Inmensas cantidades de gas natural se están desaprovechando bajo tierra por no permitir que se desarrolle el fracking en Europa.
(Foto de Pensilvania; yacimiento Marcellus. Los propietarios de las tierras reciben elevadas rentas –o royalties- de las compañías privadas, no subvenciones públicas. Las viviendas siguen habitadas. Acabada la fase de perforación –unos 5 meses-, la contaminación acústica y visual casi desaparecen, la torre es desmontada, a diferencia de la contaminación de los aerogeneradores, que siempre permanece, molestando a los habitantes y aves locales durante décadas)
Aerogeneradores en Kiel (norte de Alemania). Permanecerán décadas, destrozando el paisaje, creando un agudo zumbido, matando a cientos de aves cada año (cada aerogenerador) y dando lugar a grandes cantidades de residuos –difíciles de reciclar- al ser sustituidos.
Cabeza de extracción de gas de esquisto y pequeños depósitos, en Pensilvania, una vez concluida la fase de perforación (que suele durar 5 meses). El transporte se efectúa normalmente por gasoductos subterráneos. Se retira la torre y las instalaciones auxiliares, como las balsas para el agua sucia y los lodos. La explotación, en estas condiciones de limpieza, se prolonga entre 20 y 40 años. Los propietarios siguen cobrando rentas todo ese tiempo, así como las administraciones municipales próximas, cuyos ingresos anuales se multiplican durante decenas de años.
Como veremos más adelante, en Europa prácticamente no existen yacimientos de petróleo de esquistos (shale oil). Todos los recursos de hidrocarburos no convencionales que se han detectado –que son de gran cuantía- corresponden a gas natural de esquisto (o pizarra; shale gas, en inglés). Por esta razón, en Europa su explotación resultará mucho menos sucia que en EE.UU. donde, a menudo, existen en zonas cercanas tanto gas como petróleo de este tipo.
La extracción del gas natural en Europa quedó estrangulada por las políticas climáticas
En la intensa crisis energética que se ha implantado en Europa –y también en otros continentes- a partir de este verano, de 2021, uno de los factores desencadenantes ha sido la insuficiencia de la oferta de gas natural para atender las necesidades energéticas existentes. Este desequilibrio entre demanda y oferta ha abocado a un fuerte y persistente encarecimiento del gas y –por tanto- también de la electricidad, ya que casi todos los países europeos cuentan con muchas centrales térmicas de gas para generar buena parte de su electricidad.
Hubiera sido casi imposible que la presente crisis energética se hubiese producido si los gobiernos de Europa occidental (Francia, Alemania, etc.) y la Comisión Europea, no hubieran impedido desde los años 2010 la explotación de los voluminosos yacimientos de gas que existen en nuestro continente.
Ahora bien, aquellos gobiernos de la parte occidental de Europa y las instituciones de la Unión Europea (UE) abrazaron la ideología buenista –el paquete ideológico izquierdista- y, en particular, el ecologismo radical, que no busca reducir los impactos ambientales sino detener el progreso de las sociedades.
Por ello, a lo largo de la década de 2010, uno tras otro de aquellos países –empezando por Francia– prohibieron de una u otra manera, con una u otra excusa, la extracción del gas natural de esquisto por requerir usar la técnica de la fracturación hidráulica (o fracking). Por su parte, el brazo ejecutivo de la UE, la Comisión Europea, hizo todo lo posible por obstaculizar y, finalmente, bloquear totalmente la utilización del fracking, ofreciendo con ello una “gran victoria” a los ecologistas.
Los ciudadanos salimos perjudicados de la victoria ecologista
Como casi siempre que el ecologismo cosecha una victoria, los ciudadanos europeos hemos tenido que pagar las consecuencias adversas:
— insuficiencia de la extracción de gas situado en el Mar del Norte -que lleva en explotación desde los años de 1960- y que los ecologistas también quieren que se abandone;
— gran dependencia del gas exterior a la UE y, en particular, de Rusia –que es un enemigo estratégico de nuestros países-;
— escalada de su precio, etc.
El resultado final de esta tremenda insensatez buenista ha sido que actualmente no existe ni un solo pozo en explotación comercial en la UE, ni en Reino Unido, para la extracción de gas de esquisto (shale gas). Todos los cuantiosos yacimientos de gas de Europa, se han dejado “bajo tierra”, como exigen los ecologistas, para desgracia de los ciudadanos europeos.
Grandes yacimientos de gas natural de pizarra en Europa
Según la agencia federal estadounidense Energy Information Administration (EIA) las principales reservas de gas de esquito (o pizarra) en Europa se sitúan, por este orden, en Polonia, Francia, Ucrania, Rumanía, Dinamarca, Holanda y Reino Unido.
Dicho de otro modo, en más de media docena de países de la UE (con casi la mitad de la población de la UE) sus recursos de esquisto podrían cubrir enteramente su consumo de gas entre dos y cinco décadas.
España es uno de los países afortunados, aunque sus reservas son limitadas (en Cantabria y País Vasco) correspondiendo, por ejemplo, a la mitad de las de Alemania.
https://www.eia.gov/analysis/studies/worldshalegas/
La principal característica que resulta del cuadro de arriba, es que las reservas de los países europeos democráticos (esto es, sin Rusia) tienen un volumen análogo al de EE.UU.
Por tanto, retirando los múltiples obstáculos que los gobiernos europeos y la Comisión Europea han introducido para impedir el desarrollo de este importante sector de la economía, podría alcanzarse unas elevadas cifras de producción, a lo largo de varias décadas, que podrían cubrir gran parte de las necesidades de aquellos países, reducir su peligrosa dependencia de Rusia e, incluso, exportar algo de gas a los países limítrofes.
Ahora se tardará en poner en explotación el gas por el tiempo perdido la pasada década al bloquear o prohibir su extracción
Como se ha perdido mucho tiempo con aquellas erróneas políticas contra el fracking del gas natural (a lo largo de los años 2010), se necesitará ahora unos 4 años para poner en explotación los yacimientos disponibles en Europa.
Pero, gracias a este giro en las políticas energéticas en Europa, se estarían poniendo las bases para resolver buena parte de la crisis energética actual para las siguientes décadas.
En Reino Unido, sin embargo, podrán comenzar más rápidamente la explotación de gas porque se dejaron dar varios de los pasos preliminares y Boris Johnson no bloqueó la explotación hasta las elecciones generales de otoño de 2019. En año y medio podrían haber pozos en explotación comercial en este país.
Digamos que los respectivos estados nacionales ni siquiera han impulsado suficientemente el estudio geológico de las cuencas en las que debe haber gas natural, tal ha sido su sometimiento a las exigencias del ecologismo. Salvo en Polonia, tampoco se dejó que las compañías petrolíferas realizaran un cierto número de perforaciones, lo que es imprescindible para confirmar la existencia del gas, su presión, volumen, etc.
Cuencas geológicas con potencial para gas de esquisto (pizarra)
Fuente: Alemania. BGR. Informe sobre 2013 (Pág. 37)
Federal Institute for Geosciences and Natural Resources (BGR)
Otras características del fracking en Europa
En Europa los yacimientos están más dispersos que en EE.UU., donde las grandes cuencas existentes (como la Marcellus, centrada en Pensilvania, y la Permian, en la parte occidental de Tejas) facilitan comercialmente su explotación. Pero, al mismo tiempo, esto implica que en Europa el impacto ambiental sería menor, espacialmente, que al otro lado del Atlántico.
Ya dijimos que en Europa predominan las formaciones de gas de esquisto, sin estar apenas mezcladas con petróleo. Lo que constituye una razón adicional para que su explotación vaya a ser menos sucia que en EE.UU., adonde a menudo se encuentran juntos.
En cuanto a desventajas con respecto a Norteamérica, en Europa la extracción del gas de esquisto resultará más cara, ya que sus yacimientos se encuentran por lo general a una mayor profundidad.
Es sorprendente que en Europa las fuerzas de diversa índole contrarias al progreso del fracking del gas natural haya conseguido que caiga en el olvido un recurso económico tan voluminoso y decisivo como el gas en la presente situación de crisis energética.
Gracias al fracking EE.UU. ha alcanzado la plena independencia nacional en el suministro de energía y con precios muy bajos
Desde los años 1970 la producción –convencional- de crudo de petróleo en EE.UU. fue experimentando una lenta caída, a medida que los yacimientos empezaron a perder rendimiento tras más de medio siglo de explotación.
Pero, desde la gran expansión de la extracción de petróleo de esquisto (shale oil) mediante el fracking, a partir de 2009, EE.UU. se fue acercando a los dos primeros productores mundiales -Rusia y Arabia-, superándolos a mediados de 2018, colocándose en cabeza.
En el caso del gas, ya en 2011 EE.UU. sobrepasó a Rusia en volumen, tal como se muestra en el gráfico de abajo. También en el gas, fue la expansión en la técnica del fracking la que ha posibilitado este renacer de su producción total.
Fuente: Elaboración propia.
Datos: U.S. Energy Information Administration (EIA). International Energy Statistics.
Data. Dry Natural Gas Production.
Puedo añadir que gracias al fracking EE.UU. ha conseguido una total autosuficiencia energética: esto es, cubre la totalidad de sus necesidades de gas y de petróleo mediante su propia producción. Por consiguiente, ha dejado de depender de suministradores inestables e incluso hostiles, como Venezuela, Irak, Irán, Rusia, etc.
Además, al haber logrado una gran eficacia en explotar sus yacimientos de petróleo y gas natural por medio del fracking, el precio del gas en EE.UU. (al mayor) viene siendo unas 4 veces más barato que en Europa; esto ya era así, cuando yo viví allí en 2014-2016.
En octubre de 2021, iniciada la actual crisis energética, el diferencial de precios del gas a ambos lados del Atlántico ha llegado a ser 5 veces más. Ver los gráficos por áreas geográficas en este artículo de la BBC: 25 US$, frente a US 5$ (por mmBtu) en EE.UU.
La trascendental decisión que han de tomar los países europeos en el futuro próximo
¿Qué es, realmente, más importante, conseguir un suministro seguro, nacional, abundante y barato de gas o continuar persiguiendo esa contraproducente quimera a la que llaman “Salvar el Planeta”, lo que seguirá trayendo constantes elevaciones del precio del gas y de la electricidad, durante décadas?
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También puede leer:
EE.UU. se convierte en el mayor productor de energía del mundo
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El gas y petróleo de esquisto suponen ya la inmensa mayoría de la producción total en EE.UU.
El 65% de toda la producción de crudo de EE.UU. en 2020 procedió del fracking de petróleo de esquistos (según la agencia EIA). Respecto del gas natural, ese porcentaje ha sido aún mayor: el 70%.
Cuando los ecologistas lanzaron su campaña de embustes sobre los terribles peligros del fracking, lo que realmente querían era impedir que se explotaran los grandes yacimientos de gas y petróleo existentes, dejándolos –ociosos e inútiles- “bajo tierra”.
Aquellos supuestos riesgos (contaminación del agua potable, inestabilidad sísmica, etc.) fueron meras excusas para intentar bloquear la vida útil de los combustibles fósiles, dejándolos bajo tierra. En Europa lo lograron –ante la lamentable sumisión de los ciudadanos-, pero no en EE.UU., por suerte.
Debido al fracking el gas y la electricidad son unas 3 veces más baratos en EE.UU. que en la Europa de las renovables
El impulso imparable del shale gas en EE.UU. y su total estancamiento en Europa, junto con otros factores, está contribuyendo a que la diferencia de precios de los productos energéticos a uno y otro lado del Atlántico sea ya muy considerable: el gas natural es casi 4 veces más caro en Europa y sucede algo parecido con la electricidad de los países que más subvencionan las renovables: Alemania y Dinamarca.
En casi todos los estados de EE.UU. (fuente EIA), salvo en los habitualmente gobernados por los demócratas (que subvencionan las renovables, como Nueva York, Connecticut y California), el precio de la electricidad para los hogares a fines de 2020 era de unos 9,5 céntimos de euro por kwh. En Alemania y Dinamarca (fuente Eurostat) lo triplicaba, 30 c€/kwh. [Nota: los precios de EE.UU. hay que pasarlos a céntimos de euro]
En España, el precio de la luz para los hogares era de unos 23 c€/kwh: dos y media veces más cara que en la otra orilla del Atlántico.
A medida que cada año el sector del fracking en EE.UU. incrementa su productividad y eficiencia tecnológica, las economías europeas pierden competitividad con respecto a Estados Unidos y Canadá, esto es, pierden mercados y pierden empresas que no pueden soportar el alto precio de la energía.
Además de seguridad de suministro energético, el fracking trajo grandes beneficios a los dueños de los terrenos y a las administraciones locales de esas zonas de EE.UU.
En EE.UU. estos nuevos yacimientos están sosteniendo ya un acelerado crecimiento económico en muchas zonas del país, creando muchas decenas de miles de nuevos empleos: Tejas, Pensilvania, Alaska, Oklahoma, las dos Dakotas, Colorado, Wyoming, Virginia Occidental, Luisiana, Kansas, etc. Empleos que, además, suelen casi doblar el nivel de sueldos existentes en las zonas en cuestión.
Por otro lado, los municipios y condados de las áreas de explotación del gas de esquisto están recibiendo de las compañías explotadoras grandes cantidades de dinero, en forma de impuestos y tasas, lo que está beneficiando a todos los habitantes de dichas regiones, trabajen o no en la minería.
Lo mismo podría suceder en Europa, si se permitiera su explotación, revirtiendo las políticas climáticas actuales.
Las tres principales fases del fracking: exploración, perforación y extracción
1) 1A.- Existe una prolongada fase previa en la que la compañía privada en cuestión debe obtener toda una serie de permisos para realizar la prospección y posterior explotación de los pozos. Suele llevar entre uno y dos años, si es que no más. Esto no supone inconveniente alguno para los habitantes de la zona ni para el medio ambiente.
1B.- Luego, se realizaría la prospección sísmica para confirmar los recursos en cada zona y obtener una mejor evaluación de su volumen y otras características. Prospección que mide la velocidad de propagación de ondas en el subsuelo y su rebote en las diversas formaciones; ondas producidas por mecanismos mecánicos de vibración (colocados en grandes vehículos) o pequeñas explosiones (de cartuchos de dinamita).
Uno o dos meses suelen ser suficientes para la prospección sísmica de los recursos en una zona.
Únicamente la fase de perforación ocasiona perjuicios a las personas y a la naturaleza
2) Se pasa, luego, a la etapa de perforación en cada punto elegido. El gas de esquisto se encuentra entre 1 y 3 km de profundidad. Incluyendo el tiempo de montar y desmontar la torre y las otras varias instalaciones, suele durar no más de 5 meses.
Gracias a la perforación direccional de la técnica de fracking (ver la imagen de abajo), desde un único pozo vertical puede perforarse horizontalmente en varias direcciones. En el área en el que se perfora ahora un solo pozo, antes había que colocar varias torres (ver imágenes, abajo). Por esto, el impacto del fracking en superficie es muy inferior al que se producía con la técnica convencional, que necesitaba muchos pozos verticales, ya que no se sabía perforar en horizontal.
Con el fracking, desde un solo pozo –vertical- pueden hacerse varias perforaciones horizontales y el impacto en superficie es mucho menor que antes. La banda azul cerca de la superficie son los acuíferos de agua potable, muy lejanos de las perforaciones horizontales, que están miles de metros por debajo.
La perforación convencional, antes del fracking, era sólo vertical y únicamente alcanzaba un punto desde el que extraer el gas o el petróleo. Hacían falta muchos más pozos y torres de perforación.
Para esta fase, se coloca y usa la torre de perforación, lo que provoca grandes ruidos, comporta la instalación de las balsas de lodos, voluminosos depósitos de agua para inyectar por el pozo y poder fracturar los esquistos (o pizarras), tiene lugar un gran movimiento de camiones con la consiguiente congestión de las pequeñas carreteras locales, etc. Este corto periodo de tiempo –5 meses– es el que realmente supone los mayores impactos negativos para los habitantes y la naturaleza circundantes.
La prolongada extracción de gas no produce prácticamente ninguna contaminación
3) Finalmente, habrá entre 20 y 40 años de explotación del gas, con las pequeñas cabezas de los pozos (ver aquí abajo), sin ruidos ni vertidos de ningún tipo. La torre y las otras instalaciones sucias ya se habrán retirado. Durante todo este largo periodo de tiempo, tanto los propietarios de los terrenos como los respectivos municipios siguen obteniendo elevadas rentas e impuestos de las compañías petrolíferas privadas.
Cabeza de extracción de gas de esquisto (Pensilvania), una vez concluida la fase de perforación. Sólo esto es lo que permanecerá en la superficie durante años o décadas.
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Presentaciones de vídeo sobre cómo opera el fracking: en español , en inglés,
y del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas.
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Engaño sobre la duración de la fase sucia y ruidosa del fracking
La propaganda ecologista –con miles de fotos y vídeos colgadas en internet- ha conseguido convencer a la gran mayoría de los ciudadanos de Europa que prácticamente durante décadas las condiciones sobre el terreno son las adversas (de suciedad y ruido) que únicamente se dan en la etapa de perforación que, en realidad, dura sólo unos 5 meses.
Los débiles argumentos del ecologismo radical contra el fracking, sólo han podido prosperar y extenderse gracias a mentiras sistemáticas, repetidas mil veces, que además han sido asumidas –irresponsablemente- por cientos de medios de comunicación, de izquierda y de derecha.
Informe de la Agencia de Protección Medioambiental: el fracking apenas contamina el agua potable
Como expuse en un anterior artículo, la Agencia federal estadounidense de Protección del Medioambiente (EPA, de sus siglas en inglés), estudió 38.000 pozos de fracking, a lo largo de cuatro años de trabajo de docenas de sus técnicos, y publicó en 2015 un informe.
Este estudio de la EPA, de cobertura nacional, concluía que el modo en que se está realizando en Estados Unidos la fracturación hidráulica [conocida también como fracking] “no está teniendo impactos [negativos] amplios ni sistemáticos sobre el agua potable” en las zonas de explotación (pág. ES-6, línea 17, del Executive Summary). Recordemos que esta supuesta contaminación del agua potable es la principal acusación contra el fracking.
En consecuencia, Greenpeace y las demás organizaciones ecologistas están mintiendo sobre el “gravísimo impacto” del fracking en los acuíferos de agua potable.
Este informe es el más amplio y sistemático que se ha realizado en el mundo, por lo que sus conclusiones no han podido ser cuestionadas ni mínimamente.
Frente a la pretendida incidencia negativa cero que los ecologistas reclaman al fracking (y a la energía nuclear), resulta evidente que cualquier gran actividad industrial –y la construcción de cualquier gran infraestructura (un embalse, un aeropuerto, una nueva autopista, etc.) tendrá algunos pocos efectos contraproducentes, para la naturaleza y los humanos. Sólo los hombres de las cavernas se salvaron de esta realidad.
Estudio de la Academia de Tejas, sobre beneficios e inconvenientes del fracking
La Academia de Medicina, Ingeniería y Ciencias de Tejas, que agrupa a los investigadores tejanos de las correspondientes Academias nacionales de EE.UU. y a los 10 galardonados por el Nobel originarios de este estado, presentó en junio de 2017, otro importante informe. En él se confirmaba la falta de pruebas sobre la supuesta contaminación del agua potable.
Respecto a que el fracking cause una cierta actividad sísmica, el informe concluía que “hasta la actualidad, los seísmos que pueden haber sido inducidos [por el hombre] en Tejas no están asociados a la fracturación hidráulica propiamente dicha”.
En conjunto, el informe de la Academia de Tejas valoraba que los beneficios (económicos y sociales) del fracking eran muy superiores a los impactos negativos sobre la naturaleza y los habitantes que habían sido detectados en este estado, que es uno de los principales de EE.UU. en los que se aplica el fracking a la extracción de gas y petróleo.
La amplia experiencia del fracking en EE.UU. muestra que éste es compatible con la vida en las poblaciones rurales
Nadie desconoce la mucha menor densidad de población al otro lado del Atlántico que en Europa, pero el error está en aducir que allí los pozos de fracking sólo existen en áreas casi deshabitadas.
Entre 2000 y 2013, 9,4 millones de estadounidenses vivieron a menos de una milla (1,6 km) de un pozo activo de fracking en EE.UU. No hay evidencia alguna de enfermedades ni de otro impacto negativo para estas personas.
La fuente de este dato es la más ecologista de las administraciones federales: la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, de sus siglas en inglés), en la página ES-5 de informe de 2015. Entre 2011 y 2014 se perforaron cada año unos 25.000 nuevos pozos, en 25 Estados. La EPA estudió 38.000 pozos en explotación de gas o petróleo.
Entre las principales conclusiones del estudio (página ES-6) figura la siguiente: “No encontramos evidencia de que estos mecanismos [que por la superficie o bajo el terreno podrían potencialmente afectar a los recursos acuíferos] hayan provocado impactos generalizados o sistemáticos en recursos de agua potable en Estados Unidos”.
Toda la propaganda que aparece en cientos de webs ecologistas (y en las de los tontos útiles) sobre los graves riesgos y accidentes de contaminación de acuíferos y sus efectos sobre niños y tortugas, son mentiras. El estudio de 38.000 pozos activos, cuenta la historia real, aparte de anécdotas menores.
Otros artículos de mi blog sobre este tema
Los beneficios del fracking. Estudio de la Academia de Tejas. 22 de junio de 2017.
El fracking no contamina el agua potable de los acuíferos, según el informe de la principal agencia medioambiental de EE.UU. 23 de abril de 2016.
Principal causa del encarecimiento del gas natural en los mercados internacionales. 7 de abril de 2022.
Las reservas mundiales de petróleo y gas en cifras récord. 7 de enero de 2019.
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