Liz Truss. Probable próximo primer ministro británico.
Actual Ministra de Exteriores (Foreign Secretary).
Finalmente, se ha llegado al punto en el proceso de elección del nuevo jefe del Partido Conservador británico -tras la dimisión de Boris Johnson a principios de este mes de julio- en el que únicamente quedan dos candidatos: Liz Truss (actualmente ministra de exteriores, Foreign Secretary), y quien ha sido hasta hace un par de semanas el denominado Canciller del Exchequer (esto es, ministro de hacienda y economía), Rishi Sunak (británico, de origen indio). Dicho sea de paso, «el muy racista» partido de los conservadores no cuenta esta vez con un candidato masculino de raza blanca … y nadie de ellos se rasga las vestiduras.
Rishi Sunak. Dimisionario Canciller del Exchequer (ministro de hacienda y economía).
Por otro lado, de salir elegida la Sra. Liz Truss sería la tercera primera ministra británica –conservadora (tras Margaret Thatcher y Theresa May)-, lo que no ha pasado en ninguno otro de los principales países del mundo. Además, en estos casos han alcanzado el cargo por su valía personal, no por el vergonzoso cupo feminista, que ha sido la razón del nombramiento de la inepta actual vicepresidente de EE.UU., la Sra. Kamala Harris, y de la limitada actual primera ministra de Francia, Elisabeth Borne (quien había sido ministra de agricultura, pero “tocaba” una jefe de gobierno femenina), que es una tecnócrata socialista, sin mayor alcance.
Según las normas políticas británicas, ya que el Partido Conservador ganó las elecciones a la Cámara de los Comunes (en diciembre de 2019), quien resulte ahora elegido jefe de dicho partido pasará a ocupar el puesto de Primer Ministro del Reino Unido, hasta los comicios de 2024: el mandato de los diputados es de 5 años.
Prolongados ciclos de gobierno en Reino Unido (RU)
Conviene recordar que el Partido Conservador británico viene gobernando ininterrumpidamente desde 2010, esto es, durante los pasados 12 años, aunque al comienzo lo hizo en alianza con el minoritario Partido Liberal Demócrata (Nick Clegg). Los primeros ministros han sido David Cameron (2010-2016), Theresa May (2016-2019) y Boris Johnson (2019-2022).
Con anterioridad, hubo también un largo periodo de predominio laborista, entre 1997 y 2010 (doce años), fruto de un destacado gobernante, Tony Blair (quien se opuso a entronizar nuevamente a los sindicatos), seguido de Gordon Brown.
Si echásemos la vista más atrás en el tiempo, comprobaríamos que la vida política del Reino Unido (RU) desde la Segunda Guerra Mundial, salvo al comienzo, se ha caracterizado por prolongados periodos de gobierno de uno de los dos grandes partidos. Entre 1979 y 1997 (18 años) mantuvieron el poder los conservadores, con la revolucionaria Margaret Thatcher (diez años) y, posteriormente, con John Mayor.
En la actualidad, como en el resto de Occidente, la vida política en Reino Unido se ha acelerado, haciéndose más inestable e imprevisible, desde la irrupción de la crisis energética internacional en el verano de 2021, por tanto, con anterioridad a la invasión de Ucrania, el 24 de febrero de 2022.
En realidad, en RU la inestabilidad política arrancó mucho antes, con el referéndum del Brexit, en junio de 2016, y el consiguiente bombazo con el triunfo del “Si”. No fue del todo casual que en dicho mismo año, 2016, los votantes de EEUU dieran el triunfo a un tal Donald Trump, un consumado outsider (esto es, una persona ajena al establishment político de Washington, D.C.) que se proponía abiertamente resetear el modo de gobernar su país. Como Trump expuso esto sin tapujos, está claro que sus votantes también querían replantearse la dirección en que iba EEUU.
El Brexit supone una rebelión contra la supremacía de Bruselas y de lo políticamente correcto
En Europa occidental y, muy especialmente, en España no se ha querido comprender el significado del Brexit -se esté o no de acuerdo con ello- … tal es el predominio del pensamiento único (de la izquierda).
Es necesario recordar que el Partido Laborista se opuso en su práctica totalidad a abandonar la Unión Europea, al tiempo que la mayoría de los dirigentes conservadores adoptaban la postura contraria. Además, el Partido Conservador se presentó a las elecciones generales de 2019 con una plataforma inequívocamente favorable a culminar la salida de la UE y, como obtuvo una histórica mayoría (de 80 escaños), esta formación es ya el partido político del Brexit; quienes se oponían, han quedado marginados y deslegitimados en las urnas en 2019.
Resumiendo, en el referéndum -totalmente democrático- de junio de 2016 la mayoría de los ciudadanos británicos se pronunció por recuperar su plena independencia nacional. En las elecciones generales (a la Cámara de los Comunes) de 2019 volvieron a expresarse en el mismo sentido. A pesar de ello, las élites que dominan el aparato de poder nacional (los altos funcionarios de la Administración pública -Whitehall-, la BBC, etc.), no cesaron de conspirar bajo cuerda para impedir que se cumpliera la voluntad popular.
Un destacado dirigente conservador, que fue el negociador principal de Reino Unido para acordar los términos de la salida del país de la UE en su fase final, David Frost, lo explicó del siguiente modo en Bruselas, en 2020:
“El Brexit consistió sobre todo en una revuelta contra un sistema, contra la ¨versión oficial¨ de en qué consiste la política en la Unión Europea, según la cual sólo hay una manera de hacer las cosas y únicamente puede optarse por una política [esto es, por la postura políticamente correcta, en cualquier campo, según lo define la asfixiante Comisión Europea]”.
Tras su salida de la UE, el RU debe reformular todas las políticas según sus intereses y preferencias
La Primera Ministra Theresa May vaciló y no llegó a atreverse a completar el abandono de la UE, por lo que fue perdiendo apoyos dentro de su partido y tuvo que dimitir en el verano de 2019. Boris Johnson, hay que reconocerlo, culminó la tarea con tesón y el 31 de enero de 2020 el Reino Unido dejó de pertenecer a la Unión Europea, que era el mandato ciudadano del referéndum de 2016. La voluntad popular fue respetada y los ciudadanos británicos ganaron en el ejercicio de sus libertades.
Por otro lado, y simplificando, puede decirse que la Unión Europea tiene interés en que el Reino Unido siga aplicando las políticas comunitarias (para evitar que el RU le haga competencia, con normas sociales, climáticas, etc., menos exigentes y costosas), tanto las decididas en el pasado como las que se vayan adoptando en el futuro, y presiona fuertemente a los británicos en dicho sentido. Pero, de aceptar esto, ¿para qué se habrían tomado la molestia los británicos de abandonar la UE? Además, estarían rigiéndose por políticas en cuya elaboración no habrían participado. En esto reside buena parte de las fricciones bilaterales que están habiendo y que se presentarán durante bastantes años.
Boris Johnson no ha caído sólo por las fiestas en la residencia oficial durante la pandemia
Los medios de izquierda han creado la impresión de que la impopularidad creciente del Primer Ministro Boris Johnson, que ha llegado a forzarle a dimitir hace unos pocas semanas, se ha debido casi exclusivamente a las fiestas que se celebraron en el No. 10 de Downing Street durante los meses de confinamiento inicial, saltándose las estrictas normas a las que se veía sometido toda la población. Pero ha habido dos causas más que deben mencionarse.
A) Boris Johnson, como casi todos los gobernantes europeos, han ido reaccionando a la gravísima crisis energética internacional desde el verano de 2021, pero básicamente no se ha apartado de las políticas energéticas y climáticas que están en la base de esta crisis. Dicho de otro modo, sus medidas han seguido encuadradas en una política económica continuista. Como en otros muchos países del continente, la población ha ido percibiendo que se imponía un cuestionamiento general del modo en que se viene gobernando el sector energético, a lo que el primer ministro no se mostraba dispuesto. Por tanto, la crisis energética y del coste de la vida ha tenido un intenso papel en la caída de Boris Johnson.
“La revuelta del Brexit se estaba estancando”
B) Por otro lado, los dirigentes y cuadros del Partido Conservador, quienes continúan sintiendo un gran aprecio hacia el extravagante primer ministro -Boris Johnson- por haber desatascado el proceso de salida de la UE, el Brexit, han ido apreciando -con preocupación- un muy escaso avance en la tarea de reevaluación y corrección de cientos de políticas (económicas, sociales, laborales, inmigratorias, comerciales, fiscales, sanitarias, etc.), una vez recuperada la independencia nacional en enero de 2020.
El anhelo de independencia nacional exige la reelaboración de miles de leyes, al margen de las directrices de la burocracia de Bruselas y de los tribunales europeos.
El mencionado dirigente conservador, David Frost, lo expresa de este modo:
“Me apena que, tras haber conseguido [Boris Johnson] la revolución que supone la salida de la UE, hayamos retrocedido en la elaboración de medidas energéticas, fiscales y sobre reglamentaciones [en diversos campos] a sus contenidos convencionales [propugnados por los cuerpos funcionariales de élite, y similares a las de Bruselas]. Hemos perdido el movimiento hacia el cambio. La revuelta del Brexit se ha estancado”.
Esta cuestión es más difícil que la haya percibido el público en general, pero sí los diputados y los demás dirigentes del partido, que son quienes le han movido la silla a Boris Johnson, forzando su renuncia.
Lo que tienen en común los dos candidatos a primer ministro
El día 5 de septiembre se hará público el nombre del candidato que haya recibido un mayor de votos directos de los miembros del Partido Conservador. Sin embargo, quienes han participado en la designación de los dos candidatos finalistas de entre los ocho que aspiraron al cargo, han sido los diputados conservadores, en sucesivas votaciones.
Tanto la Sra. Liz Truss como Rishi Sunak cuentan con una apreciable experiencia en puestos ministeriales de relevancia. La Sra. Truss, además, ha ocupado puestos en diversas áreas.
La Sra. Liz Truss es actualmente ministra de Asuntos Exteriores (Foreign Secretary), habiendo desempeñado anteriormente otros 5 altos cargos en tres gobiernos conservadores: Secretaria de Estado (Minister) de la Mujer y la Igualdad; Secretaria de Estado de Comercio Exterior; Secretaria Jefe del Tesoro; Secretaria de Estado de Justicia, y Secretaria de Estado del Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales.
Rishi Sunak es el Ministro de Hacienda y Economía (Chancellor of the Exchequer). Previamente, había sido Secretario Jefe del Tesoro.
Ambos candidatos son jóvenes, pero no juniors: la Sra. Truss tiene 47 años y Rishi Sunak 42 años.
Los dos vienen siendo miembros del parlamento (la Cámara de los Comunes), por el Partido Conservador desde hace años: la Sra. Truss 11 años, y 7 años Rishi Sunak.
También coinciden estos dos candidatos en reivindicarse seguidores de las políticas de la histórica dirigente Margaret Thatcher, quien fuera Primera Ministra entre 1979 y 1990, diez años, enderezando el decadente rumbo que había tomado el país bajo los anteriores gobiernos laboristas, durante más de doce años y contribuyó de manera importante a socavar y echar abajo el régimen soviético, colaborando con el presidente estadounidense Ronald Reagan.
Margaret Thatcher. Fuente: Time. 1979.
Diferencias entre los dos candidatos
El dirigente conservador a quien me he referido anteriormente, David Frost, quien fue el principal negociador sobre el Brexit con la Comisión Europea y quien logró cerrar el acuerdo en enero de 2020, se ha pronunciado desde hace semanas en favor de la Sra. Liz Truss. Ahora bien, no es que tenga una opinión desfavorable del otro candidato, Rishi Sunak. De él ha dicho, en otro artículo, que “sería un primer ministro capaz … [que] comprende los asuntos, puede hacer trabajar la maquinaria [administrativa] y es una persona honrada”.
Pero, a renglón seguido, David Frost ha señalado las limitaciones de Rishi Sunak en relación a la ardua tarea que tendrá por delante el próximo primer ministro británico.
“Mis reservas [con respecto a Rishi Sunak] es que representa un candidato de continuidad, de unas políticas económicas convencionales. Es el único candidato que se ha comprometido [desde su puesto de ministro de hacienda] con las subidas de impuestos que están anunciadas [para los próximos meses] y parece ser partidario de acometer las [imprescindibles] reformas económicas de un modo bastante cauteloso. Esto es perfectamente respetable, pero no es lo que yo creo que el país necesita en estos momentos”.
Para David Frost, Liz Truss “supone una candidata para [impulsar] un cambio radical”, que Reino Unido debe afrontar con urgencia.
“Ella ha mostrado, en su acción de gobierno, comprender la exigencia de un cambio radical [del país]. Percibe [, asimismo,] la necesidad de más competencia [en el sistema económico nacional] y reformas, y es una convencida [de las ventajas] de mercados libres y de la libertad [económica]. [Justamente] esto es lo que necesitamos ahora”.
Hay que señalar que en RU no sólo los ministros (Secretaries of State) asisten a las reuniones del gabinete, sino también algunos secretarios de estado (Ministers).
Políticas climáticas, energéticas y fiscales
En estos tres campos sobresalen las diferencias entre los dos candidatos. Es imposible que Reino Unido recupere su dinamismo económico y venza la inflación de precios de la energía sin ir abandonando la “transición energética” en la que lo ha embarcado los anteriores gobiernos laboristas y conservadores (incluido el de Boris Johnson). Sin este cambio de rumbo, cualquier nuevo gobierno fracasará en acelerar el crecimiento económico.
Las subvenciones a las renovables y a los vehículos eléctricos han de ser recortadas fuertemente, al tiempo que se autorice y estimule la extracción de gas natural de los yacimientos del Mar del Norte (que han sido prohibidos en los pasados años por Boris Johnson y Theresa May) y se reautorice la técnica de fracking para acceder a los extensos yacimientos de gas de esquisto que existen en el subsuelo británico. La energía nuclear, que Boris Johnson -por fin- empezó a respaldar a comienzos de este año 2022, tiene que expandir mucho su capacidad de generación, aunque lleve tiempo su instalación: nunca debió asumirse el parón nuclear de varias décadas promovido por los ecologistas radicales de Greenpeace y demás lobbies extremistas.
Ciertamente, ninguno de los dos candidatos ha adoptado aún una postura suficientemente comprometida en esta decisiva cuestión, pero la Sra. Liz Truss se muestra más predispuesta a ir aplazando el destructivo objetivo del “Cero Neto de emisiones”, que ya está fijado por ley para 2050, y a dar los pasos que reclama alcanzar la seguridad de suministro nacional de energía, con el gas natural, el petróleo y nuevas centrales nucleares.
La candidata Truss cuenta decisivamente con la capacidad de iniciativa de los empresarios privados
En el terreno fiscal, Rishi Sunak ya ha adoptado una serie de subidas impositivas (impuesto de sociedades, cotizaciones a la seguridad social …), que colocarán la presión fiscal del Reino Unido en uno de los valores más altos de su historia. La Sra. Liz Truss, por el contrario, propugna echar para atrás los aumentos que ya hayan entrado en vigor y anular las subidas fiscales previstas para los próximos meses.
Por tanto, la Sra. Truss -como Margaret Thatcher en los años 80- asume como un postulado central de su política económica la confianza en el dinamismo de las empresas y emprendedores británicos, quienes responderán a los recortes fiscales incrementando su actividad, contratando nuevos empleados e impulsando la base fiscal nacional que ha de proporcionar una mayor recaudación fiscal, con la que ir reduciendo la elevadísima deuda pública que se ha acumulado desde la crisis del Covid-19.
El dimisionario Canciller del Exchequer, Rishi Sunak, ha tomado una posición más convencional, subiendo los impuestos para, primero, a lo largo de algunos años, ir reduciendo los déficits fiscales y la deuda y, sólo después, acometer la reducción impositiva.
Liz Truss, además, ha construido ya una coalición de dirigentes conservadores en ascenso, partidarios de un cambio rápido
Al abrirse el proceso interno del Partido Conservador para la elección de su próximo líder, se presentaron inicialmente 8 candidatos. Desde hace una semana, tan sólo quedan los dos que ya hemos mencionado: Liz Truss y Rishi Sunak. Pues bien, la Sra. Truss ha conseguido ya, en estos momentos, el apoyo de 4 de aquellos aspirantes que se han quedado por el camino; curiosamente, son tres mujeres (dos de ellas de color) y un hombre de raza blanca. Como suele suceder en estos casos, estos 4 aspirantes deben de haber recibido el compromiso de ser incorporados al Gobierno de la Sra. Truss, en caso de alzarse con el puesto de primer ministro.
Por cierto, el dirigente David Frost, al que he mencionado, muy seguramente se convertiría en el número 2 de la Sra. Truss, como nuevo Canciller del Exchequer (ministro de hacienda y economía). De este modo, el programa de intensas reformas económicas (y en otros campos) quedaría muy garantizado. Por tanto, a la “revuelta que supuso el Brexit” (la salida de la UE), le seguirá una amplia renacionalización de todo tipo de políticas, apartándose de la ortodoxia de Bruselas, en todo lo que juzguen oportuno, librándose -de paso- en gran medida de los tribunales europeos.
Los cuatro nuevos aliados de Liz Truss
Repasando, brevemente, aquellos cuatro candidatos, podemos decir, ante todo, que David Frost estima que 3 de ellos constituyen políticos partidarios de un cambio radical, análogo al que Thatcher impulsó en los años 80. Digamos, de paso, que el mayor éxito -y el más duradero- de la Sra. Thatcher fue acabar con el asfixiante poder sindical que, de la mano del Partido Laborista, venía paralizando el país desde hacía un cuarto de siglo.
La Sra. Kemi Badenoch (42 años, de origen nigeriano), en palabras de David Frost, “es una figura increíblemente fascinante. Es una briosa comunicadora y claramente tiene unas fuertes y bien arraigadas convicciones … Para el Partido Laborista [ella] será una difícil oponente. Su futuro en el partido [Conservador] es enorme. Pero nunca ha sido ministra [Secretary] … y la experiencia es muy importante”. Añadamos, que si gana Liz Truss, Kemi Badenoch va a adquirir sobradamente dicha veteranía ministerial.
Kemi Badenoch. Fuente: HM TREASURY/ The Times.
La Sra. Penny Mordaunt (49 años) ha logrado un extensísimo apoyo entre la base militante de su partido, que es la que elegirá directamente al próximo líder nacional de los conservadores. Fue la titular de la cartera de Defensa bajo Theresa May, pero algunos analistas (y diputados) no la han considerado capaz de asumir debidamente el exigente puesto de primer ministro. Naturalmente, la valoración es distinta para formar parte del gabinete ministerial.
Penny Mordaunt. Ministra de Defensa en 2019, en una reunión de la OTAN en Bruselas.
Otras dos figuras, de menor relieve
El presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes, desde hace cinco años, Tom Tugendhat (49 años), es “un importante pensador sobre cuestiones internacionales y de defensa”, en palabras de David Frost. “Aunque [en 2016] votó por Permanecer [en la UE], ha comprendido la necesidad de ir [ahora] más allá y acometer cambios de largo alcance … Pero no se mueve con tanta soltura en los asuntos internos [del RU] … En todo caso, merece recibir un puesto destacado [en el eventual gobierno de Liz Truss]”.
Tom Tugendhat. Presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes.
El cuarto precandidato, que ahora respalda a Liz Truss, es la Sra. Suella Braverman (de 42 años), de origen indio, quien actualmente ocupa el puesto de Fiscal General para Inglaterra y Gales -además de Miembro del Parlamento-, apenas logró apoyos entre los diputados conservadores y representa un cierto continuismo con respecto a las posiciones de Boris Johnson.
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