Misión San Francisco de Asís. 1776. San Francisco. (Colonización de California)
Fue totalmente lógico que desde finales del s. XIX hasta la década de 1980, en California y en el conjunto del país, se considerara a Fray Junípero Serra “padre fundador de California”. Desde 1931 la estatua del fraile franciscano está colocada en la Sala Nacional de las Estatuas (National Statuary Hall) del Capitolio, en Washington, D.C., por decisión del Congreso de California. Los indígenas continuaban entonces (a mediados del s. XVIII) en el Paleolítico -cuyo periodo final, de transición, fue la Edad de Piedra– como simples cazadores-recolectores, desconociendo casi por completo las prácticas agrícolas, actividades que definen el comienzo del Neolítico.
La colonización española introdujo en dicho territorio el pensamiento y las técnicas avanzadas de Europa. La modernidad llegó a California -en primer lugar- de manos de los españoles, no de los anglosajones de la costa este y mucho menos de los propios indios. La posterior incorporación de California a la gran nación estadounidense (1850) fue facilitada por las bases económicas, sociales y culturales sentadas por los colonizadores españoles.
Al final de este artículo aparece una cronología de la colonización de California, de 1542 a 1850.
La colonización de California se basó en cuatro elementos fundamentales: las 21 misiones (franciscanas), los 4 presidios (fuertes militares), los pueblos (que fueron unos pocos y en donde habitaron los colonos españoles y los mestizos procedentes del actual México) y los caminos. Todo ello, distribuido en una larga franja costera de casi 1.000 km.
Tras su implantación a lo largo de la costa, el progreso fue extendiéndose y el territorio fue estructurándose de un modo funcional, lo que se encontraron ya hecho los colonos del este de EE.UU. Colonos que comenzaron a llegar desde 1830, muy poco a poco, hasta la fiebre del oro que se produjo justo a mediados de ese siglo: 1848 a 1855.
En 1821 concluyó la presencia epañola en aquellas tierras (tras casi 280 años), al ganar México su independencia frente a España y, con ella, obtuvo la administración de todo lo que había pertenecido a la Corona de España, que cubría gran parte del territorio actual de California, aunque las misiones se establecieron únicamente en la zona costera, siendo allí donde la influencia española fue mayor y más duradera.
(En agosto de 2019 he publicado un nuevo artículo sobre la suerte corrida por los indígenas de California bajo el dominio español y, posteriormente, bajo el poder de EE.UU., cuando casi fueron exterminados)
Arranque del impulso colonizador
La Corona española había reclamado el territorio de California desde que uno de sus ilustres navegantes -de nacionalidad portuguesa-, Juan Rodríguez Cabrillo, descubrió y recorrió toda su costa en 1542. Fue el primer europeo en hacerlo. Pero durante los dos siguientes siglos apenas pudo emprenderse su colonización. El penúltimo apartado de este artículo ofrece la explicación de ese retraso.
Hasta 1765 este territorio permaneció totalmente virgen y primitivo, pero el Virrey de Nueva España (actual México) sintió la necesidad de hacer efectiva aquella “reclamación” ante los rumores de intentos de expansión al oeste del Imperio británico y de la Luisiana francesa, y las crecientes incursiones de barcos de Rusia para el comercio de pieles, desde el extremo oriental de Siberia, bajando por la costa americana desde Alaska.
En 1767 la Compañía de Jesús fue expulsada de España y de sus dominios. En las siete anteriores décadas (desde finales del s. XVII, 1697), los jesuitas habían creado dieciocho misiones a lo largo de la estrecha y larga península de California (actualmente, en México), conocida entonces como Baja California.
Aunque queda fuera del objeto de este artículo, digamos que -con anterioridad a las Californias- se habían fundado numerosas misiones católicas en lo que actualmente son el estado de Nuevo México (unas 35) y Arizona (14). La primera de ellas, Nª Sª del Perpetuo Socorro, fue creada por los franciscanos, en la temprana fecha de 1598, en actual ciudad de Socorro, situada más o menos en el centro del estado de Nuevo México. La gran mayoría de estas misiones fueron obra de los franciscanos, pero al sur de Arizona lo hicieron los jesuitas.
Volviendo al curso del relato, digamos que tras la expulsión de la orden de los Jesuitas de España en 1767, las autoridades del Virreinato decidieron que la orden de los Franciscanos asumiera la dirección de dichas misiones de los jesuitas y que, además, extendiera el sistema de misiones mucho más al norte, a casi toda la costa de lo que actualmente es California, de unos 1.000 km de longitud, hasta San Francisco. Fray Junípero Serra fue el encargado -en 1769– de realizar dicha ingente labor, acompañado de unos (muy) pocos militares.
Vida y labor tempranas de Fray Junípero Serra
Fray Junípero Serra nació en la isla de Mallorca en 1713. Se ordenó Franciscano a los 16 años de edad. Al poco tiempo destacó por su elocuencia como predicador, alcanzado la posición de profesor de teología. Su sueño era ir a América como misionero. En 1749, con 36 años, desembarcó en la costa caribeña (ciudad de Veracruz) del territorio de Nueva España (actual México), comenzando su nueva vida.
De 1749 a 1768 fray Junípero Serra permaneció intermitentemente en ciudad de México, en el Colegio Apostólico de San Fernando que, además de servir de centro de formación seglar, actuaba de dirección de la Orden para parte de Nueva España. Serra con frecuencia se desplazaba en sus labores misioneras a diversas zonas, pero siempre adonde muchos de los indígenas ya habían sido bautizados.
En marzo 1769, a la avanzada edad de 56 años, Junípero Serra emprendió el camino por tierra desde la ciudad de Loreto (península de Baja California) a la bahía de San Diego (hoy en EE.UU.): 1.100 km siguiendo básicamente la costa del Pacífico. Al poco tiempo de su marcha, empezó a encontrarse indígenas que no habían sido evangelizados, lo que le causó gran emoción. Tres meses después, el 1 de julio de 1769, alcanzó la bahía de San Diego.
La expedición terrestre incorporaba animales vacunos, porcinos y equinos (caballos y burros), que los indios del norte prácticamente nunca habían visto antes. (The Spanish Frontier in North America. Brief Edition.David J. Weber. 2009. Yale University. Págs. 23-24) Tampoco conocían la rueda, ni la escritura, ni los metales: casi todas las puntas de flecha y lanza de aquella época, empleaban piedras, como el silex, definitorias de la Edad de Piedra.
Un par de barcos se habían adelantado a la bahía, transportando suministros diversos y vituallas.
Comenzaba la colonización de California, entonces conocida como Alta California.
Labor colonizadora en la costa de Alta California
A las dos semanas de su llegada, el 16 de julio de 1769, fray Junípero Serra fundó oficialmente su primera misión, en San Diego.
De este humilde acto derivó el pueblo y, mucho más tarde, la ciudad de San Diego (EE.UU.). En la actualidad, con 1,4 millones de habitantes, es la segunda mayor ciudad del estado.
Entonces, en 1769, se constituyó también en San Diego un elemental campamento militar (presidio) con 8 soldados y catorce voluntarios catalanes. Con el tiempo, se levantaron muros de adobe; más adelante, se sustituyó por muros de piedra. Por lo general, los constructores fueron los propios soldados, dirigidos por algún artesano enviado desde Nueva España. Acompañaban a los frailes dieciocho indios de Baja California, que tampoco se entendían con los locales. (Junípero Serra. Rose Marie Beebe y Robert Senkewicz. Univ. Oklahoma Press. 2015. Pág. 209)
Aquellas 40 personas (entre militares y civiles) constituyeron el primer contingente de “la fuerza invasora” española que, según los actuales buenistas estadounidenses, sojuzgaron a decenas de miles de indígenas de la costa. Deberían haber sido superhombres, para lograr semejante proeza.
Tres frailes -Fray Junípero Serra y dos más-, se encargaron de echar a andar la incipiente misión de San Diego, que sólo existía sobre el papel. La colonización de California, había empezado.
La segunda misión, se fundó con gran rapidez al año siguiente (1770) mucho más al norte, junto a la bahía de Monterrey: a más de 700 km. de San Diego. El motivo inmediato de este gran salto hacia el norte, era el temor del gobernador de Las Californias (Baja y Alta) de que el imperio ruso -que ya había efectuado alguna exploración naval- se adelantara a España en reclamar esas costas.
El navegante Sebastián Vizcaino había sido, en 1602, el descubridor (para los europeos) de la bahía y de sus cualidades como puerto natural y quien la bautizó con el nombre de Monterrey (en honor del Virrey de Nueva España). Construyó entonces en la bahía un rudimentario embarcadero.
La nueva misión, en aquella bahía, se llamó de San Carlos Borromeo del Carmelo, pero resulta más sencillo llamarla misión el Carmelo (Carmel, en inglés).
Simultáneamente a la misión, el Gobernador Gaspar de Pórtola dirigió la construcción de un presidio (esto es, un fuerte), también en 1770. El segundo en ser construido.
Monterrey estaba concebido como la principal plaza española en toda la costa de Alta California.
Con el tiempo la misión, el puerto y el fuerte dieron origen a un pueblo y, posteriormente, a la actual ciudad de Monterey, que los estadounidenses escriben con una sola erre.
Monterrey fue la primera capital de California, durante 70 años: desde 1777 (bajo dominio español) hasta 1849, cuando EE.UU. acababa de arrebatarla (en 1847) al México ya independiente.
El militar de Lérida Gaspar de Portolá Rovira fue el primer gobernador de las Californias (Baja y Alta), entre 1767 y 1770. El segundo fue Fernando Rivera y Moncada (1770 a 1774). El tercero, Felipe de Neve: 1775 a 1782.
Misiones españolas en California (1769 – 1823)
Un humilde camino real
En 1776 Fray Junípero Serra fundó la misión San Francisco de Asís, en el extremo norte de la península homónima, en la orilla sur del ahora llamado estrecho Golden Gate. Como se encontraba junto al riachuelo Nuestra Señora de los Dolores, se la conocía también como misión Dolores. En sus inmediaciones se levantó otro fuerte militar (presidio), que marcaba el extremo septentrional de la presencia castrense española.
El 4 de julio de dicho año, 1776, los colonos de la costa este del continente proclamaron la Declaración de Independencia de EE.UU. frente a Gran Bretaña. Hasta más de 60 años más tarde (1835), dichos colonos no supieron nada de lo que estaba sucediendo en la costa del Pacífico.
La misión y el fuerte fueron el origen de la actual ciudad de San Francisco.
Hasta 1782, el fraile franciscano fundó un total de 9 misiones que, tras su muerte, se expandieron hasta completar el sistema de 21 misiones, que puede observarse en el mapa de arriba. En la web de la Fundación Consejo España – EE.UU. encontrarán más información sobre las misiones españolas en California.
El sistema defensivo quedó completado con un cuarto fuerte (presidio) en la costa de Santa Bárbara (al NO del actual Los Angeles), junto a los tres ya citados: San Diego, Monterrey y San Francisco, de sur a norte. La distancia total, de uno al otro extremo, era de casi 1.000 km.
A partir de San Diego, las sucesivas misiones se fueron construyendo a unos 48 km de distancias, esto es, a una jornada a caballo.
Fue llamativa la estabilidad que tuvieron estas misiones, con respecto a lo que sucedió en otras regiones de Norteamérica.
En general, las misiones se fundaron muy cerca de la costa, salvo en las zonas de acantilados y de sierras costeras, en cuyo caso debían construirse unos 30 km al interior. Dicho de otro modo, gran parte de la actual carretera estatal número 1 de California (que se extiende por el llamado Big South, y más allá), discurre cerca del camino que diseñaron los españoles.
De todos modos, nunca se le dio a este camino los caracteres propios de anchura y mantenimiento de los Caminos Reales propiamente dichos, como el de Tierra Adentro que, desde ciudad de México se adentraba hasta el norte del actual estado de Nuevo México, cerca del límite con Colorado: 2.500 km de longitud. La escasa circulación del camino de la costa californiana y el muy escasos número de colonos, no demandaba semejante esfuerzo.
En el interesante blog La América española se encuentra, entre otos muchos, un artículo con una extensa e ilustrativa presentación de las misiones españolas en EE.UU., entre ellas, las de California.
Labor evangelizadora de las misiones
La conversión de los indios al catolicismo era la primera preocupación de los frailes franciscanos que crearon y dirigieron las misiones; en eso consistía la razón de ser de esa red de misiones, aunque las autoridades civiles persiguiesen también fines colonizadores y de reclamo (reivindicación) de esas tierras frente a potencias extranjeras.
El bautismo de los indios locales era un acto decisivo, por cuanto se llevaba un cuidadoso registro de los bautizos realizados en cada misión. Estos registros, escritos, han permitido un buen conocimiento de los bautizos impartidos.
De 1776 a 1835, los frailes franciscanos bautizaron a un total de más de 80.000 indios de Alta California. (Junípero Serra. Steven W. Hackel. Hill & Wang. 2013. Hardcopy. Pág. 239)
Naturalmente, tratándose de casi 60 años, estaban comprendidas más de una generación de dichas poblaciones. Por otro lado, muchos de los niños bautizados murieron tempranamente por las enfermedades.
De todos modos, es relevante indicar que los cálculos del estadounidense que más detenidamente ha estudiado la evolución demográfica de dichos indios, Sherburne F. Cook, cifró en más de 60.000 el número de indios que vivían en 1769 en la zona costera, entre San Diego y San Francisco. (The Population of the California Indians, 1769-1970. S. F. Cook. Univer. of California Press. June 1976. Pág. 42. Se incluyen las northern, central y southern mission areas)
La conclusión es inapelable: una mayoría de toda la población indígena de la costa de Alta California, accedió a ser bautizada, durante más de medio siglo, de un modo básicamente voluntario, aunque seguramente se produjera algún grado de presión, que es lo mínimo que ha sucedido en cualquiwer expansión religiosa (como la musulmana) hacia tierras extrañas.
¿Un puñado de frailes y alrededor de doscientos militares españoles, pudieron obligar a decenas de miles de indios a que se bautizaran contra su voluntad, como vienen a afirmar los intelectuales indigenistas de la actualidad?
Características de las misiones y presidios
El principal propósito de Fray Junípero Serra y de la orden de los Franciscanos era la evangelización de los indios locales, de cuya parte se posicionaron frecuentemente frente a los primeros colonos españoles y, de vez en cuando, de los militares -cuyas tareas castrenses podían crear roces con los locales, como es lógico-.
El fraile mallorquín decidió emprender con sus propios medios la construcción de las iglesias, para lo que casi siempre contó con ayuda -voluntaria- de indios locales. Habitualmente se hizo con cal y piedra, lo que ha dejado una singular impronta arquitectónica en California.
La iglesia era el símbolo del establecimiento definitivo del cristianismo en esas tierras y lugar de congregación religiosa de los indios y también de los españoles y de los numerosos civiles mestizos de origen mexicano.
Casi siempre fueron sólo 2 los franciscanos dedicados a dirigir una misión. (Junípero Serra. Rose Marie Beebe y Robert Senkewicz. Univ. Oklahoma Press. 2015. Tapa dura. Pág. 354)
En 1776, por ejemplo, solo había 18 frailes en toda Alta California (R. M. Beebe, pág. 375), en las 7 misiones que se habían fundado hasta ese momento.
Al principio acompañaban a los frailes un puñado de indios de Baja California (que actualmenter forma parte de México) -como ayuda para todo tipo de tareas-, que progresivamente fueron sustituidos por indígenas de las tribus locales.
En todo el territorio costero (de casi 1.000 km de longitud), el número de militares y soldados españoles fue siempre reducidísimo: en 1777, por ejemplo, solo 150. (“Felipe de Neve”. Edwin A. Beilharz. 1971. California Historical Society). En dicha fecha había ya 3 fuertes y 8 misiones.
Casi veinte años después, en 1794 (en un periodo de tensión con Gran Bretaña), la guarnición española total, incluidos los oficiales, era de únicamente 218 efectivos en Alta California. (The Spanish Frontier in North America. David J. Weber. 2009. Yale University. Tapa blanda. Pág. 191) En dicha fecha estaban ya en funcionamiento los 4 fuertes y 13 de las misiones.
Con todo el sistema desplegado –los 4 fuertes y 21 misiones-, hacia 1820, a falta de datos por mí conocidos, podría considerarse tentativamente que el número total de militares y soldados hubiese alcanzado un máximo de 250.
En cada presidio (fuerte) solía haber alrededor de 40 efectivos militares, aunque oscilaba bastante en el tiempo. Cada presidio era responsable de la seguridad de entre 4 y 6 misiones: unos 250 km de costa.
En cada misión (donde no hubiera cerca un fuerte) había un retén casi permanente de unos 5 soldados; consultar el apartado “Soldiers’ Duties”.
Los militares y soldados podían vivir con sus familias. A menudo, al acabar su periodo de servicio castrense, permanecían en esos lugares como civiles, cultivando la tierra o cuidando de su ganado. Esto contribuyó a la colonización de California, con un componente civil.
Al calor de las misiones y presidios, fue estableciéndose un cierto número de civiles españoles o mestizos, provenientes de Nueva España (hoy, México). De este modo, fueron formándose pueblos, normalmente alrededor de la iglesia de la misión, extendiéndose su actividad agraria, para lo que necesitaban de mano de obra, que procuraban obtener de las tribus locales.
En la colonización de California, los indios nunca fueron esclavizados
Los indios, nunca recibieron el trato de esclavos, lo cual no sólo era hipotéticamente imposible, aunque no fuera por otro motivo, por la escasa presencia en número de las fuerzas españolas frente a las decenas de miles de indígenas, sino también por estar tajantemente prohibido por la Corona española desde las Ordenanzas (Leyes) de Burgos, de 1513.
Conforme a la estadounidense California Mission Studies Association (1997), el impacto económico y social de los fuertes en el futuro de California fue considerable y duradero, ya que “los soldados [y los oficiales] y sus descendientes se convirtieron en parte de la futura élite de los ranchos de California, junto con las familias civiles que se asentaron con las que establecieron relaciones matrimoniales”.
De acuerdo al profesor de historia, de la corriente indigenista, Steven W. Hackel, justo cuando España perdió California y México, en 1821 había en toda Alta California unos 3.200 colonos españoles y mestizos de Nueva España. (Indian Authority in the Missions of Alta California. Steven W. Hackel. The William and Mary Quarterly, 3d Series, Vol. LIV, No. 2, April 1997. Pág. 347) (También, The Spanish Frontier in North America. David J. Weber. Yale University. 2009. Tapa blanda. Pág. 194)
Aquella cifra equivale una media de unos 140 colonos en cada una de las 21 misiones. Un número bastante reducido como fuerza colonizadora, en clarísima inferioridad numérica frente a los indios.
De todos modos, el total de colonos se concentró sobre todo en torno a los 4 fuertes (San Diego, Santa Barbara, Monterrey y San Francisco) y a los dos ¨pueblos¨ de Los Angeles y San José.
Otras importantes ciudades fundadas por España en California
El 4 de septiembre de 1781, el gobernador de Las Californias, Felipe de Neve Padilla, fundó El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de Los Ángeles del Rio de Porciúncula, origen de la actual ciudad de Los Ángeles, una vez Neve recibió la aprobación del Rey Carlos III. Anteriormente, el navegante Juan Rodríguez Cabrillo había explorado la costa de Los Angeles en 1542, reclamándola para la Corona de España.
En el extremo sur de la bahía de San Francisco, los españoles fundaron en 1777 el pueblo de San José. Hoy en día es la tercera ciudad más populosa de California (1 millón de habitantes) y constituye uno de los principales núcleos urbanos de Silicon Valley, albergando las sedes de Cisco Systems, PayPal, SunPower, eBay … y varias universidades públicas y privadas (como la de Stanford).
Incorporación (voluntaria) de los indios al sistema de las misiones y pueblos
En torno a 1821 “la mayor parte de las misiones de Alta California contaban con entre 500 y 1.000 indios residentes, dos misioneros y un retén armado de entre 4 y 5 soldados”. Esto es lo que afirma el profesor de historia Steven W. Hackel, un notorio exponente del buenismo californiano. (Indian Authority in the Missions of Alta California. Steven W. Hackel. The William and Mary Quarterly, 3d Series, Vol. LIV, No. 2, April 1997. Pág. 348)
Como este mismo autor expone (en ese mismo artículo) “en 1821 … el número de indios que habitaban en las misiones (21.750) era superior al total de militares y colonos (en la región): unos 3.400”. (Indian Authority in the Missions of Alta California. Steven W. Hackel. The William and Mary Quarterly, 3d Series, Vol. LIV, No. 2, April 1997. Pág. 247)
No es que fuera superior, sino muy superior (casi tres veces más), tanto como para haber hecho imposible cualquier intento de defensa si el conjunto de los indios se hubiese sentido humillados, oprimidos o ¨esclavizados¨ por los españoles.
Además, esto supone que más de la mitad de todos los indios de la zona costera (que en 1821 debían haber descendido hasta 40.000, o quizá menos) decidieron vivir junto a las misiones; aquellos 21.750.
Si la opresión y dominio por la fuerza hubiese sido el único factor de importancia para la colonización de California, ésta no se habría podido llevar a cabo.
Se acumulan las contradicciones (con números de por medio) que no les cuadra a los buenistas estadounidenses, sean o no historiadores.
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Artículo relacionado:
Participación indígena en la administración de sus comunidades en las Misiones españolas en California. 9 de julio de 2021.
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Gran mortandad por las enfermedades infecciosas
Este importante y gravísimo asunto ya fue tratado con cierta extensión en mi artículo del 25 septiembre de 2018.
De dicho artículo desearía repetir simplemente lo siguiente:
“En todo el continente americano, tras los primeros encuentros con los europeos las poblaciones locales quedaban literalmente diezmadas (perecía el 90% de ellas), hasta que varias décadas más tarde, los supervivientes empezaron a desarrollar su sistema inmunológico para hacer frente a las nuevas amenazas sanitarias”.
“Ni españoles, ni británicos, ni franceses difundieron intencionadamente aquellas enfermedades, luego el término “genocidio” resulta totalmente inapropiado, una mentira, acorde con la Leyenda Negra contra España”.
El imperio español ¿realmente no prestó suficiente atención a California?
Aunque constituye una crítica bastante tangencial a la ingente labor conquistadora y colonizadora de España en los siglos XVI, XVII y primera mitad del XVIII, conviene proporcionar una breve explicación a lo que, por ejemplo, el serio historiador estadounidense del s. XX Paul Johnson, plantea en su extensa obra “Una Historia del Pueblo Americano”, publicada en 1997, por Harper Perennial.
Paul Johnson se asombraba de que:
“Considerando el clima benevolente, la fertilidad del suelo, y la existencia de vastos recursos naturales, es sorprendente que los españoles … se esforzaran tan poco en hacer uso de lo que encontraron en California”. Una elegante pero poco disimulada crítica a la España conquistadora, en la que se equivoca.
En aras a la brevedad:
i) Simultáneamente al descubrimiento de la costa de California (1542), la Corona de España estaba embarcada en la mayor y más rápida expansión imperial que nunca se ha conocido. Sólo la costa española de Suramérica, sin contar la de Brasil, ni la del istmo, ni México, tiene 32.000 km de longitud. En el Océano Pacífico, además de las Filipinas, los españoles descubrieron decenas de otros archipiélagos: las islas Marianas, Nuevas Hébridas (hoy, Vanuatu), islas Palaos, las Carolinas, las Salomón, Nueva Guinea, la isla de Guam, etc.
ii) Los vientos dominantes en la costa californiana eran muy adversos, produciéndose además fuertes tormentas con cierta frecuencia. Durante el invierno era muy difícil navegar.
iii) Las costas por las que subían los navegantes desde México, ofrecían muy pocas bahías para guarecerse en mal tiempo, solo tres: la de San Diego, Monterrey y San Francisco, únicas existentes en 950 km. Más al norte, tampoco las hay, en cientos de kilómetros.
iv) Buena parte de esa costa está constituida de acantilados, lo que dificultaba el acceso a las tierras del interior, al agua potable y a alimentos. Quienes hayan viajado por allí, no habrán olvidado el Big South.
v) Las “fértiles tierras” a las que alude Paul Johnson no están casi nunca cerca de la costa, sino en el llamado Valle Central (paralelo a aquella), a unos 100 km del océano, con sierras entre medias, en ocasiones.
vi) California se encontraba lejos y mal comunicada con Nueva España (actual México). El puerto mejicano de partida de esas expediciones, San Blas (Nayarit), está a unos 3.000 km de San Francisco. El gran desierto de Sonora (260.000 km2, equivalente a la mitad de la península Ibérica), al NO de México, dificultaba mucho el camino por tierra. Inmediatamente al norte, el desierto de Mojave (124.000 km2, 50% más grande que Andalucía), al este de Los Angeles, impide casi todo tránsito por tierra, salvo por una estrecha franja que conduce a aquella metrópoli.
En resumen, hasta personas inteligentes y sin muchos prejuicios antiespañoles, como Paul Johnson, en ocasiones “patinan” en sus juicios sobre la colinización de California
[En julio de 2021 he introducido alguna información adicional]
Breve cronología de la colonización de California
Cabrillo Boulevard. Santa Barbara (Calif.)
1542. El navegante portugués Juan Rodríguez Cabrillo, encomendado por la Corona de España, fue el primer europeo en navegar por la costa oeste de los actuales EE.UU. Concretamente, descubrió la bahía de San Diego (justo al sur del actual estado de California), dándole ese nombre. Habían partido de la costa de la Nueva España (actual México). Recorrió y levantó cartas marinas -incompletas- de toda la costa californiana; no identificaron ni la bahía de Monterrey, ni la del actual San Francisco, cuya boca es muy estrecha. Llegó a alcanzar buena parte de la costa del actual estado de Oregón, al norte de California.
1579. El pirata británico Francis Drake alcanzó en aquel año la costa californiana del Pacífico, pero la Corona británica no regresó a aquellas costas hasta la década de 1820. La pretensión de Drake como descubridor de dicha costa, es claramente errónea o torticera.
1602. Sebastián Vizcaino, explorador y diplomático español (primer embajador a Japón), fue el primer europeo en descubrir la bahía de Monterrey, –navegando desde México-, fundando un pequeño puerto con el nombre de Monterrey (en honor al Virrey de N. España). Tampoco se percató de la bahía de San Francisco. Subieron por la costa unos 500 km al norte de la bahía de San Francisco, al cabo Blanco (cape Blanco), dentro ya del límite del actual estado de Oregón. Se trazaron 36 planos, con cierta precisión, de casi toda la costa californiana, que servirían para la navegación por la zona hasta el siglo XIX. Pero no se crearon ni fuertes militares, ni asentamientos civiles estables.
1769. Comienza la colonización de California por los españoles, con carácter permanente. Como en 1767 la Compañía de Jesús había sido expulsada de España y de sus territorios en América (por su implicación en la revuelta de Esquilache), se encomendó a la orden de los franciscanos iniciar la evangelización en la llamada Alta California, concretamente la costa de la actual California. Fray Junípero Serra dirigió esta tarea desde el primer momento. Los jesuitas habían creado anteriormente 18 misiones en la Baja California (una larga península, actualmente en México) y un número variable (por inestables) en el presente estado de Nuevo México (destacando la de Santa Fe) y unas pocas en Arizona.
1769. Fue un militar de tierra español, Gaspar de Portolá, el que descubriera la gran bahía de San Francisco, en dicho año.
1769 a 1782. Fray Junípero Serra funda las primeras 9 misiones, en la actual California. La de San Diego (San Diego de Alcalá), fue la primera, en 1769, dando lugar más tarde a la ciudad del mismo nombre, en EE.UU.
1775. En este año Juan Bautista de Anza dirigió una expedición desde el presidio (fuerte) Túbac (totalmente al sur de Arizona) a la misión San Gabriel (al este de Los Angeles), de unos 850 km. Rodeaba el peligroso y extenso desierto de Sonoma, abriendo con ello otra ruta para el asentamiento de nuevos pobladores de California, procedentes de Nuevo México, Tejas, Luisiana y de más lejos.
1776. Fray Junípero Serra funda la misión San Francisco de Asís, en el extremo norte de una península, a la entrada de una bahía, ahora llamada de San Francisco. A partir de esta misión se creó la ciudad de San Francisco. Ese mismo año, el 4 de julio, en la ciudad de Filadelfia, se hace pública la Declaración de Independencia de EE.UU. En la costa este, nadie sabía absolutamente nada de lo que sucedía en la otra costa, a más de 4.000 km de distancia.
1783 a 1823. Los franciscanos fundaron otras 12 misiones más, hasta totalizar las 21 en territorio californiano. La última, de 1823 -cuando la zona ya pertenecía a México-, fue la de San Francisco Solano, que dio lugar a la ciudad de Sonoma, en el valle del mismo nombre, importante centro vinícola desde entonces, al norte de la bahía de San Francisco. En esta ciudad de Sonoma se produjo el primer levantamiento ciudadano de estadounidenses contra el poder mejicano, en 1846. Es la misión que se encuentra en el punto más septentrional de todas ellas.
1821. México culmina su independencia de España, reteniendo lo que se denominaba Alta California como un “territorio”, no como un estado mejicano más, con capital en la ciudad de Monterrey. Sus límites territoriales eran diferentes a los actuales. Se puso fin a casi 280 años de presencia española en la costa de California (desde 1542), si bien en su primera fase la presencia no fue permanente, sino esporádica, pero reiterada. El último medio siglo (1769 a 1821) fue el periodo de presencia permanente y más amplia.
1826. Primer estadounidense en alcanzar California por tierra: Jedediah Strong Smith, cazador de pieles. Llegó a la misión de San Gabriel (al este del actual Los Angeles).
1828. Comienza -muy lentamente- la colonización por parte de ciudadanos estadounidenses.
Década de 1840. Los estadounidenses (del este y del centro del país -el Midwest-) comenzaron a recibir información sobre el Far West, por unos primeros relatos literarios.
1846 a 1849. En 1846 comenzó la guerra general entre EE.UU. y México, anexándose el primero lo que se convertiría en el estado de Tejas, que había pertenecido a México. Las fuerzas navales estadounidenses, situadas al norte de California, y algunas comunidades de inmigrantes estadounidenses se sublevaron en Alta California (valle de Sonoma) en junio de 1846, alcanzando la victoria en enero de 1847. En 1848 se firma el Tratado de Guadalupe Hidalgo que pone fin al conjunto de la guerra. Entre 1846 y 1849 California fue gobernada interinamente por un Gobernador militar de EE.UU.
1850. California es admitida en los Estados Unidos de América, a toda prisa, como el estado número 31.
Otros artículos de mi blog sobre la participación de España en la historia de EE.UU.
Participación indígena en la administración de sus comunidades en las Misiones españolas en California. 9 de julio de 2021.
Los indígenas de California casi fueron exterminados por los estadounidenses, no por los españoles. 22 de agosto de 2019.
Impacto histórico de los europeos en la salud de los indios de América. 25 de septiembre de 2018.
Introducción a la colonización española de gran parte del actual EEUU. 04 de abril de 2017.
Diseñar América. El legado de España en los Estados Unidos. 16 de marzo de 2016.
También, puede acceder a los contenidos de la etiqueta “España en la historia de EE.UU.” (que siempre están actualizados), pinchando aquí.
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