Rusia contra Ucrania: concentración de vehículos militares rusos a 50 km de la frontera con Ucrania. Bases Klintsky y Klimovo. (Ver mapa más adelante) Fuente: Imagen de satélite, publicada por el Daily Mail.
Como repasaremos al final de este artículo, justamente los dos principales países de la UE, Francia y Alemania, están eludiendo sus responsabilidades internacionales, intentando “apaciguar” a Rusia, incluso con serias concesiones a sus inaceptables demandas.
Hace un par de semanas, la cadena de radiodifusión pública de EE.UU. para todo el mundo, Voice of America (VOA), ha cifrado en 127.000 el número de tropas rusas estacionadas cerca de las fronteras de Ucrania, al este y al norte del país, esto es, en Bielorrusia (cuyo Gobierno es un estrecho aliado de Rusia) y en el propio territorio ruso, como podrán ver en un elocuente mapa, un poco más adelante.
En realidad, dicha estimación parece no tener en cuenta las numerosas tropas que se encuentran embarcadas en una amplia flota de navíos de Rusia en el Mar Negro que, seguramente, serían desembarcadas en las proximidades del principal puerto ucraniano, Odessa.
Tampoco parece que se hayan estimado las tropas regulares rusas que deben encontrarse ya en la provincia ucraniana de Donetsk (al SE del país), que desde la agresión rusa de 2014 permanece en una situación de real independencia frente a Kiev y casi incorporada –de hecho- a Rusia.
También en 2014, Rusia invadió la península de Crimea (que dispone de la importante base naval de Sebastopol) y, algún tiempo después, el Parlamento ruso declaró la anexión de Crimea a la “madre patria rusa”, en lo que constituyó el primer intento de cambiar por la fuerza unas fronteras de Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Digo intento, porque ni EE.UU. ni los estados de Europa han reconocido dicha anexión.
La respuesta occidental de 2014 no fue la adecuada y nada se ha conseguido
Digamos ya, que en 2014 la respuesta de EE.UU., bajo el débil Presidente demócrata Back Obama, así como de las democracias europeas, fue totalmente inadecuada, por lo que el autócrata Vladimir Putin no ha dado muestra alguna en todos estos años de estar dispuesto a dar marcha atrás en su agresión de entonces. Más de seis años después, Putin no ha retrocedido ni un milímetro respecto a sus agresiones de 2014.
En Europa, los principales países disponían entonces de dirigentes de diversas corrientes, pero que solían tener en común una actitud apocada frente a los conflictos internacionales en general y, en particular, a los asuntos militares.
La canciller alemana, de centro-derecha, Angela Merkel, encabezaba la locomotora económica del continente, pero mantuvo la tradicional debilidad militar alemana y se empezaba a inclinar ya hacia Moscú. En realidad, esta aproximación ya la había iniciado su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schroeder (un conocido filo-ruso), en los primeros años de este siglo.
La gran potencia militar europea, Francia (junto al Reino Unido-RU), tenía a su cabeza a un timorato presidente socialista, François Hollande, quien estaba muy debilitado internamente. El primer ministro del Reino Unido era el conservador David Cameron, quien perdió el referéndum que él mismo había convocado sobre la permanencia del RU en la Unión Europea: todo un récord. Finalmente, en España el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular, era la endeblez en persona.
El amplio despliegue militar ruso actual
El diario conservador británico Daily Mail relata que Rusia ha estacionado no lejos de aquella frontera unos 50 batallones, unos 1.200 carros de combate, 1.600 piezas de artillería, 330 aeronaves militares y 240 helicópteros, 75 barcos de guerra y 6 submarinos. Rusia también ha estacionado allí un elevado número de plataformas de lanzamiento de misiles.
Concentración de fuerzas armadas de Rusia cerca de la frontera con Ucrania, a finales de enero 2022
(Las tropas al sur del puerto de Odessa indican la posibilidad de un gran desembarco ruso) (La zona del SE de Ucrania, parte de la provincia de Donetsk, ya está controlada por milicianos ucranianos y rusos desde 2014)
Fuente: Daily Mail. 20 enero 2022.
A lo anterior hay que añadir 6 batallones desplazados a la vecina Bielorrusia, con el pretexto de maniobras conjuntas. Además, dentro del territorio ruso, en una segunda línea más al interior, se han detectado otros 50 batallones rusos, como fuerzas de reserva.
A lo largo de varios meses Rusia ha ido estacionando progresivamente ese elevado contingente de fuerzas, pero –como señala el Daily Mail- “la tensión se ha disparado en los pasados días tras un incremento en el movimiento de equipos [militares] y de tropas … desde el extremo oriental del país”.
“Los familiares de estos militares han sido advertidos de que éstos podrán permanecer lejos de sus hogares hasta nueve meses, a miles de kilómetros hacia el Oeste y que podrían verse implicados en un conflicto con Ucrania”.
La mayoría de los ucranianos es partidaria de la alianza con Occidente
Como sucede en todos los países que pertenecieron a la Unión Soviética, en Ucrania –particularmente en su zona oriental, lindante con Rusia- hay sectores sociales, económicos y políticos inclinados hacia el país heredero de la URSS: Rusia. Ahora bien, son minoritarios.
Ucrania es fronteriza con 4 países miembros de la UE: Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía. Al norte de Kiev está Bielorrusia, país hoy títere de Rusia.
La gran mayoría de la población prefiere alinearse con los países europeos democráticos y con la propia UE. Es notorio, como se aprecia en el mapa de aquí arriba, que Ucrania –en su zona occidental- tiene frontera con 4 de los países miembros de la UE.
Pero, sabedores los ucranianos de la presente actitud dubitativa de estos países europeos, se sienten también muy propicios a aliarse con Estados Unidos, país que podría estar en mejor disposición a defenderles frente a la sistemática agresividad y el actual expansionismo de Rusia.
… pero Vladimir Putin y el más duro nacionalismo ruso pueden aspirar a anexionarse Ucrania
El principal diario conservador británico, The Telegraph, nos cuenta lo siguiente:
“Mientras que en la primavera y el verano [de 2021] Biden estaba preparando la salida de su país de Afganistán, Putin se encontraba escribiendo un largo y emotivo artículo, titulado “Sobre la unidad histórica de los rusos y los ucranianos”. Artículo en el cual puede leerse que “la verdadera soberanía de Ucrania sólo es posible en colaboración [partnership] con Rusia”.
Siguiendo al diario británico, “con ello [Putin] ha inventado la justificación moral e histórica para poner en pie los recursos militares que vayan a imponer –por la fuerza- aquella ¨colaboración¨” [entre ambos países].
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También puede leer: ¿Qué se propone Rusia en Ucrania? 18/02/2022.
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Presidente Biden, no puede haber ninguna “incursión menor” de Rusia contra Ucrania. Los ucranianos opondrán una firme y honrosa resistencia
Hace unas semanas, el débil y senil Presidente Joe Biden, cometió el serio error de hablar de la posibilidad de una “incursión menor” rusa en parte del territorio ucraniano; además, quitó importancia a si esto llegara a suceder. Putin debió recibir gozoso dicho comentario.
Pero, como nos aclara el columnista del británico The Telegraph, “Putin se equivocaría gravemente si pensara que por ser sus fuerzas superiores [a las de Ucrania], sus tanques van a poder avanzar [sin dificultad] hasta Kiev, [la capital ucraniana] … [Cualquier incursión rusa] va a ser sangrienta y brutal. Con toda seguridad, se perderían decenas de miles de vidas, muchas de ellas rusas”.
La razón, nos explica el columnista británico Robert Taylor, es que “podemos estar seguros de que los ciudadanos de Ucrania no van a recibir pasivamente la invasión de Rusia. Cualquier persona que haya visitado Ucrania para hablar con sus dirigentes estos pasados años –y yo he tenido este privilegio en varias ocasiones-, sabrá que los ucranianos van a luchar hasta el último de ellos para defender su país”.
En adelante, me limitaré a comentar las diversas reacciones de los países europeos, no de EE.UU. ni de otros.
Reino Unido y los países democráticos de la antigua órbita soviética están apoyando decididamente a Ucrania
Como es sabido, el Reino Unido –de entre los grandes países europeos- es uno de los que adopta más frecuentemente una posición valiente y consecuente frente a las amenazas a otros países europeos. En este caso, está volviendo a hacerlo.
El Wall Street Journal (WSJ) titula elocuentemente del siguiente modo su crónica de hace dos semanas:
“Reino Unido intensifica su ayuda armamentística a Ucrania, liderando los esfuerzos europeos por evitar la invasión rusa”.
Los gobernantes de Ucrania dan por supuesto que ningún país occidental mandará tropas a la propia Ucrania para detener la probable invasión rusa. Pero, al ministro de defensa ucraniano no es eso lo que le preocupa. Viene a decir que “dejen que seamos nosotros quienes luchemos para defendernos de las tropas rusas, pero dennos las armas adecuadas que necesitamos para poder hacerlo”.
Entre otro armamento, Reino Unido (RU) ha enviado ya unos 2.000 misiles anti-tanques de corto alcance NLAW, lo que eleva el riesgo que correría Putin si hace avanzar sus divisiones acorazadas.
Además, RU ha trasladado a Ucrania unos pocos militares para entrenar a los ucranianos en el uso de aquellos misiles. Estas armas están diseñadas para ser empleadas, principalmente, en combates urbanos, a corta distancia. Es EE.UU. quien está suministrando a Ucrania misiles antitanques Javelin, para detener un avance en terreno abierto, a más larga distancia.
Esta decidida postura británica para frenar el expansionismo ruso, viene de antiguo. Como afirma el corresponsal del The Telegraph en Londres, Max Colchester: “En la época soviética, Reino Unido se alió estrechamente con EE.UU., adoptando una postura más dura hacia Moscú que la de otros aliados europeos, como Alemania”.
Ahora, se habla de una posible alianza diplomática entre Reino Unido, Ucrania y Polonia, para hacer frente a la amenaza.
Los países de Europa oriental y central, antiguos miembros de la alianza militar soviética (el Pacto de Varsovia), se esfuerzan en ayudar militarmente a Ucrania
Los tres países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), que fueron invadidos por el Ejército Rojo de la URSS en 1940 y anexionados a la Unión Soviética (hasta 1991, medio siglo), están donando sus misiles antitanques estadounidenses Javelin (de más largo alcance) a Ucrania; también, sus sistemas de defensa antiaérea estadounidenses Stinger. Naturalmente, EE.UU. ha tenido que autorizarles a efectuar estas transacciones.
Por su parte, tanto Polonia como Chequia están enviando armas defensivas a Ucrania, particularmente munición de artillería, sistemas de defensa antiaérea y drones de vigilancia (y quizá, también, drones armados). Además, el gobierno polaco acaba de anunciar que está preparado para acoger hasta un millón de verdaderos refugiados de Ucrania, en caso de que Rusia invada dicho país.
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También puede leer: Los países democráticos de Europa tienen sobrada capacidad económica y humana para hacerse cargo de la crisis de Ucrania, pero sin un ejército europeo. 22 de febrero de 2022.
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Unos pocos países de Europa occidental están aportando alguna ayuda militar …
Holanda y Dinamarca han desplegado tropas a países de la OTAN fronterizos con Ucrania, como Polonia y Rumanía, con el propósito de disuadir a Rusia de su agresión.
España, en el marco de un movimiento disuasivo de fuerzas navales de la OTAN, junto a Francia y dirigidos por Italia, ha enviado al Mediterráneo oriental (cerca del Mar Negro) un dragaminas y la fragata Blas de Lezo. Nuestro país, también va a desplazar aviones de combate Eurofighter a Bulgaria, en misiones de “policía aérea” de la OTAN.
… pero Alemania se niega a ayudar a Ucrania por su dependencia del gas de Rusia
La única ayuda que la locomotora económica de Europa ha prestado a la amenazada Ucrania, ha sido un gran hospital de campaña, eso sí, perfectamente equipado. Y, ¿en cuanto a equipamiento militar? 5.000 cascos para los soldados ucranianos, ha sido toda su aportación … no comments.
Alemania, no sólo se niega a ofrecer cualquier armamento (ni munición), sino que –además- ha impedido que otros países –como Reino Unido y los bálticos- envíen a Ucrania sus armamentos defensivos (como misiles tierra aire o antitanques) por el espacio aéreo de Alemania, viéndose obligados a efectuar un gran rodeo.
A este nivel de ruindad diplomática, abandono a su suerte de un país europeo democrático y sometimiento a la potencia que constituye el principal enemigo estratégico de la Europa democrática, esto es, Rusia, se llega cuando un país pone toda su economía a merced de dicho enemigo, haciéndose fuertemente dependiente del gas ruso, permitiendo la construcción del gasoducto ruso Nord Stream 1, en operación desde 2011, bajo la irresponsable dirección de la ex-canciller alemana Angela Merkel.
En la actualidad, la cuarta parte de la energía de Alemania viene del gas natural y el 50% de su gas se importa de Rusia, lo que resulta tanto más grave al haber ido cerrando Alemania su –antes- amplio parque de centrales nucleares y de centrales térmicas de carbón, por la obsesión climática de Angela Merkel, con la aquiescencia de la mayoría de los alemanes.
Alemania ha sometido su seguridad nacional y su economía a la llamada lucha contra el cambio climático
¿Por qué se han creado estas condiciones, que están provocando todo este fiasco diplomático y de seguridad nacional de Alemania? Para “salvar el Planeta” y, de paso, hacer ostentación de su condición de líder mundial en la lucha contra el cambio climático. Resulta irrisorio y grotesco, pero esa es la principal razón.
El nuevo gobierno de Alemania, dirigido por el socialdemócrata Olaf Scholz, seguramente muy presionado desde Washington, acaba de anunciar el envío a Lituania (país fronterizo con Rusia) de 350 tropas, para disuadir a Putin de un ataque allí. Desde 2014, ya hay un destacamento de la OTAN en este país báltico, así como en Letonia y Estonia.
La escasez mundial de gas natural se debe precisamente a las políticas climáticas aplicadas contra los combustibles fósiles
Sin dicho gas ruso, la economía alemana no podría generar toda la electricidad que necesita y quedaría semiparalizada durante casi un año hasta que pusieran en pie alternativas energéticas y nuevas fuentes de suministro de gas.
Disponibilidad alternativa de gas que, en la actualidad, es escasa por las políticas climáticas que han penalizado su desarrollo, como las siguientes:
— en Holanda, cuyo gran yacimiento Groningen –en la costa del Mar del Norte-, en explotación desde 1963, está a punto de cerrarse;
— en EE.UU. el nuevo Presidente Joe Biden ha introducido numerosas reglamentaciones técnicas que reducen la producción de gas y disuaden nuevos proyectos;
— en Reino Unido, la prohibición del primer ministro Boris Johnson de que se exploten los abundantes yacimientos de gas de esquisto en su país y, además, la paralización gubernamental -en octubre 2021- de una nueva explotación de gas convencional en el Mar del Norte británico (Jackdaw Field, de Royal Dutch Shell, al este de Escocia) que hubiera proporcionado el 10% de las necesidades totales británicas de gas, durante varias décadas;
al nordeste de Escocia);
— en varios países productores de gas natural (como Catar y Australia) se han ido aplazando –e incluso abandonando- proyectos que existían para construir nuevas plantas LNG, para licuefacción del gas y su rápida exportación por buques cisterna, creándose un cuello de botella, ante las decisiones políticas internacionales de acabar con las explotaciones de gas, para conseguir el desquiciado Cero-Neto de emisiones de CO2 a nivel global.
El deseo de Francia de “intermediar” debilita la coalición occidental y favorece a Putin
En su muy reciente visita a Moscú, el presidente francés Macron ha profundizado en su actitud de “mediar entre las partes”, lo que significa dividir la coalición occidental –que sólo puede liderar EE.UU. (bajo el paraguas de la OTAN)-, con el propósito de realzar el papel de Francia, a costa de dar crédito a las maniobras y embustes de Vladimir Putin. Esta interesada estratagema empezó a usarla el Presidente de Gaulle, siguió Jacques Chirac y, ahora, Macron.
Por otro lado, en este momento, Macron estará intentando conseguir un rédito personal para las elecciones presidenciales del mes de abril … aunque el tiro le puede salir por la culata.
Esta calculada equidistancia, entre el agresor –Rusia- y “la otra parte” –Ucrania, EE.UU., la OTAN y los países aliados- es mendaz, egoísta y hace el juego a Putin. A la salida de su reunión con Putin en Moscú, Macron declaró haber logrado que se comprometiera a que “Rusia no escalaría” la crisis ucraniana, lo que implicaría que si se agrava será por culpa de “la otra parte”, del país agredido, Ucrania, o de EE.UU.
Como parte de esta posición equívoca, en el ámbito armamentístico no se conoce ninguna ayuda de Francia a Ucrania. Como dice Bruno Tertrais, investigador de la Fondation pour la recherche stratégique (FRS), en Cero-Neto de emisiones de CO2 : “ Por el momento, Francia ha actuado de una manera más mesurada que otros aliados occidentales en lo concerniente a una ayuda directa a la defensa del territorio ucraniano”. Según este especialista, “Francia considera que una intervención destacada reduciría sus posibilidades de desempeñar un papel importante en la desescalada de la crisis”.
La “finlandización” de Ucrania sólo beneficiaría a Moscú
El Presidente Macron, en su vuelo a Moscú, declaró que “la finlandización de Ucrania era ¨uno de los modelos sobre la mesa¨ para aminorar sus tensiones con Rusia”, según recoge el diario de izquierda New York Times (NYT). Al día siguiente, estando ya en Kiev, la capital ucraniana, Macron desmintió haber efectuado esas declaraciones.
¿Le extraña a alguien que ninguno de los países que estuvieron sometidos a la Unión Soviética y ahora son miembros de la UE, desconfíen –sistemáticamente- de los gobernantes de Francia?
Según nos explica el NYT, el término finlandización hace referencia al tratado de 1948, en plena Guerra Fría, entre Finlandia y la URSS, según el cual “Finlandia, a diferencia de otros países de Europa oriental, no estaría amenazada de una invasión soviética, pero –en contrapartida- se comprometía a no incorporarse a la OTAN y a permitir que el vecino gigante ejerciera una significativa influencia sobre sus políticas internas y exterior”.
Finlandizar Ucrania sería concederle a Rusia su principal demanda actual: que Ucrania no ingrese nunca en la OTAN. Además, las políticas interiores y exteriores de Ucrania habrían de “acomodarse” a los intereses de Moscú.
Para finalizar, el New York Times nos informa que “la finlandización … concedería a Moscú una poderosa influencia sobre los asuntos de Ucrania, concesión que Kiev y la OTAN han rechazado, como inaceptable”.
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También puede leer:
Con la invasión rusa de Ucrania se abre una nueva Guerra Fría en el mundo que Occidente debe ganar. 24 de febrero de 2022.
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