ucrania?
Rusia experimentó una fuerte pérdida de nivel con la desintegración de la URSS
El bien conocido disgusto de Putin con respecto al hundimiento de la URSS en 1991, no supone que haya deseado nunca la perpetuación del sistema comunista. Ya en 1999, Putin declaró que el comunismo constituía «un callejón sin salida, lejos de la corriente principal de la civilización«.
Lo que Putin si deseaba desde los años 90, y sigue haciéndolo, es la constitución –en torno a Rusia- de un mayor y más poderoso bloque de países, de la antigua Unión Soviética, que bajo la dirección rusa se opongan sistemáticamente a las naciones occidentales e integren más estrechamente sus economías y su acción exterior, lo que permitiría a la Federación Rusa recuperar –parcialmente- el rango de gran potencia del que disfrutó durante décadas, con influencia más allá de Europa y Asia.
Incluso tras la desmembración de la URSS, Rusia ha continuado siendo –con enorme diferencia- el país más extenso del mundo, con una amplísima presencia en Europa y Asia: 17,0 millones de km2, frente al segundo (Canadá) con 10,0 mill. km2 y EE.UU., 9,8 km2.
Pero, la dimensión demográfica de Rusia sufrió un acusado debilitamiento, al desaparecer la URSS. En 2020 (según el Banco Mundial), Rusia tenía 144 millones de personas, cifra que se doblaría (a casi 300 millones) si se suman todas las repúblicas exsoviéticas.
Por otro lado, en aquel mismo año 2020, EE.UU. con sus 330 millones de habitantes, más que doblaba la cifra de Rusia, lo que supone una muy seria contrariedad para quienes aspiran a que Rusia recupere su condición de gran potencia mundial o algo muy parecido a ello.
La gran población, economía y territorio de Ucrania supondrían para Rusia un considerable refuerzo y un colchón de seguridad
¿Adivinen Vds. cuál de las exrepúblicas soviéticas dispone de una mayor población y –de paso- ha sido el tradicional “granero” (productor de cereales y de otros cultivos) de Rusia? Eso es … Ucrania.
Con sus actuales 44 millones de habitantes, Ucrania sumaría con Rusia un total de unos 190 millones de personas. Por otro lado, reforzaría mucho la influencia rusa sobre el Mar Negro (que ha sido un objetivo prioritario ruso desde hace siglos) y, finalmente, impediría que la OTAN dispusiera –en el futuro- de una amplia frontera con Rusia.
En la actualidad, esa frontera rusa con la OTAN se limita a las pequeñas naciones bálticas de Estonia y Letonia.
Mapa político de Europa
¿Se siente Rusia, realmente, amenazada por la OTAN?
Si no fuese tan arriesgado lo que estamos viviendo estas semanas, la pregunta de aquí arriba sería para morirse de la risa.
¿Acaso el propio EE.UU., con Barack Obama, Donald Trump y, ahora, con Biden no está reduciendo su protagonismo internacional?
En línea con esto, tanto Barack Obama como Joe Biden han ido debilitando el esfuerzo militar de su país. No así Donald Trump, quien incrementó la capacidad combativa de las fuerzas estadounidenses, lo que constituyó un gran logro de su presidencia y mayor tranquilidad para los aliados y socios internacionales de EE.UU.
Y, habría que preguntarse también, ¿cuál es la agresividad militar –hacia Rusia- de los principales países de la Europa democrática?
Como ya vimos en un anterior artículo, tanto Francia como Alemania no pierden la oportunidad de tratar de “apaciguar” a Rusia, posicionándose –a menudo- en una postura intermedia entre EE.UU. y Ucrania, por un lado, y Rusia. ¿Se siente Putin amenazado por Francia o Alemania?
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También puede leer: Los países democráticos de Europa tienen la capacidad económica y humana para hacerse cargo de la crisis de Ucrania, pero sin un ejército europeo. 22 de febrero de 2022.
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El gasto en defensa de Rusia es más del doble que el de los países europeos
¿Cuántos de los mayores países europeos de la OTAN alcanzan el 2% de gasto en defensa respecto a su PIB? (Ver el Graph 2) Sólo tres: por este orden descendente, Reino Unido, Polonia y Francia. Alemania, apenas superó (en 2020) el 1,5% e Italia, bastante menos. Para qué hablar de la pacifista España: sólo el 1,1%, el más bajo de toda Europa.
Según el Banco Mundial, en 2020, el presupuesto militar de Rusia supuso el 4,3% de su PIB, frente al 3,7% de EE.UU.
Por todo esto, hay que repetir la pregunta de este apartado: ¿Se siente Rusia, realmente, amenazada por la OTAN?
Que un agresor se intente hacer pasar por la víctima, es un truco más viejo que andar a pie.
El irredentismo de Vladimir Putin
Vladímir Putin lleva a la cabeza de la Federación Rusa desde hace más de 21 años, teniendo hoy 69 años de edad.
Desde que en diciembre de 1999 Putin accedió a la presidencia –interina- de la Federación Rusa, una idea parece haberle obsesionado a lo largo de todo este tiempo, que él mismo expresó del siguiente modo (según recogió la BBC en 2005): “El hundimiento de la Unión Soviética ha sido la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”… añadiendo que la desmembración de la URSS en 1991 fue “un verdadero drama que dejó a decenas de millones de rusos fuera de la Federación Rusa”.
Por si quedara alguna duda, recientemente –en marzo de 2018– la agencia estadounidense Associated Press – AP nos informaba de que “Si pudiera regresar en el tiempo, la misión que Vladímir Putin elegiría sería evitar el desmembramiento de la Unión Soviética”.
Antecedentes cercanos del expansionismo ruso
No ha de ser olvidado que desde la fractura territorial de la URSS en agosto de 1991, aparecieron activas fracciones pro-rusas en la mayoría de las antiguas repúblicas soviéticas. Militares, jefes de policía, algunos de los nacientes empresarios privados, políticos, etc., forjaron lazos con Moscú.
Ya en 1992, fuerzas pro-rusas en la nueva y pequeña República de Moldavia (situada entre Rumanía y el oeste de Ucrania) se sublevaron contra el parlamento, de mayoría pro-europea, creando una diminuta franja, Transnistria, que todavía hoy en día funciona de hecho como una entidad independiente, mantenida por Rusia.
En la fronteriza región del Transcáucaso, la pequeña comarca de Nagorno Karabaj (Alto Karabaj), situada totalmente dentro del territorio de Azerbaiyán, pero que al romperse la URSS disponía de una clara mayoría de población armenia, decidió en diciembre de 1991 adherirse a la República de Armenia, que siempre ha sido un peón de Moscú en esta delicada región. Tras 30 años y varias guerras, Nagorno Karabaj sigue rechazando la autoridad de Azerbaiyán, que ve cercenada su soberanía.
En Georgia (al sur del Cáucaso) triunfó en 2004 la denominada Revolución Rosa, buscando la aproximación a Occidente, pero tan sólo cuatro años más tarde, en agosto de 2008, Rusia invadió las regiones de Osetia del Sur y Abjasia, que siguen actuando hoy en día como diminutos enclaves independientes, títeres del Kremlin.
Por su parte, Bielorrusia, aunque de mayoría étnica propia (bielorrusa), siempre ha mantenido muy estrechas relaciones, en todos los ámbitos, con la Federación Rusa. Tras las sanciones occidentales de 2020, por el pucherazo en las elecciones presidenciales, el Presidente-autócrata Lukashenko ha necesitado más que nunca el respaldo activo de Rusia. De hecho, ahora se adivina un movimiento hacia una más estrecha integración económica y política entre ambos países.
Hace un mes el Ejército de Rusia intervino en la vecina Kazajistán, a petición de su gobierno
Finalmente, a comienzos de enero de este año 2022, la extensa y rica República de Kazajistán, ante la revuelta popular por el aumento del precio de los combustibles, demandó la intervención de las fuerzas armadas de Rusia en su territorio para que contuvieran las protestas y respaldaran al régimen kazajo que –tradicionalmente- ha estado próximo a las políticas de Rusia.
De este modo, Rusia ha incrementado su influencia sobre dicha república y estrechado lazos con su régimen político.
El rango internacional que Putin quiere para Rusia
Naturalmente, cualquier esquema de unificación formal con Rusia de varias de las antiguas repúblicas soviéticas, aunque fuera realizado de modo pacífico –lo que no es factible en el caso de Ucrania-, resulta algo poco realizable.
Ahora bien, lo que sí que está consiguiendo Putin –a veces desde hace décadas- es debilitar y desestabilizar a varias de dichas repúblicas, vecinas: Moldavia, Georgia, Azerbaiyán, Ucrania … De este modo, quedan más a la merced de Rusia.
Po otro lado, a lo que sí que aspira Putin es a que Occidente reconozca que Rusia debe poder disponer de una amplia “esfera de influencia” propia, desde Bielorrusia y Ucrania hasta las repúblicas de Asia central, pasando por el Cáucaso (Georgia, Azerbaiyán y Armenia). Un área en el que se deba tener en cuenta y respetar los intereses y planes diseñados desde Moscú, con la aquiescencia –incluso- de los países occidentales.
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También puede leer: Con la invasión rusa de Ucrania se abre una nueva Guerra Fría en el mundo que Occidente debe ganar. 24 de febrero de 2022.
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¿Se propone Putin anexionarse Ucrania?
Seguramente, no, en su sentido formal y completo. Muy difícilmente EE.UU. –incluso bajo un presidente débil como Joe Biden- permitiría que Ucrania fuese anexionada, en su conjunto, por la fuerza, por Rusia. Sería la primera vez que esto sucediera desde la Segunda Guerra Mundial.
Además, el esfuerzo militar que supondría sojuzgar a todo el país, que cuenta con una cuantiosa población (44 millones), muy movilizada en contra de Rusia, sería excesivo.
Ahora bien, Rusia podría conformarse con ocupar importantes regiones de Ucrania, de forma que el Gobierno legítimo que perviviera en el territorio no ocupado –principalmente, la zona occidental- resultara muy débil e inestable y nunca pudiera incorporarse a la OTAN, ni progresar como país.
Rusia iría integrando dichas zonas ocupadas a la economía rusa, aunque el régimen títere que creara nunca fuera reconocido por la comunidad internacional ni por Naciones Unidas.
La entidad territorial de la Ucrania ocupada se vería permanentemente sometida a los dictados de Rusia y su balbuceante acción exterior estaría completamente alineada con la de Rusia.
Aunque de modo parcial e imperfecto, esto podría ser el máximo que podría alcanzar la «hermandad» entre los pueblos ruso y ucraniano a la que aspira fervientemente Vladimir Putin.
El desgaste económico y diplomático que esto podría costar a Rusia, a un no muy largo plazo, está por ver, pero seguramente sería elevado … si llega a producirse esta invasión. ¿Se vería, finalmente, afectada la estabilidad del propio régimen político ruso?
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