Sopa gratis para los desempleados: 1929, Nueva York. El coronavirus reduce las emisiones de CO2
Todos los países del mundo están experimentando –simultáneamente- un gran frenazo de sus economías por la pandemia del coronavirus. Europa está entrando en recesión. Y, a pesar de las amplias medidas de apoyo económico que están adoptando los estados, miles de empresas se arruinarán y desaparecerán; cientos de miles de empleados (si es que no millones) quedarán en paro en el mundo, muchos millones más verán reducidos sus ingresos por expedientes de regulación de empleo y otras decisiones empresariales análogas, que en su inmensa serán ineludibles, dadas las circunstancias.
Como afirma el principal filósofo francés (y antiguo ministro y politólogo), Luc Ferry (al que vamos a referirnos más adelante), recogiendo la opinión dominante entre los economistas, “Sin lugar a dudas, la economía [internacional] va a experimentar la peor crisis de la historia desde [la Gran Depresión, iniciada en la bolsa de Wall Street en octubre de] 1929”, hace 90 años.
Y los ecologistas, ¿qué opinan de todo esto?
“Un cierto número de ecologistas, favorables al decrecimiento [económico], se alegran de la ralentización económica mundial derivada de la epidemia”. Este es el subtítulo que los editores del principal diario francés de derecha, Le Figaro, colocan a aquella columna de opinión del 18 de marzo, que examinaremos más adelante.
Las cabezas pensantes del extremismo ecologista –como siempre- van a lo suyo, a tratar de reforzar su dominio y tiranía sobre las sociedades occidentales: ¡prohibido disentir!
Por ello, están muy contentos de que, tras muchas décadas de constante crecimiento de las emisiones de los gases de efecto invernadero (CO2, para simplificar), no hay duda de que en 2020 van a experimentar un gran parón o incluso una contracción global. Semejante estancamiento de las emisiones es lo que ellos preconizan como el objetivo trascendental de la Humanidad hoy en día, al que todos los países –sobre todo los occidentales- deben subordinar todo lo demás, todo.
China, que es el primer emisor mundial de CO2 desde 2006, produce ya casi el doble de emisiones que el segundo emisor, que es EE.UU., y su volumen total no deja de crecer … pese a haber suscrito el Acuerdo Climático de Paris.
Pues bien, durante el mes de febrero de 2020 las emisiones de CO2 de China se han reducido –nada más, ni nada menos- un 25%, debido a una caída en la producción de entre el 15% y el 40% en varios sectores industriales importantes.
El informe del Club de Roma base del ecologismo radical
Desde el infausto informe del Club de Roma de 1972, los creadores de esta reaccionaria ideología no han dejado de defender, ni por un momento, que “es necesario cambiar el modelo económico”. Tras este eufemismo se esconde algo mucho más específico y destructivo para la Humanidad: su “nuevo modelo” deberá responder al imperativo de adoptar límites –permanentes- al crecimiento económico mundial. Lo ideal, para el ecologismo radical, sería someter a todo el mundo a un Crecimiento Cero, con carácter indefinido. Receta ésta que hundiría a los países y también al medio ambiente, que es la excusa de los ecologistas.
El ecologista francés que tiene las manos libres para expresarse
Antoine Buéno es un joven y típico intelectual francés (por tanto, de izquierda), que debe ser uno de esos entusiastas del intelectual francés por antonomasia, Jean Paul Sastre, quien tuvo el más que dudoso récord de defensa del régimen genocida de la Unión Soviética durante décadas, incluso bajo Stalin.
El joven escritor Antoine Buéno, licenciado en ciencias económicas, es profesor de Utopía en la Escuela SciencePo, lo que resulta una circunstancia reveladora.
Esta joven promesa del ecologismo, ha tenido la osadía de afirmar, este 14 de marzo en la revista de centro-izquierda L´Express, que “sólo el decrecimiento [económico] es sostenible”, para el medio ambiente y el Planeta. En consecuencia, debe quitarse de en medio todo lo que estorbe a la instauración de tan deseable nuevo modelo económico, el reclamado desde 1972.
A esta tribu intelectual, en Francia se la conoce como de “essayistes décroissants”, esto es, escritores decrecedores o partidarios del decrecimiento económico permanente. Casi todos ellos, son también colapsólogos o, dicho de otro modo, estudiosos de la inevitabilidad del hundimiento de la civilización industrial (effondrement de la civilisation industrielle) y, en realidad, simpatizantes de que dicha tragedia se haga realidad … cuanto antes.
… pero sólo unos pocos ecologistas se pronuncian de este modo
Así es … en apariencia. Este joven ecologista no tiene responsabilidades políticas, ni es dirigente de ningún lobby ecologista, lo que le facilita mucho expresar claramente lo que todos ellos piensan, pero que callan para que su sinceridad no se vuelva contra ellos y sus respectivas organizaciones.
¿Se imaginan al director general de Greenpeace declarando –con la que está cayendo-que el parón económico mundial es un gran paso adelante que debería prolongarse todo el tiempo posible y que su organización va a hacer todo lo que pueda para ello?
La estrategia del ecologismo radical es sibilina e incluye –no cabe duda- la paralización económica global indefinida, pero adornándola de “transición a una energía limpia”, de adopción de “un modelo más sostenible”, preocupado por las generaciones futuras (a las que arruinarían, sin pestañear) y embustes semejantes, que no poca gente sigue tragándose, incluso con entusiasmo … ¡en fin!, vivir para ver.
Su planteamiento está siendo obstaculizar el empleo de los combustibles fósiles, elevando –por tanto- el precio de la electricidad por medio de las renovables, subiendo el precio de los coches (forzando administrativamente la introducción de los coches eléctricos), encareciendo los vuelos (mediante impuestos al carbono), etc. De este modo, piensan ir consiguiendo su propósito sin que apenas se note y culpando de todo ello a la codicia de las compañías eléctricas “capitalistas” y otras farsas análogas.
¿Puede haber todavía alguien que no se haya percatado de que las políticas climáticas a corto, medio y largo plazo pasan por un gran encarecimiento –intencionado- de todo tipo de energías, para todo tipo de usos?
Ecologistas, científicos progresistas, medios de comunicación …
La inmensa mayoría de los dirigentes ecologistas occidentales han defendido, y siguen haciéndolo, la validez del mensaje central del Informe del Club de Roma: limitar indefinidamente el crecimiento económico alcanzando, si es posible, un Crecimiento Cero.
Lo mismo sucede con los científicos activistas de EE.UU., agrupados en la progresista Unión de Científicos Preocupados/Turbados/Perturbados (Union of Concerned Scientists – UCS), quienes en 1992 trataron de rescatar la validez del informe de 1972 con su Llamada de Atención a la Humanidad: por grandilocuencia que no quede.
Los principales medios de comunicación de izquierda, como el New York Times, no abandonan la defensa del informe-bodrio de 1972, así como también de su pareja-de-hecho, el catastrofismo sobre la población mundial del cantamañanas (en inglés se dice bullshitter, según el Collins) Dr. Paul Ehrlich: La bomba demográfica. Este genio, aún defendido por la izquierda para atemorizar a medio mundo, predijo literalmente lo siguiente, en 1968:
“La batalla por la alimentación de la humanidad, ya está perdida. Durante los años 70 cientos de millones de personas se morirán de hambre a pesar de los programas de choque que puedan adoptarse ahora”.
Reflexiones del filósofo francés Luc Ferry sobre la pandemia y la economía
Hace unos días, el 18 de marzo, el diario conservador Le Figaro publicó una columna de opinión del principal filósofo de Francia en la actualidad, quien a comien zos de este siglo fue ministro. A continuación, reproduzco la traducción de varios de sus pasajes; cualquier error de traducción sería mío.
Luc Ferry
El título de su artículo es: «El coronavirus, ¿un chollo para el Planeta?»
“Como era de esperar, [un chollo para el Planeta] es la tesis defendida por diversos ecologistas, en particular –naturalmente- por los partidarios del decrecimiento (económico), los “desplomadores” [quienes prevén/persiguen el hundimiento de nuestra sociedad] y los colapsólogos“, esto es, quienes pronostican y/o desean el colapso de la civilización industrial occidental, aunque lo presentan como algo inevitable, una “ley histórica”.
“Los alemanes, hace ya tiempo que inventaron un término -«Schadenfreude»- para referirse a este tipo de dichas relacionadas con desgracias, incluso catástrofes, que se abaten sobre el mundo, que nos dan la razón tal como para poder decir “¡Ya os lo había advertido yo!” …
“Según los ecologistas radicales, eso es exactamente lo que está sucediendo ahora.”
La peor crisis económica desde 1929
“Sin lugar a dudas, la economía va a experimentar la peor crisis de la historia desde [la Gran Depresión, iniciada en Wall Street en octubre de] 1929”, afirma Luc Ferry.
“Diversas compañías, en particular las Pymes, tras verse obligadas a cerrar [su actividad] durante semanas, quizá meses, estarán en riesgo de arruinarse, lo que llevaría al paro a miles de personas” …
“El gobierno [de Francia] ha anunciado que hará todo [lo necesario], «cueste lo que cueste», para defender nuestra salud y, «al mismo tiempo», evitar el crac que se perfila en el horizonte, sosteniendo la economía mediante el gasto público”.
“Todo el mundo sabe, o al menos debería saber … que esta política neokeynesiana de relanzamiento [económico] por medio del consumo [público y privado], por inevitable que resulte en las actuales circunstancias … se deberá acabar pagando, con dureza, en términos de endeudamiento y déficits públicos”. …
[Nota de GJ: Luc Ferry debe referirse al limitado efecto que tendrían unas medidas de impulso de la demanda, justo cuando toda una serie de sectores económicos están casi paralizados y los consumidores apenas tienen ocasión de gastar su dinero. Por eso, los conservadores de varios países, como los de EE.UU., preconizan medidas del lado de la oferta, buscando sostener con vida al tejido productivo realmente solvente, antes de que se destruya]
“En cuanto a los ecologistas radicales, los partidarios del “decrecimiento y del hundimiento” de las sociedades actuales, no es que se mofen, pero viven [la actual crisis] con alegría y se frotan las manos. Esto es, se lo toman como una buena noticia”.
Los desvaríos de un ecologista partidario del decrecimiento, Antoine Buéno
“Como escribió el 14 de marzo de 2020 en [la revista] L´Express el ecologista radical Antoine Buéno, «el coronavirus es un chollo para el Planeta, puesto que cuando la Humanidad sufre el Planeta puede respirar»” y reponerse.
Según su argumentación … el periodo actual –de crisis del coronavirus- demuestra … que “sólo el decrecimiento [económico] es sostenible”.
En lo anterior, [dice el filósofo Luc Ferry] “subyace la tesis que los ecologistas no han cesado de desarrollar desde el famoso informe Meadows de 1972 [esto es, el informe del Club de Roma] sobre las limitaciones al crecimiento [económico]; las nociones de “crecimiento verde” y “desarrollo sostenible” no son más que imposturas”.
[Se puede añadir, GJ, que hasta el presente nadie ha logrado formular una definición científica de qué es el tal desarrollo sostenible. Ahora bien, está cumpliendo una eficaz función –negativa- como consigna puramente ideológica]
Otro ecologista, Yves Cochet, persigue un verdadero choque psicológico, con muertos, para implantar la economía limpia del futuro
“Como me dijo en noviembre de 2011 el [ex Ministro de Medioambiente y ecologista radical] Yves Cochet en un diálogo, que se publicó poco después … : «Únicamente un suceso grave, que cause muchos muertos, podrá producir un verdadero choque psicológico, como ocurrió con el nazismo en 1939-1940 … No creo posible que el cambio [necesario] vaya a tener lugar porque me presente yo a unos comicios con el decrecimiento [económico] en mi programa electoral … Será necesario que tenga lugar una verdadera catástrofe»”.
Efectivamente (afirmo yo, GJ), los ecologistas saben que su programa político, plagado de medidas muy perjudiciales para la mayoría de los votantes, no va a salir adelante nunca mediante el proceso democrático, esto es, obteniendo mayoría en unas elecciones generales. De ahí el carácter profundamente antidemocrático y reaccionario del conjunto del proyecto político del ecologismo radical, que están dispuestos a irlo imponiendo de facto.
Sólo la innovación podrá salvar el Planeta
El ex ministro “Cochet [prosigue el filósofo]… mantiene su deseo [de una política de decrecimiento económico] …. en la medida en que sólo el mal [esto es, una crisis económica general y prolongada] podrá engendrar el bien …”, esto es, la descarbonización total de las principales economías del mundo.
“El razonamiento [de los partidarios del decrecimiento] … es perfectamente coherente. Tiene, además, el mérito de señalar con el dedo el verdadero asunto [en juego], el verdadero debate ecológico que se avecina y que tomará –finalmente- su forma decisiva: se opondrán quienes sostienen que únicamente el decrecimiento [económico] es sostenible a quienes mantienen, por el contrario, que [dicha política] sería catastrófica desde cualquier punto de vista y, muy especialmente, desde la perspectiva de la protección del medio ambiente”.
“Por qué [afirman eso, estos últimos]? Pues, simplemente, porque sólo la innovación [técnica y de todo tipo] puede salvar al Planeta … y porque, como mostró [el economista austriaco y estadounidense, de comienzos del s. XX] Joseph Schumpeter, sin economía de la competencia y del mercado, nunca ha habido ni habrá jamás innovación”.
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