Bernie Sanders, el Pedro Sánchez americano, pasa a segundo lugar
Sorprendentemente, no ha sido hasta las 19h. de hoy (hora de España), dos días después de las votaciones (el martes día 3), cuando puede darse por casi concluido el recuento de delegados salidos del Super Tuesday. Se votó en 14 estados, en los que los ciudadanos registrados ejercieron su sufragio para designar quien deberá ser el candidato del Partido Demócrata en las elecciones de noviembre.
De los 1.357 delegados en juego en el Super Tuesday, en estos momentos sólo restan 92 por ser asignados.
Todos los comentarios que ha escuchado Vd. hasta ahora, se basaban en datos muy incompletos, de entre la mitad y los 2/3 del total.
El recuento que ahora se conoce, da idea de claros cambios que se están produciendo en las tendencias del voto entre la izquierda.
Importa señalar que las cifras acumuladas de delegados que manejaremos aquí se refieren a todas las primarias celebradas, no sólo las del Super Martes.
A pesar de los esfuerzos hechos ayer por la Televisión oficial española (RTVE), manejada por el gobierno social-comunista presidido por Pedro Sánchez, para dar la impresión de que el impresentable candidato izquierdista (y pro comunista, pro Fidel Castro), el senador Bernie Sanders, estaba ganando en las votaciones de ayer, no cabe ya ninguna duda de que ha pasado a un claro segundo puesto, tras haber ocupado la cabecera desde la primera votación en Iowa el día 3 de febrero, hace un mes.
Bernie Sanders ha acumulado 584 delegados; pero quien fuera Vicepresidente bajo Obama, Joe Biden, reune ya 656 delegados y casi todo indica que se mantendrá en cabeza en los meses venideros … aunque estamos en unos años de gran volatilidad política, que puede ofrecer sorpresas.
https://en.wikipedia.org/wiki/Results_of_the_2020_Democratic_Party_presidential_primaries
Paralelo con políticos de España
Para hacer una comparación con el panorama político español, el marxista cavernícola que es Bernie Sanders (completamente análogo al vetusto laborista británico Jeremy Corbyn) corresponde con el actual Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, ambos admiradores de Fidel Castro y del nicaragüense Daniel Ortega.
El ex Vice Presidente Joe Biden equivaldría a que el ex Presidente del Gobierno Felipe González fuera ahora en cabeza en unas primarias dentro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Casualmente, tanto Joe Biden como Felipe González tienen 77 años de edad.
Uno puede tener muchas diferencias políticas con Felipe González, ciertamente, pero se trata de un político civilizado y con sentido de Estado, que no está dispuesto a romper ni a hundir su país, con tal de mantenerse unos pocos años en el poder, como sí sucede con Pedro Sánchez y ocurrió con José Luis Rodríguez Zapatero.
El ala moderada del Partido Demócrata está venciendo al ala extremista que Bernie Sanders representa, pese a los medios
No ha de olvidarse que en el Super Tuesday se elige la tercera parte (el 34%) de todos los delegados del Partido Demócrata: 1.357, del total de 3.979 delegados que participarán en la Convención Nacional Demócrata, en Milwaukee, a mediados de julio.
Cuando yo vivía en EE.UU. hace ahora cuatro años, en el anterior proceso electoral (2016), un analista político que estaba dando una conferencia expresó su fascinación por las campañas electorales. El motivo, era que un proceso electoral pone al descubierto la verdadera situación política que existe en un país, en un cierto periodo. Más allá del “ruido político” que los medios de comunicación –habitualmente dominados por la izquierda- puedan crear, imponiendo una imagen distorsionada que actúa sobre el ánimo de los ciudadanos.
Hasta el cambio de orientación en la precampaña demócrata que se está produciendo en estos pasados 8 días, el New York Times (izquierda dura), la CNN (izquierda dura), el Washington Post (centro-izquierda), el USA Today (centro-izquierda), las cadenas de TV de centro-izquierda (CBS, NBC, etc.) … han venido resaltando, en la mayoría de las ocasiones, a los políticos más radicales que han florecido en el partido de la izquierda. Tal ha sido el caso con las cuatro congresistas demócratas fanáticas –y sobre todo, con la podemita ilustrada, Alexandria Ocasio-Cortez-, de lo que informé en un artículo de julio 2019.
También han destacado y respaldado estos medios progresistas los movimientos y organizaciones extremistas que se han expandido por el país –como una verdadera pandemia-: el movimiento de “resistencia” –contra Trump-; la intolerancia de no pocos profesores y estudiantes universitarios boicoteando –incluso por la fuerza- a oradores y estudiantes conservadores y el feminismo más extremista y rastrero, como el que se puso en marcha frente al nombramiento de un magistrado conservador para el Supremo en septiembre de 2018, Brett Kavannaugh.
Histéricas protestas en 2017 contra el control de la inmigración, que el Supremo acabó aprobando en su mayoría
Expuse, asimismo, en un artículo cómo “Desde su anuncio [del veto inmigratorio de Trump], el 29 de enero de 2017, la izquierda más radical del país se echó a las calles y a los aeropuertos como si se tratara de evitar un golpe de estado”.
Los medios izquierdistas hicieron cuanto pudieron para propagar el ambiente de histeria en pro de puertas (esto es, fronteras) abiertas.
Finalmente, el Tribunal Supremo validó, en junio de 2018, la mayoría de las medidas que había adoptado el nuevo Presidente Trump a escasos días de su toma de posesión.
Las perturbadas protestas de enero de 2017 habían sido puro oportunismo político y el intento de obstaculizar –a cualquier precio- que Trump pudiera gobernar como el presidente elegido por el pueblo estadounidense.
Las votaciones en EE.UU. las seguirá teniendo que ganar la izquierda en el centro
Los medios de comunicación izquierdistas están cosechando lo que vienen cultivando desde 2017, y antes. Lo mismo puede decirse del establishment demócrata. De ahí, el gran apoyo –el excesivo apoyo- que está recibiendo en el proceso de las primarias un precandidato como Bernie Sanders, que es algo desconocido en EE.UU. en toda su historia.
Ahora bien, el giro electoral de estos últimos días evidencia que una mayoría de los votantes demócratas, realmente, sigue demandando una política mucho más moderada que la que representa Bernie Sanders. Y eso que en las primarias son siempre los ciudadanos más políticamente activos y extremados los que participan.
Dicho de otro modo, en la votación presidencial de noviembre los radicales supondrán un porcentaje menor de sufragios que el que están representando en las primarias. De ahí, la reacción que ha tenido el establishment demócrata.
El establishment ha auspiciado la retirada de varios precandidatos moderados
Hasta el 29 de febrero, fecha de las primarias en Carolina del Sur, Bernie Sanders seguía en cabeza del número de delegados y los precandidatos moderados eran 5, provocando una dispersión del voto de izquierda centrista, que favorecía a Sanders.
Cuando, en aquellas primarias en Carolina del Sur Joe Biden obtuvo una clara victoria –consiguiendo 38 delegados, frente a sólo 15 Sanders, el establishment demócrata optó por colocar al moderado Joe Biden como su candidato para frenar el avance del senador socialista Sanders.
Aunque en EE.UU. los precandidatos en las primarias gozan de gran independencia respecto a su continuación o no en el proceso, dos de los moderados actuaron responsablemente, retirándose y respaldando públicamente a Biden. Quienes así actuaron fueron el precandidato sorpresa, homosexual y antiguo alcalde de South Bend, Pete Buttigieg (con 26 delegados), y la senadora Amy Klobuchar (con 7 delegados).
De 5 precandidatos moderados se había pasado a 3 pero, además, la aspirante procedente de Hawái –Tulsi Gabbard- sólo disponía de 1 delegado, careciendo de toda posibilidad de prosperar.
En definitiva, tras Carolina del Sur (29 febrero) sólo quedaban el ex Vicepresidente Joe Biden y el multimillonario y antiguo alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, en el campo de izquierda moderada.
Éste último, Bloomberg, ha cosechado un contundente fracaso en el Super Tuesday (obteniendo únicamente 75 delegados), lo que le ha llevado a retirarse la misma noche de esas votaciones, el 3 de marzo. Recordemos que el propósito de Bloomberg era disputar la primacía a Joe Biden, pero finalmente éste ha logrado obtener 656 delegados, casi 9 veces más que el exalcalde de Nueva York.
De este modo, desde ayer día 4 de marzo, sólo resta un único precandidato moderado –Joe Biden- en quien podrán concentrar sus sufragios los votantes de centro-izquierda. Esto, favorecerá mucho las posibilidades de Biden de seguir venciendo a Bernie Sanders en el número de delegados en los próximos pasos de las primarias.
De todos modos, en el actual ambiente de inestabilidad de las posiciones de los votantes, no se podrá tener plena seguridad de dicha victoria final de la relativa moderación en la izquierda hasta que avance bastante más el proceso de primarias, que concluirán el 2 de junio.
Quien desee conocer el calendario de las primarias demócratas, pinche aquí.
En el ala radical demócrata Sanders es ya el aspirante indiscutible
En estos momentos, aún permanece en la carrera presidencial la senadora extremista Elizabeth Warren. Ahora bien, habiendo conseguido tan sólo 66 delegados, frente a los 584 de Bernie Sanders, carece de la posibilidad de disputarle la representación de los extremistas –que en EE.UU. son denominados liberals-.
Cuanto más tiempo tarde la senadora en retirarse, más perjudicará el futuro del aspirante radical, al dispersar el voto de los izquierdistas estadounidenses. Pero sería muy extraño que la senadora Warren aguante mucho más tiempo. Probablemente se retirará en las próximas semanas.
[Nota posterior: el día 6 de marzo la senadora Warren anunció su retirada de las primarias.]
Por tanto, en adelante, el proceso de las primarias demócratas consistirá en un duelo directo entre Joe Biden y el senador pro-marxista Bernie Sanders.
Es probable que a la convención en Milwaukee llegue Joe Biden con una considerable delantera. De no ser así, se produciría una “convención dividida”, lo que dañaría gravemente las posibilidades del Partido Demócrata de cara a las presidenciales de noviembre.
El dinero no es suficiente para comprar unas elecciones en EE.UU.
Tom Steyer, el multimillonario y ecologista extremista, era uno de los precandidatos –radicales- demócratas. Junto a su desquiciado ecologismo, confiaba en sus millones de dólares para obtener un cierto número de delegados para alargar su presencia en el proceso de primarias.
Pues bien, ni su ofuscación en contra de los combustibles fósiles, ni su dinero le han evitado un rotundo fracaso en su intento de saltar a la política. Ni en las tres primeras votaciones (Iowa, Nuevo Hampshire y Nevada), ni en la cuarta en Carolina del Sur (el 29 de febrero), Tom Steyer no ha conseguido ni un solo diputado, a pesar de haberse gastado en publicidad política 250 millones de dólares, de su fortuna personal.
Esto viene a demostrar, una vez más, que en EE.UU. el dinero puede comprar bastante atención política en los medios de comunicación, pero apenas consigue votos.
En definitiva, por muchísimo dinero que tenga un candidato, sólo eso no le permite en absoluto comprar una votación, esto es, obtener un suficiente número de votos, en este caso de delegados para la convención demócrata.
Han sido los demócratas quienes –desde hace muchos años- han venido advirtiendo contra los peligros, supuestamente enormes, de que candidatos conservadores y las grandes corporaciones compraran las elecciones.
La izquierda ha venido protestando de modo ruidoso, especialmente, contra la sentencia Citizens United v. FEC, del Tribunal Supremo, de 2010.
Sarcásticamente, han sido ahora dos precandidatos de la izquierda los que han planteado aquella situación, de colocar sus miles de millones en la balanza electoral. Además, ambos han fracasado categóricamente, en una fase temprana, viéndose obligados a retirarse a comienzos de marzo.
Por tanto, ¿dónde está la pretendida amenaza –existencial- del dinero contra la democracia americana?
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