William Barr (Secretario de Justicia) John Durham (Investigador federal)
John Durham, el Fiscal federal jefe para el Estado de Connecticut, fue nombrado hace casi un mes – el 14 de mayo- investigador federal para aclarar “posibles abusos de poder por parte de agentes [o directivos] de las fuerzas policiales [como el FBI] y de agencias de inteligencia [como la CIA y la Inteligencia Nacional] en sus actuaciones durante la campaña electoral [presidencial] de 2016”. La izquierda está llamando caza de brujas a este nombramiento, por referirse a una conspiración contra Donald Trump, que ellos afirman -contra toda evidencia- que no existió, ni por parte del exdirector del FBI –James Comey-, ni del exdirector de la CIA –John Brennan-, etc.
El puesto de Fiscal federal jefe para el Estado de Connecticut, que ha venido ocupando John Durham, en inglés es denominado State Attorney General, y se asemeja al de Fiscal Jefe de los Tribunales Superiores de Justicia de las comunidades autónomas en España; aunque hay algunas diferencias. Además, allí suelen ser elegidos por votación popular directa.
Posibles delitos a investigar, ahora
A comienzo de este mes de abril ya pude afirmar que “Ahora es ya una verdad oficial -comprobada a fondo por el fiscal especial Mueller- que no hubo ninguna complicidad del equipo de campaña de Trump con Rusia para alterar las elecciones presidenciales de noviembre de 2016”.
“Entonces, ¿cómo es posible que esta falsa acusación, este infundio, haya embarrado los dos primeros años de la presidencia de Trump, cuestionando su legitimidad y obstaculizando la acción de gobierno de la nueva Administración? “Había múltiples indicios”, se ha dicho hasta la saciedad. Pero, en realidad, no hubo nunca ninguna pista seria: solo ruido, mucho ruido mediático y un complot político”.
“De lo que si hay múltiples indicios es de que todo esto ha sido el resultado de una maquinación del Partido Demócrata y de sus congresistas, de los directores nombrados por Obama al frente del FBI y de la CIA y de la brunete mediática progresista de EE.UU.”
Hace más de un año, “en marzo de 2018, abordé el asunto de esta confabulación, bajo el siguiente título: ¿Hubo connivencia del FBI con el equipo de campaña del Partido Demócrata en las presidenciales de 2016 y posteriormente?”
Ahora, despejada la investigación Mueller -sin haber encontrado pruebas de complicidad de Trump son Rusia-, puede y debe investigarse la puesta en marcha de aquel complot de la izquierda durante el verano de 2016. Su propósito fue intentar evitar que Trump asumiera la presidencia -en caso de vencer- o provocar su caída ilegítima más tarde (el impeachment) si llegaba a instalarse en la Casa Blanca.
Colaboración del FBI con el Partido Demócrata
Finalmente, se descubrió que “el FBI estaba colaborando -deliberadamente- [en 2016] con el equipo de campaña de una candidata [presidencial, Hillary Clinton], en contra del equipo del otro candidato: Donald Trump”.
Eso supone un descomunal escándalo, mucho más grave que el escándalo Watergate. En el Watergate los únicos delincuentes fueron unos contratados (civiles) que se colaron en la sede electoral de los demócratas, en el edificio Watergate, junto al río Potomac. Aquí, ahora, han sido agentes y máximos directivos del FBI los supuestos delincuentes y, posiblemente, también de la CIA.
Dicha relación de colaboración del Bureau es incuestionable, ya que el FBI puso en marcha en 2016 sus diversas operaciones de espionaje en base -casi exclusivamente- al denominado dossier Steele. Este dossier -según publicó el diario de centro-izquierda Washington Post (el 24 de octubre de 2017)- había sido realmente encargado y pagado por:
“i) el equipo de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton, y”
“ii) el Comité Nacional Demócrata (DNC), la cúpula del partido”.
Funciones del nuevo investigador federal y los atributos de Durham
A diferencia de Robert Mueller -quien se dedicó a su cargo de fiscal especial a tiempo completo -con su numeroso equipo-, John Durham va a compatibilizar su responsabilidad en Connecticut, con la de investigador federal.
Ha sido el Secretario federal de Justicia (allí llamado Fiscal General), William Barr, quien ha efectuado el nombramiento, como es preceptivo.
Además, John Durham carecerá de varias de las amplísimas prerrogativas de investigación con las que dispuso Robert Mueller, como fiscal especial.
No obstante, Durham también podrá emitir órdenes judiciales de citación (subpoena) de testigos no oficiales y organizar también un Gran Jurado (grand jury), como hizo Mueller. Quien desee informarse sobre esta figura judicial -ajena a España- puede leer la parte final de mi artículo del 26 abril 2019.
Son mayoría los políticos y juristas de derecha que han opinado que en mayo de 2017 debió haberse nombrado un simple “investigador federal” (como es ahora Durham). Pero la izquierda logró imponer la figura de un “fiscal especial” (Special Counsel), en la persona de Robert Mueller. Eso comportaba un cierto grado de prepotencia y de visibilidad mediática. También supone un gran presupuesto, que ha sido de 15 millones de dólares con Robert Mueller.
La izquierda pensó que así tendrían más peso sus acusaciones contra el Presidente Trump, lo que facilitaría su posterior recusación (impeachment) desde el Congreso. Pero todo les ha salido mal.
El fiscal John Durham cuenta con una extensa y profunda experiencia investigadora. En relación al FBI, Durham descubrió en el pasado comportamientos delictivos de agentes, con conexiones con el jefe mafioso de Boston Whitey Bulger. Respecto a la CIA, indagó la destrucción de pruebas contenidas en vídeos sobre el programa antiterrorista de la Agencia.
La trascendencia de esta investigación
Según exponen los editorialistas del Wall Street Journal: “Decenas de millones de americanos sospechan que altos funcionarios interfirieron en la elección presidencial” de 2016, en favor de la candidata de izquierda: Hillary Clinton. Por tanto, “es importante alcanzar la verdad sobre la investigación de contrainteligencia que el FBI” realizó en el otoño de 2016, en busca de supuestas conexiones del equipo de Trump con Rusia, inexistentes.
Los diversos colaboradores de Trump que han sido acusados formalmente por el fiscal especial Robert Mueller, lo fueron por delitos puramente privados. Delitos tales como defraudación a hacienda, blanqueo de capitales, infringir normas de financiación de una campaña electoral, mentir a fiscales de Robert Mueller (sobre temas ajenos a la supuesta connivencia con Rusia), etc.
[ Insertar vínculo, arriba, con mi artíc. del 25 marzo 2019: “El informe final de …” ]
“Contemplamos [aquella investigación] como un paso necesario de responsabilidad [del FBI] y para restaurar la confianza de los estadounidenses en las fuerzas policiales”. Hoy en día el FBI está bajo sospecha de grave partidismo y posible comisión de delitos
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