Diccionario RAE. Invadir: “Entrar por la fuerza en un lugar”. Asalto a la valla
El domingo, 25 de noviembre, se produjo finalmente lo que estaba cantado. Un grupo de una de las supuestas caravanas pacíficas de emigrantes centroamericanos, en un número superior a 500 personas, se abalanzó sobre la valla metálica que separa México de Estados Unidos, en la zona de Tijuana – San Diego, en la costa del Pacífico, intentando forzar su entrada al norte. El lanzamiento de piedras contra los agentes de fronteras estadounidense, fue otra muestra del pacifismo de este intento de invasión. Para tranquilidad de una mayoría de estadounidenses -y de los ciudadanos de otros países que vivimos bajo semejante peligro- ni uno solo de los asaltantes consiguió su propósito.
En realidad, el mismo éxito lograron hace ya años las autoridades y el pueblo húngaro, levantando vallas e impidiendo realmente que fuesen asaltadas, dando el primer paso efectivo para detener la invasión –totalmente descontrolada– de cientos de miles de emigrantes y refugiados procedentes de decenas de países árabes y africanos en 2015-2016; invasión facilitada por el buenismo de la Canciller alemana Angela Merkel, afortunadamente en vías de abandonar la política.
Activistas estadounidenses y los medios de comunicación de izquierda
Los agentes de fronteras de EE.UU. (Customs and Border Protection – CBP) emplearon gases lacrimógenos el domingo cuando fueron apedreados y existía el riesgo de ser arrasados por los violentos en su avance. También emplearon pelotas de goma, lógicamente. Y nadie logró pasar.
Sorprende la absoluta irresponsabilidad de padres y madres que participaron en el intento de asalto a la valla, llevando con ellos niños y hasta bebés. ¿O es que a la gente desesperada hay que perdonarle cualquier locura que cometan, y no están obligados por ninguna ley?
La intervención de familias enteras en el asalto da idea del ambiente que debió haber habido en las pacíficas caravanas: forzar su entrada en tropel, de cualquier manera. Y los activistas estadounidenses de izquierda – a quienes sólo les preocupa desgastar a la Administración Trump- les deben haber convencido de que llevaran con ellos a los niños en los asaltos, por su efecto mediático.
Antes de intentar el asalto a la valla de EE.UU., aquellas 500 personas ya habían logrado romper el tupido cordón de seguridad de los agentes mejicanos.
El New York Times, la CNN, el Washington Post y todo el resto de la brigada mediática de la progresía, cubrieron los enfrentamientos en la frontera sur como si los hubiesen provocado los agentes. Una vergüenza. Una manipulación más.
Unos 98 jóvenes emigrantes están siendo deportados a sus países de origen por las autoridades mejicanas, por haber tomado parte en el asalto ilegal de la valla. De momento, México está actuando con bastante responsabilidad, a petición de EE.UU.
200 de los emigrantes solicitaron a las autoridades mejicanas en las siguientes horas ser devueltos a sus países de origen.
Otros 150 emprendieron la tramitación para establecerse en México.
EE.UU. gana la primera batalla
La primera batalla la ha ganado EE.UU., a pesar de la quinta columna formada por la mayoría de las fuerzas de izquierda de su país. Pero aún quedan otras varias intentonas ilegales por producirse. Que nadie lo dude.
En Europa, los terroristas aprovecharon el caos total de 2015 – 2016 para colarse en nuestros países. Varios de quienes participaron en los atentados mortales en Paris, Bruselas y Alemania, habían accedido a nuestros países en la confusión de aquellos fatídicos acontecimientos, facilitados por los buenistas e insensatos del “Welcome Refugees”.
¿Cuántos cientos de criminales de las bandas (maras) de extorsionadores y asesinos de Honduras, Guatemala … formarán parte de las actuales caravanas? ¿O es que son tontos y no han aprovechado la oportunidad?
¿Fue George Soros quien impulsó las caravanas de inmigrantes?
Hace ya tiempo que corrió el rumor de que había sido el multimillonario de izquierda extrema George Soros, quien estaba financiando estas caravanas para debilitar a Trump. Haya sido él u otros de su misma calaña, quienes buscan ser perdonados por la izquierda por sus inmensos patrimonios, lo cierto es que los fondos han salido de algún lugar. La ”solidaridad ciudadana” sólo ha podido cubrir una parte de los elevados costes de una traslado en masa de personas a lo largo de miles de kilómetros.
Antes de las elecciones legislativas en EE.UU., los ciudadanos, medios de comunicación y políticos buenistas estadounidenses repitieron una y mil veces, que las supuestas caravanas pacíficas no constituían amenaza alguna para su país. Acusaron a Trump de instrumentalizar y agravar el problema de los inmigrantes con fines exclusivamente electoralistas. Ahora puede verse quien tenía realmente razón.
Como viene sucediendo, la casi totalidad de los medios de comunicación occidentales han hecho la ola a las acusaciones de los progresistas.
Era como si todos los medios, incluidos no pocos de derecha (“tontos útiles”, les llamábamos, acertadamente, los comunistas) se hubiesen pasado a la aptitud irresponsable y políticamente correcta del “¡Papeles para todos!”, aunque bajo otras consignas del momento.
La capacidad de los agentes de inmigración de EE.UU. en los puestos de paso fronterizos para tramitar las solicitudes de asilo es limitada. La llegada en masa asegura muchos meses de espera. Por ello, sería más racional llegar en pequeños grupos … salvo que la intención sea abalanzarse sobre las vallas en grandes grupos o tratar de forzar un cambio de política de refugiados, abriendo prácticamente el paso a todo el que quiera (como propugnó y aplicó Angela Merkel) o por otro procedimiento de coladero legal. Pero con Trump como presidente, esto no va a suceder.
La actuación de los activistas lo que busca es desgastar al Presidente Trump
Provocar un problema en la frontera -con unos 8.000 inmigrantes de Centroamérica ya acinados en Tijuana, desbordando las instalaciones existentes- es el propósito de las caravanas.
El único efecto positivo que podría producir esta avalancha inmigratoria, es que en los próximos meses los republicanos y los demócratas del Congreso en Washington, D.C. se vean forzados a alcanzar un acuerdo, que el pasado mes de febrero quedó bloqueado en el Senado, tal como expliqué en un artículo.
Pero la izquierda -y los concentrados en Tijuana- pueden olvidarse de cualquier posibilidad de conseguir un coladero para ellos.
Lo único en que cedería Trump y la derecha en el Congreso será respecto a los jóvenes inmigrantes que entraron hace unos pocos años en el país de forma ilegal traídos por sus padres cuando eran menores de edad –a quienes se les conoce como “dreamers” (soñadores), que ascienden a unos 1,8 millones de personas. Trump ya aceptó en febrero ofrecerles la seguridad de no ser deportados.
Además, se crearía para los soñadores un proceso administrativo que, tras 10 u 12 años, podría desembocar en la obtención de la plena ciudadanía estadounidense, siempre que no cometiesen ningún delito de gravedad.
Como contrapartida, Trump demandó el pasado febrero, 3 puntos: A) financiación para ampliar y renovar el muro existente en la frontera con Méjico, y dos modificaciones del sistema general de inmigración legal en el país (no solo para los dreamers): B) recorte de la reagrupación familiar, y C) supresión del sistema de lotería de visados.
Historia del muro y su estado actual
Como ya expliqué en un anterior artículo: “Cuando Donald Trump accedió a la Casa Blanca (el 20 de enero de 2017) se habían construido ya unos 1.000 km. de muros y vallas, en el anterior cuarto de siglo (desde 1993); un tercio del total de la frontera”.
Concretamente, este tramo de frontera en la costa de California, entre San Diego y Tijuana, fue el primero; “la construcción se realizó en el primer año de la presidencia de Bill Clinton (demócrata), en 1993”.
Ahora resulta notorio, que la facilidad con que decenas de jóvenes centroamericanos se encaramaron el otro día a los muros existentes, muestra la necesidad de elevarlos considerablemente.
De no haber habido el domingo una gran concentración de agentes al otro lado del muro, la avalancha se habría consumado, como -desgraciadamente- sucede cada dos por tres en las ciudades españolas en el norte de África: Ceuta y Melilla.
Además, la antigüedad y precariedad de las vallas instaladas, posibilitó que grupos de asaltantes consiguiesen el domingo desprender planchas y colarse fácilmente por la apertura, a ras de tierra. Muchas de las vallas existentes precisan ser reforzadas, para cumplir con su función disuasoria.
Caravana de centroamericanos, atravesando Méjico. Preludio de un intento de invasión.
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