Paisaje invernal holandés, con patinadores sobre hielo (s. XVI). Debido al descenso de la temperatura global
El alarmismo al uso (por ejemplo, Greenpeace) no cesa de repetir sus previsiones más catastrofistas, en base a un supuesto futuro calentamiento global de entre 1,5ºC y 4,5ºC, para fines del presente siglo (dentro de 80 años), ¡cómo si alguien pudiera hacer ese tipo de previsiones a largo plazo! Sin embargo, la realidad es que hasta este año 2019 casi nada indica una futura evolución tan traumática. Durante los 170 años del denominado periodo industrial -desde 1850- la temperatura global sólo ha aumentado 0,85 grados centígrados, conforme al Synthesis Report, del Climate Change 2014, del IPCC (de Naciones Unidas), sección 1.1.1. Atmosphere, pág. 40. Esto es un dato, no una estimación ni un cálculo indirecto.
Lo que siempre resulta espectacular y aterrador en el discurso ecologista, es la previsión de los cambios FUTUROS en la temperatura global, resultado de un modelo matemático del clima: modelo que ha sido convenientemente manipulado para obtener el resultado más catastrofista posible. Pero una previsión no es más que eso, mientras que los datos históricos, sobre el pasado y el presente, son reducidos y tranquilizantes.
Evolución de la temperatura global durante los pasados 10.000 años
Al final de este artículo, repasaremos los principales subperiodos de esta evolución.
De momento, lo que importa es constatar en el gráfico de abajo que el clima mundial siempre ha experimentado variaciones significativas: no es cierto que la actual -y moderada- fase de calentamiento sea algo excepcional, como se repite en la propaganda ecologista.
La norma milenaria ha sido la alternancia de periodos cálidos y fríos, desde que la última glaciación fue acabándose hace 10.000 años (unos 8.000 años AC).
Afortunadamente, vivimos en un periodo de calentamiento.
Temperatura mundial: pasados 10.000 años, desde última glaciación
Fuente: https://edberry.com/blog/climate-physics/agw-hypothesis/temperature-and-co2-history-2/
Leyendas de los periodos: Fin de la última glaciación. Óptimo climático del Holoceno. Óptimo climático del Imperio Romano. Periodo Cálido Medieval. Pequeña Edad del Hielo. La actualidad.
Embuste ecologista: el gráfico del palo de hockey
No puedo evitar la tentación de reproducir a continuación la manipulación (el bodrio) que el investigador estadounidense Michael Mann cocinó en 1998. Esta chapuza fue inmediatamente aceptada -sin comprobación alguna- por los lobbies ecologistas (Greenpeace, etc.), Naciones Unidas (el IPCC), el embustero Al Gore (en su falaz película), el diario New York Times, el francés Le Monde, los españoles El País y El Mundo, etc.
Como puede ver, dicho gráfico da una impresión estremecedora … si fuese cierto. Ocultaba las variaciones climáticas del pasado y agrandaba al extremo el calentamiento actual.
Temperatura global últimos 1.000 años. El palo de hockey
Comparen ese instrumento de propaganda con el gráfico de las temperaturas auténticas, reproducido a continuación. Efectivamente, no se parecen en nada.
Información auténtica de los pasados 1.000 años
Desde la publicación de aquel gráfico y de su justificación “científica”, se levantaron críticas desde fuera del mundo ecologista. Finalmente, en 2010 el palo de hockey quedó totalmente desacreditado, como carente de todo valor científico. Había sido una manipulación ecologista, una más, aunque de un descaro sin límites.
Para una explicación sobre este asunto, pinchar aquí. El documento -bastante técnico- de uno de los críticos del profesor Mann, Stephen McIntyre, lo encontrará pinchar aquí.
A día de hoy el eminente profesor Michael Mann está reclamando protección a los tribunales de EE.UU. por las supuestas difamaciones contra su persona y del trabajo por él realizado… ¡hay que tener cara dura! Porque esta eminencia no ha aceptado ningún error en su trabajo sobre las temperaturas mundiales durante los pasados mil años. La soberbia izquierdista, no tiene límites.
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También puede leer esto:
500 científicos comunican a NNUU que No Hay Ninguna Emergencia Climática. 29 de noviembre de 2019
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Causas naturales de la variación de la temperatura global versus gases de efecto invernadero
Durante cientos de millones de años, las causas naturales de variación de la temperatura mundial modificaron el clima de forma intensa y en muy numerosas ocasiones, a corto, medio y largo plazo.
De hecho, las causas naturales fueron las únicas operantes. Únicamente desde, digamos, 1850 (anteayer), con la aceleración del crecimiento económico en varios países de Europa occidental y Norteamérica, se considera que la acción de los humanos empezó a tener alguna incidencia en el clima global.
Desde luego, dicho efecto fue muy escaso durante la segunda mitad del s. XIX, y aún poco relevante durante la primera mitad del s. XX, dado el gran atraso económico de la inmensa mayoría de los países del mundo. Exclusivamente a lo largo de la segunda mitad del s. XX esa influencia en el clima ha adquirido una intensidad y amplitud significativas.
Cuando se habla de aumento de la temperatura del planeta en relación al periodo preindustrial, se suele hacer en relación a los años anteriores a 1850, salvo que se diga otra cosa.
El ecologismo trata de hacer olvidar las causas naturales
El empeño de los profesores y medios de comunicación alarmistas de dar por casi irrelevantes en la actualidad estas causas naturales en el estudio de los fenómenos climáticos, carece de todo fundamento.
Pero no se hace eso sin un propósito. La finalidad es atribuir al CO2 -esto es, a la acción humana- la totalidad del calentamiento que se está produciendo desde, aproximadamente, la década de 1980.
No obstante, lo que resulta evidente es que una parte del actual calentamiento debe responder a procesos naturales, que escapan enteramente a la acción humana. La acción del CO2, en realidad, es probable que constituya únicamente una causa secundaria del actual calentamiento.
Ignorando dichas causas naturales se agranda -artificialmente- el problema del cambio climático, al tiempo que se culpabiliza a la Humanidad y se le exige “hacer algo”, “todo lo que haga falta”, “cualquier sacrificio” para reducir el aumento de las temperaturas.
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Otro artículo sobre este asunto:
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Las causas naturales de la variación de la temperatura global
A continuación, se hace un somero repaso de los principales procesos naturales, que siempre han afectado al clima mundial. Pero, lo cierto, es que se conoce bastante poco su naturaleza y su forma de influir sobre la temperatura global del planeta.
Como dice el naturalista (moderado) español Manuel Toharia en su libro El clima (Debolsillo. 2006. Pág. 178), en discusión con el ecologismo radical:
“Son muchos los temas que merecen ser incluidos en el apartado de lo que ignoramos. En realidad, casi todos, porque de los cambios climáticos del pasado tenemos muy pocos detalles … y sobre los cambios climáticos del futuro sólo podemos basarnos en su conjunto en modelos matemáticos todavía muy imperfectos”. “Y aún así, pretendemos predecir cómo se va a comportar el sistema climático planetario en su conjunto dentro de cien años”.
A) Efectos del Sol
El exministro de Margaret Thatcher, Nigel Lawson, destacado escéptico del cambio climático, se expresa de este modo en su libro Una mirada fría al calentamiento global (Gota a Gota. 2008. Pág. 43):
“El hecho de que el Sol tiene una gran influencia en el clima mundial desde luego salta a la vista”. Sencillamente, podemos añadir, sin el calor procedente del Sol no podría haber ninguna forma de vida en la Tierra, permaneciendo ésta de modo permanente a unos 40ºC bajo cero.
El Sr. Lawson, continúa: “Pero es objeto de un fuerte debate que la actividad [del Sol] haya sido más importante para explicar el modesto calentamiento global del s. XX, que el aumento del efecto invernadero producido por el hombre [con el CO2]. No se trata simplemente de cambios en la radiación solar, sino también de la influencia del Sol en los rayos cósmicos y del efecto de los rayos cósmicos en las nubes”.
Vayamos por partes. Primero, la radiación solar -esto es, el efecto directo del Sol- varía en poca medida a lo largo del tiempo, como está bien comprobado. Pero como la radicación solar supone el 99,6% de toda la energía que recibe la Tierra, un pequeño cambio de la radiación solar, tendrá un efecto significativo sobre la temperatura de la Tierra.
Desde hace tres siglos se sabe que la actividad del Sol expresa un ciclo de 11 años. Otros ciclos del Sol comprenden varias décadas y varios siglos.
Pero, como decía el Sr. Lawson, -y pasamos al segundo aspecto- lo más importante no es este efecto directo, sino más bien la influencia indirecta del Sol sobre la nubosidad de la Tierra.
La cuestión de la nubosidad terrestre
No hay duda alguna de que la variación de la nubosidad general del planeta tiene una gran influencia en el clima; al aumentar aquella durante un cierto tiempo, obstaculiza que la radiación solar llegue a la superficie con mucha intensidad, y la atmósfera inferior, se enfría.
El problema, es que casi no se sabe qué es lo que provoca las grandes alteraciones en la nubosidad, ni cómo recogerlo en los modelos matemáticos. Esta es una de las grandes debilidades de los modelos climáticos.
Aunque todavía no existe una explicación totalmente convincente de aquel efecto indirecto del Sol, diversos estudios apuntan (como muestra el gráfico de abajo) que cuando la intensidad del campo magnético del Sol aumenta (apareciendo las manchas obscuras en su superficie –sunspots, en inglés-), dicho campo magnético obstaculiza la incidencia en la Tierra de los rayos cósmicos (siempre presentes).
Como se sabe que los rayos cósmicos ayudan considerablemente a la formación de abundante nubosidad -éste es sólo uno de los factores-, si aquellos rayos son detenidos o desviados se mantienen despejados los cielos de la Tierra, calentándose la superficie del planeta.
Efecto indirecto del Sol sobre el clima de la Tierra: campo magnético del Sol y la formación de nubes
Por el contrario, cuando el campo magnético del Sol es débil (como sucede actualmente), apenas hay manchas en la superficie solar y los rayos cósmicos pueden llegar con facilidad a la Tierra. Esto hace que se forme mucha nubosidad, la cual refleja el calor procedente del Sol, enfriando la atmósfera terrestre.
El antecedente de la pequeña edad del hielo
Esto no es una simple suposición. De hecho, durante la etapa más fría de la pequeña edad de hielo, esto es de mediados del siglo XVII a comienzos del XVIII (conocido como el mínimo de Maunder), los astrónomos observaron claramente la total ausencia de manchas en la superficie solar, aunque entonces no sabían lo que esto implicaba.
Como explica la web ScienceDirect, “la temporada de cultivo en Europa se acortó un mes, el suelo se heló, los glaciares en el mundo avanzaron y los de los Alpes suizos arrasaron granjas y aldeas … el río Támesis y los canales de Holanda se helaron durante los inviernos”.
Este factor -el Sol- opera tanto en el corto plazo (11 años), como en el medio y largo plazos.
B) Vulcanismo
Quizá lo más intuitivo sea centrarse en el caso histórico de mayores dimensiones del pasado milenio: la erupción del Monte Tambora (Indonesia) en 1815. Enormes cantidades de dióxido de azufre (SO2, que es un gas incoloro) fueron expulsadas a la alta atmósfera y se dispersaron por buena parte de la superficie de la Tierra. Al mezclarse con los gases de la atmósfera, el SO2 se transformó en partículas sólidas (conocidas como aerosoles).
Esta extensa y tupida capa de partículas en suspensión en la alta atmósfera, que por su escaso peso permanecían mucho tiempo a grandes altitudes, reflejaban de vuelta al espacio una considerable proporción de la radiación procedente del Sol, enfriando la atmósfera. Un año después, en Europa, al año 1816 (cuando el efecto del Tambora ya se había extendido al hemisferio norte), se le llamó “el año sin verano”.
Sólo las erupciones más potentes logran situar sus productos a una altitud suficiente: a unos 30 o 40 km.
Según relata la Enciclopedia Británica, dicho efecto de enfriamiento del Monte Tambora, que “finalmente redujo la temperatura media global unos 3ºC”, se considera “responsable de muy extendidas malas cosechas, [hambrunas] y enfermedades que causaron la muerte de unas 100.000 personas en el mundo”.
Sin llegar al extremo del Monte Tambora, se conocen muchas otras grandes erupciones que dieron lugar a algún grado de enfriamiento global al año, Entre ellas, pueden mencionarse las siguientes: Laki (Islandia), en 1783; Krakatoa (Indonesia), en 1883; El Chichonal (México), en 1982 y el Monte Pinatubo (Filipinas), en 1991.
El vulcanismo opera sobre todo a corto plazo
Como hemos visto, los efectos directos del vulcanismo operan en el corto plazo (entre uno y tres años), salvo que se encadenasen diversas grandes erupciones, lo que es muy infrecuente.
No obstante, de modo indirecto -por medio de los océanos- su influencia se prolonga más tiempo. Tras una gran erupción, el enfriamiento de la atmósfera reduce la temperatura de la capa oceánica superficial, y esto mantiene un efecto de cierto enfriamiento terrestre durante varios años más.
C) Corrientes marinas
“Las grandes corrientes oceánicas … son como gigantescos ríos sobre el propio mar, de un agua generalmente más caliente o más fría que el resto del océano por el que circula, y que transporta ese calor o ese frío a enormes distancias”, a miles de kilómetros. (Manuel Toharia. El clima. DeBolsillo. 2006. Pág. 182) Su movimiento puede alcanzar la velocidad de 5 u 8 km por hora.
El ejemplo más conocido es la Corriente del Golfo que, partiendo del del Atlántico sur (aunque antes se creía que nacía en el Golfo de México) transporta agua caliente en superficie, en dirección nordeste, hasta una zona al este de Islandia. Este fenómeno contribuye a elevar la temperatura de la atmósfera en los países occidentales y del norte de Europa, particularmente durante los inviernos.
Boston se encuentra a casi la misma latitud que La Coruña (en el noroeste de España), ambas costeras del Atlántico, pero la ciudad de Massachusetts recibe grandes nevadas todos los inviernos, mientras que en la ciudad gallega casi no se conoce la nieve. Hay muchos otros ejemplos, como Nueva York y Lisboa.
No obstante, todavía es objeto de debate científico cuánto contribuye la llamada Corriente del Golfo -mucho o poco- a la diferencia del clima en ambas orillas del Atlántico Norte.
En los otros cuatro océanos, el Pacífico, Índico, Ártico y Antártico existen también grandes corrientes oceánicas, desde hace millones de años, desde que se deshizo Pangea, el que fuera supercontinente único del planeta.
Un único sistema de corrientes oceánicas
Ahora se sabe que las grandes corrientes oceánicas están todas relacionadas entre sí, formando lo que, metafóricamente, se conoce como una única cinta transportadora oceánica (global conveyor belt), como se aprecia en el mapa de abajo. Se ha estimado, que una porción de agua debe tardar alrededor de un milenio en hacer todo el recorrido.
En rojo, corrientes cálidas, superficiales. En azul, las frías, profundas (2 o 3 km). En naranja, los afloramientos de aguas frías, que se van calentando. Al este de Islandia el agua se enfría mucho y se hunde, iniciando una corriente de retorno, a grandes profundidades.
El clima de gran parte de las masas terrestres se ven afectadas -en el medio y largo plazo- por la mayor o menor intensidad de estas corrientes o por otras características de las mismas, como la salinidad de sus aguas, su temperatura, etc.
Este factor no influye en los cambios climáticos a corto plazo, de unos pocos años, pero si presenta ciclos de variación de unas pocas décadas de duración.
D) Acumulación de calor o frío en los océanos
El 70% de la superficie terrestre está cubierta de océanos y mares.
El comportamiento térmico de los mares es muy diferente al terrestre, por la gran profundidad de los océanos (con frecuencia de 3 o 4 km) y la conductibilidad térmica del agua, muchísima mayor que la de la tierra.
En consecuencia, si la atmósfera se calienta un grado centígrado, tan sólo calentaría la superficie oceánica (de unos 100 m. de espesor) en una milésima de grado. Las capas más profundas, se calentarían mucho menos.
El eventual calentamiento o enfriamiento de la atmósfera, se va trasladando a las capas superficiales, intermedias y profundas de los océanos, que actúan de reservorio de inmensas cantidades de calor o de frío de la Tierra.
De una década a otra, los cambios de temperatura en las profundidades sólo pueden ser de menos de una milésima de grado. Como sólo recientemente ha comenzado la instalación de unos pocos sensores suficientemente sensibles a esas profundidades, no se sabe qué está pasando ahí abajo, en tan extensas superficies. Pero los investigadores alarmistas han fijado hipótesis -favorables a sus planteamientos- y las han dado por buenas sin una adecuada verificación.
En sentido estricto, esta facultad de los océanos de poder acumular energía no desencadena por sí misma cambios climáticos en la atmósfera, pero atempera enormemente estos cambios, una vez puestos en marcha por el motivo que sea.
E) Cambios de la órbita terrestre
La Tierra no mantiene constante su rotación en torno a nuestra estrella, el Sol. Por efecto de la presencia de otros cuerpos en nuestro sistema solar, la órbita terrestre va cambiando de ser casi totalmente circular o tomar una trayectoria elíptica.
Estos cambios, naturalmente, influyen en el clima terrestre, a largo plazo.
Por ejemplo, estas complejas variaciones de la órbita terrestre son consideradas una de las más plausibles hipótesis sobre el motivo de las glaciaciones que se produjeron en nuestro planeta durante el Cuaternario, a lo largo de un par de millones de años.
También constituye una influencia sobre el clima terrestre los cambios en el cabeceo que realiza en el tiempo el eje de rotación de la Tierra -análogo al de una peonza al ir perdiendo fuerza-, al que se conoce como movimiento de precesión.
Por su complejidad, no haremos más que mencionar este otro factor natural de incidencia sobre el clima.
Como ya dijimos, los ecologistas pretenden que éste y todos los demás elementos de variabilidad natural han dejado de tener casi toda relevancia para comprender el clima terrestre … Todo se reduce -para ellos- al CO2.
Subperiodos climáticos de los pasados 2.000 años
La siguiente definición y datación de sucesivos subperiodos climáticos -durante los pasados 2.200 años– corresponde sobre todo al hemisferio norte, pero también se han encontrado numerosos indicios de ello en el hemisferio sur, como la composición de sedimentos del fondo oceánico y otros.
Ni que decir tiene, que los ecologistas tratan de reducir la trascendencia de estas frecuentes variaciones climáticas por motivos exclusivamente naturales, ya que cuestionan su relato del actual calentamiento como algo sin precedentes e impulsado tan sólo por las emisiones de CO2 desde el año 1850.
Vuelvo a reproducir aquí, el gráfico del comienzo, por venir a cuento.
Temperatura mundial: pasados 10.000 años, desde última glaciación
Fuente: https://edberry.com/blog/climate-physics/agw-hypothesis/temperature-and-co2-history-2/
Leyendas de los periodos: Fin de la última glaciación. Óptimo climático del Holoceno. Óptimo climático Romano. Periodo Cálido Medieval. Pequeña Edad del Hielo. La actualidad.
A) Periodo cálido romano (Roman Warm Period)
Entre, aproximadamente, 250 aC y 400 dC: unos 650 años. Objetos elaborados por hombres, encontrados en los Alpes, incluso procedentes de épocas muy anteriores, muestran que varios glaciares se vieron sometidos a sucesivos ciclos de crecimiento y retracción, dependiendo del clima en cada subperiodo. La actual contracción de los glaciales de los Alpes (y del Pirineo), no son nada extrordinario, sino una repetición más.
No son pocos los investigadores que relacionan la temperatura cálida de este periodo con la expansión y consolidación del Imperio Romano y el avance de la actividad humana en general, empezando por la agricultura.
El declive del Imperio Romano de Occidente coincidió con la llegada de la época fría, en torno al S. V dC. El enfriamiento final en este periodo, posiblemente se debió a una reducción de la radiación solar.
B) Pequeña edad de frío de la Antigüedad (Late Antique Little Ice Age)
Entre los años 530 y 660 dC, aproximadamente: unos 130 años.
Durante este periodo de frío, se produjo el colapso de varios imperios (el Han en China, el sasánida en Irán …) y otras estructuras de poder político y hubo grandes migraciones del este asiático a Oriente Medio y Europa, como la de los hunos.
Dentro de Europa, las migraciones de los bárbaros (germánicos, eslavos, etc.) se produjeron del norte al espacio que había ocupado el Imperio Romano, en torno a la cuenca del Mediterráneo.
Se cree que el origen de este enfriamiento debió ser tres grandes erupciones volcánicas, que dificultaron la llegada a la Tierra de la radiación solar, durante años. La intensidad de este enfriamiento, no fue tan grande como la de los s. XVII y XVIII.
C) Periodo cálido medieval (Medieval Warm Period)
Entre los años 900 y 1.300 dC, aproximadamente: unos 400 años. Coincidió bastante con la Edad Media en Europa, que fue una época de progreso bastante generalizado, a pesar de la leyenda negra.
Hay todo tipo de pruebas de que durante gran parte de este periodo, el cultivo de uvas estuvo generalizado en el sur de Inglaterra, atestiguando su calentamiento. En realidad, el clima cálido favoreció el rendimiento de todo tipo de cultivos.
Según la Enciclopedia Británica, “las condiciones climáticas del periodo cálido medieval se comparan con frecuencia a las existentes al final del s. XX y comienzos del s. XXI …”
“Este periodo histórico es aducido con asiduidad por los escépticos del calentamiento global como evidencia de que las consecuencias de aquel no son todas negativas, sobre todo en la relativo a la producción agrícola”. Las condiciones de calor hicieron prosperar la agricultura, doblándose la población europea. Todo lo contrario a los negros augurios sobre nuestro futuro, en la actualidad.
De hecho, “diversas fuentes apuntan a que las temperaturas en aquel periodo fueron más cálidas que en la actualidad”, sin que se produjeran alteraciones traumáticas de las sociedades de aquel tiempo.
D) Pequeña edad de hielo (Little Ice Age)
Entre los años 1.300 y 1850, aproximadamente: unos 550 años. Su corta duración y escasa intensidad no le califica a ser considerada, en absoluto, como una glaciación.
La última glaciación finalizó hace unos 11.000 años y su duración había sido de más de 100.000 años. Por cierto, los humanos la sobrevivieron, sin mucha tecnología ni muchos recursos financieros.
Quien tenga dudas sobre este enfriamiento, que observe los grabados y cuadros británicos y holandeses de la época, representando multitud de escenas sobre el río Támesis y canales holandeses, helados, con multitud de personas sobre los mismos. Que intenten hacer lo mismo ahora, en invierno, sobre esos rios.
Los glaciares en casi todo el mundo, crecieron. “Los glaciares alpinos avanzaron mucho más hacia abajo de sus anteriores (y actuales) límites, arrasando granjas, iglesias y aldeas en Suiza, Francia y en otros lugares”, en palabras de la Enciclopedia Británica. (Mirar en: Effects On Civilization)
E) Actual periodo de temperaturas moderadas, que se elevan poco a poco
Tras un periodo de enfriamiento de medio milenio -hasta, aproximadamente, 1850-, ¿qué hay de extraño en que la temperatura global esté aumentando -lentamente- desde mediados del s. XIX?
Y, ¿por qué habría de sorprendernos que los glaciares, ahora, estén retrayéndose?
Esto ha sucedido multitud de otras veces en el pasado, sin mayores consecuencias.
El futuro inmediato. Pausa climática
De cara al futuro, es probable -pero no seguro- que continúe durante una o dos décadas más la denominada pausa en el calentamiento que vive el planeta desde 1998 (casi 20 años). Pausa que ninguno de los modelos matemáticos previó, ni ahora pueden explicar a posteriori.
Esa pausa también es conocida como un hiato en el calentamiento y pone en evidencia la veracidad de la teoría según la cual el aumento del CO2 (que no ha cesado desde 1998 -salvo un año, el de la crisis internacional-) tiene que causar siempre un incremento en la temperatura global: algo que no se está produciendo.
Tampoco puede descartarse del todo la eventualidad de un corto periodo de leve enfriamiento de la temperatura global de la Tierra -sin mayores consecuencias adversas-, teniendo en cuenta la llamativa inactividad que presenta el Sol -con muy pocas manchas en su superficie, durante años- y otros indicios, como un leve enfriamiento de las capas intermedias de agua del océano Atlántico.
De materializarse cualquiera de estas dos posibilidades supondría un nuevo serio cuestionamiento de la teoría del cambio climático.
Homo sapiens supo adaptarse a la glaciación y al calor posterior
Una última reflexión en torno a la relación entre un clima benigno y el progreso de la Humanidad. ¿Será casualidad que uno de los mayores pasos dados por el hombre, el desarrollo de la agricultura, se produjera en el Creciente Fértil (de Palestina a Mesopotamia, pasando por el sur de Anatolia) justamente al finalizar la última glaciación, hacia el año 8.000 AC?
Antes de realizar este descubrimiento, el homo sapiens llevaba unos 190.000 años sobre la faz de la Tierra, de los cuales los últimos 100.000 años habían constituido la última glaciación. Y los humanos, sobrevivieron.
Naturalmente, en esa última glaciación los hielos no cubrían los territorios situados en una amplia banda en torno al ecuador terrestre. En Europa, el extenso casquete de hielo llegó hasta la mitad de Inglaterra, la mitad norte de Alemania, Polonia y Bielorrusia, etc., alcanzando hasta cientos de metros de espesor.
En el territorio europeo no cubierto de hielo, las temperaturas descendieron varios grados centígrados. En la zona de los Alpes, miles de kilómetros cuadrados estaban cubiertos de hielo de modo continuo, así como en la cordillera de los Pirineos, entre los actuales países de España y Francia (ver el mapa, abajo).
Desde hace 11.000 años, con varias interrupciones transitorias, los glaciares en territorio europeo no han dejado de retraerse, como es lógico, con total independencia del comportamiento de la concentración de CO2 en la atmósfera. Y lo seguirán haciendo.
Extensión de la última glaciación en Europa (Situación hace 20.000 años)
Homo sapiens entró en el territorio europeo en plena glaciación (procedente de Oriente Medio y, antes, de África), hace unos 45.000 años. Tuvo que aguantar los rigores hasta la finalización de aquella en torno al año 11.000 antes del presente (9.000 AC). La glaciación había comenzado hacia el año 110.000.
Otros artículos de mi blog relacionados con este tema:
500 científicos comunican a NNUU que No Hay Ninguna Emergencia Climática 29 de noviembre de 2019.
NNUU predice catástrofes climáticas mundiales sin precedentes si no se detiene el calentamiento global antes de 10 años. 10 de abril de 2019.
Numerosas muertes por calor en Francia y Europa en 2003, que no se han repetido. 31 de enero de 2023.
According to these ideas I think it is true that we cannot predict the future. Is imposible to predict how the global climate change will happen in hundreds of years despite the best technology. …..Making a parody: however it changes …. there are more climatic phenomena and what we must do is investigate to know the best form of adaptation and mitigation
Dear Rene,
Thank you for your comment and please excuse my delay in anwsering you. Well, it is possible to make not very precise estimates. For instance, for 2100 the rise in global temeperature could attain up to 2º Celsius; but the most probable outcome would be around 1,4º Celsius. Perhaps, less. As these two forecasts arte no big deal, it is much better to concentrtate the R&D efforts in adaptation measures, specially for the poorest of peoples. Dutch people, even with their very limited technical and finantial resources in XVIII century AD, have been able to live safely up to now, while almost 1/3 of its surface in under sera level; even 6.5 meters below sea level,
Best regards,
Gustavo Jaso
Mil gracias, una información precisa y contrastable.
Saludos
Gracias por tu amable comentario. Hago todo lo posible para evitar errores y proporcionar información útil. No siempre se consigue.
Recibe un cordial saludo,
Gustavo Jaso