Un caso de aborto llega al Tribunal Supremo. Washington, D.C.
El día 4 de marzo de 2020 el Tribunal Supremo de Estados Unidos examinará la legalidad de una ley aprobada en 2014 por el estado de Luisiana, que fijaba unas obligaciones a los médicos que practiquen abortos en el estado, en línea con lo que reclaman organizaciones provida.
Esta ley estatal, como otras muchas sobre esta materia –como la ley latido del corazón, de Georgia, que traté en ese artículo-, no llegaron a entrar en vigor al ser recurridas por organizaciones abortistas. La mayoría irán llegando al Alto Tribunal.
El asunto sometido ahora al alto tribunal –la ley de Luisiana- tiene un alcance limitado, como veremos más adelante.
La trascendencia que podría tener la sentencia del próximo mes de marzo, es que podría ser la primera en varias décadas que se apartara del sentido de la sentencia Roe vs. Wade y que diera la razón al movimiento provida, aunque se tratara de un aspecto específico.
Esta posible sentencia, además, respondería a la presencia en el Tribunal de dos nuevos magistrados nombrados por Donald Trump: Neil Gorsuch (quien tomó posesión en abril de 2017) y Bret Kavanaugh (de octubre de 2018).De cada uno de ambos magistrados, encontrará mi valoración en sendos artículos míos.
Como, con toda seguridad, ambos permanecerán en el Alto Tribunal unos 30 años, la posición que tomen en esta materia el próximo mes de marzo, tendrá una influencia prolongada, ante nuevos casos.
Dicho de otra manera, si ellos dos consiguen en marzo una sentencia provida, ese nuevo equilibrio en el Tribunal Supremo podría marcar una nueva época, con sucesivas sentencias en la misma dirección, a medida que otros casos de aborto sigan llegando a ese Tribunal.
Posibles repercusiones de la sentencia de marzo
La sentencia de marzo de 2020 podría abrir en EE.UU. un nuevo periodo judicial al más alto nivel, en el que la propia sentencia Roe vs. Wade de 1973 llegue, en algún momento, a ser cuestionada o modificada en profundidad –que es lo más probable-.
Se equivocaría quien pensara que en marzo próximo la Roe vs. Wade pudiera ser anulada. Incluso en el mejor de los casos, ese resultado llevará varios años y diversas sentencias del Supremo. No hay otra vía posible.
Pero, afortunadamente, en EE.UU. hay sectores sociales que están dispuestos a embarcarse en una batalla judicial y política a largo plazo. Muchos de sus ciudadanos no tienen vocación meramente de corredores cortoplacistas, sino de auténticos corredores de fondo.
Estas personas y organizaciones están dedicando años y décadas, a deshacer la sentencia Roe vs. Wade. Cuando lo consigan -lo que es posible-, los países europeos y los demás se beneficiarán de ello.
Claro que nada importante se consigue de un día para otro, sin esfuerzo.
Los ciudadanos modernos –especialmente los jóvenes-, del tipo redes-sociales, que no están dispuestos a dedicar más de dos minutos de su tiempo a un tema y que piensan que con enviar –en 30 segundos- su respaldo a una campaña -la que sea- van a “cambiar el mundo”, no sirven para la gran batalla que está en marcha en EE.UU.; en realidad, no sirven para casi nada.
Disposiciones de la ley de Luisiana
La ley de Luisiana que va a ser examinada por el Tribunal Supremo el 4 de marzo, determina que los médicos que vayan a practicar un aborto en su clínica particular, deben tener acordado el acceso urgente de sus pacientes a un hospital que no esté a más de 30 millas (48 km) de su clínica, por si fuese precisa su intervención.
Esta ley ha llegado al Supremo tras ser ratificada por el V Tribunal federal de Apelaciones (con sede en Nueva Orleans), que es el equivalente a los tribunales superiores de justicia autonómicos.
En el siguiente enlace se accede a un artículo del Wall Street Journal sobre este futuro juicio, pero se necesita estar suscrito al diario.
Las organizaciones abortistas de EE.UU., con Planned Parenthood en cabeza, son quienes están recurriendo esa ley. La mayoría de los abortos realizados por esas organizaciones tienen lugar fuera de un hospital.
Dichos demandantes, contra la ley de Luisiana, arguyen que estas disposiciones son muy parecidas a las que en 2016 fueron rechazadas por el propio Tribunal Supremo, en relación a una ley de Tejas, lo que es cierto. Pero desde entonces han cambiado dos de los magistrados del Tribunal, por lo que podría haber una sentencia diferente, por un voto 5 a 4.
Anteriores artículos míos sobre el aborto en EE.UU.
En agosto de 2019 traté sobre la disposición de conjunto de esta batalla judicial y política, en el artículo titulado “La batalla para restringir el aborto en EE.UU. está en pleno desarrollo”.
El 15 de mayo de 2019 expuse la ley latido del corazón aprobada en el estado de Georgia, en el artículo “El estado de Georgia adopta una ley próvida llamada del latido del corazón”.
Un año antes, en mayo de 2018, publiqué: “La política provida más cabal de un Presidente de EE.UU.”
La evolución histórica de la legislación del aborto en EE.UU. la expuse en julio de 2017: “La cuestión del aborto en EE.UU.”
La posición de los dos últimos presidentes de EE.UU. sobre este tema, lo abordé en el artículo “Trump y Obama ante el aborto”, de mayo de 2017.
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