No hay ningún peligro de extinción de los osos polares
Según las previsiones de los lobbies ecologistas (Greenpeace, WWF, etc.), efectuadas hacia 2005, de los 24.500 osos polares entonces existentes, en la actualidad (2020) debería haberse contraído severamente la población mundial de osos polares, descendiendo al entorno de los 19.000 ejemplares. Hacia el año 2100, los osos polares (que llevan viviendo como especie diferenciada millones de años) se encontrarían al borde de su extinción ... ¡una evolución negativa meteórica, catastrófica!
Pero según el organismo internacional IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza – International Union for Conservation of Nature), la estimación del número de osos polares para 2015 había aumentado a unos 26.000, en lugar de contraerse. (Pinchar en el enlace indicado justo aquí arriba; luego pinchar, a la derecha, en “Assessment (PDF)”, junto a Download. Ver pág. 5, Population, 3º párrafo)
Además, las estimaciones han continuado creciendo en cada posterior actualización, situándose en 2020 en unos 30.000 ejemplares, en vez de en aquellos 19.000 previstos por los ecologistas para este año. Una diferencia de 11.000 osos, sólo en quince años. O, dicho de otro modo, la catastrofista previsión del ecologismo se ha desviado -¡nada menos!- que el 45% de la evolución real, en sólo 15 años. Un auténtico record de ineficacia previsora, sólo explicable por la actitud exclusivamente propagandista y manipuladora de sus “cálculos”.
Uno de los más graves escándalos climáticos
Este es uno de los mayores y más escandalosos fracasos de los ecologistas, en todos los terrenos.
Estamos hablando de las consabidas previsiones (“cocinadas” mediante el uso fraudulento –deshonesto- de modelos matemáticos) frente a las cifras de estimaciones sistemáticas llevadas a cabo por cinco organizaciones públicas nacionales de conservación de la naturaleza, a lo largo y ancho del Ártico, único hábitat de estos mamíferos: Canadá (dos tercios del total mundial de los osos polares), Rusia (segundo hábitat de los osos polares, que en 2023 anunciará su nueva estimación nacional), EE.UU. (Alaska), las costas de Groenlandia y las islas árticas de Svalbard, pertenecientes a Noruega.
El escándalo es de tal proporción -y no deja de aumentar- que no saben cómo escapar de él los ecologistas y todos sus mercenarios de organizaciones internacionales, como la PBSG – Polar Bears Specialist Group, que retuercen los datos para confundir a la gente.
Cada año que pasa la situación es mejor para los osos polares y peor para los embusteros ecologistas y quienes les apoyan, desde los medios de comunicación, los departamentos universitarios –supuestamente científicos-, los partidos políticos de izquierda e incluso de derecha, la Comisión Europea, etc.
Fiasco previsor pero la propaganda no cesa
Resulta muy llamativo que a pesar de una desviación tan radical, que descalifica totalmente los análisis del ecologismo, los medios de comunicación occidentales no paran de repetir, machaconamente, aquellas falsas previsiones.
Limitándonos a medios españoles, se encuentran –entre otros muchos, análogos- los siguientes titulares, en estos pasados ocho meses. El diario digital de extrema-izquierda Público, del 18 agosto 2020: “Los osos polares se extinguirán en 80 años por la crisis climática”.
Principal diario español de derecha, ABC, del 22 de julio de 2020: “Los osos polares estarán al borde de su extinción en 2100 a causa del cambio climático”.
Cadena televisiva de extrema izquierda La Sexta, del 21 de julio 2020: “El cambio climático pone fecha de extinción a los osos polares: dejarán de existir en 2100”.
Diario conservador La Razón, del 28 de febrero de 2021: “¿Cuánto queda para que se extingan los osos polares?”
Lo que resultaría realmente apropiado preguntarse, con una lógica científica, es lo siguiente: ¿Cuántas décadas deben fallar las previsiones ecologistas para que sean rechazadas y sus autores y difusores queden desprestigiados, como simples manipuladores?
¿Por qué no son suficientes 15 años de gran desviación con respecto a la perspectiva de una pronta extinción de estos osos, para un mamífero que ha vivido millones de años sobre la Tierra, adaptándose a largos periodos de calentamiento y a otros de glaciaciones?
No se puede olvidar que quienes actúan de este modo tan anticientífico, aprovechan cualquier episodio, en cualquier rincón del planeta, de unas pocas semanas o unos pocos meses de sequía, olas de calor, inundaciones o cualquier otro efímero fenómeno climático, para proclamar que “esto demuestra la amenaza existencial” que supone la supuesta crisis climática.
——————————————————————-
Otro artículo sobre este asunto:
¿Por qué los ecologistas ya no hacen campaña por la salvación de los osos polares?
————————————————————————-
La cantidad de hielo flotante no es decisivo
La argumentación ecologista sobre la “inminente” amenaza a la supervivencia de los osos polares se basa enteramente en el efecto determinante que se le supone a la reducción de los hielos flotantes –durante los veranos- en las zonas del Ártico en las que habitan estos osos.
Accediendo al archivo histórico de Greenpeace España, con ocasión del Día Internacional de los Osos Polares de 2015, puede leerse lo siguiente:
“Pero este oso polar grande, fuerte … es también vulnerable … Está en riesgo de extinción alto, en estado de vida silvestre … ¿Sus amenazas? Principalmente la pérdida de hábitat como consecuencia del cambio climático. Su casa, el hielo marino ártico, se derrite y desaparece y con él su zona de caza y de apareamiento y en ocasiones también de cría …”
Sin embargo, como argumenta la Dra. Susan Crockford en su informe sobre los osos polares en 2020, desde 1979 se ha reducido la extensión media del hielo flotante –durante el verano (septiembre)– “casi el 50%”. (Muy pocos de los datos que emplea esta zoóloga son de su propia “cosecha”, sino que han sido elaborados por distintos investigadores de diversos organismos)
Serie histórica de las anomalías de la extensión del hielo flotante en el Ártico
(Variación en % con respecto a la media de todo el periodo: 1979 – 2019)
(En rojo, anomalías del momento con menor extensión: septiembre)
Fuente: Arctic Report Card. NOAA (EE.UU.)
https://arctic.noaa.gov/Report-Card/Report-Card-2019/ArtMID/7916/ArticleID/841/Sea-Ice
El hielo flotante se ha contraído mucho pero no la población de osos
De haber sido aquel factor –la extensión del hielo- determinante para la supervivencia de los osos polares, se debía haber producido ya durante varias décadas muertes de osos en grandes números. Pero las estimaciones disponibles no indican ninguna reducción de la población mundial, sino un crecimiento, en las cuatro principales zonas, incluido Canadá.
En consecuencia, a resultas de la anterior constatación, como afirma la Dra. Crockford, “Esto indica que la extensión del hielo flotante durante el verano no es tan crítica para la supervivencia de los osos polares, como suponen los biólogos [ecologistas] de la agencia federal USGS [U.S. Geological Survey]”.
Casi toda la fauna marítima polar está prosperando, no solo los osos polares
Como suele ocurrir, tras los sombríos panoramas descritos por los ecologistas (para provocar mala conciencia en los incautos y desinformados), en realidad existe una situación positiva que, además, va mejorando.
Un par de especies de focas (adaptadas al Ártico) y especialmente sus crías, constituyen la principalísima presa de todos los osos polares. No obstante, en algunas comarcas (como en zonas de la costa de Rusia), también se alimentan de morsas y, alguna vez, de narvales (vulgarmente conocidos como el unicornio marino).
A su vez, estas presas de los osos polares –focas y morsas- se nutren casi exclusivamente de los abundantes bancos de peces presentes en dichas aguas.
Si descendemos un paso más en la cadena trófica de los mares del Ártico, llegamos al principal alimento de los peces: el fitoplancton marino. Estos seres vivos de origen vegetal, que viven flotando en los océanos, tienen la capacidad de realizar la fotosíntesis.
La importancia del fitoplancton es que constituyen los productores primarios del medio marino.
Cuanta más tiempo e intensidad tenga la insolación en una determinada zona, como el océano Ártico, mayor será la cantidad de fitoplancton en sus aguas.
A medida que estas pasadas décadas se ha ido retrayendo cada verano la extensión de los hielos flotantes, las aguas del Ártico han visto incrementarse la producción de fitoplancton. En consecuencia, han aumentado los bancos de peces y también quienes los consumen, como las focas y las morsas.
La conclusión es que la disminución del hielo flotante –durante los veranos- en el Ártico, está haciendo aumentar la provisión de la principal presa de los osos polares: las focas. Por ello, no es de extrañar que las poblaciones de osos polares estén progresando en prácticamente todas sus subpoblaciones.
Explicación de la bióloga canadiense Susan Crockford
A continuación, reproduzco con sus palabras la explicación que ofrece esta investigadora en su informe sobre 2020. (Capítulo 5. Pág. 12)
“Aumento de la productividad primaria [de las aguas del océano Ártico] debido a la menor extensión del hielo flotante en verano”
“Una de las principales lecciones de la muy reducida extensión del hielo el verano de 2020 … es que una más prolongada temporada de mar libre de hielo ha supuesto un beneficio neto para la mayoría de los animales del Ártico y de los mares periféricos, porque menos hielo significa más luz del sol [accediendo a la superficie de estos mares] y un mayor afloramiento [upwelling] de aguas marinas profundas, lo que incrementa la productividad primaria del océano”.
[“Las aguas profundas arrastran hacia la superficie nutrientes, que son producto de la descomposición de materia orgánica hundida por gravedad …”. Wikipedia]
“En términos sencillos, menos hielo implica condiciones ideales para el fitoplancton, las plantas unicelulares que constituyen la base de toda la vida en los océanos”.
“La productividad primaria [del Ártico] durante el periodo con menos hielo viene aumentando desde 2002, pero ha sido en 2020 [con un mínimo de hielo] cuando ha alcanzado un valor récord”.
Estimación de focas en el NE de Canadá
Si resulta difícil realizar una estimación de osos polares, todavía lo es mucho más hacerlo de focas, que tienen un tamaño mucho menor, pasan parte del tiempo bajo el agua y se mueven continuamente.
Una de las administraciones nacionales más competentes, la de Canadá, viene estimando la población de las denominadas focas de Groenlandia (Pagophilus groenlandicus o Harp seals), que habitan en su costa nordeste. Esto es, entre Terranova y la gran península de Labrador (en Quebec), por un lado, y Groenlandia, por el otro.
Referido al año 2019, se ha estimado una población compuesta de 7,6 millones de ejemplares. Esta cifra media corresponde a un rango de entre 6,5 y 8,8 millones. Por otro lado, se ha estimado que esta población ha ido creciendo desde 2011. Con anterioridad, había crecido desde los años 70 hasta la segunda mitad de la década de 1990. Entre medias, permaneció estable esa población.
También está mejorando el peso de los osos polares
Dicho sea de paso, también está progresando la condición de los osos polares: su peso medio. Lejos de las manipulaciones fotográficas que practican asiduamente los ecologistas (como hizo National Geographic en 2018, engañando a 2.500 millones de ingenuas personas), los diversos estudios de campo suelen mostrar ejemplares con más peso, no depauperados como quieren hacernos creer los ecologistas radicales.
National Geographic (2018). “Este es el rostro del CAMBIO CLIMÁTICO”. Oso con enfermedad terminal
Es igualmente infundada la pretensión ecologista de que el canibalismo entre los osos polares está creciendo y se está generalizando, a medida que les cuesta más encontrar comida. ¿Cómo encajan las condiciones propicias al canibalismo con una población mundial de osos polares en constante expansión?
———————————————————————
Otros artículos de mi blog sobre los osos polares
¿Por qué los ecologistas ya no hacen campaña por la salvación de los osos polares? 11 enero 2018
Malas noticias para los ecologistas radicales. Los osos polares no están desapareciendo sino prosperando. 9 marzo 2019
Curiosamente los datos que indican tienen como única fuente las estimaciones (no los estudios) de Susan Crockford. conocida precisamente por ser una de las científicas contratadas para demostrar que los humanos no tienen la culpa del calentamiento global.
El estudio en concreto fué pagado por La Global Warming Policy Foundation, que es un grupo de presión en el Reino Unido cuyos objetivos declarados son desafiar las «políticas extremadamente dañinas y dañinas» previstas por los gobiernos para mitigar el calentamiento global.
La propia IUCN, en su grupo permanente Polar Bear Specialist Group desestima como absurdas las cifras dadas por Crockford.
Destacables son las revisiones de dicho «encargo publicado» dadas por Andrew Derocher , profesor de la Universidad de Alberta:
El artículo es una tontería y refleja una profunda falta de comprensión de la ecología de los osos polares, la ecología de las focas anilladas, el ecosistema marino del Ártico y el hielo marino.
Steven Amstrup , científico jefe de Polar Bears International y profesor adjunto de la Universidad de Wyoming en Laramie:El artículo está compuesto de incorrecciones. Estos se basan en la aparente falta de comprensión del autor de las situaciones ecológicas y geofísicas, o en la intención de engañar a los lectores.
Estimado Sr. Ricardo:
Le agradezco su comentario y el interés en este tema. Es cierto que la Dr. Crowkford quien ha reunido los estudios de campo de numerosos OTROS investigadores y quien ha sacado las conclusiones y quien ha tenido el valor de denunciar la burda manipulación de los datos por otros muchos científicos en este terreno. Pero, ¿desde cuando es el número de científicos -el «consenso»- lo que determina la corrección de unos análisis y previsiones? Según eso, Galileo Galilei hubiera estado equivocado por creer que era la Tierra la que se mueve en torno al Sol y no al revés, porque nadie más le apoyaba.
Ha hecho Vd. algo muy típico de hoy en día. Identificar a la investigadora y encontrar quien la critica. Bueno, eso es normal hacerlo, pero es sólo el comienzo, no es nada definitivo. Lo definitivo -como ha sido siempre en los estudios científicos- es hacer previsiones y, con el paso del tiempo estudiar si la realidad se ajusta a esas previsiones o no.
Todos esos científicos -del actual establisment ecologista- hicieron una previsión muy definida sobre la futura evolución de el número global de osos: hacia 2050 se habrían reducido los osos un 67%, o sea, en 2020 se habrían reducido un 22%, respecto a los 24.500 existentes en 2005. Pero, la realidad ha sido la contraria. En vez de reducirse han crecido -en su número total- y en 2020 son unos 30.000.
Conclusión, la Dra. Crowkford es quien ha acertado y todos los demás han fracasado en sus previsiones catastrofista. Esto es, es ella quien comprende los factores que más influyen en la salud de las comunidades de osos; el factor decisivo no es la superficie de hielo flotante.
Le recuerdo, que la Dra. Crowkford NO es quien ha realizado los estudios de campo, los recuentos y estimaciones de las diversas poblaciones regionales, sino otros investigadores.
Rastrear, simplemente, la trayectoria de un investigador y desautorizarle completamente por eso («le ha pagado el GWPF») es tan fácil de hacer como insuficiente. Hay que comparar la capacidad de prever la evolución futura de un cierto fenómeno y parte del ecosistema.
Es la Dra. Crowkford quien ha acertado y lo demás son cuestiones de muy escasa relevancia.
Si los osos polares son «los canarios» del estado del mundo actual, no cabe duda que la salud del Planeta es excelente, propiciando un fuerte aumento del número global de osos.
Espero que siga interesándose por cuestiones tan apasionantes.
Reciba un cordial saludo,
Gustavo Jaso